IMITAR A JESÚS ES EL EJEMPLO QUE SALVA
575d Extremo intento de redimir a Judas Iscariote.
Judas contesta con una sonrisa diabólica:
– Será inútil para muchos, no te hagas ilusiones…
Sería mejor que huyas de acá.
Lo mejor que podrías hacer sería huir y vivir lejos de aquí.
Que goces de la vida;
que enseñes tu doctrina que es buena, pero que no te sacrificaras.
Jesús responde:
– ¡Enseñar mi doctrina!
¿Y qué cosa podría enseñar si no hago lo que digo?
¿Qué maestro sería Yo si predicase que se debe obedecer a Dios y Yo no lo hiciera?
¿El Amar a los hombres y luego no los amara?
BLASFEMIA SATÁNICA ¡Quieren atribuirle a Dios sus propios pecados para justificar sus perversiones!
¿Qué se renunciase a la carne, al mundo, a sus honores…
Y luego amara mi carne y los honores del mundo, haciendo todo lo contrario?
¿Escandalizando no solo a los hombres, sino a los ángeles?
Satanás está hablando a través de ti en estos momentos;
como habló en Efraím.
Como tantas veces ha hablado y obrado por tu medio;
para turbarme y para causarme daño.
He comprendido todas estas acciones de Satanás;
realizadas a través de tí y no te he odiado.
No he sentido cansancio de ti, sino solo una pena infinita.
Como una madre atenta al progreso de un mal que llevara a la muerte a su hijo…
Así he observado el progreso del Mal en ti.
Como una madre mira con dolor el avance de la enfermedad de su hijo, así también Yo contigo.
Como un padre al que nada resulta insoportable,
con tal de encontrar las medicinas para su hijo enfermo;
así Yo todo lo he tolerado con tal de salvarte:
He superado repugnancias, corajes, desdenes, amarguras, desconsuelos…
Como un padre y una madre, desolados, desilusionados respecto a todas las fuerzas terrenas…
Se dirigen al Cielo para obtener la vida del hijo;
Así también Yo he llorado…
Así he gemido y gimo, implorando un milagro que te salve.
¡Que te salve!
Te salve del Abismo en cuyo borde te encuentras…
Y que ya cede bajo tus pies.
¡Judas, mírame!
Dentro de poco, mi Sangre será derramada por los pecados de los hombres.
No me quedará ni una gota.
La beberán la tierra, las piedras, los terrones, las hierbas.
Empapará tanto las vestiduras de los que me persiguen, como las mías…
Los palos, la madera, el hierro, las sogas, las espinas de la oxiacanta…
Y la beberán los espíritus que esperan la salud…
La beberán los corazones que esperan ser salvados…
¿Eres tú el único que no quiere beber de Ella?
Sólo por ti, daría toda mi sangre.
Eres mi amigo.
¡Con qué placer se muere por el amigo!
¡Para salvarlo!
Se dice:
‘Muero, pero seguiré viviendo en mi amigo por quien di mi vida.’
Igual que una madre o un padre que continúan viviendo en el hijo.
Como ellos, que siguen viviendo en su prole aún después de haber muerto.
¡Judas por favor, te lo suplico!…
No pido otra cosa en los días que preceden mi muerte.
¡En estas vísperas de mi Sacrificio!
Los jueces, los mismos enemigos conceden al sentenciado a muerte, una última gracia.
Acogen favorables y escuchan su último deseo.
Yo te pido que no te condenes.
No lo pido al Cielo, sino a ti, a tu voluntad…
«La fuerza no viene de la capacidad física. Viene de una voluntad indomable…»
Piensa en tu madre, Judas.
¿Qué le pasará a ella?
¿Qué será tu madre, después?
¿Qué será el nombre de tu familia?
Invoco tu orgullo, que está más vivo que nunca, para que te defiendas contra tu deshonor.
Esto es muy importante para ti.
No te deshonres, Judas.
Piensa…
Pasarán los años y los siglos.
Caerán reinos e imperios.
Languidecerán y se apagarán las estrellas.
Cambiará la configuración de la tierra y tú serás siempre Judas…
Como Caín siempre es Caín, si es que persistes en tu pecado.
Terminarán los siglos.
Quedará sólo el Paraíso y el Infierno.
Para los hombres resucitados y recibidos con alma y cuerpo, para toda la eternidad;
en los lugares donde es justo que estén, tú serás siempre Judas, el maldito…
Como el mayor criminal, el mayor culpable, si no te arrepientes y te enmiendas.
Judas, voy a morir contento porque ha llegado la Hora que millares de años esperaban.
La Hora de reunir a los hombres con su Padre…
Aunque no lo lograré con muchos.
Sin embargo el número de los que se salven;
me consolará de las angustias que padeceré por los que muero inútilmente…
Descenderé a liberar a los espíritus del Limbo.
Los sacaré del Purgatorio por legiones…
Y tú…
A ti no podré llevarte a donde Yo esté…
Judas, Yo voy a morir.
Voy feliz porque ha llegado la hora esperada desde hace milenios…
Te aseguro que será muy horrible, demasiado tremendo…
¡No verte entre los salvados a ti que eres mi apóstol, mi amigo!
¡No me des este dolor tan cruel!…
Quiero salvarte Judas.
¡No me inflijas el inhumano dolor!…
¡Quiero salvarte!…
La Segunda Muerte
¡Salvarte!
Mira.
Descenderemos al río.
Mañana al alba, cuando todavía todos duerman, lo pasaremos, nosotros dos…
Tú irás a Bosra, a Arbela, a Aera, a donde quieras.
Conoces las casas de los discípulos.
Te daré una carta para ellos.
Diré que te sientes mal y necesitas de un lugar tranquilo y de aire puro.
Es la verdad porque estás enfermo…
Y porque el aire de Jerusalén acabaría contigo…
Ellos pensarán que estás enfermo en el cuerpo.
Estarás allí hasta que Yo vaya a traerte…
Yo pensaré en lo que digan tus compañeros…
Pero no vengas a Jerusalén.
