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47.- LA FE VERDADERA Y SOBRENATURAL II

Dios reconoce a sus siervos en aquellos que creen en Él y obedecen su Voluntad. Los herederos le fueron prometidos a Abraham por su Fe. Y la herencia nos será dada por nuestra Fe. Tener la Ley y no cumplirla porque no se tiene Fe, ocasiona la pérdida del Reino Celestial.

¿Y cómo cumplir la Ley, si no se cree en las verdades reveladas por Dios? Cuando Premio y Castigo. Eternidad, Infierno, Paraíso, Resurrección de la Carne y Juicio Divino, son despreciados como cuentos.

Cuándo la duda sobre la existencia de Dios hace olvidar la Ley ¿De qué ayuda sirve conocer el Códice de la Vida? ¿Cuál escudo contra los fomes y las tentaciones queda, si no teniendo la Fe, ya nadie se cuida por vivir la Doctrina? La Fe de Abraham, fue la Fe Perfecta.

El que tiene Fe no puede perecer. El que tiene Fe, tiene en sí el medio que le impide ofender irreparablemente al Padre. El que tiene Fe, cree en Jesús como Dios y le cree a Jesús, obedeciendo su Palabra. El que tiene Fe cree en el Amor que ama y cree que tiene a Dios en sí. El que tiene a Dios, está vivo espiritualmente y no puede conocer la Muerte Eterna. El que tiene Fe, conquista el Reino de Dios para su interior en la jornada terrena. Y Dios es su Rey, su amigo, su Maestro, su Tesoro, Luz, Camino, Verdad, Vida. Y en la otra Vida, eterna y beatífica posesión.

Quien cree, invoca al señor y se salva. Aprende a amar y a vivir en Dios, sirviéndole a la manera de que Él desea ser servido. Y Él premia y espera a los que de modos diversos y con variedad de misiones, habiendo recibido de Él, los dones necesarios para realizarlas, las llevan a cabo con amor y con alegría.

¿CÓMO SE VIVE LA FE?

Las almas que están alejadas de Dios, están heridas, lloran, sufren y arrastran fardos muy pesados; porque la tiranía de Satanás es muy feroz y muy cruel. Y la Fe es como un bálsamo que medica a los intoxicados por el dolor. Como pan que cae en un barril de miel que lo penetra de su dulzura, es el alma que cree firmemente en Él, aunque esté rodeada por el sufrimiento que entraña la lucha que debe sostener en su vida terrena.

NO BASTA CON CREER EN LA EXISTENCIA DE DIOS. “Los demonios también creen y sin embargo tiemblan.”

 Hay que amar y obedecer su Doctrina.

FE Y ESPERANZA.

El hombre fue creado para amar y adorar a Dios. El cuerpo humano, es un magnífico Templo Vivo que contiene un altar. Sobre el altar debe estar Dios. Pero Dios no está donde hay corrupción. Por esto el cuerpo del impuro tiene el altar consagrado pero sin Dios, porque en el corazón hay un ídolo: el Placer.

A TRAVES DE LA IMPUREZA ENTRA LA INCREDULIDAD.

El que vive entregado a los placeres ha destruido la Fe y por eso es imposible para él, aceptar las verdades reveladas en el Evangelio. Con la lujuria del cuerpo, se destruye la Fe que Dios ha donado al alma al crearla. Y por eso el impuro solo cree en lo que puede aceptar y desmenuzar. El Placer, es su dios. El materialismo, su vida. La muerte, su terror.

La lujuria fortalece la incredulidad. Ofusca la Fe, quita la Esperanza y destruye la Caridad. El impuro no conoce el amor verdadero y no sabe amar. La lujuria nace del corazón y esclaviza al cuerpo. El alma que no es pura, no puede creer. No puede conocer a Dios y mucho menos amarlo. Porque para conocer a Dios verdaderamente, es preciso santificar el cuerpo que lo recibe. Para purificar el altar que es el corazón, es preciso subir los escalones de las virtudes y hacer el sacrificio de la carnalidad. Y desangrar las venas de la lujuria, hasta colocar la ofrenda: el alma.

Que víctima por el amor, se ofrece a Dios como un sacrificio vivo y santo. Y que amando a Dios sobre todas las cosas, es capaz de decir: crucifícame Señor porque te amo y quiero agradecerte que dieras tu vida por mí, ofreciéndote la mía.’

La Fe siempre está unida a la Esperanza.

La rebeldía contra Dios: el Pecado, mata la Esperanza. Y los que la pierden se burlan de las verdades eternas. No tienen Fe y menos Caridad. Es una gran desgracia no creer y no seguir a Dios. Se pierde la brújula de la vida y el hombre se vuelve ciego, con una ceguera peor que la física y se hacen presas fáciles de la desesperación.

La virtud de la Esperanza consiste en suspirar constantemente por la posesión del Amado. Trabajando por la Gloria de Dios y tratando de alcanzarlo siguiendo el Camino de la Cruz. La esperanza ha sido puesta como puente que une la Fe y la Caridad, porque sin esperanza no puede existir la Fe y sin esperanza, muere la Caridad.

Fe presupone Esperanza segura. ¿Cómo puede creer de llegar a Dios, si no se espera en su Bondad? ¿Cómo sostenerse en la vida, si no se espera en la eternidad? ¿Cómo poder persistir en la Justicia, si no nos anima la esperanza de que a cada acción buena nuestra la vea Dios y que por ella nos premie? El hombre tiene necesidad de esperar para poder amar. Los desesperados dejan de amar. El hombre espera para poder creer y cree para amar. La Esperanza hace dulce la vejez y le quita el terror a la muerte. La esperanza de ver a Dios hace soportable la vida.

El Mundo no cree en Dios y por eso no tiene Esperanza. Está sumergido en la ‘Auto idolatría’. El Mundo no cree que Dios sea Padre Omnipotente y Amoroso. El Mundo no sabe tener humildad para volverse hacia Él, en busca de ayuda; mientras padece atormentado en manos de su Feroz Enemigo. Si el Mundo supiese lo doloroso que es para Dios, no poder ayudarlos y hacerlos siempre felices, porque la falta de Fe abre un abismo entre Dios y el hombre. EL PECADO ES UNA BARRERA INFRANQUEABLE PARA QUE LAS ORACIONES PUEDAN SER ESCUCHADAS Y RESPONDIDAS. Han matado el amor. Donde impera el egoísmo, no hay amor.

LA FE Y EL ABANDONO.

Lo único necesario para entender todo, es Dios. Todo lo que Él quiera darnos es un don al que no tenemos derecho. La experiencia más maravillosa para un alma, es llegar a ser un confidente de Dios y para llegar a vivirlo, es necesario el Abandono Total y con una Fe Absoluta. Es la intimidad de los hijos con su Padre. Total y ciegamente abandonados al Padre que obra como Él quiera. Y los hijos que se dejan conducir, sin intentar saber siquiera hacia donde su Padre los conduce, porque se está plenamente seguro en su Infinita Bondad y en que Él solamente quiere nuestro bien.

El que vigila en aumentar la Fe se convierte en un vencedor y aprende a amar a Dios. Las pruebas de la vida hacen brillar el oro de nuestra fe. El alma sabe que Dios le ama y conoce su Poder.

Dios conoce perfectamente al alma que creó y nunca permite pruebas que no puedan soportar.

Cuanto más se ama, más se obtiene. Amar es saber esperar y creer, sobre toda medida y sobre toda realidad por más contraria e imposible que parezca, respecto a la promesa recibida. Los motivos de Dios, parecen a veces crueles y dolorosos; pero Daniel nunca hubiese dejado testimonio del Poder de Dios, si Dios no hubiese permitido que fuese arrojado al foso de los leones.

La Fe Perfecta es la que cree contra toda esperanza y la Fe se encuentra más fácilmente en el dolor, que en la alegría. Es fácil creer y ser buenos, cuando la vida tiene una fluida placidez. Pero hay que saber perseverar en las pruebas.

El alma que ama, siempre acepta la Voluntad de Dios en su vida.

Su Fe aumenta aunque las circunstancias parezcan decirle que Dios la ha abandonado y ella sigue amando a pesar de todo.

En el abandono de Dios, el alma enloquece de desesperación, para salvar a otros de sus desesperaciones. Y es en esos momentos cuando la Fe verdaderamente es el único soporte para resistir. Hay que prenderse del Cielo, por más que parezca lejano.

Con las tres divinas virtudes, todo es más fácil, aún en las desventuras. Porque el yugo de Dios es un yugo ligero que oprime solo la carne, pero deja libre el espíritu.

Cuando el alma aprende a conocer al Adversario y al mismo tiempo avanza en el conocimiento de Dios, todas las cosas se vuelven muy claras. Y muy clara es también la pavorosa guerra espiritual en la que estamos envueltos todos. A Jesús también lo tacharon de loco. Herodes lo vistió como un loco y lo paseó por las calles de Jerusalén, con el vestido blanco que era el símbolo de la locura.

Pero la perfidia de Satanás no se detiene en que los demás nos señalen como desquiciados perdidos. El tormento más doloroso es cuando se lanza con toda su artillería, para hacernos dudar de nosotros mismos. Y el alma recibe un tremendo y encarnizado bombardeo de dudas que no dan tregua.

Y como todos los demás ardides le han fallado, porque el alma resiste todos sus ataques desde el exterior. Y como no puede atraparnos de otra manera, empieza a insinuar que están equivocadas en la misión en que están trabajando y que no es más que un ‘yo’ desquiciado, el que pretende creerse un predilecto de Dios: ‘¿Cómo crees que Dios habría podido fijarse en ti?… Por favor. Eres estúpido ¿O qué?…

Y se lanza a fondo con lo que considera nuestras debilidades, tratando de desalentar para seguir adelante.

¡Este es el momento de invocar a la Madre Santísima! María siempre acude en nuestra defensa y Satanás huye de su Presencia, porque no la soporta…

La Vencedora es nuestra Madre y su protección es invaluable en los momentos del combate. La alegría y la paz que comunica Jesús a nuestra alma, hacen que se disipe la tormenta y la Fe aumenta después de la tremenda sacudida. No hay que olvidar que la duda es el primer paso para la desesperación.

Y la Fe verdadera es la única salvación y la defensa para los dardos encendidos de Satanás que busca abatir con la Duda. El que cree con todo, contempla la gloria de Dios. Hay que pedir que nuestra fe humana, sea fortalecida con LA FE SOBRENATURAL.

LA FE Y EL PODER.

El milagro es la prueba de la Presencia de Dios. La santidad y los prodigios por el amor de Dios se unen para convencer a los hombres, de las verdades sobrenaturales contenidas en el Evangelio. “En verdad os digo: EL QUE CREA EN MÍ, HARÁ LAS MISMAS OBRAS QUE YO HAGO. Y HARÁ MAYORES AÚN, PORQUE YO VOY AL PADRE.” 

Dios, para apoyar las enseñanzas del Evangelio, realiza los prodigios y los milagros. Dios concede este don del Espíritu Santo a quién Él quiere y solo la Justicia lo conserva con una vida santa. Los milagros acompañan la predicación de la Palabra y su única finalidad es conquistar el alma para Dios. Porque el milagro nació de la Bondad de Dios, que quiere sanar al hombre de manera integral. El milagro es siempre prueba de la presencia de Dios y no puede realizarse donde hay pecado y no hay voluntad de arrepentimiento.

Los milagros son señales para los incrédulos y no para que los santos se procuren comodidades. De Dios viene el poder que hace los milagros y convierte al evangelizador en portador de la Bondad de Dios entre los hombres. Las almas se acercan buscando la salud del cuerpo. La Palabra que evangeliza, concede la salud completa.

La salud del cuerpo debe ser la preparación, para la búsqueda de la salud del espíritu. La verdadera Fe no pide milagros para creer. LA FE VERDADERA CREE, PARAOBTENER MILAGROS.

Dios Está con quién lo ama. Jesús no fue exterminado porque se sujetó a la muerte. Él es todavía más poderoso y para siempre, desde que Resucitó. Nuestra santidad amará su Doctrina y debemos ser celosos de nuestra perfección y no del don que Él nos ha trasmitido

Dios no obra milagros donde hay incredulidad y odio.

El exceso de carnalidad impide los milagros. El que no tiene la Fe que espera contra toda esperanza, no obtiene milagros. Porque es la falta de Fe activa, lo que anula los milagros. Todo es posible para Dios. Él lo único que exige al hombre para actuar, es Fe. El hombre obstruye el Poder de Dios, con su desconfianza.

El Espíritu Santo da una Fe intrépida, capaz de realizar las señales necesarias que convierten en testigos a los verdaderos cristianos y los milagros suceden dentro de las pruebas más dolorosas.

Jesús era amigo de Lázaro. En lugar de sanarlo, permitió que muriera y así el Evangelio nos regala el más portentoso de los milagros de Jesús. Las hermanas de Lázaro, esperaron contra toda esperanza y vieron a su hermano resucitado después de cuatro días en el sepulcro. Ante semejante milagro, los humildes se arrodillaron y adoraron a Dios en Jesús.

Los soberbios aumentaron su odio y decidieron su muerte. No quisieron arrodillarse y por eso lo crucificaron. El milagro de la resurrección de Lázaro debió convencer al mundo, de que Jesús es Dios. Y en lugar de adorarlo, lo mataron.

El milagro de la Resurrección de Jesús y el de la Eucaristía, debieron convencer al mundo de las verdades contenidas en el Evangelio: el Mundo sigue obstinado en no aceptarlo.

LA FE DEL ALMA HUMILDE ES LA FUENTE DE PODER.

Cuando Jesús resucitó a Lázaro, invocó la ayuda del Padre Celestial, para enseñarnos como la Oración es indispensable para obtenerlos de manera infalible. Él agradeció el haber sido escuchado y dio la fórmula de los milagros:

Humildad en la petición + Fe segura que actúa ante un público hostil y expectante + Agradecimiento rápido y anticipado, prueba firme de la Fe segura = Lázaro recibió la efusión vital de Dios. Y la vida retorna.

La potencia del milagro emanaba de Jesús continuamente. Él vino a traer a Dios a la Tierra, para llevar a los hombres a Dios y para abrir los diques del Amor que se habían cerrado desde el Pecado. Y el amor se ha expandido desde entonces, desde el pequeño mundo de Palestina, para envolver toda la Tierra y toda la Humanidad. Para el que sabe amar de manera absoluta y perfecta ¿Cómo habrá amado Jesús a la tierra de Nazareth, de donde salió para evangelizar al mundo?

Y sin embargo fue la tierra más hostil y cerrada para sus ríos de Amor y Omnipotencia. ¿Cómo hubiera consolado sus miserias espirituales y físicas y cuanta Luz hubiera dado a los corazones si no se hubieran opuesto la incredulidad y el odio?…

Nazareth fue el ejemplo de cómo estos dos obstáculos, impiden que la Gracia de Dios se derrame.

La Incredulidad y el Odio rechazaron a la Divinidad, porque voluntariamente querían ser hombres sin Dios. Los fariseos negaron a Cristo como Mesías y mataron al Verbo de Dios.

¿Cómo es posible matar a Cristo en la actualidad? Realizando el Deicidio voluntario. En cada corazón que se niega a reconocerlo, a arrepentirse, a convertirse, y despreciando el Precio Infinito que Él pagó, por todas y cada una de las almas, rehusándose a aceptarlo como Salvador y decidiendo Odiarlo, en lugar de amarlo y amar su Doctrina.

El noventa y nueve por ciento de los hombres vive como los fariseos de aquel tiempo y actúan con los mismos sistemas: niegan que niegan a Dios. Intereses, soberbia, dureza de corazón, lujuria, avaricia, gula. Todos los egoísmos son la base de su vida y el código de sus acciones, mientras se golpean el pecho con fervientes apariencias de piedad. Considerándose ‘buenas personas’, mucho mejores que las demás.

Piden señales y aunque resucitara un muerto, no lo aceptarían. Niegan a Dios, negando que lo nieguen. Sofocan la Fe con el Racionalismo y la matan bajo las piedras de su ciencia.

El Mundo es enemigo del alma porque Satanás lo usa como una de sus principales armas para alejar al hombre de Dios, sumergiéndolo en la vorágine de sus seducciones. Al Mundo se le vence con la Fe.

La Fe que certifica que Jesucristo nuestro Señor es Verdadero Dios y Verdadero Hombre. Que por Amor nuestro tomó carne en el seno de María y nació no por obra humana, sino por Esponsales Divinos. Murió por nosotros sobre la Cruz, para darnos toda su Preciosísima Sangre, pidiendo a cambio solo: CREER, ESPERAR, AMAR…  

A ÉL Y EN ÉL.

Jesucristo señaló el camino de regreso al Cielo, con sus huellas ensangrentadas. Si queremos seguirlo: tendremos nuestro propio baño de sangre.

El que quiera elevarse deberá aprender a: MORIR…  AMANDO.  

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA

25.- LA EUCARISTÍA

En la Puerta del Cielo, la voz del apóstol Pedro resuena triunfal:

“Jesús tuvo su trono terreno de Rey sobre la Cruz. Y sobre su cabeza gloriosa, fue escrita la causa de su muerte y su Insignia: “Jesucristo, Rey de los Judíos”

Los cristianos llevan el signo de Cristo humildemente esculpido también en la cima, como conviene a los hijos de estirpe real y súbdita del Reino Celestial. ¿En qué consiste el signo de la Cruz y donde está puesto? Está escrito con caracteres invisibles a los ojos humanos, en la frente y en la mano. Y son los hombres mismos con sus obras y durante la jornada terrenal, los que graban este signo que los hace dignos de ser salvados a la Vida. No es un signo material y no tiene nada que ver con el mundo material. Esplende con la luz gloriosa de Cristo en los espíritus vivos, en los que sirven a Dios y obedecen la Ley. El solo estar convencidos del deber de dar toda gloria y obediencia, lo graba en el alma haciéndola  irradiar una luz más brillante que el sol y una cruz esplendorosa. Tanto más esplendorosa, cuanto más unidos están a Cristo. Esto explica porque los que se entregan a Dios de una manera total, se ven envueltos en las venganzas de Satanás y sus vidas se trastornan con un huracán de sufrimientos. Son las lámparas que no se pueden ocultar.

Los que llegan a ver el mundo espiritual tal como es, contemplan con asombro como estas almas parecen luciérnagas en una noche muy oscura. Y para el cristiano, el más triste y desolador espectáculo es despertarse en medio de una gran ciudad y comprobar con consternación que la oscuridad es total y que no hay luciérnagas alrededor. Esta es la más aterradora de las soledades. Todas las almas-víctimas llega un momento en que tienen que enfrentarse a esta pavorosa experiencia, que nos enseña que solo la voluntad firme, puede impedir que esta luz se apague e impide que regresen al espantoso cementerio del que han salido. También Hace que con más resolución se fijen con todas sus potencias en Dios. Ellas con su confesión de Fe o su negación de Dios. Un ‘sí’ o un ‘no’, marcan la diferencia entre mantener esta luz o perderla para siempre. Esto es lo que llaman nuestra necedad, nuestra obstinación y nuestra locura, los muertos espirituales.

Cuando se conoce lo que es la Verdadera Vida, la vida terrenal adquiere su verdadero significado y la muerte del cuerpo no es nada. A lo que se tiene verdadero terror, es a la muerte espiritual.

NO SOLO DE PAN VIVE EL HOMBRE.

SOLO EL AMOR PUEDE ALIMENTAR EL AMOR. El hombre necesita del Pan Vivo bajado del Cielo, para alimentar el hambre del corazón. Por eso Jesús se ha entregado en el Don Inestimable de la Eucaristía. Él se ha hecho presente en Ella para ser el alimento de nuestra vida espiritual y formar en el alma una verdadera capacidad de amor y ser Él en nosotros, con nosotros y por medio de nosotros.

Jesús Eucarístico es el Pan Vivo bajado del Cielo. El Alimento que hay que comer para no tener más hambre. El Agua que hay que beber para no tener más sed. Él libera de la esclavitud física, moral y espiritual. Y ayuda a regenerarnos en la verdadera dignidad de hijos de Dios, que resplandece en el que de Él se alimenta. Por eso la Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida, de nuestra Oración, de nuestro culto y de nuestras reuniones. Porque conocemos y poseemos el Amor de Fusión y el de Coparticipación. Somos almas Eucarísticas.

(Milagro Eucarístico en la Misa celebrada por el Obispo Claudio Gatti en la Fiesta de Pentecostés del año 2000, en la Iglesia de Madre de la Eucaristía en Roma, Italia)

Eucaristía quiere decir tener a Dios en sí con su Divinidad y su Humanidad. Por eso cuanto más nos nutrimos de Él, más llegamos a ser hostias con Él. ¿Qué amor puede ser más grande que aquel que sabe amar sabiéndose odiado? Jesús nos ha amado así. Su Amor más que humano y plenamente Divino, se manifestó en la Ultima Cena. Antes de ser clavadas y traspasadas, sus manos lavaron los pies de los apóstoles, también el de aquel al que hubiera querido lavarle el corazón. Y han despedazado el Pan. Y se despedazó su Corazón con aquel Pan, en el cual al darlo, se dio Él Mismo. Porque sabía que estaba próximo su retorno al Cielo y no quería dejarnos solos. Porque sabía cómo el hombre es fácil para olvidar y quería vernos reunidos como hermanos alrededor de su Mesa, para decirnos uno al otro: ¡Seamos de Jesús!

“ESTE ES MI CUERPO…”

En las Bodas de Cana se realizó el primer milagro del Hombre-Dios y cambió el agua en vino. En este hecho se encuentra el germen del último milagro del Hombre-Dios:

La Eucaristía. 

La Humanidad de Cristo, destinada a morir y padecer, era en un todo semejante los hombres. Después que fue destruida la Víctima por el Sacrificio, se produjo el primer milagro de Jesús-Dios-Hombre, cuando emergió su Cuerpo Glorificado con la Resurrección.

Jesús está en el Cielo, igual que como quiso estar en la Tierra. Es Él, Verdadero Dios y Verdadero Hombre, con su Divinidad, su alma, su Cuerpo y su Sangre. Infinito cual su Naturaleza Divina le corresponde. Contenido en un fragmento de Pan como su Amor y su Regia Voluntad lo quiso. Jesús trasmutó su cadáver en Viviente Eterno y dio a sus apóstoles el poder para transubstanciar las Especies del Pan y del Vino, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. El Pan que los ángeles desean y por el cual suspiran.

En la Eucaristía, el Cordero que ya se inmolaba, se dio en Alimento Perpetuo a los hombres a fin de que su Sangre circulase en ellos para hacerles santos. Y la Carne Inmaculada fortificase su debilidad, mientras Dios Único y Trino habitan en ellos. Jesús dio la Eucaristía para que el hombre bebiese su propia Fuerza y fuese tan fuerte como Él y así ayudar al hombre a ser feliz, con su felicidad que es Eterna.

El Pan Eucarístico hace los mártires. De los hombres que antes de ser cristianos eran miedosos, débiles y viciosos; este Pan los convierte en héroes.

En la Mesa Eucarística están: la Sangre de Cristo que nos purifica y el Cuerpo de Cristo que nos santifica. La Sangre, de los pecadores hace justos. El Cuerpo, de los justos hace santos.  Y el que se alimenta de Dios…

Jesús desciende a nosotros y se ha hecho nuestra comida, porque nosotros sin Él, morimos. Él es el Alimento para el espíritu y para el pensamiento. El espíritu se nutre de la Carne de Dios y el pensamiento se nutre de la Palabra, que es el Pensamiento de Dios. Amar a Jesús Eucarístico es hacer que se produzca en nosotros el milagro de la Encarnación Mística, para vivir en el Corazón de Dios y que Él viva en nosotros, en el éxtasis del Amor de Fusión. Por eso la Eucaristía es Vida.

El alma que se nutre de Dios, vive en Dios y su vida permanece más allá del tránsito que es la muerte del cuerpo. Es por esto que la principal preocupación de Satanás, es mantener al hombre apartado de la Eucaristía. El Amor que llevó a Jesús a la Cruz, es el mismo que lo mantiene prisionero en el Misterio Eucarístico. Su amor por los hombres es Infinito y supera la maldad e ingratitud humanas.

El Pan Eucarístico debe ser adorado como el Arca que contiene a Dios. Dios obedece al mandato de sus sacerdotes y desciende para hacerse Sangre para lavar el corazón y Carne para nutrir el espíritu. A este abismo de humildad se ha sometido Dios, por Amor, para vivir en medio de los hombres y no dejarnos solos, aunque esto represente el quedar a merced de su Enemigo.

“ESTA ES MI SANGRE…”

El amor por la Eucaristía es el que hace que dé frutos el Océano de Potencia que es la Sangre de Jesús para las infinitas necesidades de las almas. Infundida con amor infinito produce milagros de Redención en donde encuentra amor; pero se vuelve condena sobre aquel que responde con ira y con odio al Sacrificio de un Dios. Porque la Sangre de Jesús que fue reclamada con ira sobre sí mismos; por los enemigos y acusadores de Jesús cuando iban a crucificarlo, no ha perdido su doble cualidad de Perdón y de Condena.

Y la Sangre de Jesús es la mejor defensa en la terrible lucha entre lo divino y lo demoníaco. Cristo ha vencido al mundo, a la muerte y al Demonio; al precio infinito de sus Sangre y Él la da como el arma más potentísima contra Lucifer y hay que venerarla con adoración. Cuando la Sangre de Jesús es amada, venerada, invocada y creída, mucho del mal que emana del Infierno es conjurado. Porque la Sangre de Jesús es Salvación.

Esta Sangre ha bañado al mundo redimiéndolo de las garras de Satanás y por eso no hay disculpa para los hombres que quieren seguir siendo malos, simplemente porque quieren serlo. La Gracia ha dado los medios para que el hombre ya no sea esclavo. Salvación o Condena… la respuesta la da cada alma en particular con la aplicación de la voluntad…

María fue el alma eucarística perfecta: sabía retener a Dios con un amor ardiente, una pureza súper angélica y una adoración continua. Ella vivía en Dios, con Dios y para Dios. Pedirle su ayuda para ser como Ella, es la única manera de obtener de la Eucaristía, todos los beneficios que ésta aporta. Porque el Cuerpo y la Sangre de Jesús fueron formados con el cuerpo y la sangre de su Madre Santísima. Y Ella, la Purísima, ayuda a que las almas puedan desprenderse de la humanidad, para que el espíritu sea el vencedor.

El sacerdote eleva el cáliz, ofreciéndolo por las necesidades del mundo. Y lo eleva colmado de la Sangre de Jesús y de las oraciones de los santos de la tierra, de sus padecimientos de amor para honrar a Dios. Porque toda santidad se alcanza a fuerza de sufrimientos y lucha contra las pasiones y tentaciones, contra los escarnios, las persecuciones, las enfermedades. He aquí el calvario de los santos. María es la única que ayuda a defendernos de las asechanzas y las venganzas de Satanás. Y Ella también, a través de la Eucaristía, por la unión que mantiene con Dios, nos llena de sus gracias para mantenernos fieles a Dios.

HERMANO EN CRISTO JESUS:

ANTES DE HABLAR MAL DE LA IGLESIA CATOLICA, – CONOCELA