251 EL BÁCULO Y LA MITRA13 min read

251 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

LOS DEBERES DEL OBISPO

Tal es el sino de los líderes.

Tú serás la cabeza de los cristianos de la Jerusalén cristianizada por tu Jesús.

Habrás de saber amar con perfección para poder ser líder santamente.

Te quedarás donde hay que convencer a los que aunque creen en Mí,

se desilusionarán ante el desarrollo de los acontecimientos.

Tú serás el jefe de los creyentes que Jesús haya hecho en Jerusalén.

Y deberás saber amar perfectamente, para ser un jefe santo.

A las armas y anatemas de los judíos no opondrás armas y anatemas, sino tu propio corazón.

No te permitas nunca imitar a los fariseos, considerando a los gentiles estiércol;

porque también para ellos he venido.

En verdad, si hubiera sido sólo para Israel, 

el anonadamiento de Dios tomando una carne susceptible de muerte,

hubiera sido desproporcionado.

Pues, si bien es verdad que mi Amor me habría movido a encarnarme con alegría

por la salvación de una sola alma.

la Justicia, que es también parte de Dios,

impone que el Anonadamiento del Infinito sea por una infinidad:

el Género Humano

Serás dulce con ellos, con esa dulzura que no rechaza,

limitándote a ser inquebrantable sólo en el dogma;

Serás condescendiente para con otras formas materiales de vida,

que no menoscaban el espíritu y son distintas de las nuestras.

Mucho tendrás que combatir con los hermanos por esto;

porque Israel está cargado de prácticas externas e inútiles,

porque no cambian el espíritu.

Tú, por el contrario, preocúpate únicamente del espíritu.

Y así enséñalo a otros.

No pretendas que los gentiles muden de repente sus costumbres. 

tú tampoco cambiarás de golpe las tuyas.

No estés amarrado a tu escollo,

Somos los apóstoles de los Últimos Tiempos..

porque para recoger en el mar los restos de embarcaciones

y llevarlos al arsenal para reconstruirlos;

es necesario navegar, no estar parado.

Y debes ir en busca de estos restos, los hay en la gentilidad y en Israel.

En el confín del mar inmenso, está Dios abriendo los brazos a todos los que ha creado,

sean ricos de origen santo, como los israelitas, o pobres como los paganos.

He dicho: “Amad a vuestro prójimo”.

Prójimo no es sólo el miembro de la familia o el compatriota,

sino también el hombre hiperbóreo cuyo aspecto no conocéis.

Y aquel que en este momento contempla una aurora en regiones desconocidas.

recorre los neveros de las cadenas fabulosas de Asia.

O está bebiendo en un río que abre su lecho entre las selvas ignotas del centro africano.

Aunque te viniera un adorador del Sol.

O uno que tiene por dios al voraz cocodrilo

o uno que se cree la reencarnación del Sabio y que ha sabido intuir la Verdad,

pero que no ha sabido aferrar su Perfección y dársela a sus fieles como Salvación;

O un asqueado ciudadano de Roma.

O de Atenas que te suplicara:

“Dame a conocer a Dios”…

No puedes, no debes decirles:

“Alejaos de mí porque llevaros a Dios sería una profanación”.

Ten presente que éstos no conocen, mientras que Israel sí que conoce.

Pues bien, en verdad muchos en Israel son y serán más idólatras y crueles,

que el más bárbaro de los idólatras del mundo.

Y sacrificarán víctimas humanas no a este ídolo o a aquél, sino a sí mismos, a su orgullo,

ávidos de sangre una vez que se haya encendido en ellos una sed inextinguible que durará

hasta el final de los siglos.

Sólo el beber de nuevo y con Fe, aquello que había provocado la sed atroz, podría calmarla.

Pero entonces será también el fin del mundo, porque el último en decir:

“Creemos que eres Dios y Mesías” será Israel

a pesar de todas las pruebas que de mi Divinidad he dado y daré.

Velarás y cuidarás porque la Fe de los cristianos no sea vana.

Vana sería si fuera sólo una fe de palabras y de prácticas hipócritas.

Lo que da vida es el espíritu.

El espíritu falta en el ejercicio mecánico o farisaico,

que no es otra cosa sino simulacro de fe, no verdadera Fe.

¿De qué le valdría al hombre cantar alabanzas a Dios en la asamblea de los fieles,

si luego cada acto suyo es una imprecación contra Él?

Dios, en efecto, no se hace juguete del fiel,

sino que, dentro de su Paternidad,

conserva siempre las prerrogativas de Dios y Rey.

Vela y cuida porque nadie usurpe un lugar que no le corresponde.

Dios dará la Luz en la medida de vuestros grados.

Dios no os dejará sin la Luz;

a menos que quede apagada en vosotros la Gracia por el pecado.

A muchos les placerá oír que los llaman “maestro”.

Sólo uno es el Maestro: quien te está hablando;

sólo una es Maestra: 

la Iglesia que le perpetúa.

En la Iglesia, serán  maestros aquellos que sean consagrados,

con encargo especial para la enseñanza.

Pero entre los fieles habrá quienes por voluntad de Dios,

y por su propia santidad.

O sea, por su buena voluntad,

serán absorbidos por el remolino de la Sabiduría y hablarán.

Otros habrá -de por sí no sabios,

pero sí dóciles cual instrumentos en manos del artífice-

“¿Y ahora qué quieres que HAGAMOS Abba?

que hablarán en nombre del Artífice,

repitiendo como niños buenos aquello que su Padre les dice que digan,

aun sin comprender toda la amplitud de lo que dicen.

En fin, habrá quienes hablen como si fueran maestros,

con un esplendor que seducirá a los ingenuos,

pero serán soberbios, duros de corazón, celosos, iracundos, embusteros, lujuriosos.

De la misma forma que te digo que recojas las palabras de los sabios en el Señor

y de los sublimes pequeñuelos del Espíritu Santo.

Y que incluso los ayudes a comprender la profundidad de las divinas palabras

-en efecto, si bien ellos son los portadores de la divina Voz,

vosotros, mis apóstoles,

seréis siempre los responsables de la enseñanza en mi Iglesia,

y debéis socorrer a éstos,

sobrenaturalmente cansados de la extasiante y grave riqueza

que Dios ha depositado en ellos para que la transmitan a sus hermanos-,

de la misma forma te digo:

rechaza las palabras falaces de los falsos profetas, cuya vida no responde a mi doctrina.

La bondad de vida, la mansedumbre, la pureza, la caridad y humildad

no faltarán nunca en los sabios y en las pequeñas voces de Dios;

siempre en los otros.

Vela y cuida porque no haya celos ni calumnias en la asamblea de los fieles,

como tampoco resentimientos ni espíritu de venganza.

Vela y cuida porque la carne no pase a dominar sobre el espíritu.

No podría soportar las persecuciones,

aquel cuyo espíritu no fuera soberano de la carne.

Santiago, sé que lo harás,

pero da a tu Hermano la promesa de que no lo defraudarás.

–      ¡Pero, Señor, Señor!

Sólo una cosa me da miedo: no ser capaz.

Señor mío, te ruego que le des a otro este encargo.

–      No.

No puedo…

–     Simón de Jonás te ama, y Tú lo amas…

–     Simón de Jonás no es Santiago de David.

–     ¡Juan!

Juan, el ángel docto… hazlo a él tu siervo aquí.

–      No. No puedo.

Ni Simón ni Juan poseen esa nada que, a pesar de no ser nada, es mucho ante los hombres:

el parentazgo.

Tú eres el pariente mío.

Después de haberme…

Después de haberme negado el debido reconocimiento,

la parte mejor de Israel buscará el perdón de Dios y de sí misma,

tratando de reconocer al Señor que habrán maldecido en la hora de Satanás.

Y les parecerá obtener el perdón…

Y por tanto, fuerza para caminar por mi vía-

si ven en mi lugar a uno de mi misma sangre.

Santiago, en este monte se han producido cosas muy grandes.

Aquí el fuego de Dios consumió no sólo el holocausto, la leña, las piedras,

sino incluso la tierra y hasta el agua que había en el hoyo.

Santiago, ¿Crees que Dios no puede volver a hacer algo semejante,

encendiendo y consumiendo toda la materialidad del hombre-Santiago

para hacer un Santiago-fuego de Dios?

Hemos estado hablando mientras el ocaso ha hecho de fuego incluso nuestras vestiduras.

Así, ¿Cómo crees que fue el fulgor del carro que raptó a Elías?

¿Menos intenso o más intenso?

–       Mucho más refulgente, porque su fuego era celestial.

–       Pues piensa entonces lo que será un corazón que se haya transformado en fuego

por tener en sí a Dios,

Señor, enciende mi corazón en el FUEGO de tu AMOR ARDIENTE y ayúdame a AMAR como Tú Quieres que lo haga…

porque Dios quiere que perpetúe a su Verbo en la predicación de la Nueva de Salvación.

–      Pero, ¿Por qué no continúas Tú, Verbo de Dios, eterno Verbo?

–      Porque soy Verbo y Carne.

Con el Verbo debo instruir, con la Carne redimir.

–      ¡Jesús mío!

¿Cómo vas a redimir?

¿Qué te espera?

–      Santiago, recuerda lo que dijeron los profetas.

–      ¿Pero no hablan alegóricamente?

¿Podrás ser maltratado por los hombres,

Tú que eres el Verbo de Dios?

¿No quieren decir quizás, … que darán tormento a tu divinidad, a tu perfección;

Pero nada más, nada más que eso?

Mi madre se preocupa por mí y por Judas;

yo por ti y María, y…

Por nosotros, que somos muy débiles. Jesús,

Jesús, si el hombre cometiera atropello contigo,

¿No crees que muchos de nosotros te considerarían reo

y se alejarían de ti desilusionados?

–      Estoy seguro de ello.

Serán zarandeados todos los estratos de mis discípulos.

Pero luego tornará la paz.

Es más, se producirá una aglutinación de las partes mejores.

Y sobre ellas, después de mi sacrificio y triunfo, descenderá el Espíritu

fortalecedor y sapiente: el divino Espíritu.

–      Jesús, para que yo no me desvíe ni me escandalice en esa hora tremenda… 

Dime: ¿Qué te van a hacer?

–       Grande es lo que me preguntas.

–       Dímelo, Señor.

–       Saberlo exactamente te significará tormento.

–       No importa.

Por el amor que nos ha unido..

–       No se debe saber.

–       Dímelo.

Y luego borra mi memoria hasta la hora en que haya de cumplirse;

entonces, ponla de nuevo en mi memoria junto con esta hora.

Así no me escandalizaré de nada.

Y no pasaré a la parte de tus adversarios en el fondo de mi corazón.

–      No servirá de nada.

Porque también tú cederás en la tempestad.

–      ¡Dímelo, Señor!

–      Seré Acusado, traicionado, apresado, torturado, crucificado.

–      Noooh! –Santiago aúlla de dolor.

Y se encorva como si lo hubieran herido de muerte.

Y repite:

–      ¡Nooo! 

¡Noo! 

Si te hacen esto a Ti, ¿Qué nos harán a nosotros?

¿Cómo vamos a poder continuar tu obra?

No puedo,

No puedo aceptar el puesto que me asignas…

¡No puedo!… ¡No puedo!

¿Cómo podremos continuar en tu Obra?

No puedo.

¡Tú, Muerto!

¡También yo seré un muerto sin energía alguna, sin fuerzas!

¡Jesús!

¡Jesús! Escúchame.

No me dejes sin Tí.

¡Prométeme esto al menos!

–     Te prometo que vendré a guiarte con mi Espíritu.

Después que la gloriosa resurrección me haya libertado

de las restricciones y las ataduras de la materia.

Yo y tú seremos una sola cosa, como ahora que te tengo estrechado.

De hecho, Santiago se ha recargado llorando sobre el pecho de Jesús.

–     No llores más.

Salgamos de esta hora de éxtasis luminosa y llena de dolor.

Ven, te beso así, para ayudarte a olvidar el horror de mi destino de Hombre.

Jesús lo besa en la frente…

mientras prosigue: 

Como quien sale de las sombras de la muerte y recuerda todo,

La CONVERSIÓN, es la RESURRECCIÓN ESPIRITUAL

excepto el acto-muerte,

minuto de espanto helador que como hecho muerte dura siglos.

Encontrarás el recuerdo a su tiempo.

–      No llores más.

Ten, te beso en la boca, que deberá repetir mis palabras a las gentes de Israel;

en el corazón, que deberá amar como Yo he dicho;

en la sien, donde cesará la vida junto con la última palabra de amorosa fe en Mí.

¡Cómo vendré hermano amado a tu lado, en las asambleas de los fieles!

¡En las horas de meditación, en las horas de peligro y en la hora de la muerte!

Nadie, ni siquiera tu ángel, recogerá tu espíritu;

seré Yo, con un beso, así…

Jesús lo besa en la frente y Santiago parece como si perdiera el sentido,

al recibir el beso de Dios que le quita todo el peso de su sufrimiento.

Permanecen largo tiempo abrazados.

Y Santiago parece casi como adormilarse en la alegría de los besos de Dios,

que le hacen olvidar su sufrimiento.

Cuando levanta la cabeza,

es de nuevo el Santiago de Alfeo, sereno y bueno,

tan parecido a José, esposo de María.

Sonríe a Jesús: es una sonrisa más madura, un poco triste,

pero tan dulce como siempre.

Jesús invita

–       Vamos a comer, Santiago. 

Luego dormiremos bajo las estrellas

Con las primeras luces bajaremos al valle…

Volveremos donde los hombres…

Jesús suspira…

Pero termina, con una sonrisa:

–      … Y con María.

–      ¿Qué voy a decirle a mi madre, Jesús?

¿Y a los compañeros?

Me harán preguntas…

–       Podrás referirles todo lo que te he dicho:

Lo que te he hecho considerar sobre las respuestas de Elías a Ajab, al pueblo en el monte.

Y sobre el poder de que goza una persona a la que Dios ama, en cuanto a conseguir de pueblos

y elementos enteros lo que se quiere;

sobre su celo, que lo devora, por el Señor

Y cómo he ofrecido a tu consideración que con la paz se entiende a Dios y en la paz se le sirve.

Les dirás que, de la misma forma que Yo os he llamado,

vosotros -como Elías con su manto respecto a Eliseo-

con el manto de la caridad podréis conquistar a nuevos siervos de Dios para el Señor.

Y a los que siempre tienen preocupaciones,

refiéreles cómo te he hecho notar

la alegre libertad que muestra Eliseo respecto a las cosas del pasado,

liberándose de bueyes y arado.

Diles cómo te he recordado que a quien quiere milagros mediante Belcebú le viene el mal,

no el bien, como le sucedió a Ocozías, según la palabra de Elías.

Diles, finalmente, cómo te he prometido que el que permanezca fiel hasta la muerte,

Pentecostés: el Bautismo de Fuego, con el Poder del Espíritu Santo

recibirá el fuego purificador del Amor para consumir las imperfecciones

y llevarlo directamente al Cielo.

Lo demás es sólo para ti.

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