Archivos diarios: 19/11/19

M4 EL PECADO Y… 1

Estamos repitiendo la enseñanza de este testimonio, para que entendamos claramente lo que nos espera en el Tercer Nivel del Purgatorio, si NO NOS CONVERTIMOS antes de la llegada del Aviso.

Y también comprendamos ¿POR QUÉ EN EL NIVEL MÁS BAJO DEL PURGATORIO NO LLEGAN LAS ORACIONES?

Y REFLEXIONEMOS lo que verdaderamente ESTÁ SUCEDIENDO EN ESTE LUGAR ESPECÍFICO DEL PURGATORIO.  

Y sobre todo, ¡¡¡Cuán equivocados están algunos exorcistas, respecto a las posesiones diabólicas!!! 

Y amadísimos hermanitos, ¡¡¡ANTES DE QUE LES ACONTEZCA UN ATAQUE DE PÁNICO, POR LO QUE ABBA VA A REVELARNOS EN LOS PRÓXIMOS POST!!!

Recordemos que Su Amor Infinito nos está protegiendo y fortaleciendo interiormente y mantengámos la calma, sobre todo cuando vayamos a recibir los sacramentos de la Confesión y la Comunión…

Para comprender plenamente lo IMPORTANTÍSIMO QUE ES LA CONVERSIÓN y para ayudarnos a reflexionar seriamente en el tremendo peligro que significa la TIBIEZA y el modernísimo CRISTIANISMO LIGTH…

Voy a compartirles dos testimonios que espero que al menos los pongan a pensar en la manera cómo están viviendo su religiosidad cristiana y apliquen las reformas necesarias, si quieren hacer más perfecta su unión con Dios.

Por la IGNORANCIA ESPIRITUAL, de la que adolecemos la inmensa mayoría de las personas; no comprendemos plenamente la inmensa TRAGEDIA que significa el Pecado.

Para darnos una idea, basta meditar con verdadera contemplación los Misterios Dolorosos del Rosario y horrorizarnos con el Infinito Sufrimiento de nuestro Redentor.

En 1980, yo tenía 28 años; un día de otoño hubo un congreso carismático y el padre Emiliano Tardiff era uno de los conferencistas, Dios en su Infinita Bondad tocó mi corazón y me convertí.

Después de mi conversión en la plaza de toros, el Señor me llevó a un curso de Evangelización de un mes; éramos 356 catecúmenos y desde el momento en que llegamos el sacerdote que nos recibió, nos advirtió que no podíamos faltar a ninguna plática; porque el que lo hiciera no recibiría la imposición de manos.

Había un pastorcito para cada dos bancas y todas nuestras dudas nos las aclaraban ellos.

Fue un adoctrinamiento completo desde el conocimiento más primario de la Doctrina Cristiana.

En la banca que estaba adelante de mí, había un joven como de unos 23 años que luego se casó con la joven que lo acompañaba y que se llamaba David.

Durante la  segunda semana, un viernes y un sábado; David ya no fue al seminario y luego volví a verlo el lunes siguiente, con un parche negro en uno de sus ojos azules, que le hacía lucir como si fuera un pirata;

él explicó que el sacerdote le había dado permiso para faltar, por razones médicas.

Conforme avanzábamos en el conocimiento de nuestra religión, iban creciendo mis expectativas con respecto al Dios Maravilloso que estaba descubriendo y me iba enamorando más de Él.

Hasta que llegó el día más esperado de mi vida.

Finalizamos el retiro y en la misa de consagración en la que el obispo, además de los sacerdotes que nos habían evangelizado, nos impusieron las manos en la cabeza y recibimos el Bautismo en el Espíritu Santo.

Yo miraba fascinada el despliegue asombroso de los dones bellísimos del Espíritu Santo, en un maravilloso Pentecostés, que se volvía a realizar en aquella tarde de finales de Enero.

Veía a mi alrededor, como unos hablaban y cantaban en lenguas; otros profetizaban o describían visiones celestiales; otros más, interpretaban lo que se hablaba en lenguas…

Y muchos lloraban de felicidad por la Presencia Tangible de Dios, en aquella fiesta celestial.

Todos alababan y bendecían y el obispo se mostraba muy satisfecho.

Cuando llegó mi turno, primero el sacerdote y después el obispo, pusieron sus manos en mi cabeza y oraron por mí…

Y yo… NADA.

No tuve ninguna manifestación extraordinaria de absolutamente nada. En mi interior, yo me sentía muy decepcionada.

Lentamente regresé a mi lugar, me senté y sin poder evitarlo comencé a llorar en silencio.

Aunque trataba de pasar inadvertida y que nadie se diera cuenta de lo que me sucedía, no pude refrenar las lágrimas que brotaban de mis ojos y que casi me ahogaban.

Aunque con mi pequeño manto de encaje casi cubrí todo mi rostro, mi pastorcita me había seguido; se sentó junto a mí, me abrazó y me preguntó qué sucedía…

Me sentí como una niña que hubiera sido invitada a una gran fiesta infantil, todos disfrutaron de un banquete maravilloso y recibieron muchos regalos. Menos yo.

Con voz entrecortada por el llanto le contesté:

–       Teresita, Jesús no me quiere. A mí no me regaló nada.

Ella sonrió y dijo:

–          No digas eso. A ti te dio regalos más preciosos que los que son aparatosos.

–          Pero yo esperaba verlo o cuando menos oírlo.

–          Muchos que reciben esos carismas, pronto se olvidan de ÉL o son incapaces de seguirlo por el Camino de la Cruz.

–          No. A mí no me dieron nada. Creo que soy la única de todo el grupo que tiene las manos vacías. ¡Mira a todos los demás!

Mi pastorcita tenía visión y profecía, además de muchos otros dones y me dijo:

–          Tienes el don de la Fe.

Yo seguía desilusionada y nada me consolaba.

Y contesté con mi franqueza de siempre:

–          ¿Eso para qué me sirve? ¿Acaso no todos la tenemos? Por eso venimos aquí.

–          La que Dios te acaba de dar, la vas a necesitar mucho en tu ministerio. Los dones que recibiste no pueden verse; pero son los más importantes de todos.

También te darán muchos otros carismas con los cuales vas a servir poderosamente al Señor. Ahorita no puedes comprenderlo. Pero algún día lo harás…

Ven vamos a orar al Sagrario, para dar Gracias.

No muy convencida la acompañé y oramos.

En ese momento no tenía la más remota idea de que cada uno de esos maravillosos ‘dones’, eran los ‘Talentos’ de la parábola y que teníamos una gran responsabilidad sobre cada uno de ellos.

EL MILAGRO DE DAVID

Álvaro Ramírez dijo en una ocasión:

“La FEG ha dado para todo”. Cierto. En 64 años de vida ha servido para hacer grilla estudiantil, tener diputados y pistoleros, defender al sistema político mexicano, protestar contra Vietnam, reivindicar el nacionalismo, pero también el socialismo científico, solicitar precios bajos en los boletos del pasaje urbano,

secuestrar y reprimir, hacer negocios chuecos, pelearse a muerte entre los mismos compañeros y tener dos víboras con dos cabezas: una dentro de la UdeG (Universidad de Guadalajara) y otra fuera.

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA

Y fue entonces cuando la FEG, (Federación de Estudiantes de Guadalajara) empezó una guerra sucia contra la naciente y opositora FER, (Federación de Estudiantes Revolucionarios) que convirtió nuestra bella ciudad, en un campo de batalla donde estallaban balaceras, un día sí y el otro también, en los lugares más inesperados.

En una de esas balaceras, David fué herido por una esquirla en la cabeza y tuvo que ser operado. Dios lo sanó de una manera milagrosa, de otra bala que quedó alojada muy cerca del corazón y constituyó una emocionante experiencia, que no estaba planeada y a la que llamamos «La bala fugitiva».

Después de este breve preámbulo, volvamos al día cuando lloré porque según yo, había salido con las manos vacías de dones celestiales.

Al terminar la ceremonia y la santa Misa de Acción de Gracias, tuvieron lugar los testimonios.

Y el párroco de la Iglesia, tomó el micrófono y dijo:

–          ¿Recuerdan cuando les dije que el que faltara a una plática, ya no iba a recibir la imposición de manos? Bueno, pues un día se me acercó un joven que me dijo: Padre, pasado mañana me operan del cerebro y yo quiero pedirle permiso de faltar el Viernes y el Sábado. El Lunes me presentaré de nuevo, si Ud. Me lo permite.’

Yo pensé, «este cuate está loco, ¿Cómo va a venir después de dos días de haber sido operado del cerebro?» Para no hacer polémica, lo autoricé.

¡Y grande fue mi sorpresa cuando lo ví el lunes con su parche en el ojo, muy dispuesto a seguir con la evangelización! Ahora se queda con ustedes David…N, para contarles como le fue.

Entonces al costado del altar, donde se leen las lecturas; subió mi compañerito de la banca de adelante y muy sonriente con su parche de pirata, empezó así:

–          Hermanos, primero déjenme contarles la historia de mi conversión. –y las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas- Desde hace varios años, mi mamá era muy devota del Espíritu Santo. En la casa tenía un grupo de Oración de carismáticos y cada semana se reunían para orar.

Le encantaba la música y tocaba varios instrumentos; cuando tocaba el piano, ella compuso un canto que se escucha en todas las misas y dice: ‘Entre tus manos, está mi vida Señor…’ ¿Lo conocen? Bueno, pues mi santa madre lo compuso.

Soy integrante de la FEG y voy a hablarles con mi léxico antiguo.

Mi mamá estaba con todos sus beatos, cucarachas de iglesia embelesados con sus cantos religiosos que me molestaban tanto y luego llegaba yo quemando llanta…

Y entraba a la casa como una tromba, diciendo Abran paso, bola de…!”#$%&/ No me estorben.’ Seguido por mis amigos, que eran igual que yo.

Mi mamá se ponía de todos colores, pero no me decía nada; sólo se le llenaban sus ojos de lágrimas.

Se apartaban todos asustados aunque ya me conocían y nadie hablaba una palabra.

Yo entraba hasta la habitación donde teníamos las armas y salía con mis compinches armados hasta los dientes, a hacer lo que teníamos que hacer.

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Imagínense el contraste, después que yo me iba ellos seguían orando y mi madre nunca se cansó de repetirme con dulzura: ‘Hijo, recapacita. Está en juego tu salvación. Mira…’

Aunque trataba de no faltarle al respeto, ¡Cómo me fastidiaba su insistencia! Lograba zafarme como podía y siempre que quería hablarme de Dios, yo salía huyendo.

Pero un día se enfermó y se puso muy grave. Cuando estaba agonizando, yo me incliné sobre su lecho y ¡Cómo me arrepentí de todo lo que yo le había hecho!

Pero para mi desgracia o mi bendición en este caso, era más terca que yo.

Y me tiró de pechito:

–          David, de esto ya no me voy a levantar. El Señor me está esperando. Si me amas, quiero que me jures delante de Dios, que vas a ir al Congreso de Septiembre en la plaza de toros.

Mira este es tu boleto. Ya te lo compré. ¡Júramelo niño mío, júramelo! Es lo único que me detiene para ya descansar en paz. David, ¿Me lo juras?…

Hermanos, díganme ¿Cómo se le niega algo a una madre, en un momento así? Aunque yo no tenía ni la más remota intención de cumplirlo, se lo juré. Y ella partió para siempre.

Cuando llegó la fatídica fecha, yo estaba renuente y le daba vueltas al boleto con ganas de tirarlo a la basura.

Pero algo muy fuerte me detenía y finalmente me decidí: “Voy a ir. Entro a la plaza y me salgo como bala. Yo creo que con eso ya cumplí… Y me voy a olvidar de todas estas chingaderas…”

Y como lo pensé lo hice. Llegué, entregué el boleto, entré a la plaza y estaba llena hasta el tope. Oí los cantos y me senté más o menos a la mitad del graderío.

Y cuando oí los cantos, me acordé de mi mamá y de todas las cosas que ella me decía y que yo no quería oír.

Y dije: ‘Bueno. Me quedo un poquito más.’ Me quedé mirando la arena y las graderías… ¡Caray! Está más lleno que cuando hay corridas…’

Entonces cuando menos lo esperaba, la gente había desaparecido, como si una nube la hubiera cubierto…

Y pensé: ¡Diablos! Ya estoy imaginando cosas. Estos chiflados ya me contagiaron de sus delirios’

Pero en ese mismo instante, ví a una persona delante de mí. Y cómo yo estaba sentado y agachado; sólo le veía los pies y la parte baja de una túnica blanquísima.

Observé y ví que a pesar de que traía unas sencillas sandalias, se podía mirar los agujeros de dos llagas rojas y brillantes, como si las acabaran de abrir.

Empecé a levantar la mirada muy despacio y solamente llegué hasta la cintura, porque ya no pude seguir…

Mi cabeza me estallaba…

¡No puede ser que yo esté mirando a…! ¡OH NO! ¡Esto no es posible! ¡Porque yo…! ¡Porque yo soy…! ¡Yo soy…! ¡Oh, No! ¡Yo soy…!

Y una Voz hermosísima y llena de dulzura completó lo que yo tenía atorado en la garganta…

Mientras me extendía dos manos varoniles que también tenían dos llagas impresionantes…

Y en los dedos fulguraban dos argollas matrimoniales de fino oro.

A estas alturas, la voz de David era un ronco sollozo entrecortado que sin vergüenza alguna, continuó mientras seguía llorando:

Era Jesús de Nazareth.

Y me dijo firmemente y con ternura:

–      ERES UN ASESINO. Lo sé. Pero también eres mi hijo y aún así, TE AMO. Y TODOS TUS PECADOS YA LOS PAGUÉ EN LA CRUZ. Estoy aquí, ante ti; por las oraciones y los sufrimientos de tu madre.

Yo no fui capaz de levantar el rostro y nunca le miré la cara. Sentía una vergüenza que me es imposible describírselas.

Entonces Él, extendió la mano derecha hacia mí y me ofreció la argolla que pareció más deslumbrante todavía, mientras me decía:

–     Si tú me aceptas esta Alianza, se hará efectiva la Redención que pagué por ti. Y vendrás a mi Reino donde ya se encuentra tu madre Conmigo.

Lo único que pude hacer fue extender mi mano izquierda, mientras Jesús me deslizaba la alianza en mi dedo anular y luego Él se ponía la otra en su dedo anular.

Se despidió diciéndome:

–     ‘Ve al sacerdote y confiésate. Y esta Alianza es un Pacto de Amor entre tú y Yo’.

Cuando desapareció, ya no pude controlar mis lágrimas.

A pesar de que todos los sacerdotes que estaban confesando afuera y alrededor de la plaza de toros, tenían unas colas enormes para oír confesiones, no sé como encontré uno que se estaba desocupando y duré confesándome ¡Cuatro horas!

DESTINOS ENTRELAZADOS

Destinos-Cruzados

En nuestra Misa de Consagración, habíamos renunciado a todo: al Pecado y a sus consecuencias.

Renovamos las promesas de nuestro Bautismo y ofrecimos nuestra vida a Dios, para que fuese Cristocéntrica.

Nos consagramos al Inmaculado Corazón de María y al Sacratísimo Corazón de Jesús.

Y salimos del retiro decididos a vivir el Evangelio, con Dios como nuestra máxima prioridad.

Sin que yo me diera cuenta, Jesús había tomado el control de mi vida y empecé un sendero espiritual tan extraordinario como incomprensible…

Pero los caminos de Dios, no son nuestros caminos.

Pasaron seis meses y quedé integrada en una comunidad de oración carismática, que tenía una familia que estaba totalmente entregada al servicio de Dios.

Todos los días había servicios.

Los más jóvenes evangelizaban y dirigían a los grupos de niños o menores de 17 años.

El matrimonio mayor dirigía a los adultos y la señora pastoreaba a las señoras y el padre a los varones.

La Eucaristía era diaria y nos esforzábamos por mantenernos en gracia.

Los martes, nos reuníamos todos. Después de rezar el Rosario hacíamos Oración Comunitaria y de Alabanza. Leíamos la Biblia y aprendíamos a conocer y a amar a Nuestro Señor Único y Trino.

Todo esto no tiene nada de extraordinario para cualquiera recién convertido o para aquel que se mantiene practicando verdaderamente la Fe Católica.

Yo me sentía muy feliz.

Mi vida había cambiado completamente y Jesús se convirtió en el centro de ella, desde aquella tarde en la plaza de toros.

Estaba enamorándome de un Dios Vivo que me estaba revelando cosas maravillosas y le daba sentido a todo lo que me sucedía.

Por primera vez en mucho tiempo, volví a tener muchas ilusiones y agradecimiento por todos los dones que había recibido en mi vida:

mis niños, mi matrimonio tan desdichado; pero que era el bastión de mi familia. Mi trabajo que era gratificante en muchos sentidos, además era joven y estaba saludable.

Conocí a Jesús y nada se comparaba con eso.

Todas mis desgracias habían quedado atrás… Y por primera vez sentía que la pasión de estar enamorada verdaderamente, me embriagaba completamente…

enamorada de Dios

Y lo más maravilloso: ¡Podía amarlo sin cometer adulterio! Porque Amar a Dios, es una experiencia sublime.

De esta forma transcurrió el tiempo y un martes que estábamos rezando el Rosario en la sala donde eran las reuniones, la dueña de la casa se acercó y me dijo que fuera con ella a la cocina.

A todos los demás les dijo que siguieran rezando el Rosario con más fervor y cantaran muchas alabanzas a la Virgen María.

Y que no pararan de orar hasta que ella les dijera. Que si era necesario, repitieran el Rosario hasta completar los Quince Misterios.

Yo la miré sorprendida; pero no comprendí la urgencia, hasta que en la cocina ella me dijo:

–          Esto es muy inusual; pero Jesús le ordenó a Alfonso… que te integres al grupo que está orando con ellos. Uno de los muchachos va a venir por ti. Yo voy a regresar a seguir invocando y alabando a nuestra Madrecita.

–          Está bien. – contesté sin comprender nada.

Me quedé mirando el jardín que se podía contemplar desde la ventana. Y esperé…

CÓMO APRENDÍ LO QUE VERDADERAMENTE ES EL PECADO 

Esa misma tarde al llegar, había visto que por la puerta del jardín trasero habían introducido a alguien que al parecer estaba enfermo y que era sostenido por dos de los hijos de Alfonso.

Pero para mí no fue algo extraño; porque sabía que en el grupo también se hacían oraciones de sanación.

Lo que no sabía, es que las enfermedades y el pecado tienen una relación tan estrecha; que el ministerio de Sanación y el de Liberación, no pueden ser separados.

Tampoco sabía en qué consiste exactamente una Oración de Liberación…

Pero estaba a punto de descubrirlo a la manera de Jesús de Nazareth.

¿¡Cómo!?… Eso de los hechizos y embrujamientos eran sólo para los ignorantes y descerebrados que creían en eso. Yo me consideraba una mujer inteligente y racional.

Pero una vez más, en mi vida; mi mundo y mi mentalidad estaban a punto de cambiar

Era una casa muy grande de dos plantas y muchas recámaras.

En la más alejada de la planta baja y que estaba separada del resto de la casa por un enorme jardín, se habían reunido Alfonso y sus cuatro hijos mayores, además de otros cuatro varones que luego supe que eran familiares y amigos del grupo de oración.

El más jovencito del grupo vino por mí y me dijo:

–          Rosita no te preocupes. Veas lo que veas y oigas lo que oigas, no te asustes. Sólo obedece las indicaciones de mi papá.

Este extraño preámbulo, no me preparó para lo que encontré al cruzar el umbral de aquella habitación…

Mientras tanto ese mismo martes, para David las cosas también estaban a punto de cambiar.

Ese mediodía; el hijo mayor de Alfonso, había ido a una diligencia a Casa Cornelio, el centro medular de la Renovación Carismática y que se encuentra a un costado del Colegio Anáhuac en la colonia Chapalita, acompañado de tres de los jóvenes del grupo de oración.

Cuando terminaron, venían de regreso por la av. López Mateos y cuando iban a llegar al semáforo que está justo en la esquina del Templo de la Santa Cruz…

Jesús le dijo al que venía manejando:

–     ‘Cuando cruces esa calle, oríllate y estaciónate allí.’

Acostumbrados a obedecer en el grupo de Oración, nadie hizo preguntas y quedaron justo, junto al templo.

No habían pasado ni cinco minutos, cuando con el cambio de señales y los automóviles que venían por la calle Manuel Acuña dieron vuelta.

En un Grand Marquiz último modelo, venía manejándolo David y se topó cara a cara con los jóvenes. Inexplicablemente, también se orilló y se detuvo a saludarlos.

Entonces Jesús tomó al hijo de Alfonso y le dijo en primera persona a David:

–           Dale tu portafolio a tu compañero y regresa aquí Conmigo.

Sin replicar, David obedeció de inmediato.

Dirigiéndose al hombre joven que estaba sentado en el asiento del copiloto, le entregó el maletín y se despidió arrojándole también las llaves del lujoso automóvil, mientras le decía:

–          Termina tú el trabajo. Esto se acabó para mí. Diles que ya no cuenten conmigo.

Regresó y los muchachos ya le habían hecho un lugar enmedio, en el asiento trasero.

Y en cuanto David entró al auto, se desmayó.

Cuando llegaron a la casa y que fue cuando yo los vi entrar, a los pocos minutos empezamos el rezo del Santo Rosario como lo hacíamos siempre.

Mientras tanto en el ring de los combates celestiales, (La habitación que les estaba describiendo anteriormente) empezó la lucha para liberarlo.

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Se manifestaron todos los espíritus que no se los voy a enumerar, porque tendría que decirles los pecados de David y eso no me está permitido.

Solo les voy a decir los principales y que armaron un circo fenomenal: Homicidio, Odio, Venganza, Destrucción, Violencia, etc, etc, etc.

Cuando el combate estaba en su punto álgido, se manifestó la Tríada Infernal: Lucifer, Satanás y Belzebú.

En el grupo, esto nunca había sucedido, que se presentara la élite corporativa suprema del Infierno.

Y de momento, todos quedaron sorprendidos.

Lucifer dijo triunfante:

–          Ya paren esta farsa. Este perro inmundo es mío y no me lo podrán quitar, porque primero los mato a todos. He venido por él y no me iré sin él. Ha sido mío desde siempre y nadie me lo puede quitar. NADIE.

Tengo demasiadas pruebas de su adhesión a mí y hay muchas almas, por las vidas truncadas por él en mi reino, que me permiten poseerlo y reclamarlo. Díganle a ESE, (Jesucristo) que esta vez no me ganará.

Como todos tenían visión y profecía, yo no sé cómo lo verían; porque el Rey del Averno suele ser verdaderamente Pavoroso.

Por un momento todos se quedaron congelados, mientras después de toda la refriega, David estaba suspendido horizontalmente, como a dos metros sobre el piso.

Entonces Jesús le dijo a Alfonso:

–     ‘Entre las jóvenes mujeres que están rezando el Rosario, está mi hija Rosa María. Llámala, ella hará que se vayan

Rosa María, (o sea yo) estaba del todo ignorante de todas éstas espeluznantes experiencias y sólo había desempacado unos cuantos carismas que le regalara Jesús:

Entre ellos el Amor, la Oración, el Don de Ciencia Infusa y por supuesto, la FE.

Cuando fui advertida de que viera lo que viera y oyera lo que oyera, no me asustara; lejos estaba de imaginar lo que iba a ocurrir, al cruzar aquella puerta…

Literalmente me quedé paralizada y con la boca abierta por el asombro más absoluto.

¡No podía creer lo que estaba mirando!

Como si lo que sucedía fuera lo más ordinario del mundo y como si alguien hubiera tocado el botón de pause, detuvieron un segundo sus movimientos…

Y todos me miraron con una cálida sonrisa de bienvenida.

Alfonso me miró con sus ojos dulces y bonachones y me dijo:

–          Bienvenida Rosita. Jesús quiere que dirijas esto. Anda…

Sin que pudiera salir un sonido de mi garganta, pensé: ¡¡¡QUÉ!!!…   ¿Qué yo dirija qué cosa…?’

Y mis ojos miraban estupefactos a un hombre levitando horizontalmente casi dos metros en el aire, mientras otros dos hombres colocaban gruesos almohadones sobre el piso y otros cuatro trataban de  sujetarlo por las extremidades.

El jovencito que me había conducido, traía un recipiente con Agua Bendita y estaba listo para aspergiarla.

Alfonso sostenía la Biblia abierta y me volvió a invitar:

–          Expúlsalo. Ordénale que se vaya y que deje libre a este hijo de Dios.

El hombre que levitaba tenía vuelta la cabeza hacia la pared y convulsionaba en el aire.

Cuando logré comprender lo que se me estaba pidiendo, sentí como si mis piernas se hubiesen vuelto de gelatina.

Pero traté de obedecer.

Y con un hilo de voz tembloroso por el susto, logré articular:

–          En el Nombre de Jesús te ordeno que salgas de este hombre que no te pertenece.

Exactamente igual que en la película del Exorcista, aquel rostro humano dio un giro sobrenatural y me gritó con una voz cavernosa y aterradora:

–          ¡¡¡¿Quién eres tú, miserable perra humana para ordenarme a mí; si yo SOY un Ángel?!!!

A estas alturas, mis piernas se habían vuelto de chicle y no me derrumbé, porque creo que Dios me sostuvo.

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Aquella cara contorsionada por un odio sobrenatural, no me impidió reconocer al hermoso David, mi compañero de evangelización.

Y su voz grave y armoniosa, definitivamente no era la suya.

Ahora estaba cargada por una Fuerza misteriosa y escalofriante, que fue como una bofetada en pleno rostro.

Me volví a mirar con desamparo a Alfonso y le pregunté angustiada:

–      ‘¿Qué le contesto?’

Alfonso era un gran profeta y Jesús lo tomó contestándome en primera Persona:

–       ‘Dile que eres hija de Dios redimida con mi Sangre. Y por MI AUTORIDAD, TE TIENE QUE OBEDECER.’

(En este momento fue cuando desenvolví el carisma del Discernimiento)

mis ovejas conocen mi Voz

Era la primera vez que veía el don de profecía en esta modalidad, pero reconocí de inmediato que Era Mi Señor el que me estaba hablando.

También comprendí que Dios no estaba jugando y que el momento era muy grave.

Eran demasiadas emociones para contabilizarlas todas.

Me limité a obedecer y logré decir con una voz un poco más segura, las palabras que me habían sido dictadas.

En respuesta, la contorsión aumentó.

En un segundo, seis hombres luchaban para contener a uno solo.

Sólo el más jovencito oraba en lenguas, aspergiando el agua bendita; recibiendo en respuesta con una rabia infinita:

–       ‘Detente maldito. ¡Me estás quemando!’

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Y Alfonso leía serenamente y con fuerza, el capítulo 14 del profeta Isaías.

Entonces comprendí que los almohadones eran para que David no se lastimara y ellos NO estaban luchando contra él…

Intentaban protegerlo de sí mismo, pues Lucifer estaba decidido a matarlo.

Recordando al dulce joven que había dado testimonio en la parroquia salesiana, me sentí invadida por una fuerza guerrera y le grité:

–          ¡¡¡BASTA!!! ¡En el Nombre de Jesús Y CON LA AUTORIDAD DE SU SANGRE PRECIOSA, TE ORDENO que salgas inmediatamente de él!

¡¡¡LARGO DE AQUÍ!!! Él pertenece a Jesús y tú no tienes nada con nosotros.

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Esto yo no lo hice sola, porque no lo sabía.

Creo que el Espíritu Santo, me estaba graduando como exorcista de diablos.

 Y las palabras y la fuerza con las que salieron, me sorprendieron a mí misma.

Lucifer me miró con unos ojos centelleantes de una rabia que no olvidaré jamás…

18984723_jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxxY me gritó:

–          ¡Eso crees! Me voy. Pero volveremos a encontrarnos y me las pagarás… –  recitó una serie de amenazas y blasfemias, cada una más pavorosa que la anterior.

Y envolviéndonos en una nube sulfurosa, salió haciendo restallar un trueno tan fuerte; que fue como si un rayo hubiese caído en la habitación.

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David se desplomó.

Y hubiese sufrido un severo golpe, si no hubiera sido por los ocho hombres que lo recibieron en el aire como si hubiese sido un balón de futbol americano lanzado desde lejos…

Y la colchoneta en la que lo depositaron con suavidad.

El insólito episodio terminó cuando David dando un gran suspiro, abrió sus grandes ojos claros y preguntó:

–          ¿Qué pasó? Después que me detuve a hablar con ustedes en el semáforo de la av. López Mateos ya no sé qué sucedió…

Había vuelto a ser, el joven risueño que yo conocía.

Hicimos una oración de Acción de Gracias…

Y después del intercambio de impresiones sobre lo que había sido una experiencia sobrecogedora,

David nos dijo:

–          Esto que les voy a platicar, es altamente confidencial. Después de la Evangelización, he estado luchando mucho para romper con todo mi pasado y no puedo. Me han cercado por todos lados… 

Y de la mafia gangsteril de la FEG me dijeron, que solo se sale con los pies por delante. El que entra, se queda para siempre.

Aunque estuve evitándolo mucho tiempo, ya no pude… Estuve orando muy angustiado.

Y esta mañana tuve una entrevista con un alto dirigente del Gobierno Federal y me dieron una encomienda, respecto a un próximo candidato a… Ya traía la paga, las armas y el Plan… (¿?) Se quedó asombrado, porque son varios millones de dólares lo que le entregué.

Sólo era cuestión de ejecutarlo. Le había estado orando al Señor que NO QUERÍA HACERLO, ¿Pero cómo podía evitarlo?  Me doblego o me matan.

Y también van a matar a mi esposa…

Por eso cuando los vi y vi a Jesús que era ÉL dándome la instrucción, agarré el valor y ya vieron lo que sucedió…

El epílogo de esta historia, es que David fue a la Cd. de México a hablar con su jefe: ‘El Pelacuas’.

Jesús le había dicho que confiara en Él y que hiciera las cosas correctamente.

Cuando se entrevistó con el Pelacuas, le platicó todo: su conversión, la bala fugitiva, la liberación. Y que lo único que deseaba, era poder seguir las Huellas de Jesús y que ya no lo molestaran.

El Pelacuas, (Pueden buscarlo así en la red y verán su tremenda historia) Le contestó que nadie había salido de la organización, más que con los pies por delante y en un ataúd; pero que estaba bien.

Que le admiraba el coraje para enfrentarlo y salirle con semejante embajada.

Los de la FEG eran los que habían pagado los gastos médicos carísimos, en el Hospital Santa María Chapalita y él estaba enterado de todos los detalles.

Pero verlo frente a él y tener los pantalones PARA DEFENDER LO QUE CREÍA, eran otra cosa. Que tan solo por eso, había ganado su respeto… Y daría órdenes, para que nadie se metiera con él.

Pero si se enteraba que andaba de ‘bocón’…  ya sabía lo que le esperaba a los traidores.

Sé que el ‘Pelacuas’ ya murió. Lo asesinaron en la Cd. De México.

ISLAS MARÍAS

ISLAS MARÍAS

Las últimas noticias que tuve de David, son que él y su esposa habían tenido una niña. Que él andaba evangelizando en las cárceles y que había pasado una temporada en las Islas Marías, donde seguía siendo un apóstol poderoso entre los presos.

Pero volviendo al día de la Liberación de David…

Después de una oración de alabanza y acción de Gracias por el favor recibido, todos nos reintegramos a nuestras ocupaciones diarias.

Y a partir de aquel día, quedé integrada al Ministerio de Liberación que ministraba en aquella bendita casa los viernes…

Y donde fui testigo de muchos milagros maravillosos del Amor de Jesús.