Archivos diarios: 12/11/20

98 EL ALBA DEL MESÍAS

98 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

En el palacio de Betania, todo ha sido preparado para celebrar la Fiesta de las Encenias y hay luces por todos lados.

Todo está iluminado de una manera muy especial y hasta en los senderos del jardín, se han encendido pequeñas lámparas de aceite. 

En la sala blanca, donde están todos reunidos, Jesús está celebrando su cumpleaños hablandoles a todos del Misterio de su Encarnación:

Habiéndose cumplido el tiempo de la Gracia, Dios se preparó su Virgen.

Os será fácil comprender cómo Dios no podía residir donde Satanás había puesto un incancelable signo.

Por tanto, la Potencia actuó para hacer su futuro tabernáculo sin mancha y de dos justos, en la ancianidad.

Y contra las reglas comunes de la procreación, fue concebida aquella en la que no existe mancha alguna.

¿Quién depositó esa alma en la carne embrional que con su presencia daba nueva lozanía al anciano seno de Ana de Aarón, la abuela mía?

Tú, Leví, viste al Arcángel de todos los anuncios. Puedes decir: es ése. Porque la «Fuerza de Dios» («Fuerza de Dios» es el significado etimológico de «Gabriel»,

el nombre del arcángel de los anuncios) fue siempre el Victorioso que llevó el tañido de alegría a los santos y a los profetas.

El Indomable, contra el que la fuerza, también grande, de Satanás se quebró cual sutil tallo de musgo seco; el Inteligente que desvió con su buena y lúcida inteligencia

las insidias del otro inteligente, si bien malvado, poniendo en acto con prontitud el Mandato de Dios.

Con un grito de júbilo, él, el Anunciador, que ya conocía los caminos de la Tierra por haber descendido a hablarles a los Profetas, recogió del Fuego divino esa chispa inmaculada que era el alma de la eterna Doncella.

Y custodiada dentro de un círculo de llamas angélicas, las de su espiritual amor, la condujo a la Tierra, a una casa, a un seno.

El mundo, desde ese momento, tuvo consigo a la Adoradora. Y Dios, desde ese momento, pudo mirar a un punto de la Tierra sin experimentar disgusto.

Y nació una criaturita: la Amada de Dios y de los ángeles, la Consagrada a Dios, la santamente Amada de sus familiares.

«Y Abel dio a Dios las primicias de su rebaño.” ¡Oh…, realmente los abuelos del eterno Abel supieron ofrecer a Dios la primicia de lo que constituía su bien,

todo su bien, muriendo por haber dado este bien a quien se lo había dado a ellos!

Mi Madre fue la Jovencita del Templo desde los tres a los quince años y aceleró la venida del Cristo con la fuerza de su amar.

Virgen antes de su concepción, virgen en la oscuridad de un seno, virgen en sus vagidos, virgen en sus primeros pasos, la Virgen fue de Dios, de Dios sólo.

Y proclamó su derecho, superior al decreto de la Ley de Israel, obteniendo del esposo que le había sido dado por Dios el permanecer intacta después del desposorio.

José de Nazaret era un justo. Sólo él podía ser destinatario de la Azucena de Dios, y sólo él la recibió.

Ángel en el alma y en la carne, él amó como aman los ángeles de Dios.

La profundidad abismal de este fuerte amor, que supo dar toda la ternura conyugal sin sobrepasar la barrera de celeste fuego tras la que estaba el Arca del Señor, será comprendida en la Tierra sólo por pocos.

Es el testimonio de lo que puede un justo, con el simple hecho de que quiera; lo que puede, porque el alma, aun estando herida por la mancha de origen, posee poderosas fuerzas de elevación.

Y recuerdos y retornos a su dignidad de hija de Dios, y divinamente obra por amor al Padre.

Aún estaba María en su casa, en espera de unirse a su esposo, cuando Gabriel, el ángel de los divinos anuncios, volvió a la Tierra y pidió a la Virgen ser Madre.

Ya había prometido al sacerdote Zacarías el Precursor, y no había sido creído.

Pero la Virgen creyó que ello podía acaecer por voluntad de Dios y sublime en su desconocimiento, sólo preguntó: «¿Cómo puede acontecer esto?».

Y el ángel le respondió:

«Tú eres la Llena de Gracia, María. No temas, por tanto, porque has hallado gracia ante el Señor también en cuanto a tu virginidad.

Concebirás y darás a luz un Hijo al que pondrás por nombre Jesús, porque es el Salvador prometido a Jacob y a todos los Patriarcas y Profetas de Israel.

Será grande e Hijo verdadero del Altísimo, porque será concebido por obra del Espíritu Santo.

El Padre le dará el trono de David, como ha sido predicho, reinará en la casa de Jacob hasta el fin de los siglos, mas su verdadero Reino no tendrá nunca fin.

Ahora el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo esperan tu obediencia para cumplir la promesa. El Precursor del Cristo ya está en el seno de Isabel, tu prima.

Y si das tu consentimiento, el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y será santo Aquel que nacerá de ti y llevará su verdadero nombre de Hijo de Dios».

HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR

Entonces María respondió: «He aquí la Esclava del Señor. Hágase de mí según su palabra».

Y el Espíritu Santo descendió sobre su Esposa y en el primer abrazo le impartió sus luces,

que sobreperfeccionaron las virtudes de silencio, humildad prudencia y caridad que Ella poseía en plenitud.

Y Ella resultó un todo con la Sabiduría e inseparable de la Caridad.

La Obediente y Casta se perdió así en el océano de la Obediencia que Yo soy, y conoció el gozo de ser Madre sin conocer la turbación de ser siquiera tocada.

Fue la nieve que se concentra en flor y se ofrece a Dios así…

Pedro pregunta lleno de estupor:

–     ¡Y el marido?

–     El sigilo de Dios cerró los labios de María.

Y José no tuvo noticia del prodigio sino cuando, de vuelta de la casa de Zacarías su pariente, María apareció como madre ante los ojos de su esposo.

–      ¿Y qué hizo él?

–      Sufrió… y María también…

–      Si hubiera sido yo…

–      José era un santo, Simón de Jonás.

Dios sabe dónde poner sus dones… Sufrió acerbamente y decidió abandonarla, cargándose sobre sí el ser tachado de injusto.

Pero el ángel bajó a decirle:

«No temas tomar contigo a María, tu esposa; porque lo que en Ella se está formando es el Hijo de Dios.

Es Madre por obra de Dios. Cuando nazca el Hijo, le pondrás por nombre Jesús, porque es el Salvador»

Bartolomé pregunta:

–      ¿Era docto José?

–       Como conviene a un descendiente de David.

–       Entonces habrá recibido una inmediata luz recordando al Profeta: «He aquí que una virgen concebirá…»

–      Sí. La recibió. A la prueba sucedió el gozo…

Pedro repite:

– Si hubiera sido yo no hubiera sucedido, porque antes yo habría… ¡Oh, Señor, qué bien que no fuera yo!

La habría quebrantado como a un tallo delgado sin dejarle tiempo ni de hablar.

Pero después, caso de que no me hubiera convertido en un asesino, habría tenido miedo de Ella… El miedo secular, al Tabernáculo, de todo Israel…

–      También Moisés tuvo miedo de Dios y no obstante, fue socorrido y estuvo con Él en el monte…

José se dirigió pues, a la casa santa de la Esposa, para cubrir las necesidades de la Virgen y del Niño que había de nacer.

Y habiendo llegado, para todos, el tiempo del edicto, fue con María a la tierra de los padres.

Pero Belén los rechazó porque el corazón de los hombres está cerrado a la caridad.

Jesús se vuelve hacia los pastores y les dice:

–     Ahora hablad vosotros. 

Elías agrega:

–     Yo, cayendo ya la tarde, me encontré con una mujer joven y sonriente montada en un borriquillo.

Un hombre venía con ella. Me pidió leche y algunas informaciones. Yo dije lo que sabía… Luego vino la noche… y una gran luz…

Y salimos… y Leví vio a un ángel que estaba cerca del aprisco.

El ángel dijo: «Ha nacido el Salvador».

Ya era completamente de noche y el cielo estaba lleno de estrellas, aunque la luz quedaba absorbida por la de aquel ángel

y la de otros miles de ángeles… (Elías llora aún al recordarlo).

Y nos dijo el ángel: «Id a adorarlo. Está en un establo, en un pesebre, entre dos animales… Encontraréis a un Pequeñuelo envuelto en unos pobres pañales…».

¡Oh…, qué fulgor el del ángel al decir estas palabras!…

¿Te acuerdas. Leví, cómo despedían llamas sus alas cuando, después de inclinarse para nombrar al Salvador, dijo: «… que es el Cristo Señor»?

–      ¡Claro que me acuerdo!

¿Y las voces de esos millares de ángeles: «¡Gloria a Dios en los Cielos altísimos y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad»!?

Aquella música está aquí, está aquí, y me transporta al Cielo cada vez que la oigo.

y Leví levanta el rostro, un rostro extático en que luce el llanto.

Isaac añade:

–       Y fuimos, cargados como bestias, alegres como para una boda, y, luego…, cuando oímos tu tenue voz y la de Madre, ya no supimos hacer nada.

Y empujamos a Leví, que era un niño, para que mirase.

Nosotros nos sentíamos como unos leprosos junto a tanto candor…

Y Leví escuchaba y reía llorando y repetía las palabras, con una voz tal de cordero, que la oveja de Elías baló.

José vino al portillo y nos invitó a pasar… ¡Qué pequeño y lindo eras! Un capullo de rosa encarnada sobre el rudo heno… Y llorabas…

Luego te reíste por el calorcito de la piel de oveja que te ofrecimos y por la leche que ordeñamos para ti… Tu primera comida… ¡Oh!… y luego…

y luego te besamos… Dejaste en nosotros un sabor a almendra y a jazmín… y nosotros ya no podíamos separarnos de Ti… 

Jesús confirma:

–       Efectivamente, desde entonces no me habéis dejado.

Jonathán dice:

–       Es verdad.

Tu rostro quedó grabado en nosotros y lo mismo tu voz y tu sonrisa… Crecías… eras cada vez más hermoso…

El mundo de los buenos venía a deleitarse en Tí… y el de los malvados no te veía… Ana… tus primeros pasos… los tres Sabios… la Estrella…

–       ¡Qué luz aquella noche!

El mundo parecía arder con mil luces. Sin embargo, la noche de tu venida la luz estaba fija y era como de perla…

Ahora era la danza de los astros; entonces, la adoración de los astros.

Nosotros, desde un alto, vimos pasar la caravana y la seguimos para ver si se detenía…

Al día siguiente, toda Belén vio la adoración de los Sabios.

Y luego… ¡Oh…, no hablemos de aquel horror, no hablemos de él!…- Elías palidece al recordarlo.

–       Sí, no hables de ello. Guárdese silencio sobre el odio…

–       El mayor dolor era el hecho de no tenerte ya y el no tener noticias tuyas.

Ni siquiera Zacarías sabía nada; él, que era nuestra última esperanza… Luego… luego ya nada más.

–       ¿Por qué, Señor, no confortaste a tus siervos?

–     ¿Preguntas el porqué, Felipe?

Porque era prudente hacerlo. Mira cómo Zacarías, cuya formación espiritual se completó después de ese momento, tampoco quiso descorrer el velo. Zacarías…

–      Tú nos dijiste que Zacarías fue quien se ocupó de los pastores.

Siendo así, ¿por qué él no dijo, primero a ellos y luego a Ti, que los unos estaban buscando al Otro?

–       Zacarías era un justo enteramente hombre.

Se hizo menos hombre y más justo durante los nueve meses de mutismo.

Luego, durante los meses que siguieron al nacimiento de Juan, se perfeccionó.

Pero fue en el momento en que sobre su soberbia de hombre cayó el mentís de Dios, cuando se hizo espíritu justo.

Había dicho: «Yo, sacerdote de Dios, digo que en Belén debe vivir el Salvador».

Dios le había mostrado cómo el juicio, aunque sea sacerdotal, si no está iluminado por Dios, es un pobre juicio.

Horrorizado por el pensamiento de que por su palabra hubiera podido provocar que mataran a Jesús, vino a ser el justo, el justo que ahora descansa en espera del Paraíso.

Y la justicia le enseñó prudencia y caridad. Caridad hacia los pastores, prudencia respecto al mundo que debía permanecer en la ignorancia acerca del Cristo.

Cuando, regresando a la patria, nos dirigimos a Nazaret, por la misma prudencia que ya guiaba a Zacarías, evitamos Hebrón y Belén.

Y costeando el mar, volvimos a Galilea.

Ni siquiera el día de mi mayoría de edad fue posible ver a Zacarías, que había partido el día antes con su niño para la misma ceremonia.

Dios velaba, Dios probaba, Dios proveía, Dios perfeccionaba.

Tener a Dios significa también esfuerzo, no sólo contento. Y así mi padre de amor y mi Madre de alma y de carne, tuvieron que esforzarse también.

Se puso veto incluso a lo lícito, para que el misterio envolviese con su sombra al Mesías niño.

Y que esto les sirva de explicación a muchos que no comprenden la dúplice razón de la congoja cuando no me encontraban durante tres días.

Amor de madre, amor de padre hacia el niño perdido; temblor de custodios por el Mesías que podía quedar de manifiesto antes de tiempo;

terror a haber tutelado mal la Salud del mundo y el gran don de Dios.

Éste fue el motivo de aquella insólita exclamación: «¡Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo, angustiados, te estábamos buscando!»

«Tu padre», «tu madre»… El velo echado sobre el resplandor del divino Encarnado.

Y la tranquilizante respuesta:

¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que Yo debo ser activo en las cosas del Padre mío?».

Y la Llena de Gracia recogió y comprendió tal respuesta en su justo valor, o sea:

«No tengáis miedo. Soy pequeño. un niño; mas, si bien crezco, según la humanidad, en estatura, sabiduría y gracia ante los ojos de los hombres,

Yo soy el Perfecto en cuanto que soy el Hijo del Padre y por tanto, sé conducirme con perfección, sirviendo al Padre haciendo resplandecer su luz, sirviendo a Dios conservándole el Salvador».

Y así hice hasta hace un año.

Ahora el tiempo ha llegado. Se descorren los velos, y el Hijo de José se muestra en su Naturaleza:

el Mesías de la Buena Nueva, el Salvador, el Redentor y el Rey del siglo futuro. 

Juan pregunta:

–      ¿Y no volviste a ver nunca a Juan?

–      Sólo en el Jordán, Juan mío, cuando solicité el Bautismo.

–      De modo que ¿Tú no sabías que Zacarías les había beneficiado a éstos?

–      Ya te he dicho que después del baño de sangre, de sangre inocente, los justos se hicieron santos, los hombres se hicieron justos.

Sólo los demonios permanecieron como eran. Zacarías aprendió a santificarse con la humildad, la caridad, la prudencia, el silencio.

Pedro dice:

–      Deseo recordar todo esto. Pero, ¿Podré hacerlo? 

Mateo dice:

–     Tranquilo, Simón. Mañana les pido a los pastores que me lo repitan, con sosiego, en el huerto, una, dos, tres veces, si hace falta.

Tengo buena memoria, ejercitada en mi banco de trabajo y me acordaré por todos. Cuando quieras, te podré repetir todo.

Tampoco tenía notas en Cafarnaúm y sin embargo…

–     ¡No te equivocabas ni en un didracma!… ¡Sí que me acuerdo… bien! Te perdono el pasado, de corazón realmente, si te acuerdas de esta narración… y si me la cuentas a menudo.

Quiero que me entre en el corazón de la misma forma que está en éstos… como lo tuvo Jonás… ¡Morir diciendo su Nombre!…

Jesús le mira a Pedro y sonríe.

Luego se levanta y le besa en la entrecana cabeza.

–      ¿A qué se debe este beso tuyo, Maestro?

–      A que has sido profeta: tú morirás diciendo mi Nombre; he besado al Espíritu, que hablaba en ti.

Luego Jesús entona fuerte, un salmo.

Y todos, en pie, le secundan:

–      «Levantáos y bendecid al Señor vuestro Dios, de eternidad en eternidad. Bendito sea su Nombre sublime y glorioso, con toda alabanza y bendición. Tú sólo eres el Señor.

Tú has hecho el cielo y el cielo de los cielos y todo su ejército, la Tierra y todo lo que contiene», etc. (es el himno que cantan los levitas en la fiesta de la consagración del pueblo, cap. IX del libro II de Esdras)

A continuación, Jesús entona un Salmo y todos de pie le contestan, prosiguiendo con el Rito de la Fiesta de las Encenias.

LA PASIÓN DE LA IGLESIA

Las Profecías de Malaquías explican la Crisis actual en la Iglesia

La Iglesia Católica está enfrentando uno de los mayores ataques de todos los tiempos.

Los escándalos sexuales de homosexualidad y pedofilia están asolando a la Iglesia.

La lucha contra el mundo se ha trasladado al interior de la Iglesia.

Donde el Maligno está generando actos reñidos con la moralidad católica, tratando de que la Iglesia abdique de su doctrina y generando fuertes confrontaciones internas.

Esto no nos debe sorprender, porque ya estaba suficientemente profetizado. En este artículo hablaremos de las profecías de estos sucesos.

EL TIEMPO DE LA PASIÓN DE LA IGLESIA

La Iglesia Católica prevé que el triunfo final contra el Maligno sucederá de la misma manera que lo vivió Jesucristo.

O sea que la Iglesia pasará por su Pasión de manera similar a Nuestro Señor.

Esto lo dice claramente el Catecismo de la Iglesia Católica.

En el numeral 675 dice:

Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes».

La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra desvelará el “misterio de iniquidad” bajo la forma de una impostura religiosa

que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad.

MAITREYA

La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne”.

Y en el numeral 677 agrega:

La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección».

El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia en forma de un proceso creciente,

sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del Mal que hará descender desde el Cielo a su Esposa.

El triunfo de Dios sobre la rebelión del Mal tomará la forma de Juicio final después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa.

En el numeral 676 dice que estaríamos relativamente cerca, porque la impostura del Anticristo aparece ya esbozada en el mundo.

‍Pero antes de la llegada del anticristo sucederá un renacimiento de la Iglesia.

QUE SUCEDERÁ ANTES DE LA LLEGADA DEL ANTICRISTO

San Hipólito, Padre de la Iglesia, dijo que quienes estén absortos en los asuntos del mundo serán fácilmente engañados por el Anticristo.

En cambio quienes estén atentos a las Escrituras y las tengan en sus manos y en su mente, escaparan a la impostura de este personaje.

“Porque ellos verán claramente a través de su apariencia insidiosa su impostura engañosa, y huirán de sus manos.

Buscarán al amigo del hombre con lágrimas y un corazón contrito y él los librará …

Y con su diestra salvará a los que están en sus trampas, que de manera digna y justa le suplican”.

Santa Brígida de Suecia dijo además:

“Antes del Anticristo, los portales de la Fe se abrirán a un gran número de paganos”.

Y en el mismo siglo XIX Ana María Taigi dijo,

“Naciones enteras se unirán a la Iglesia poco antes del reinado del Anticristo.

Estas conversiones serán increíbles. Quienes sobrevivan deberán conducirse bien.

Habrá innumerables conversiones de herejes, que regresarán al seno de la Iglesia; todos notarán la conducta edificante de sus vidas, así como la de otros católicos.

Pero previamente habrá un proceso de penetración del Maligno en la iglesia.

LA PENETRACION DE SATANAS EN LA IGLESIA

Hay muchas profecías de místicos y declaraciones de Papas y otros actores relevantes sobre la penetración la estrategia de penetración del Maligno en la Iglesia.

En el siglo XVII Nuestra Señora y Jesucristo demostraron a Sor Mariana de Jesús Torres los pecados que sucederían a finales del siglo XX.

‍Ella vio herejías, blasfemias, sacrilegios contra Dios mismo, degradación humana, toda clase de impurezas.

Nuestra Señora le dijo:

Satanás reinará casi por completo mediante las sectas masónicas y se enfocarán principalmente en los niños, para sostener esta corrupción general”.

Y agregó:

“El sacramento del matrimonio será atacado y profundamente profanado.

‍Casi no habrá virginidad en el mundo.

Los sacerdotes se desviarán del espíritu de su vocación y Satanás corromperá y depravará a muchos de ellos.

Escandalizarán al pueblo cristiano y harán que el ODIO a los malos católicos caiga sobre la Iglesia y sus sacerdotes”.

Este pastor también se equivoca, pues la Biblia protestante CONTIENE menos libros y en la Biblia Católica, SE MENCIONA EL PURGATORIO. (II Macabeos 12:39-46)

Nuestra Señora le dio tres profecías.

En una aparición el 21 de enero de 1610, luego de mostrarle los innumerables los pecados del siglo XX le dijo,

“En este momento supremo de necesidad de la Iglesia, el que debe hablar se quedará en silencio”.

El 2 de febrero del mismo año, Fiesta de la Purificación, le agregó:

“Durante esa época, la Iglesia se verá atacada por terribles hordas de la secta masónica.‍

Los vicios de la impureza, la blasfemia y el sacrilegio dominarán en este tiempo de depravada desolación. Y aquel que debería hablar será silencioso.

En marzo de 1634 le dijo como sería el final:

Llegarán tiempos difíciles, cuando aquellos que deben defender justamente los derechos de la Iglesia serán cegados».

‍Se unirán a los enemigos de la Iglesia para ayudarlos a cumplir sus propósitos.

¡Ay del error del sabio, del que gobierna la Iglesia, el Pastor del rebaño que Mi Hijo santísimo confió a su cuidado!

«Pero cuando parezcan triunfantes ,cuando la autoridad abuse de su poder, cometa injusticias y oprima a los débiles, su caída estará cerca”.

También hay un secreto dado a Maximin, uno de los videntes de Nuestra Señora de La Salette (1846) que dice lo siguiente: 

“Antes de todo, grandes desórdenes llegarán, en la Iglesia y en todas partes».

Luego, después, nuestro Santo Padre el Papa será perseguido.

Su sucesor será un pontífice que nadie espera.

Entonces, después, una gran paz vendrá, pero no durará mucho tiempo.

Un monstruo vendrá a perturbarla.

‍Todo lo que te digo aquí llegará en el otro siglo, a más tardar en el año dos mil

Más adelante, en Octubre 13 de 1884 el Papa León XIII, experimentó una visión horrible.

‍El 13 de octubre de 1884, después que el Papa León XIII había terminado de celebrar la Santa Misa en la Capilla del Vaticano, acompañado de unos pocos cardenales y miembros del personal del Vaticano, de repente se detuvo al pie del altar.

Se quedó allí durante unos 10 minutos, como si estuviera en trance, con el rostro ceniciento y blanco.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Entonces, va de la capilla a su oficina, y compuso la oración a San Miguel, con las instrucciones que se dijera después de las misas en todo el mundo.‍

Cuando se le preguntó lo que había sucedido, lo explicó.

«Cuando estaba a punto de dejar el altar, de repente escuchó voces, dos voces, una suave y la otra gutural y áspera.

Parecían venir de cerca del Tabernáculo.

Mientras escuchaba, oyó la siguiente conversación.

La voz gutural, la voz de Satanás con su orgullo, jactándose a Nuestro Señor: “Yo puedo destruir tu Iglesia”

La suave voz de Nuestro Señor: ¿Tu puedes? Entonces sigue adelante y hazlo”.

Satanás: Para ello, necesito más tiempo y más poder.

Nuestro Señor: “¿Cuánto tiempo? ¿Cuánto poder?”

Satanás: “75 años a 100. Y un mayor poder sobre aquellos que se entregan a mi servicio”.

Nuestro Señor: “Tú tienes el tiempo, tú tendrás el poder. Has con ellos lo que quieras”.

Esta petición de Satanás para destruir la Iglesia es también muy similar a la profecía de la beata Ana Catalina Emmerich durante una visión de Satanás en el Descenso de Cristo a Infierno:

“En medio del infierno había un abismo espantoso. Lucifer fue precipitado allí cargado de cadenas, una espesa humareda lo rodeaba por todas partes.

Su destino era regulado por una ley que Dios mismo había dictado».

Vi que, cincuenta o sesenta años, si no me equivoco antes del año 2000, Lucifer debía salir durante algún tiempo del Abismo.

Otros demonios debían también ser puestos en libertad en una época más o menos alejada, con el fin de tentar a los hombre y de servir de instrumentos a la Justicia Divina.

Muchos de estos demonios deben salir del Abismo en esta época y otros de aquí a poco tiempo”.

 En 1972, poco tiempo después de terminado el Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI dijo esta enigmática frase:

Tengo la sensación de que por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el Templo de Dios… «

Pensábamos que después del Concilio vendría un día soleado para la historia de la Iglesia.

Vino por el contrario un día lleno de nubes, de tempestad, de oscuridad, se ha producido la intervención de un poder adverso.

Su nombre es Satanás.

Cinco años después, en 1977, el Cardenal Karol Wojtyla en el Congreso Eucarístico de Pensilvania dijo:

“Estamos ahora ante la confrontación histórica más grande que la humanidad jamás haya pasado.

Estamos ante la lucha final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio.

Es una lucha que descansa dentro de los planes de la Divina Providencia y es un reto que la Iglesia entera tiene que aceptar”.

Finalmente para terminar este breve recorrido debemos mencionar al padre Malaquías Martin, quien lo escribió en su libro The Windswept House.

El 29 de junio de 1963 fue entronizado Lucifer en secreto, y por un grupo de laicos y sacerdotes, a Lucifer en el Vaticano.

Se refiere a poderosos grupos satánicos actuando en la Iglesia.

Todo esto que estamos diciendo hace sentido y cierra con lo que está sucediendo en los últimos dos pontificados.

LA AGONÍA DE LOS ÚLTIMOS DOS PONTIFICADOS

Los dos últimos pontificados muestran un aceleramiento de la actividad del maligno en el mundo, especialmente dentro de la Iglesia, que es lo que nos ocupa.

La dolorosa agonía del Papa Benedicto XVI está asociado a los escándalos de filtraciones llamados ‘vatileaks’.

El Papa Benedicto XVI estaba solo y él debe saber que estamos a punto de entrar en la Pasión de la Iglesia Católica.

La abdicación de Benedicto XVI podía estar asociada a un fuerte lobby homosexual dentro de la Iglesia.

El que posteriormente ha subido sus apuestas en el pontificado de Francisco.

La Iglesia ha sido penetrada por una oscuridad mayor que en ninguna otra época.

No se trata solamente de herejías o malas conductas de grupos, o incluso de cúpulas.

Lo primero que han hecho ha sido relajar la oposición interna y monolítica de la Iglesia contra esos pecados

El centro es el tema de la homosexualidad, porque en torno a ella está girando la gran crisis desatada en la Iglesia este año.

Hoy podemos ver sacerdotes qué están trabajando duro para que la Iglesia se abra al estilo de vida homosexual.

‍Incluso se les da visibilidad designándolos como oradores en eventos importantes y delicados,

como sucedió con el padre James Martín en el Encuentro Mundial de Familias en Irlanda.

Esto sucede en momentos en que la Iglesia ha entrado en un período de fuerte crisis por los abusos sexuales de sacerdotes.

‍Que han causado mucho revuelo especialmente en la Iglesia de Estados Unidos,

Ex – cardenal Joseph McCarrick

con el descubrimiento de una red homosexual integrada por cardenales y obispos, que se protegen entre sí,

trabajan para sus ascensos en la estructura y potencian las culturas homosexuales dentro de los seminarios.

‍Los estudios muestran que el 80% de los abusos sexuales por sacerdotes católicos es a personas de sexo masculino,

en cambio entre los protestantes el 80% de los abusos sexuales es sobre personas de sexo femenino.

La crisis de los abusos sexuales en la Iglesia Católica es una crisis de homosexualidad; de quiebre del celibato por relaciones homosexuales.

Pero los altos niveles del Vaticano no se atreven a mencionarlo de esa manera, porque una buena parte del clero es homosexual,

y el mencionarlo traería muchos problemas internos.

‍Según expertos, el 40% de los sacerdotes en Estados Unidos son homosexuales así como el 60% de los obispos.

‍No hay estadísticas en otras partes del mundo, pero parecería que hay más homosexuales proporcionalmente dentro de los sacerdotes, que dentro de la población general.

A esto hay que sumarle la crisis producida por el pedido de renuncia del Papa Francisco solicitada por el ex Nuncio papal Carlo María Viganó.

La carta puede leerse aquí. Donde expresa que Francisco no sólo conocía los abusos sexuales del ex-cardenal Joseph McCarrick y no lo denunció,

sino que levantó las sanciones que le había impuesto Benedicto XVI y lo tomó como su aliado.

‍Estos hechos están produciendo una crisis terrible en la Iglesia, que nos hacen pensar en las profecías de Malaquías

LAS PROFECÍAS DE SAN MALAQUÍAS

Escribió una extraordinaria visión en la que afirma haber previsto todos los papas, desde la muerte de Inocencio II hasta la destrucción de la iglesia y el regreso de Cristo.

Nombró 112 papas desde ese tiempo hasta el final.

Aunque el último “Petrus Romanus” no tiene número.

‍Por lo que a algunos estudiosos les lleva a pensar que no se trate de un solo papa sino que represente a una serie de papas posteriores.

‍Los estudiosos han asociado las descripciones con cada Papa desde entonces.

‍Juan Pablo II fue profetizado bajo el lema de “De Labore Solis” (del trabajo del sol), y de hecho nació durante un eclipse del sol el 8 de mayo de 1920.

‍El número 111 en la lista, es la “Gloria Olivae” (Gloria de la Aceituna), y los estudiosos lo asocian con Benedicto XVI.

‍El Papa Benedicto XVI no era un sacerdote benedictino, pero eligió el nombre de Benedicto, fundador de la Orden de San Benito.

El símbolo de la orden benedictina incluye una rama de olivo.

‍Después vendría Petrus Romanus.

El lema Petrus Romanus de Malaquías, según las ediciones corrientes dice:

‍“En la persecución final de la Santa Iglesia Romana, se sentará Petrus Romanus, que pastoreará sus ovejas entre muchas tribulaciones.

Y cuando estas cosas hayan terminado, la ciudad de siete colinas será destruida, y el terrible juez juzgará a su pueblo. El fin.”

La profecía por lo tanto, predice que Benedicto XVI es el papa anterior antes del supuesto último Papa, que gobernará en la Segunda venida de Cristo o en su venida intermedia, no se sabe bien.

LA CORRECCIÓN DEL PADRE IGARTÚA

En “El Enigma de la Profecía de San Malaquías sobre los Papas, una obra del padre Juan Manuel Igartúa S.J. publicada en 1976, se desdobla el último lema en dos.

‍El P. Igartúa se basó en la secuencia original de los lemas de la profecía, que habían quedado mutilados en ediciones poco cuidadosas.

‍Y sirviéndose del llamado número áureo el determinó que los lemas de la lista serían 113 y no 112.

Es decir, que la lista no acaba con “Gloria Olivae”, el lema correspondiente a Benedicto XVI; sino que después vienen dos lemas más.

‍O sea que en definitiva desdobla el último lema en dos como figura en las primeras ediciones.

‍El P. Igartúa pensaba que el lema Petrus Romanus no era aplicable a un papa real sino a toda una sucesión de papas.

‍Hay tres puntos importantes a tener en cuenta con respecto a este lema final:

Primero, predice la “persecución final de la Santa Iglesia Romana”.

Segundo, la ciudad de las siete colinas (Roma) será destruida.

La profecía predice la próxima destrucción de Roma, aunque quizás no se refiera solamente a una destrucción física sino que se refiere a la destrucción de la fe en el Vaticano.

Tercero, “Pedro el Romano” será el Papa final de este período o el inicio de una serie de nuevos papados.

Por lo tanto, siguiendo al Padre Igartúa, el lema 112 es “In persecutione”, lema que él atribuye al momento del Anticristo.

Y él lo escribe entre signos de interrogación.

Y el último lema, el 113, sería “Petrus Romanus”, que corresponde al pontífice reinante en el momento de la Parusía o de la venida intermedia de Jesucristo antes de la Parusía al final de los tiempos.

En teoría en el pontificado del lema “In persecutione” aparecería el Anticristo por ser la última.

Su espíritu ya está, su encarnación YA ESTÁ. SÓLO FALTA SU APARICIÓN PÚBLICA-

Fuente: Foros de la Virgen María