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P EL CELULAR CELESTIAL

15 de Enero de 2022

Habla Dios Padre,

Queráis o no queráis, lo aceptéis o no lo aceptéis, Yo habito en vuestro corazón.

La diferencia en la comunicación entre vosotros y YO,

estriba en que os déis plenamente cuenta de ello, lo aceptéis y decidáis libremente,

el empezar a entablar comunicación Conmigo.

Yo escucho TODOS vuestros pensamientos. Yo escucho plegarias y peticiones.

Yo escucho y veo todos vuestros pecados y faltas.

Yo vivo vuestra vida, pero no hay reciprocidad.

No hay intercambio de palabras ni de pensamientos.

Me tenéis como espectador furtivo, porque para algunos sí existo en su corazón;

pero no hay intercambio de pensamientos, porque ellos quieren mandar en sus vidas.

Para otros existo, pero Me tienen así, sólo como espectador.

Para otros no existo, ni en su corazón ni en su vida y Soy el Dios lejano, el inalcanzable;

el que estando tan lejos no puede conocer mí pensamiento ni mis necesidades.

Y para muy pocos, Soy el Dios que habita en ellos…

El Padre al que se le tiene la plena confianza de pedirLe consejo y ayuda,

el compañero íntimo al que sólo a Él se le pueden confiar ciertos secretos.

padre-enseñando-hijo

Estoy en vosotros, porque así fue dado desde el Principio.

Sólo espero el momento en que vuestra Fé y vuestro amor

Me permitan empezar a entablar la conversación del Amor con vosotros mismos.

Tratád, buscádMe en el interior de vuestro corazón y al encontrarMe ya no Me dejaréis, porque os colmaré de Mí Amor.

Os daré la compañía que necesitáis, os daré el refuerzo a vuestras vidas en el tiempo de la duda y de la perturbación espiritual.

Os acompañaré en todas vuestras acciones.

Me empezaréis a conocer y Me dejaré alcanzar.

Y probaréis manjares exquisitos que no volveréis a dejar de buscar, por nunca antes haberlos paladeado.

Yo Soy Vuestro Dios y os amo entrañablemente.

“Haced la prueba y veréis que bueno es el Señor”.

Hijitos Míos, Yo vuestro Dios y Padre vuestro, os pido esto.

El que algunos cuantos actualmente, se puedan comunicar Conmigo, no es un don especial;

padre e hijo orando

ES OBLIGACIÓN por el amor que Me tenéis, el poder hacerlo.

Yo os envié a Mi Hijo a recordaros cómo debe vivir en familia en la Tierra y cómo se vive en Familia en el Cielo.

El que algunos cuantos se comuniquen Conmigo os debe dar la pauta

PARA QUE TODOS VOSOTROS LO HAGÁIS

Yo no Soy un Dios inalcanzable.

Y además os pido que no Me veáis como aquellos dioses a los cuáles no se les podía acercar,

porque en ése momento quedaban fulminados.

Os pido que no Me veáis como a un Dios que sólo escucha a los “buenos”

porque entonces pocos; muy pocos, podrían venir a Mi. 

Os pido que no Me veáis como a un Dios rencoroso y vengativo;

porque entonces iría en contra de lo que Mi Hijo os predicó sobre Mí: 

el Dios del Amor y del Perdón.

Yo Soy vuestro Dios, al que le debéis respeto

al que le debéis agradecimiento por haberos dado el Don de la Vida

Y QUE OS CUIDA EN TODO MOMENTO 

Al que le debéis todo lo que en vosotros está y lo que os rodea. 

Sí, Me debéis mucho;

pero lo único que os exijo, es vuestro amor.

Lo menos que un padre exige de sus hijos es algo del amor que él ha volcado sobre ellos, para hacerlos hombres de bien.

Yo Soy vuestro Dios y Mi exigencia que es de Amor.

Es que Me deis vuestro pequeño amor;

para que Yo os pueda corresponder dándoos nuevamente, mucho más Amor del que recibo.

Lo normal en una familia, es que los hijos se comuniquen con sus padres,

se compartan, se entiendan se pregunten unos a otros y esto irá creando una CONVIVENCIA. 

Al comunicaros Conmigo estáis aceptando crear ésa vida familiar que todos debéis tener.    

padre jugando

Cuando un alma se comunica Conmigo recibe un gozo extremo.

¡Qué dicha tan grande recibe el alma cuando se comunica con su Creador!   

Al comunicarse Conmigo el alma une al Cielo con la Tierra. 

Al comunicarse Conmigo,

el alma recibe Mi Sabiduría y Mis Bendiciones;

porque aprende a pedir exactamente lo que ella misma necesita y lo que necesitan sus hermanos. 

Cuando el alma se comunica Conmigo, se sublima y crece a niveles inimaginables;

porque Yo vuestro Dios, hago Vida en ella.

El no comunicarse Conmigo crea separación el alma con su Dios.

No hay confianza, no existe una fe firme, no existe la esperanza de saberse escuchados. 

Si lo veis todo esto a ojos humanos,

Me estáis haciendo una verdadera grosería.

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¡Yo Soy un Dios vivo!

¡YO Soy un Padre que DESEA VEHEMENTEMENTE HABLAR  

No, más que eso;

platicar con sus hijos, escuchar sus pensamientos y que también escuchen los Míos!

NO QUIERO TENER MONÓLOGOS CON VOSOTROS.

Sí, os acercáis a Mí a platicarMe de vuestros planes,

de vuestras desgracias, de vuestras necesidades, de vuestras alegrías, etc.

Sí, en parte es bello que os acerquéis a Mi con ésa Fe de saber que seréis escuchados  por Mi

y que obtendréis mucho de lo que pediréis; pero

 ¿Por qué no Me dejáis a Mi también platicaros?

Yo también puedo hablar,

Yo también Me quiero comunicar con vosotros

Yo también tengo deseos y planes que platicarle a CADA ALMA.  

Así como en una familia de muchos hijos

los padres tienen que platicar con todos ellos,

para ir entendiendo a cada uno de ellos,

puesto que todos son diferentes

y cada uno de ellos exige diferente tipo de atención;

Así Yo también, deseo platicar con cada uno de vosotros.

Yo deseo y necesito que Me escuche cada uno de vosotros, porque cada uno de vosotros tiene diferente misión en la Tierra

y debe ser guiado en forma diferente. 

amor entre-padre e hijos

Por eso debéis acercaros a Mí, no solo a pedir lo que creéis que necesitáis;

sino DEBÉIS APRENDER A ESCUHARME

Para que Yo os guíe;

para que alcancéis la perfección en vuestra misión y en vuestra vida sobre la Tierra.

Ahora ENTENDED bien esto:

NO os estáis comunicando Conmigo por vuestra falta de Fe y de confianza… 

O por soberbia: por sentiros ser más que Yo y que vuestras obras valen más ó que son más importantes que las Mías.

Os hablo fuerte para que entendáis que Mi sensibilidad es grande.

Y para que os deis cuenta que necesito de cada uno de vosotros, para que formemos ésa Familia en la cuál fuisteis constituidos.

Así que recordad nuevamente, NO ES DON DE ALGUNOS CUANTOS

Ni bendición para algunos cuantos el poderse comunicar Conmigo;

es obligación de amor de cada uno de vosotros el hacerlo.

Y esto se da en la Fe y en la confianza que Me tengáis.

Al vivir YA DESDE LA TIERRA ésa comunicación de familia.

 Vuestra vida sobre la Tierra la llevaréis más fácilmente y vuestro regreso será de lo más normal. 

Teméis a la muerte, porque teméis a lo desconocido y Yo Soy el Desconocido

¡Conocedme y os daréis cuenta de Mi Bondad Infinita! ¡Confiad en Mi Amor!

Hijitos Míos, os pido que siempre os dispongáis a servirMe como Yo Me lo merezco.

Yo sí Me merezco todas las acciones de vuestra vida y aún vuestra propia vida.

Os he dicho que vosotros no digáis ésa frase de: “yo no me lo merezco”,

cuando os regalo algo material o espiritual;

porque Yo, siendo vuestro Padre os doy las cosas que tenéis, tanto materiales como espirituales por Amor;

Pero precisamente, porque Soy vuestro Padre y os he dado todo,

Yo SÍ Me merezco que vosotros estéis siempre pendientes de lo que Yo necesite de cada uno de vosotros.

Ciertamente, cada uno de vosotros tiene una misión diferente en la Tierra

y por eso os pido que estéis pendientes de lo que Yo os pueda pedir.

¡Cómo quisiera que vivierais así siempre, pendientes de Mis Palabras!

Pendientes de todo lo que sea necesario para la vida del Cielo sobre la Tierra

Y que ése es Mi deseo en vosotros.

Debéis estar pendientes Mis pequeños, de lo que Mi Santo Espíritu os dicte dentro de vuestro corazón.

Por eso, si vivierais en oración, fácilmente escucharíais la Voz de Dios en vuestro interior.

Pero al estar tan distraídos en las cosas del mundo,

no estáis actuando para Mí, para vuestro Dios, sino estáis actuando para el mundo.

Y se pierden tantas necesidades de Mi Corazón, porque no son escuchadas por vosotros.

Debéis entrar en contacto íntimo Conmigo, con vuestro Dios; para que estéis pendientes en qué Me podéis servir.

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Yo os he dotado a cada uno de vosotros con diferentes dones, virtudes, capacidades; para que Me sirváis sobre la Tierra.

Sois Mis emisarios y ésa es una Gracia muy grande que os he concedido.

Al ser emisarios de Dios, vosotros podéis hacer grandes cosas para el Reino de los Cielos.

Cada uno de vosotros tiene una misión diferente.

Y cada uno de vosotros sabe hacer, en lo particular, lo que Yo os he pedido o pediré.

Algún otro podrá hacer algo similar a lo que le he pedido a uno de vuestros hermanos;

PERO QUIEN VA A HACER LO PERFECTO

Es aquél a quien Yo le he concedido lo necesario para llevar ésa función.

Y NADA MÁS ÉL

Ésa función específica para el Cuerpo Místico de Mi Hijo. 

Sois como celulitas especializadas.

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Y solamente cada uno de vosotros puede realizar la misión para la que vinisteis a la Tierra.

Y al deciros “celulitas especializadas” os debéis llenar de un gusto inmenso;

porque eso quiere decir que fuisteis ESCOGIDOS de una forma muy especial, para venir a la Tierra y servirMe.

Y es la realidad, Mis pequeños.

Cada uno de vosotros sois almas muy especiales para Mí, vuestro Dios.

Y QUE DEBÉIS LLEVAR UNA FUNCIÓN

O UNA TAREA MUY IMPORTANTE

Para la renovación del género humano…

Para elevar a ésta humanidad a la santidad en la que fuisteis creados desde un Principio.

Por eso os pido nuevamente que pongáis todas vuestras capacidades,

PERO SOBRE TODO VUESTRA VOLUNTAD

Con un gusto muy grande de servirMe;

Somos los apóstoles de los Últimos Tiempos..

sirviendo a vuestros hermanos.

Porque os repito:

SÓIS LOS ÚNICOS

que podéis hacer lo que tenéis que hacer…

Y NADIE MÁS

Lo podrá hacer mejor que vosotros.

Porque cada uno de vosotros es diferente.

Y a cada uno de vosotros os he dotado de ésas características especiales,

para hacer ésa tarea especializada que debéis llevar a cabo.

Y todo siempre dentro del Amor,

celulas-madre1

que Yo también he puesto en vuestro corazón.

Porque hijitos Míos, todo va a ser renovado.

Os he hablado de lo que padecerán las almas que no están Conmigo.

Pero las almas que se han mantenido Conmigo a pesar de los ataques de Satanás que os rodean;

CUMPLIENDO SU MISIÓN

HERÓICAMENTE 

Gozarán inmensamente el cambio que tendréis aquí en la Tierra.

Y las que se hayan ofrecido por la salvación de sus hermanos

gozarán también inmensamente de Mis Bienes en el Reino de los Cielos.

TODO VA A SER PURIFICADO

LO QUE VÉIS AHORANO LO VOLVERÉIS A VER 

Pero así tiene que ser, Mis pequeños.

LAS ESCRITURAS

TENDRÁN CUMPLIMIENTO

Yo Soy vuestro Dios, Soy Omnipotente… 

Soy vuestro Padre, os Amo…

Os Bendigo en mi Santísima Trinidad.

http://diospadresemanifiesta.com/

338 UNA ORACION PROFUNDA

  1. 338 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Jesús está de nuevo al pie del macizo sobre el que se alza Yiftael.

No en la calzada – llamémosla así – o camino de herradura recorrido antes con el carro;

sino en una senda tan empinada, que se diría que es para cabras monteses.

Pues está toda formada de grandes lascas, con grietas profundas, pegada contra el monte.

Pareciera que está excavada, en la pared vertical del monte;

como si éste hubiera sido rayado por una enorme zarpa

La limita un tajo que se abre a pico a nuevas profundidades;

en cuyo fondo espuma ruidoso un torrente.

Pisar en falso ahí, significa despeñarse sin esperanza, rebotando de una mata a otra.

Matas de zarzas y de otras plantas agrestes, nacidas entre las fisuras de la roqueda.

Y sin la disposición vertical propia de las plantas, sino oblicua, o incluso horizontal,

porque a ello las constriñe su lugar de arraigamiento.

Pisar en falso ahí significa la laceración a causa de todos los peines espinosos,

de estas plantas;

quedar deslomado por los golpes contra los troncos rígidos,

que se asoman hacia el abismo.

Pisar en falso ahí, significa desgarraduras con las piedras aguzadas,

que sobresalen de las paredes del tajo.

Pisar en falso ahí, significa llegar sangrando y quebrantado a las aguas espumosas

del ruidoso torrente y ahogarse.

Y yacer sumergido en un lecho de escollos puntiagudos, a merced de los ramalazos

de las violentas aguas.

Mas a pesar de ello, Jesús recorre este sendero, este arañazo en la roca,

más peligroso aún por la humedad que sube del torrente, evaporándose;

que rezuma de la pared superior;

que gotea de las plantas nacidas en esta pared superior vertical;

casi levemente cóncava.

Va lentamente, estudiando dónde pone el pie,

sobre las aguzadas piedras, algunas removidas.

A veces, el sendero se estrecha tanto,

que se ve obligado a apretarse contra la pared rocosa.

Para pasar puntos sobremanera peligrosos,

debe agarrarse a las ramas colgantes de la pared.

Rodea así el lado oeste y llega al lado sur;

que es el lado en que el monte, después de un descenso a plomada desde la cima,

se hace más cóncavo…

Y da más respiro en anchura al sendero, aunque se lo quita en altura:

tanto que, en ciertos puntos, Jesús tiene que caminar agachado,

para no golpear la cabeza contra las rocas.

Quizás tiene intención de detenerse,

al llegar a un lugar en que el sendero termina bruscamente,

como por rocas desprendidas.

Pero observa…

Y ve que hay debajo una caverna, más que una caverna, es una gran grieta del monte.

Y desciende a ella por entre las rocas caídas.

Entra.

Una grieta al principio; dentro, una amplia gruta…

Como si el monte hubiera sido excavado mucho tiempo atrás, a golpe de pico.

Se ve claramente dónde se han asociado a las curvas naturales de la roca,

con las producidas por los hombres,

Los cuales, en el lado opuesto a la hendidura de entrada;

abrieron a una estrecha galería, en cuyo fondo hay una franja de luz…

Y una lejana vista de bosques que indican, que la galería penetra de sur a este

cortando el espolón del monte.

Jesús se mete por esa galería semi-oscura y estrecha.

Y la recorre hasta llegar a la abertura;

situada por encima del camino que sigue con los apóstoles y el carro para subir a Yiftael.

Los montes que rodean el lago de Galilea, están frente a Él.

Allende el valle; en dirección nordeste, resplandece el gran Hermón vestido de nieve.

Aquí no tan vertical, ni hacia arriba ni hacia abajo.

Pero sí han excavado en la ladera del monte, una escalera primitiva,

que conduce al camino de herradura del valle y también a la cima, donde está Yiftael.

Jesús se muestra satisfecho de su exploración.

Vuelve para atrás al interior de la vasta caverna…

Y busca un sitio resguardado.

Allí amontona hojarasca que el viento ha empujado hacia dentro del antro:

haciendo de esta manera una mísera yacija.

Un velo de hojas secas entre su cuerpo y el suelo desnudo y gélido…

Se deja caer encima y se queda así, inmóvil, extendido, con las manos debajo de la cabeza,

los ojos fijos en la bóveda rocosa, absorto…

Pareciera aturdido, como quien hubiera soportado un esfuerzo,

o un dolor superior a sus fuerzas.

Luego, lágrimas lentas, sin sollozos;

empiezan a descender de sus ojos…

Y caen a ambos lados de la cara, para perderse entre sus cabellos, hacia las orejas.

Y terminar ciertamente entre la hojarasca…

Llora así, largamente…

Sin decir nada, ni hacer ningún movimiento…

Luego se sienta y con la cabeza entre las rodillas;

alzadas y ceñidas con sus manos entrelazadas;

llama, con toda su alma, a su lejana Madre:

–       ¡Madre! ¡Madre!

¡Madre mía! ¡Mi eterna dulzura!

¡Oh, Mamá, cuánto quisiera tenerte a mi lado!

¿Por qué no te tengo siempre, único consuelo de Dios?

Solamente la gruta hueca, responde a sus palabras, a sus sollozos;

con un susurro de imperfecto eco…

Y parece que ella misma llore y solloce también, con sus salientes, sus rocas…

Y las pocas y todavía pequeñas estalactitas, que en un ángulo penden;

delatando quizás el más sujeto a labor de aguas internas.

E1 llanto de Jesús continúa, aunque ahora más tranquilo…

Como si el simple hecho de haber invocado a su Madre, lo hubiera consolado.

Y lentamente, se transforma en un monólogo.

–       Han partido…

¿Y por qué? ¿Y por quién?

¿Por qué he tenido que dar este dolor…?

¿Y  a mí mismo también?

¿Si ya el mundo me llena de dolor mis jornadas?…

¡ J u d a s ! …

Se queda en silencio por un largo lapso de tiempo…

¿Quién sabrá a dónde vuela ahora el pensamiento de Jesús…?

Que levanta la cabeza de las rodillas y mira hacia adelante…

Con ojos dilatados y el rostro tenso,

propio de quien está absorto en espectáculos espirituales futuros…

¡O en gran meditación!

Ya no llora, pero sufre visiblemente.

Luego, parece responder a un interlocutor invisible.

Para hacerlo se yergue y se pone en pie.

Diciendo:

–       Soy Hombre, Padre.

Soy el Hombre.

La virtud de la amistad, herida y arrancada de Mí,

se lamenta y se retuerce dolorosamente…

Sé que debo sufrir todo.

Lo sé. Como Dios, lo sé.

Y como Dios, lo quiero por el bien del mundo.

También como hombre lo sé;

porque mi espíritu divino lo comunica a mi humanidad.

Y también como hombre lo quiero, por el bien del mundo.

¡Pero, qué DOLOR, ¡Oh Padre mío!  

Esta hora es mucho más penosa, que la que viví con mi espíritu y el tuyo en el desierto…

Y es mucho más fuerte, LA TENTACIÓN PRESENTE DE NO AMAR…

Y no soportar a mi lado a ese ser legamoso y tortuoso, que tiene por nombre Judas;

causa del mucho dolor que hasta la saciedad como y bebo.

Y que tortura las almas a las que Yo había dado paz.

Y es mucho más fuerte la tentación presente…” (1)

–       Padre, siento que te vas haciendo riguroso con tu Hijo,

a medida que me voy acercando al final, de esta expiación mía por el género humano.

Se va alejando de mí cada vez más tu suavidad…

Y aparece severo tu Rostro a mi espíritu;

que cada vez se ve más apartado hacia las profundidades, donde la Humanidad,

padeciendo tu castigo, gime desde milenios.

Me era suave el sufrimiento; suave el camino al principio de la existencia;

suave también, cuando de hijo del carpintero, pasé a ser Maestro del mundo,

arrancándome de una Madre para darte a Ti Padre, al hombre caído.

Me fue suave también, respecto a este momento, la lucha con el Enemigo,

en la Tentación del desierto.

La afronté con el ardimiento del héroe, que cuenta con todas sus fuerzas…

¡Oh, Padre mío!…

Que ahora mis fuerzas están debilitadas por la falta de amor de demasiados…

Y el conocimiento de demasiadas cosas…

Yo sabía que Satanás, una vez terminada la tentación, se marcharía…

Y así fue.

Y los ángeles vinieron a consolar de ser hombre, al Hijo tuyo;

de ser objeto de la Tentación del Demonio.

Pero ahora NO cesará. 

Una vez pasada la hora en que el Amigo sufre, por los amigos enviados  a un país lejano.

Y por el amigo perjuro, que lo perjudica de cerca y de lejos.

No cesará.

No vendrán tus ángeles a consolarme en este momento;

ni pasado este momento.

Antes al contrario;

vendrá el mundo con TODO su ODIO, su burla, su incomprensión;.

Vendrá y estará cada vez más cerca;

será cada vez más tortuoso y legamoso el perjuro, 

el traidor, el vendido a Satanás.

La posesión demoníaca perfecta NO PUEDE reverenciar a Dios, porque Satanás lo odia y a sus instrumentos, es lo que les trasmite… Y POR ESO SON TAN CRUELES

¡PADRE!...

Es verdaderamente un grito de congoja, de espanto, de invocación…

Y Jesús se estremece…

y ESTA ANGUSTIA SE REPETIRÁ

en la Hora del Getsemaní.

¡Padre! Lo sé.

Lo veo…

Mientras Yo aquí sufro y seguiré sufriendo…

Y te ofrezco mi sufrimiento por su conversión.

Y por los que me han sido arrebatados de mis brazos…

Y están marchando a su destino;

con el corazón traspasado;

él se está vendiendo para ser mayor que Yo….

¡El Hijo del hombre!

¿Soy Yo, no es verdad, el Hijo del hombre?

( ¡LA DUDA LO MUERDE…! )

(Pero la rechaza inmediatamente)

¡  S Í !

Pero no soy el único que lo es.

La Humanidad, la Eva fecunda ha generado a sus hijos…

Si Yo soy Abel, el Inocente,…

NO falta Caín entre la prole de la Humanidad.

Y, si soy el Primogénito;

porque soy como habrían debido ser los hijos del hombre;

sin mancha ante tus ojos;

él, el engendrado en pecado;

es el primero de lo que vinieron  a ser,

después de que mordieron el fruto envenenado.

Ahora, no contento con tener dentro de sí,

los fómites repugnantes y blasfemos de la mentira,

la anti-caridad, la sed de sangre, la avidez de dinero, la soberbia y la lujuria;

ÉL…

«Judas con posesión diabólica perfecta…» ¡Este magnífico actor, se le parece mucho en la fisonomía, al verdadero Judas…!

EL HOMBRE QUE PODRÍA HACERSE ÁNGEL

se hace como el Demonio, para ser el hombre que se  convierte en demonio...

«Y Lucifer quiso ser como Dios; por ello, fue expulsado del Paraíso.

Y transformado en demonio, habitó el Infierno.”

¡Pero, Padre!

¡Oh, Padre mío!

Yo lo amo… lo amo todavía.

Es un hombre…

Es uno de aquellos por quienes te dejé…

Por mi humillación, sálvalo…

¡Concédeme redimirlo, Señor Altísimo!

¡Sé que es incongruente lo que pido;

Yo, que CONOZCO todo cuanto existe!…

Pero, Padre mío, no veas en mí por un instante a tu Verbo.

Contempla sólo mi humanidad de Justo…

Y deja que Yo, por un instante, pueda ser sólo «el Hombre» en gracia tuya;

el Hombre que no conoce el futuro, que puede forjarse ilusiones…

El Hombre que, no conociendo el ineluctable destino;

puede orar, con esperanza absoluta,

para arrancar el milagro.

¡Un milagro!

¡Un milagro a Jesús de Nazaret!

a Jesús de María de Nazaret, nuestra eterna Amada!

¡Un milagro que viole lo signado y lo anule!

¡La salvación de Judas!

Ha vivido a mi lado, ha bebido mis palabras;

ha compartido conmigo el alimento, ha dormido sobre mi pecho…

¡No sea él, no, no sea él mi demonio!…

No te pido no ser traicionado…

Debe suceder, Y SUCEDERÁ....

Para que, por mi dolor de ser traicionado;

sean anuladas todas las mentiras;

por mi dolor de ser vendido;

quede expiada toda avaricia;

por mi congoja de ser blasfemado;

reparadas todas las blasfemias.

Y por la congoja de no ser creído;

reciban la FE aquellos que no la tienen, ahora o en el futuro;…

Para que, por mi tortura;

queden purificados todos los pecados de la carne…

¡Pero, te lo ruego: no él, NO él, Judas, mi amigo, mi apóstol!

Yo querría que ninguno traicionara…

Ninguno…

Ni siquiera el más lejano habitante de los hielos hiperbóreos…

O de los fuegos de la zona tórrida…

Yo quisiera que sólo Tú fueras el Sacrificador…

Como otras veces lo fuiste, quemando los holocaustos con tu fuego…

Dado que debo morir a manos del hombre…

Y más que el verdugo real;

será verdugo el amigo traidor, el corrompido que portará en sí

ese hedor de Satanás que ya está aspirando;

La ENVIDIA produce el ODIO gratuito y con ello Satanás consigue, los CRÍMENES más ruines…  

buscando ser como Yo, EN CUANTO AL PODER

Así piensa en su orgullo y ansia; 

Judas es levita y sacerdote.

Y para ser admitido ante el Sancta Sanctorum

sólo le falta el requisito de la edad, -25 años- los va a cumplir en el invierno anterior

a la Pascua en la que asesinaron a Jesús…

Con todas las implicaciones espirituales que ESTO significa.

Y EL HOMBRE-DIOS SERÁ SU PRIMER SACRIFICIO RITUAL

Dado que debo morir a manos del hombre;

Padre, otorga que no sea el Traidor

aquel a quien he llamado amigo y he amado como tal   

Multiplica, Padre mío, mis torturas, pero dame el alma de Judas…

Pongo esta oración sobre el altar de mi Persona víctima…

¡Padre, acógela!…

¡El Cielo está cerrado y mudo!…

¿Es éste el horror que tendré conmigo hasta la muerte?

¡El Cielo está mudo y cerrado!…

¿Será éste el silencio y la mazmorra en que exhalaré mi espíritu?

El Cielo está cerrado y mudo!…

¿Será ésta la suprema tortura del Mártir?…

Padre, hágase tu Voluntad y no la mía…

Pero, por mis penas, ¡Oh, al menos esto!,

Por mis penas, da paz e ingenuidad al otro mártir de Judas;

a Juan de Endor, Padre mío…

Él realmente es mejor que muchos.

Ha recorrido un camino como pocos saben ni sabrán.

Para él ya se ha cumplido todo de la Redención.

Dale pues, tu paz plena y completa;

para que Yo lo tenga en mi Gloria;

cuando también para Mí, todo se haya cumplido,

para honrarte y obedecerte…

¡Padre mío!…

Jesús, lentamente, ha ido arrodillándose.

Ahora llora rostro en tierra.

Ora mientras la luz del breve día invernal muere precoz en el antro oscuro.

Y el grito del torrente parece ganar voz;

cuanto más aumenta la sombra en el valle…

(1)  EL DRAMA DEL HOMBRE-DIOS

Lucha entre las dos Naturalezas unidas en Cristo.

Dios es AMOR y como Dios, no podía sino amar.

Como Hombre, NO PODÍA, NO sentir rechazo por el falso discípulo.

Aviándose hacia la meta de su Misión Redentora,

advertía la preparación a ese abandono paterno;

QUE SERÍA TOTAL en las horas de la Pasión.

El gran Solitario y gran Desconocido, como era el Verbo Encarnado,

venido a vivir en medio de los hombres;

se sintió siempre «solo y desconocido».

Sólo su Madre lo conoció verdaderamente y fue su perfecta compañera.

En los demás;

a medida que iba acercándose la hora redentora,

iba aumentando la Incomprensión, el Odio o el Abandono.

La pasión incruenta, pero pasión al cabo.

Y, respecto a la oración que sigue, aproximadamente una página después,

Que no sorprenda a los supercríticos esta Oración al Padre.

Es evangelio que Cristo fue tentado «como Hombre» en el desierto.

y que sufrió hasta sudar sangre en su lucha de Hombre,  

SOLO UN HOMBRE, COMPLETAMENTE HUMANO…

Puro hombre, que ya NO era sostenido por la Divinidad;

en el Getsemaní, en la noche del Jueves Santo.

Ésta es otra de sus horas de «auténtico» Hombre…

SOLAMENTE UN HOMBRE MÁS,..

como TODOS los que habitamos este planeta Tierra que es nuestra casa. 

Hombre, sujeto al amor y al dolor humanos, en Él perfectos;

porque era «perfecto» entre todos los hombres.

Nota importante:

se les suplica incluir en sus oraciones a una ovejita que necesita una cirugía ocular,

para no perder la vista y a un corderito, de nuestro grupo de oración,

un padre de familia joven que necesita una prótesis de cadera, para poder seguir trabajando por ellos.

Que Dios N:S: les pague vuestra caridad….

Y quién de vosotros quiera ayudarnos, aportando una donación económica;

para este propósito, podrán hacerlo a través de éste link

https://paypal.me/cronicadeunatraicion?locale.x=es_XC

19. que nosotros tenemos como segura y sólida ancla de nuestra alma, y = que penetra hasta más allá del velo, = Hebreos 6

259 LA MUJER EN LA IGLESIA

259 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Mirando a Judas de Keriot,

la Virgen dice:

–       Hablaré con Jesús.

Si Él acepta, vendrás a mi casa.

No me preocupo del juicio del mundo.

No lesiona mi alma.

Sólo me puede causar horror ser culpable yo ante Dios.

La calumnia me deja indiferente.

De todas formas, no me calumniarán;

porque Nazaret sabe que su hija no es escándalo de su ciudad.

Además… ¡Que pase lo que pase!…

Lo que me preocupa es que te salves en tu espíritu.

Voy donde Jesús.

Queda en paz.

Se emboza en su velo, blanco como el vestido.

Y empieza a caminar ligera, por el sendero que conduce a una loma cubierta de olivos.

Busca a su Jesús.

Y lo encuentra absorto en profunda meditación.

Lo llama:

–       Hijo, soy yo…

Escucha.

Jesús sonríe feliz:

–       ¡Oh, Mamá!

¿Vienes a orar conmigo?

¡Qué alegría, qué consuelo me das!

–       ¿Qué, Hijo mío?

¿Sientes tu espíritu cansado?

¿Estás triste?

¡Díselo a tu Madre!

–      Sí, cansado, tú lo has dicho.

Y afligido.

No tanto por el cansancio y las miserias que veo en los corazones,

cuanto porque veo que mis amigos no cambian.

Pero no quiero ser injusto con ellos.

Uno sólo me produce cansancio:

Judas de Simón…

–       Hijo, vengo a hablarte de él…

–      ¿Ha hecho algo malo?

¿Te ha adolorado?

–       No.

Pero me ha causado la pena que me causaría el ver a una persona muy corrompida…

¡Pobre hijo! ¡Qué enfermo está en su espíritu!

–       ¿Sientes compasión de él?

¿Ya no te da miedo? Antes sí…

–       Hijo mío, mi compasión supera a mi miedo.

Quisiera ayudaros a Ti y a él a salvar su espíritu.

Tú lo puedes todo, no tienes necesidad de mí;

pero dices que todos deben cooperar con el Cristo en la redención…

¡Y este hijo está tan necesitado de redención!…

–       ¿Qué más debo hacer de lo que ya hago por él?

–       Tú no puedes hacer más.

Pero podrías dejarme intentarlo a mí.

Me ha rogado que le permita estar en nuestra casa;

porque le parece que así podrá liberarse de su monstruo…

Jesús nueve la cabeza negando…

¿Meneas la cabeza?

¿No quieres?

Bien, se lo diré…

–       No, Mamá.

No es que no quiera.

Meneo la cabeza porque sé que es inútil.

Judas es como uno que se está ahogando y que, a pesar de ver que se está ahogando;

rechaza por orgullo la soga que le echan para sacarlo a la orilla.

No tiene la voluntad de venir a la orilla.

De vez en cuando, sintiendo el terror de ahogarse, busca y pide ayuda, se agarra a la soga…

Pero luego por el orgullo, suelta la ayuda, la rechaza, quiere salir él solo..

Y se hace cada vez más pesado a causa del agua fangosa que traga.

Pero, para que no se diga que he dejado una posibilidad sin intentar, hágase esto también.

Pobre Mamá mía…

Sí, pobre Mamá, que te sometes por amor a un alma;

al sufrimiento de tener a tu lado a una persona…

Que te da miedo.

–       No, Jesús, no digas eso.

Soy una pobre mujer, porque todavía estoy sujeta a antipatías.

Regáñame.

Lo merezco.

No debería sentir repulsión por ninguna persona, por tu amor.

Pero ésa es mi pobreza, sólo ésa.

¡Ah, si pudiera devolverte a Judas espiritualmente curado!

Darte un alma es darte un tesoro.

y quien da un tesoro no es pobre. ¡Hijo!…

¡Voy y le digo a Judas que das tu consentimiento!

Dijiste: «Día llegará en que dirás: “¡Qué difícil es ser la Madre del Redentor!».

Ya lo he dicho una vez… por Áglae…

Pero, ¿Qué es una vez!

¡La Humanidad son muchos!…

Y Tú eres Redentor de todos.

¡Hijo!… ¡Hijo!…

De la misma forma que te llevé a la pequeñuela en mis brazos, para que la bendijeras,

deja que te traiga en mis brazos a Judas, para que lo bendigas…

–       Mamá…

Mamá… Judas no te merece.

–       Jesús mío,

cuando no te decidías a entregar a Margziam a Pedro, te dije que sería un bien para él.

No puedes decir que Pedro no se haya renovado desde ese momento…

Déjame ocuparme de Judas.

–      De acuerdo.

Hágase como deseas.

¡Bendita seas, por tu intención amorosa por Mí,

y por Judas!

Ahora vamos a orar juntos, Mamá.

¡Es tan dulce orar contigo!…

Y los dos oran juntos.

Horas más tarde…

Acaba de empezar el alba cuando salen de la casa en que se habían hospedado.

Juan de Endor y Hermasteo se despiden de Jesús nada más llegar al camino.

María por su parte, con las mujeres, prosigue junto con su Hijo

por un camino que se abre paso entre los olivares de las colinas.

Van hablando también de los hechos de ese día.

Pedro dice:

–      ¡Qué loco ese Felipe!

¡A punto de repudiar a su mujer y a su hija, si no te hubieras metido a hacerlo razonar!

Tomás agrega.

–       Esperemos que le dure el arrepentimiento de ahora.

Y que no le dé enseguida de nuevo la locura de la aversión hacia las mujeres.

En el fondo, si el mundo va adelante, es por las mujeres.

Y muchos se echan a reír por la ocurrencia.

Bartolomé responde:

–       Cierto.

Es verdad.

Pero su condición impura es mayor que la nuestra y…

Tomás argumenta:

–      ¡Vamos hombre!

¡Si nos referimos a impureza!…

Nosotros tampoco somos ángeles.

Lo que quisiera saber es si después de la Redención, seguirá siendo así para la mujer.

Nos enseñan a honrar a nuestra madre,

a tener el máximo respeto para con nuestras hermanas

las hijas, las tías, las nueras, las cuñadas…

Y luego…

¡Anatemas a diestra y siniestra!

En el Templo no; estar con ellas muchas veces, no…

¿Qué pecó Eva?

De acuerdo.

También pecó Adán.

Dios dio a Eva su castigo y bastante severo.

¿No es suficiente?

Bartolomé:

–       Pero Tomás,

Si hasta Moisés la considera impura.

–       Moisés, que si no hubiera sido por las mujeres se hubiera ahogado…

Mira, escúchame un momento por favor, Bartolomé

Te recuerdo, a pesar de no ser docto como tú sino sólo un orfebre;

que Moisés cita las impurezas físicas de la mujer para que la respetemos;

no para condenarla.

La discusión se incrementa.

Jesús, que va adelante precisamente con las mujeres, con Juan y Judas, se detiene.

Se vuelve e interviene:

–       Dios tenía ante sí un pueblo moral y espiritualmente deforme;

contaminado por sus contactos con idólatras.

Quería convertirlo en un pueblo fuerte en lo físico y espiritual.

Dio como preceptos las normas saludables para la fortaleza física

y para la honestidad de costumbres.

No podía hacer otra cosa para frenar la concupiscencia del varón

para que los pecados por que fue sumergida la tierra

y fueron quemadas Sodoma y Gomorra no se repitieran.

En el futuro, la mujer redimida no vivirá esta opresión que vive ahora.

Seguirán existiendo las prohibiciones dictadas por la prudencia física;

pero los obstáculos que encuentra para acercarse al Señor quedarán eliminados.

Yo ya los elimino, para preparar a las primeras sacerdotisas del tiempo futuro.

Felipe está atónito y pregunta:

–       ¿Pero habrá mujeres sacerdotes!?

–       No me entendáis mal.

No serán sacerdotisas como los hombres.

No consagrarán, no administrarán los dones de Dios:

los Sacramentos que por ahora no podéis conocer

pero sí pertenecerán lo mismo a la clase sacerdotal,

cooperando con los sacerdotes de muchas maneras para el bien de las almas.

Bartolomé pregunta, incrédulo

–       ¿Van a predicar?

–       Como ya predica mi Madre.

Mateo inquiere:

–       ¿Van a hacer peregrinajes apostólicos?

–       Sí.

Y llevarán la Fe muy lejos.

Tengo que decirlo:

Lo harán con más heroísmo que los hombres.

Judas, riendo con cierta sorna,

dice:

–       ¿Van a hacer milagros?

–      Alguna hará también milagros.

SOR MARIA DE JESUS DE ÁGREDA, oraba y ayunaba. Y desde su celda EN ESPAÑA le decía a Jesús: «Señor, ayer el jefe de los sioux nos torturó hasta matarnos; ¿Crees que ahora sí se den por vencidos y accedan a escucharnos? Hoy que regresemos dices que también estaremos con los cherokees y los cheyennes; entonces  también el Espíritu Santo tendrá que multiplicar los rosarios, porque ya aumentaron las mujeres que me están enseñando a bordar, mientras rezamos…»

De todas formas, no os baséis en los milagros como si fuera lo esencial.

Las mujeres santas harán también muchos milagros de conversiones, con la Oración.

Nathanael:

–       ¡Mmm…!

Las mujeres rezar hasta el punto de hacer milagros!

–      No seas cerrado, como un escriba, Bartolomé.

¿Qué concepto tienes de la Oración?

–      Dirigirse a Dios con las fórmulas que sabemos.

–      Es eso y más.

La Oración es la conversación del corazón con Dios.

Y debería ser el estado habitual del hombre

La mujer, por su vida más retirada que la nuestra

y porque tiene una facultad afectiva más fuerte que la nuestra,

tiene más predisposición que nosotros para esta conversación con Dios.

En ella encuentra consuelo de sus dolores, alivio de sus fatigas,

que no son sólo las de la casa y las de engendrar,

sino también el soportarnos a nosotros los hombres;

encuentra aquello que enjuga sus lágrimas y devuelve la sonrisa a su corazón.

Porque la mujer sabe hablar con Dios.

Y sabrá hacerlo todavía mejor en el futuro.

Los hombres serán los gigantes de la doctrina;

las mujeres serán siempre las que con su Oración sostengan a los gigantes y al mundo.

Porque, efectivamente,

por sus oraciones se evitarán muchas desventuras

y muchos castigos quedarán suspendidos.

Así pues, harán milagros, por lo general invisibles, conocidos sólo por Dios,

pero no por ello irreales.

Tadeo dice:

–       También Tú hoy has hecho un milagro invisible, pero real.

¿No es verdad, Maestro?

–       Sí, hermano.

Felipe observa:

–      Mejor hubiera sido hacerlo visible.

–      ¿Querías que transformara a la pequeña en un niño?

El milagro en realidad es una alteración del destino de las cosas,

por tanto es un benéfico desorden,

que Dios concede para complacer la oración del hombre

y mostrarle así que lo ama

O para persuadir de que Él es el que ES.

Pero, dado que Dios es orden, no viola de forma exagerada el orden.

La niña ha nacido mujer y mujer seguirá siendo.

La Virgen. suspira:

–       ¡Me sentía muy apenada esta mañana!

Susana pregunta:

–      ¿Por qué?

La niña despreciada no era tuya.

Y añade:

–      Yo, cuando veo alguna desgracia en un niño, digo:

«¡Menos mal que no tengo niños!»

–      No digas eso, Susana

Eso no es caridad.

También yo podría decirlo, porque mi única Maternidad ha trascendido las leyes naturales.

Pero no lo digo, porque siempre pienso:

«Si Dios no hubiera querido que fuera virgen,

quizás esa semilla habría caído en mí y sería la madre de ese infeliz»

Y así tengo compasión de todos…

Porque digo: «Podría haber sido hijo mío»,

Y como madre, querría que todos fueran buenos, que estuvieran sanos, que fueran amados

y merecedores de amor, porque eso es lo que desean las madres para sus hijos

Responde dulcemente María.

Y Jesús la mira con unos ojos tan radiantes, que parece vestirla de luz.

Judas dice en voz baja:

–       Por eso tienes compasión de mí…

–      De todos.

Aunque se tratara del asesino de mi Hijo,

porque pienso que sería el más necesitado de perdón…

Y de amor.

Porque, sin duda, todos lo odiarían.

Pedro dice:

–       Mujer,

tendrías que empeñarte mucho en defenderlo, para darle tiempo de convertirse…

Yo sería el primero en quitarlo de en medio…

Jesús concluye:

–       Hemos llegado al lugar de la despedida.

Madre, Dios sea contigo.

Y contigo, María.

También contigo, Judas.

Se besan.

Jesús añade:

–      Recuerda que te he concedido una cosa muy grande, Judas.

Haz que sea un bien para ti y no un mal.

Adiós.

Y Jesús con los once restantes y Susana, se van ligeros hacia oriente.

Mientras María, la cuñada de María y el Iscariote siguen recto.

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Las monjas que intercedieron para salvar al Papa…

258 EL DEPREDADOR

258 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Por un terreno ondulante de colinas en que serpentea el camino que conduce a Nazaret,

aprovechando las sombras de las matas de olivos y de distintos árboles frutales

diseminadas por esta región cultivada y fértil,

Jesús regresa hacia su ciudad.

Cuando llega al cruce con el camino de Tolemaida, se detiene,

y dice:

–       Detengámonos aquí.

En esta casa, donde ya he estado otras veces.

Vamos a reponer fuerzas.

Así, mientras el Sol recorre su camino, estaremos juntos antes de separarnos de nuevo:

nosotros iremos hacia Tolemaida;

mi Madre y María, a Nazaret;

Juan con Hermasteo, a Sicaminón.

Van atravesando un olivar, en dirección a una casa de campesinos, ancha y baja,

adornada con la indefectible higuera,

enguirnaldada con los festones de una parra, que extiende sus ramas escalera arriba

y luego por la terraza.  

Jesús saluda: 

–     Paz a vosotros.

Aquí estoy nuevamente.

Un hombre anciano que en ese momento estaba cruzando el patio, con una brazada de haces de leña. 

Le responde: 

–      Ven, Maestro.

Tu presencia siempre es bien recibida

Dios te dé esa misma paz, a ti y a los tuyos.

Luego llama:

–     « ¡Sara!

¡Sara! Está aquí el Maestro con sus discípulos.

¡Añade harina a tu pan!».

Sale de una habitación una mujer, toda blanca de harina, pues la estaba cribando.

Y tiene en la mano todavía la criba con el moyuelo.

Se arrodilla sonriendo, delante de Jesús.

–       Paz a ti, mujer.

He traído conmigo a mi Madre, como te había prometido.

Es ésta. Y ésta es su cuñada, madre de Santiago y Judas.

¿Dónde están Dina y Felipe?

La mujer saluda a las dos Marías,

y luego responde:

–       Dina ha tenido ayer a su tercera hija.

Estamos un poco tristes, porque no se nos concede un nieto.

De todas formas, contentos.

¿No es verdad, Matatías?

–      Sí, porque es una niña muy linda.

Y en todo caso lleva nuestra misma sangre.

Te la daremos a conocer. Felipe ha ido a buscar a Ana y a Noemí a casa de sus padres.

Volverá pronto.

La mujer vuelve a su pan mientras el hombre, después de colocar en el horno los haces de leña,

se preocupa de los recién llegados

Les procura sillas.

Y les ofrece leche acabada de ordeñar para los que la desean.

O para el que lo prefiere, fruta y aceitunas.

La habitación de la planta baja es muy espaciosa, abierta por el frente y la trasera de la casa,

con sus dos puertas situadas a la sombra de la grande higuera y de un alto seto cubierto de flores estrelladas,

una especie de girasoles por la forma, pero de corola no tan gigantesca- es fresca y umbría.

Una luz esmeraldina entra en la espaciosa estancia:

dando gran alivio a los ojos fatigados a causa del exceso de sol.

Hay bancos y mesas en esta espaciosa habitación, que es donde las mujeres hilan y tejen.

Y los hombres arreglan los aperos de labranza o guardan las reservas de harina y fruta,

a juzgar por las viguetas llenas de ganchos y a lo largo de las paredes,

las tablas apoyadas en gruesas repisas, además de los largos arquibancos.

Colgados en las paredes encaladas,

hay esponjosos copos de lino o cáñamo que parecen trenzas despeinadas.

Y un trozo de tela rojo fuego, extendido encima de un telar que ha quedado destapado,

parece alegrar toda la habitación con su color alegre y pomposo.

Vuelve la dueña de la casa, que ha terminado de elaborar el pan y pregunta a los peregrinos,

si quieren ver a la recién nacida.

Jesús responde:

–      La voy a bendecir, ciertamente.

María, por su parte, se levanta,

y dice:

–      Voy a saludar a la madre.

Salen todas las mujeres.  

Bartolomé, que se le ve muy cansado,

dice:  

–      Se está bien aquí»

Pedro también medio adormilado, 

confirma: 

–      Sí. Hay sombra y silencio.

Al final nos dormiremos.  

Jesús dice: 

–      Dentro de tres días estaremos…

Y bastante tiempo, en nuestras casas.

Descansaréis, porque evangelizaréis en los aledaños.

–       ¿Y Tú?

–       En general no me moveré de Cafarnaúm;

salvo algunas veces que estaré en Betania.

Evangelizaré a los que vengan.

Luego, para la luna de Tisrí, de nuevo a caminar.

Y todos los días, acabada la jornada, seguiré mejorándoos…

Jesús calla, porque al mirarlos, ve que el sueño hace inútiles sus palabras.

Sonríe meneando la cabeza,

mientras observa a este grupo de personas vencidas por el cansancio,

que en posturas más o menos cómodas duermen con verdaderas ganas.

El silencio de la casa y la solana son completos.

Parece un lugar encantado.

Jesús sale a la puerta cercana al seto de las flores y mira, a través de sus ramas

a las suaves colinas galileas, grises todas por los olivos inmóviles.

Un ligero rumor de pasos y un gritito débil de recién nacido, suenan por encima de su cabeza.

Jesús levanta la cara y sonríe a su Madre, que está bajando;

llevando en sus brazos un bulto blanco del que sobresalen tres cositas rosáceas:

una cabecita y dos manitas gesticulantes.

–       ¡Mira, Jesús, qué niña tan bonita!

Se asemeja un poco a ti cuando tenías un día.

Eras tan rubio, que se hubiera dicho que no tenías pelo,

a no ser porque ya destacaba formando leves rizos,

como un copo de nube; respecto al color, eras también así, como una rosa.

Y… mira, mira, está abriendo los ojitos y busca el pecho;

mira, con esta sombra, tiene tus ojos azul oscuros…

¡Tesoro! ¡No tengo leche, pequeñita, rosita, tortolita mía!

Y la niña, acunada por la Virgen, calma su vagido, hace arrullos, como una tortolita y se duerme.

Al ver a su Madre acunando a la niña con la cara apoyada en la cabecita rubia.

Jesús pregunta: 

–      Mamá, ¿Hacías lo mismo conmigo? 

–      Sí, Hijo.

Te decía «corderito mío».

¿Es bonita, verdad?

–      Muy bonita.

Y robusta.

¡Bien contenta puede estar la madre!

Confirma Jesús, que está también encorvado, observando el sueño de la inocente.

–       Pues no está contenta…

El marido está enfadado porque todos los hijos son niñas.

-Es verdad que con las tierras que tenemos son mejores los niños.

Sara la dueña de la casa, que acaba de llegar, suspira profundamente,

diciendo: 

–      Pero nuestra hija no tiene la culpa…

Jesús dice con seguridad: 

–      Son jóvenes.

Que se amen.

Y tendrán también niños. 

La mujer se turba y murmura: 

–      Ahí está Felipe…

Pondrá ceño… 

Y más fuerte, dice:

–      ¡Felipe, está aquí el Rabí de Nazaret!

El hombre dice: 

–      Me alegro mucho de verlo.

La paz sea contigo, Maestro.

–      Y contigo, Felipe.

He visto a tu bonita niña.

Es más, todavía la estoy mirando porque verdaderamente despierta admiración.

Dios te bendice con hijos bellos, sanos y buenos.

Debes sentirte muy agradecido a Él…

¿No respondes?

Pareces preocupado…

–       ¡Esperaba un niño!  

Jesús pregunta con tono severo: 

–      No querrás decirme ya que eres injusto,

¿Acusando a esta inocente de ser niña, no?

¿Y, menos aún, que eres duro con tu mujer, no? 

Felipe exclama resentido:

–      ¡Yo quería un niño, por el Señor y por mí!

–     ¿Y piensas obtenerlo siendo injusto y rebelde?

¿Has leído acaso, el pensamiento de Dios?

¿Eres más que El, como para decirle: «Haz esto, que es lo justo»?

Señalando a Susana, Jesús agrega: 

Esta mujer por ejemplo, es discípula mía y  no tiene hijos.

Y, a pesar de todo, me dice:

«Bendigo esta esterilidad que me pone alas para seguirte».

Y ésta, madre de cuatro varones, desea que dejen de ser suyos los cuatro.

¿Verdad, Susana y María?

Ellas responden asintiendo. 

Y Jesús continúa: 

¿Las oyes?

¿Y tú, casado desde hace pocos años con una mujer fecunda,

bendecido con tres capullos de rosa que piden tu amor, estás enfadado?

¿Con quién?

¿Por qué?

¿No quieres decirlo?

Pues lo digo Yo: porque eres un egoísta.

Corta enseguida tu resentimiento.

Abre tus brazos a esta criatura nacida de ti y ámala.

¡Vamos!

¡Tómala en tus brazos!

Y Jesús coge el pequeño amasijo de ropa y se lo pone al joven padre en los brazos.

Jesús añade:

–     «Ve donde tu mujer, que está llorando.

Dile que la quieres.

Si no, Dios verdaderamente no te dará jamás un varón.

Te lo aseguro. ¡Ve!…

El hombre sube a la habitación donde está su esposa.  

La suegra susurra: 

–     ¡Gracias, Maestro!

Se le veía muy cruel desde ayer…

Pasan unos minutos y el hombre vuelve.

Dice:

–     Lo he hecho, Señor.

La mujer te da las gracias.

Dice que te pregunte el nombre de la pequeñuela, porque…

Porque yo le había destinado un nombre demasiado feo…

Por mi injusto odio…

–      Llámala María.

Ha bebido el llanto amargo junto con su primera gota de leche,

también amarga por tu dureza.

Puede llamarse María.

Y María la amará, ¿Verdad, Madre?

–      Sí, pobre criatura.

¡Tan bonita como es!

Será, sin duda, buena.

–      Será una estrellita del Cielo.

Regresan al gran salón donde los apóstoles se han quedado dormidos,

rendidos por el cansancio.

Menos Judas de Keriot, que parece revolverse sobre ascuas.

Y da la impresión de estar muy preocupado.  

Jesús pregunta: 

–      ¿Me necesitas para algo, Judas? 

–      No, Maestro;

pero no logro dormir.

Quisiera salir un poco.

–       ¿Quién te lo prohíbe?

Yo también salgo.

Iré a aquel colladito que está en la sombra…

Voy a descansar haciendo Oración.

¿Quieres venir conmigo?

–       No, Maestro.

Te molestaría, porque no estoy en condiciones de orar.

Estoy muy inquieto.

Tal vez…

Quizás no me siento bien y por eso estoy inquieto…

–      Quédate entonces.

No obligo a nadie.

Hasta pronto…

Adiós, mujeres.

Madre, cuando se despierte Juan de Endor, dile que vaya a verme, que vaya solo.

–      Sí, Hijo.

La paz sea contigo.

Jesús sale.

María y Susana se detienen a mirar la tela que está encima del telar.

María se sienta y pone las manos en su regazo, con la cabeza un poco baja;

quizás está orando también.

María de Alfeo pronto se cansa de mirar el trabajo del telar, se sienta en el rincón más oscuro

y se queda pronto dormida.

Susana juzga conveniente hacer lo mismo.

Quedan despiertos María y Judas.

Judas deambula un rato por el huerto.

Luego se sienta en una banca de piedra, que está junto al emparrado.

En el portal, María está recogida en sí, meditando;

mientras los demás duermen.

Judas la mira con los ojos muy abiertos.

Y una fugaz expresión de malvada hipocresía y de crueldad, se asoma a su mirada.

Es como un destello que pronto se pierde..

Tiene una belleza repulsiva. 

Hay en él una emanación de maldad, que casi se materializara.

La Virgen está absorta, totalmente alejada del mundo…

Ella, toda recogida en sí misma, meditando sin hacer caso de lo que la rodea. 

Judas mirándola fijamente con una expresión artera, con los ojos bien abiertos,

destellando una inteligencia que no es de este mundo…

Es cómo mirar a Lucifer, maquinando una estrategia de ataque…

Finalmente se levanta y se acerca a Ella sin hacer ruido.

Y al verlo es inevitable pensar que a pesar de su indiscutible belleza varonil,

parece la imagen depredadora de un felino o una serpiente mortal, acercándose a su presa.

Su personalidad es repulsiva porque emana tanta maldad,

que lo hace ver artero y cruel hasta en su paso…

La llama en voz baja:

–      ¡María!  

Ella pregunta con bondad:

–      ¿Qué quieres de mí, Judas?

Mientras lo mira con sus ojos dulcísimos.

–      Quisiera hablar contigo…

–      Habla. Te escucho.

–      Aquí no…

No quisiera que me oyeran…

¿Te importa salir un poco?

También afuera hay sombra…

–      Bien, vamos.

De todas formas, como ves, aquí están todos dormidos…

Podías hablar también aquí.

Pero se levanta y sale antes que Judas.

Y se pone junto al alto seto de flores

–      ¿Qué quieres de mí, Judas? – vuelve a preguntar.

Mientras fija agudamente su mirada en el apóstol.

El cual se turba un poco y muestra dificultad en encontrar las palabras…

María pregunta solícita: 

–     ¿Te sientes mal?

¿Has hecho algo malo y no sabes cómo decirlo?

¿Te ves a las puertas de hacer algo malo y te pesa confesar que te sientes tentado?

Habla, hijo.

De la misma forma que cuidé tu carne cuando enfermaste, cuidaré tu alma.

Dime lo que te turba y si puedo, te tranquilizaré.

Si no puedo sola, se lo diré a Jesús

Aunque hubieras pecado mucho, te perdonará si pido perdón para ti.

La verdad es que también Él te perdonaría enseguida..

Pero quizás ante Él, que es el Maestro, te avergüenzas.

Yo soy una madre…

No infundo sentimiento de vergüenza…

Judas confirma: 

–      Sí, no haces sentir vergüenza porque eres madre y además muy buena.

Eres verdaderamente la paz entre nosotros.

Yo… yo me siento muy turbado.

Tengo un pésimo carácter, María.

No sé lo que tengo en la sangre y en el corazón…

De vez en cuando no sé dominarlos…

En esos momentos, haría las cosas más extrañas…

Y las peores cosas, más perversas».

–      ¿No logras resistir al que te tienta ni siquiera al lado de Jesús?

–       No.

Créeme que sufro por ello.

Pero es así.

Soy un desdichado.

–      Oraré por ti, Judas.

–      No es suficiente.

–      Pondré a orar a los demás.

Sin decir por quién es la oración que solicito.

–       No es suficiente.

–       Pondré a orar a los niños.

A mi casa vienen muchos.

Vienen a mi huerto, como pajarillos en busca de trigo.

El trigo son las caricias y las palabras que les doy

Hablo de Dios…

Y ellos inocentes, prefieren esto antes que los juegos y las fábulas.

La Oración de los niños es grata al Señor.

–      ¡Nunca tanto como la tuya!

Pero… no, no es suficiente.

–      Le diré a Jesús que pida por ti al Padre».

–      Tampoco es suficiente

–       ¡Pero, si más ya no hay!

La Oración de Jesús vence incluso a los demonios…

–       Sí.

Pero Jesús no oraría siempre y yo volvería a ser yo…

Jesús lo dice siempre, un día se irá.

Tengo que preocuparme de cuando me falte Él.

Jesús ahora nos quiere enviar a evangelizar

Me da miedo ir a sembrar la palabra de Dios

La posesión demoníaca perfecta controla totalmente, por medio de los pecados convertidos en vicio que no se pueden dejar

acompañado por este enemigo mío que soy yo mismo.

Quisiera estar ya formado para este momento.

–       Pero, hijo mío;

si ni siquiera puede hacerlo Jesús, ¿Quién va a poder?

–      ¡Tú, Madre!

Déjame estar un poco de tiempo contigo.

Si han estado contigo paganos y meretrices, yo también puedo.

Si no quieres que esté en tu casa por la noche,

iré a dormir a casa de Alfeo o María de Cleofás, pero pasaré el día contigo y los niños.

Las veces pasadas he tratado de actuar solo y he empeorado las cosas.

Si voy a Jerusalén, tengo demasiados amigos malos.

Y en las condiciones en que me encuentro cuando se apodera de mí esto,

soy un juguete en sus manos…

Si voy a otra ciudad, es igual.

La tentación del camino se enciende en mí, además de la que ya tengo.

Si voy a Keriot a casa de mi madre, me esclaviza la soberbia.

Si voy a un lugar solitario, el silencio me tortura con las voces de Satanás.

Pero… en tu casa… ¡Oh!…

¡Contigo presiento que será distinto!…

¡Déjame que vaya!

¡Dile a Jesús que me lo conceda!

¿Quieres que me pierda?

¿Tienes miedo de mí?

Me miras con la mirada de una gacela herida,

sin fuerzas para seguir huyendo de sus perseguidores.

No, no te causaré ningún daño.

Yo también tengo una madre, y..

Y  te quiero más que a ella.

¡María, ten piedad de un pecador!

Judas se echa realmente a llorar a los pies de María,

diciendo: 

–      Mira, lloro a tus pies…

Si me rechazas, puede significar mi muerte espiritual…

Ella lo mira con una mirada de piedad, angustia y de miedo; está palidísima.

No obstante, da un paso hacia delante, porque estaba casi hundida en el seto,

para alejarse de Judas que se le estaba acercando demasiado.

Y pone una mano en el pelo moreno del Iscariote.

María lo tranquiliza: 

–     ¡Calla!

¡Que no te oigan!

Hablaré con Jesús.

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148 LA IGLESIA CATÓLICA

148 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Jesús entra en Cafarnaúm.

Viene de los campos.

Le acompañan sólo los doce; es más, los once, porque Juan no está.

Se producen los consabidos saludos de la gente:

Una gama muy variada de expresiones, desde los sencillísimos saludos de los niños, hasta los de las mujeres, un poco tímidos.

O los de quienes han recibido la gracia de un milagro, extáticos.

O incluso los curiosos o irónicos: los hay para todos los gustos.

Jesús responde a todos según el modo en que es saludado: caricias para los pequeños; bendiciones para las mujeres; sonrisas para los agraciados; respeto profundo para los demás.

Pero esta vez a la serie, se une el saludo del centurión del lugar.

Su saludo es:

–     ¡Salve, Maestro!

Jesús responde con su expresión:

–     ¡Que Dios vaya a ti!

El romano prosigue:

–     Hace varios días que te espero.

Si no me reconoces como uno de los que te escuchaban en el Monte es porque estaba vestido de paisano. ¿No me preguntas por qué estaba allí?

Mientras, la gente se ha acercado, curiosa por ver cómo se desarrolla este encuentro.

Jesús responde:

–     No te lo pregunto.

¿Qué quieres de Mí?

–     La orden recibida es seguir a quienes reúnen en torno a sí a la gente.

Porque demasiadas veces Roma ha tenido que arrepentirse de haber concedido reuniones aparentemente justas.

Pero, viendo y oyendo, he pensado en Tí como en… como en…

Tengo un siervo que está enfermo, Señor. Yace en su lecho, en mi casa, paralizado a causa de un mal de huesos.

Y sufre terriblemente. Nuestros médicos no lo curan.

He invitado a los vuestros a venir a mi casa, porque estas enfermedades se originan en los aires corrompidos de estas regiones y vosotros las sabéis curar con las hierbas del suelo que produce la fiebre.

En el suelo de la orilla donde se estancan las aguas antes de ser absorbidas por las arenas del mar; pero se han negado a venir.

Me apena porque es un siervo fiel.

–     Iré y te lo curaré.

–     No, Señor.

No te pido tanto. Soy pagano, inmundicia para vosotros.

Si los médicos hebreos temen contaminarse por poner pie en mi casa, con mayor razón será contaminadora para Tí, que Eres Divino.

No soy digno de que entres en mi casa. Si dices desde aquí una palabra, una sola, mi siervo quedará curado, porque tienes mando sobre todo lo que existe.

Si yo, que soy un hombre que depende de muchas autoridades, la primera de las cuales es César por lo cual tengo que obrar, pensar, actuar como se me dice…

Puedo dar órdenes a los soldados que tengo bajo mi mando, de forma que si a uno le digo: «Ve», al otro: «Ven», y al siervo: «Haz esto»,

El uno va a donde le mando, el otro viene porque lo llamo, el tercero hace lo que le digo.

Pues Tú, que Eres quien Eres, serás inmediatamente obedecido por la enfermedad y desaparecerá.  

Jesús objeta:  

–     La enfermedad no es un hombre…

–     Tú tampoco eres un hombre, Eres el Hombre;…

Puedes, por tanto, imperar sobre los elementos y las fiebres, porque todo está sujeto a tu Poder.

Algunas personalidades de Cafarnaúm se llevan un poco aparte a Jesús,

y le dicen:

–     Aunque sea un romano, atiéndelo.

Porque es un hombre de bien y nos respeta y ayuda. Fíjate que ha sido él quien ha hecho construir nuestra sinagoga; además tiene controlados a sus soldados los sábados para que no nos ultrajen.

Concédele pues, esta gracia por amor a tu ciudad, a fin de que no se sienta defraudado y no se irrite. Y su amor hacia nosotros se vuelva odio.

Jesús, habiendo escuchado a éstos y al centurión, se vuelve a este último sonriendo,

y le dice:

–     Ve caminando, que ahora voy yo.

Pero el centurión insiste:

–     No, Señor.

Como he dicho, el hecho de que vinieses a mi casa sería un gran honor, pero no merezco tanto…

DÏ sólo una palabra y mi siervo quedará curado.

–     Pues así sea.

Ve con fe. En este instante la fiebre lo está dejando y la vida está volviendo a sus miembros; haz que también llegue a tu alma la Vida.

Ve.

El centurión saluda militarmente, se inclina y se marcha.

Jesús se le queda mirando mientras se marcha, luego se vuelve hacia los presentes,

y dice:

–     En verdad os digo que no he encontrado tanta fe en Israel.

Es verdad: «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz. Sobre los que habitaban en la oscura región de muerte ha surgido la Luz» y…  

«El Mesías, alzada su bandera sobre las naciones, las reunirá». ¡Oh, Reino mío, verdaderamente será incontable el número de los que a ti afluyan!

Más que todos los camellos y dromedarios de Madián y de Efá.

Y que los transportadores de oro e incienso de Saba, más que todos los rebaños de Quedar y los carneros de Nebayot,

Serán los que a ti vayan…

Y mi corazón se dilatará de júbilo al ver venir a Mí a los pueblos del mar y a las potencias de las naciones.

Las islas me esperan para adorarMe, los hijos de los extranjeros edificarán los muros de mi Iglesia… 

En la Tierra el Amor de Jesús DOSIFICA nuestro calvario, Y ÉL ES EL CIRENEO que nos ayuda a recorrer el Camino…

(Católica significa Universal y su Edificio Institucional, fue edificado por el pueblo del Imperio Romano.

Su ALMA VIVIENTE, está en cada corredentor crucificado y que se mantiene DEFENDIÉNDOLA en cada corazón FUSIONADO CON EL AMOR DE COPARTICIPACIÓN…

Al Sacratísimo Corazón de la Santísima Trinidad…

En cada cristiano auténtico con vida espiritual y sacramental, que AMA las Sagradas Escrituras y las VIVE, contra todas las acechanzas de Satanás y del Anticristo…)

Cuyas puertas siempre estarán abiertas para acoger a los reyes y a las potencias de las naciones y para santificarlos en Mí.

¡Lo que Isaías vio se cumplirá!

Os digo que muchos vendrán de oriente y occidente y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos.

Mientras que los hijos del Reino serán arrojados a las tinieblas exteriores; allí habrá llanto y rechinar de dientes…

–     ¿Estás profetizando que los gentiles estarán al mismo nivel que los hijos de Abraham?

–     No al mismo nivel, sino a nivel superior.

Que esto os duela sólo por el hecho de que es culpa vuestra. No lo digo Yo, lo dicen los Profetas,…

Y los signos ya lo están confirmando.

Ahora que alguno de vosotros vaya a casa del centurión para constatar que el siervo ha sido curado, como lo merecía la fe del romano.

Venid.

Quizás en la casa hay enfermos que esperan mi llegada.

Y Jesús, con los apóstoles y algún otro, la mayoría se ha lanzado, curiosa y alborotadora, hacia la casa del centurión.

Se dirige a la casa de siempre, a la casa en que se aloja los días que está en Cafarnaúm.  

22 NACIMIENTO DEL PROFETA

A view of the Tombs of the Patriarchs in Hebron

22 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO

 Nacimiento de Juan el Bautista.

Todo sufrimiento se aplaca sobre el seno de María.

En medio de las cosas repugnantes que nos ofrece el mundo de ahora, baja del Cielo, y no sé cómo puede hacerlo, dado que yo soy como una ramita seca a merced del viento,

en estos continuos choques contra la maldad humana, tan discordante con lo que vive en mí, baja del Cielo, digo, esta visión de paz.

Continúa la casa de Isabel.

Es una hermosa tarde de verano, aún clara con un último sol, y de todas formas ya adornada en el cielo por un arco falcado de luna, que parece una coma de plata en una vasta tela azul intenso de fina seda.

Los rosales huelen fuertemente, y las abejas, gotas de oro zumbadoras, dan sus últimos vuelos en el aire quieto y caliente de la tarde.

De los prados viene un gran olor de heno secado al sol, un olor casi de pan, de pan caliente, recién hecho.

Quizás viene también de los muchos lienzos que están tendidos por todas partes para secarse y que ahora Sara está plegando.

María pasea dándole el brazo a su prima. Muy despacito van y vienen, bajo el emparrado semioscuro.

María está pendiente de todo y, a pesar de estar dedicada a Isabel, se da cuenta de que Sara está atareada en doblar un largo lienzo que ha quitado de un seto. 

Y dice a su parienta:

–     Espérame aquí, sentada.

Y va a ayudar a la anciana sirvienta, estirando la tela para alisarla, y doblándola con cuidado.

Y sonriendo dice:

–     Se siente todavía el sol, están calientes – y, para que se sienta contenta la mujer, añade: – Esta tela después de tu blanqueo ha quedado más bonita que nunca. Nadie tiene tanta maña como tú.

Sara se marcha toda contenta con su carga de fragantes telas.

María vuelve con Isabel y dice:

–     Otros poquitos pasos.

Te vendrán bien – Y, dado que Isabel está cansada y no le apetece moverse, le dice: – Vamos sólo a ver si todas tus palomas están en sus nidos y si el agua de su pilón está limpia. Luego regresaremos a casa.

Las palomas deben ser las predilectas de Isabel.

Llegadas ante la rústica torrecilla donde ya se han recogido todas las palomas (las hembras están en los nidos; los machos, delante de éstos y no se mueven, pero viendo a las dos mujeres las saludan con su arrullo)

Isabel se emociona. La debilidad de su estado la vence y le produce temores que le hacen llorar.

Se los manifiesta a su prima:

–     Si yo muriese…

¡Pobres palomitas mías! Tú no permanecerás aquí.

Si te quedaras en mi casa, no me importaría morirme. He gozado de la máxima alegría que una mujer puede recibir, una alegría que ya me había resignado a no conocer nunca.

Ni de la misma muerte puedo presentarle quejas al Señor, porque Él, ¡Bendito sea!, me ha colmado de su benevolencia. Pero, está Zacarías… y estará el niño:

uno, viejo, que se encontraría como perdido en un desierto sin su mujer; el otro, tan pequeñito, que sería como una flor destinada a morir helada, por no tener a su mamá.

¡Pobre niño, sin las caricias de su madre!…  

María dice:

–     Pero, ¿Por qué estás tan triste?

Dios te ha dado la alegría de ser madre, y no te la va a quitar cuando llega a su plenitud.

El pequeño Juan tendrá todos los besos de su mamá y Zacarías gozará de todos los cuidados de su fiel esposa hasta la más avanzada ancianidad. Sois dos ramas de un mismo árbol.

No morirá uno dejando al otro solo.

–     Tú eres buena y quieres consolarme, pero yo soy muy anciana para tener un hijo…

¡Y ahora que estoy para darlo a luz tengo miedo!

–     ¡Oh, no! ¡Está aquí Jesús!

Donde está Jesús no se debe tener miedo. Mi Niño te quitó el dolor cuando era como un capullo recién formado; tú lo dijiste.

Ahora, que cada vez va desarrollándose más y que vive ya como criatura mía;

ahora, que siento palpitar su corazón en mi garganta y es como si tuviera posado en ella un pajarito de nido, con un corazoncito de suave palpitar, alejará de ti todo peligro. Debes tener fe.

–     La tengo.

Pero, si yo muriese… no dejes a Zacarías inmediatamente. Sé que piensas en tu casa, pero, quédate un poco, para ayudarle a mi marido en el momento del primer dolor.

–     Me quedaré, para complacerme en la alegría de ambos.

Y sólo te dejaré cuando estés fuerte y te sientas aliviada.

Estate tranquila, Isabel; todo irá bien. En tu casa no faltará nada mientras dure tu dolor. Zacarías será servido por la más amorosa de las siervas.

Y tus flores y tus palomas estarán cuidadas y a unas y a otras las encontrarás avivadas y bonitas para recibir cálidamente a la dueña cuando vuelva.

Regresemos a casa ahora, te estás poniendo pálida…

–     Sí, me parece que tengo otra vez dolores.

Quizás haya llegado la hora. María, ora por mí.

–     Te sostendré con la oración hasta que tus dolores se transformen en gozo.

Y las dos mujeres entran despacio en la casa.

Isabel se retira a sus habitaciones.

María, hábil y previsora, da órdenes y prepara todo lo que puede necesitarse y trata de confortar a Zacarías, que está preocupado.

En la casa que vela esta noche, con voces nuevas, de mujeres llamadas para ayudar, María está en pie, vigilante como un faro en una noche de tormenta.

Toda la casa gravita sobre Ella, que dulce y sonriente, provee a todo; y ora.  Cuando no se le llama para esto o aquello, se recoge en oración.

Está en la habitación en que se reunían siempre para las comidas y el trabajo. Con Ella está Zacarías, paseando turbado. Ya han orado juntos.

María luego ha seguido orando; incluso ahora, que el anciano, cansado, se ha sentado en su sillón junto a la mesa y se ha quedado en silencio, soñoliento.  

Cuando ve que está dormido del todo — la cabeza sobre los brazos cruzados apoyados en la mesa —, Ella se desata las sandalias para hacer menos ruido, y camina descalza.

Luego, con menos rumor del que puede hacer una mariposa volando por una habitación, coge el manto de Zacarías y se lo extiende encima al anciano con una suavidad tal,

que éste continúa durmiendo bajo el calorcito de la lana protectora del fresco nocturno, que entra a ondas por la puerta, frecuentemente abierta.

Luego sigue orando; cada vez con más intensidad; de rodillas, con los brazos levantados, cuando el quejido de Isabel, que sufre, se agudiza.

María sale con sus pies descalzos al jardín.

Sara llega y la llama con señas.

Luego dice:

–     La señora la llama.  

María responde:

–     Voy.

María va por el lado externo de la casa, sube la escalera… Parece un ángel blanco moviéndose en la noche quieta llena de astros.

Entra en la habitación de Isabel.  

Su prima está angustiada,

y le dice:

–    ¡Oh! ¡María! ¡María!

¡Cuánto dolor! ¡No puedo más, María! ¡Cuánto dolor hay que padecer para ser madre!.

María la acaricia con amor y la besa.

–     ¡María! ¡María!

¡Deja que ponga mis manos sobre tu vientre!.

María coge esas dos manos rugosas e hinchadas, las pone sobre su abdomen ya algo abultado y las mantiene apretadas con sus manitas lisas y gráciles.

Y ahora, que están las dos solas, habla en tono suave y dice:

–     Jesús está aquí, oyéndote y viéndote.

Ten confianza, Isabel. Su corazón santo late con más fuerza, porque está actuando para bien tuyo. Lo siento latir como si lo tuviera entre una mano y otra. Yo entiendo las palabras de mi Niño hechas de latidos.

Ahora me está diciendo: «Dile a la mujer que no tema. Todavía un poco de dolor. Luego, con el primer sol, entre las tantas rosas que esperan ese rayo matutino para abrir sus pétalos sobre su tallo,

su casa tendrá la rosa más bonita, Juan, mi Precursor».

Isabel apoya también la cara en el vientre de María y llora silenciosamente.

María está un tiempo así, pues parece que el dolor va pasando a una fase de relajación reparadora. Luego indica a todos que estén tranquilos.

Ella permanece en pie, blanca y hermosa bajo el tenue claror de una lámpara de aceite, como un ángel al lado de quien sufre. Ora. La veo mover los labios.

De todas formas, aun cuando no se los viese mover, comprendería que está orando por la expresión arrobada del rostro. El tiempo pasa.

Le vuelve el dolor a Isabel.

María la besa de nuevo y se retira. Baja rápida a la luz de la luna y corre a ver si el anciano duerme todavía. Duerme, gimiendo en el sueño. María hace un gesto de piedad.

Se pone de nuevo a orar. Pasa el tiempo. El anciano sale bruscamente de su sueño y levanta su rostro, confuso, como de quien no recordase bien por qué estaba ahí.

Luego recuerda, hace un gesto y profiere una exclamación gutural, y escribe: «¿No ha nacido todavía?».

María indica que no,

Y Zacarías: «¡Cuánto dolor! ¡Pobre esposa mía! ¿Lo logrará sin morir a cambio?».

María coge la mano del anciano tratando de infundirle ánimo:

–     Para el alba, dentro de poco, el niño ya habrá nacido.

Todo irá bien. Isabel es fuerte. ¡Qué bonito va a ser este día — pues está cercana la aurora — en que tu niño va a ver la luz!

¡El más bello de tu vida! Grandes gracias te tiene reservadas el Señor, y tu hijo es su anunciador.

Zacarías menea tristemente la cabeza y señala a su boca muda. Quisiera decir muchas cosas, pero no puede.

María se da cuenta de ello y responde:

–     El Señor hará completa tu alegría.

Cree en Él completamente, espera infinitamente, ama totalmente. El Altísimo te escuchará más de lo que pudieras esperar. Él quiere esta Fe tuya total como purificación de tu pasada desconfianza.

Di en tu corazón conmigo: «Creo». Dilo a cada uno de los latidos de tu corazón. Los tesoros de Dios se abren para quien cree en Él y en su poderosa bondad.

La puerta está entornada y la luz comienza a penetrar por ella. María la abre.

El alba ha puesto toda blanca la tierra aljofarada de rocío. Se percibe un fuerte olor de tierra húmeda y hierba, y los primeros silbos de pájaros se llaman de rama a rama.

El anciano y María salen a la puerta. Están pálidos por la noche pasada en vela; la luz del alba los pone aún más pálidos.

María calza de nuevo sus sandalias y va al pie de la escalera, atenta a ver si se oye algo.

Una mujer se asoma, María hace unos gestos y vuelve. Todavía nada.

Luego va a una habitación y regresa con leche caliente. Se la da a beber al anciano.

Después va donde las palomas, y desaparece de nuevo en esa habitación; quizás es la cocina.

Se mueve aquí y allá, está atenta a todo. Se la ve tan ágil y tan serena, que parece como si hubiera dormido el mejor de los sueños.

Zacarías pasea arriba y abajo nerviosamente por el jardín.

María lo mira con piedad.

Luego entra otra vez en la misma habitación y, arrodillada junto a su telar, ora intensamente, pues la queja de la sufriente se hace más aguda.

Se curva hasta el suelo para suplicarle al Eterno.

Zacarías vuelve, entra y la ve postrada en ese modo; el pobre anciano llora.

María se levanta y le toma de la mano. Es mucho más joven que él, pero parece Ella la madre de esa vejez desolada sobre la que extiende sus consuelos.

Permanecen así, el uno al lado del otro, bajo este sol que pone rosáceo el aire de la mañana. Estando así, llega a sus oídos el jubiloso anuncio:

–     ¡Ha nacido!

¡Ha nacido! ¡Un niño! ¡Oh, padre dichoso! ¡Un niño lozano como una rosa, bonito como el Sol, fuerte y bueno como la madre!

¡Alégrate, padre bendecido por el Señor, que te ha dado un hijo para que lo ofrezcas a su Templo! ¡Gloria a Dios, que ha concedido posteridad a esta casa! ¡Benditos seáis tú y el hijo que te ha nacido!

¡Que su linaje perpetúe tu nombre por los siglos de los siglos, generación tras generación, y permanezca siempre en alianza con el Señor eterno!

María, llorando de alegría, bendice al Señor. 

Luego, los dos acogen al pequeñuelo, que le ha sido traído al padre para que lo bendiga.

Zacarías no va con Isabel; coge al niño, que grita como un desesperado. Pero no va donde su esposa.

María sí que va, llevando amorosa al pequeñuelo, el cual se ha quedado callado nada más que María lo ha cogido en brazos.

La comadre, que va tras Ella, se percata de este hecho. 

Y entrando en la habitación, lo dice:

–     Mujer, tu hijo se ha callado enseguida, cuando Ella lo ha tomado en sus brazos.

¡Mira qué tranquilo duerme! ¡Y bien sabe el Cielo lo inquieto y fuerte que es! ¡Mira, ahora parece un pichoncito!

María deposita a la criatura junto a la madre y acaricia a Isabel, poniendo en orden su pelo gris.

–     La rosa ha nacido — le dice con voz suave — y tú vives. Zacarías está dichoso.  

Isabel pregunta:

–     ¿Habla?

–     Todavía no. 

Pero, espera en el Señor. Ahora descansa. Yo estoy contigo.

Dice María: 

Mi presencia había santificado al Bautista, pero no había cancelado a Isabel la condena proveniente de Eva. «Darás a luz con dolor» había dicho el Eterno.

Sólo yo, sin mancha y sin haber tenido unión matrimonial humana, quedé exenta de engendrar con dolor.

La tristeza y el dolor son los frutos de la culpa. Yo, que era la Inculpable, tuve que conocer también el dolor y la tristeza, porque era la Corredentora.

Pero no conocí el tormento del generar; no, este tormento no lo conocí.

Y, no obstante, créeme, hija, no hubo, ni habrá jamás tormento puerperal semejante al mío… 

de Mártir de una Maternidad espiritual cumplida en el más duro lecho, el de Mi Cruz, al pie del patíbulo del Hijo que se me moría.

¿Qué madre se verá obligada a generar de esa manera? ¿Qué madre se verá obligada a amalgamar el suplicio del desgarro de sus entrañas por los estertores de su Hijo moribundo,   

con el suplicio de sentírsele retorcer las entrañas al tener que superar el horror de deber decir:

«Os amo; venid a mí, que soy Madre vuestra» a los que estaban matando a ese Hijo nacido del más sublime amor, 

que jamás haya visto el Cielo, del amor de un Dios con una virgen, del beso de Fuego, del abrazo de Luz, que se hicieron Carne, y que del vientre de una mujer hicieron el Tabernáculo de Dios?

–    ¡Cuánto dolor para ser madre! – dice Isabel.

–     ¡Mucho! Sí, pero insignificante, comparado con el mío.

–     Déjame poner las manos en tu vientre».

¡Ah, si cuando sufrís me pidierais siempre esto! Yo soy la eterna Portadora de Jesús.

Él está dentro de mi pecho, como tú lo viste el año pasado, cual Hostia en el ostensorio.

Quien a mí viene, a Él lo encuentra; quien en mí se apoya, a Él lo toca; quien a mi se dirige, con Él habla. Yo soy su vestidura.

Él es el alma mía.

Mi Hijo está ahora más unido a mí que durante los nueve meses de gestación.

A quien a mí viene y apoya su cabeza en mi regazo, todo dolor se le adormece, toda esperanza le florece, toda gracia le fluye.

Yo oro por vosotros. Recordadlo.

La beatitud de estar en el Cielo, viviendo en el esplendor de Dios, no me distrae de mis hijos que padecen en la Tierra. Yo oro. Todo el Cielo ora porque el Cielo ama.

El Cielo es caridad que vive, y la Caridad tiene piedad de vosotros. Pero, aunque sólo estuviera yo, habría suficiente oración para cubrir las necesidades de quien espera en Dios.

Porque no ceso de orar por todos vosotros, santos y malvados, para dar: a los santos, la alegría; a los malvados, el salvífico arrepentimiento.

Venid, venid, hijos de mi dolor. Os espero al pie de la Cruz para distribuir gracias.  

115 LA PRIMERA DISCÍPULA

115 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Jesús va caminando solo, raudo, por la vía de primer orden que pasa cerca de Nazaret.

Entra en la ciudad y se dirige a su casa.

Cerca ya de ella ve a su Madre, que también se está dirigiendo a la casa, acompañada por su sobrino Simón, que va cargado de haces de ramas secas.

La llama:

–    ¡Mamá!

María se vuelve y exclama:

–    ¡Oh, Hijo mío bendito! 

Y ambos corren al recíproco encuentro.

Simón imita a María y dejados los haces de ramas en el suelo, va hacia su primo y lo saluda cordialmente.

Jesús dice:

–     Mamá mía, aquí estoy. ¿Estás contenta ahora?

María contesta feliz:

–     Mucho, Hijo mío. Pero…

Si sólo por mi súplica lo has hecho, te digo que ni a ti ni a mí nos es lícito seguir los dictámenes de la sangre antes que la misión.

–     No, mamá; he venido también para otras cosas.

–     ¿Es verdad lo que dicen, Hijo mío?

Yo creía, quería creer, que no te odiasen tanto, que se tratase de voces mentirosas…

Las lágrimas se patentizan en la voz y en los ojos de María.

–     No llores, Mamá; no me des este dolor. Necesito tu sonrisa.

–     Sí, Hijo mío, es verdad.

Ves tantos rostros duros de enemigos, que necesitas sonrisas y mucho amor. No obstante, aquí, ¿Ves?, aquí hay quien te ama por todos…

María, apoyándose levemente en su Hijo, quien con el brazo sobre sus hombros, la lleva arrimada a sí.

Camina lentamente hacia la casa, tratando de sonreír para eliminar todo rastro de dolor en el corazón de Jesús.

Simón igualmente, tras haber recogido sus haces de ramas, va caminando al lado de Jesús.

Jesús dice preocupado:

–    Estás pálida, Mamá.

¿Te han causado mucho dolor? ¿Has estado enferma? ¿Has trabajado demasiado?

–     No, Hijo, no.

A mí no me han causado ningún dolor. Mi único padecimiento eras Tú, lejano y no amado. No, no, aquí son todos muy buenos conmigo.

Bueno, ya no me refiero a María y a Alfeo; ya sabes cómo son.

E incluso Simón. Ya ves lo bueno que es… pues siempre así. Ha sido mi socorro durante estos meses.

Es él quien ahora se encarga de traerme la leña. Es muy bueno. Y también José, ¿Sabes? Muchos detalles de amabilidad con su María. 

Jesús se vuelve hacia su primo:

–     Que Dios te bendiga Simón, y también a José.

Os perdono el que todavía no me améis como Mesías. ¡Oh, sí, llegaréis a amarme en cuanto Cristo que soy!

Pero, ¿Cómo podría perdonaros el no amarla a Ella?

Simón responde:

–     Querer a María es un hecho de justicia y significa paz, Jesús.

Pero también te queremos a ti, sólo que… tememos demasiado por ti.

–     Sí. Me queréis humanamente. Alcanzaréis el otro amor.

María dice:

–     Tú también, Hijo mío, estás pálido; y más delgado.

Simón observa:

–     Sí, también lo veo yo.

Pareces como más mayor.

Entran en la casa. Simón deja en su sitio los haces de leña y discretamente, se retira.

–     Hijo, ahora que estamos solos, dime la verdad, toda.

¿Por qué te han expulsado?

María tiene sus manos en los hombros de su Jesús y fija la mirada en su rostro enflaquecido.

Jesús sonríe, con una sonrisa dulce pero cansada.

Y dice:

–     Por tratar de conducir al hombre a la honestidad, a la justicia, a la verdadera religión.

–     Pero, ¿Quién te acusa?, ¿El pueblo?

–     No, Madre; los fariseos y escribas…

Excepto algún que otro justo que hay entre ellos.

–     ¿Qué has hecho para atraerte sus acusaciones?

–     Decir la verdad.

¿No sabes que éste es el mayor error que uno puede cometer ante los hombres?

–     ¿Y qué han podido argüir para justificar sus acusaciones?

–     Embustes. Los que ya sabes y otros.

–     Díselos a tu Madre.

Deposita todo tu dolor en mi pecho.

El pecho de una madre está acostumbrado al dolor y se siente feliz de beberlo hasta la hez, si con ello lo elimina del corazón de su hijo.

Dame tu dolor, Jesús. Ponte aquí, como cuando eras pequeño; deposita toda tu amargura.

Jesús se sienta en una pequeña banqueta a los pies de su Madre y cuenta todo lo acaecido durante los meses pasados en Judea.

Sin rencor, pero sin velo alguno.

María acaricia sus cabellos, con una heroica sonrisa en los labios, que combate contra el brillo de llanto de sus ojos azules.

Jesús habla también de la necesidad de entrar en contacto con mujeres, para redimirlas.

Y de su dolor de no poderlo hacer a causa de la malignidad humana.   

María escucha comprensiva y decide:

–      Hijo, no debes negarme lo que deseo.

A partir de ahora iré contigo cuando Tú te alejes; en cualquier época o estación del año, en cualquier lugar.

Te defenderé de la calumnia. Bastará mi presencia para hacer caer el lodo. Y María vendrá conmigo; lo desea ardientemente.

El corazón de las madres es necesario junto al Santo.

Y también contra el demonio y el mundo.

CONSOLADORA DE LOS AFLIGIDOS

PODEROSO SANTO ROSARIO 3

Habla la Santísima Virgen María

Hijitos Míos Soy vuestra Madre, la Siempre Virgen María y os acompaño, os protejo, os guío. 

Yo Soy Escudo contra toda la Maldad que os quiera atacar y destruir.

Sí Mis pequeños, la Maldad ha tomado un gran poder sobre la Tierra, pero Yo estoy aquí cuidándoos, cuidando al rebaño de Mi Hijo,

Cuidando a aquellos que Le son fieles, que quieren seguir Sus Pasos, que quieren aprender de Sus Palabras, que se quieren llenar de Su Amor.

Mis pequeños, ciertamente hay mucha maldad pero os protejo, para que vosotros seáis Luz en estos momentos de tinieblas. 

Yo os iré guiando e iréis vosotros llevando la Luz del Amor, la Luz del Evangelio.

La Luz de cada Palabra que Mi Hijo dio, es Luz para las almas de vuestros hermanos; pero desgraciadamente y lo tengo que decir así, es Luz para aquellos que quieren escuchar.

Porque hay tantas almas que han cerrado su corazón, que no quieren saber nada de su Dios y estas almas, con esa actitud, están destruyendo su futuro.

Mis pequeños, son días difíciles, días de maldad, días en los que el Enemigo trata de burlarse del Amor de Nuestro Dios y Señor, pero no podrá.

Así, como ahora estáis vosotros reunidos, también, voy reuniendo grupos alrededor del Mundo y esto va creando una fortaleza.

Un Rosario, que es lo que os he pedido que hagáis y es lo que hará que Mi Corazón Inmaculado venza al Enemigo. 

Son Mis tiempos, este es el Tiempo que Me concedió el Padre desde el Génesis; son Mis tiempos para pisar la cabeza de Satanás.

Son Mis tiempos para Vencerlo; son Mis tiempos, en donde el Amor.

El Amor que Me llena de Mi Dios en Su Santísima Trinidad, vencerá la maldad y será encadenada esa Maldad de Satanás.

Os he pedido, en todas Mis Apariciones, el rezo del Santo Rosario. 

Es una invocación hacia Mi Corazón, es una invocación que Yo hago a Mi Dios, vuestro Dios.

Y con eso voy ganando Gracias, Bendiciones, para todos vosotros.

Cada vez que repetís Mi Nombre, Satanás pierde fuerza, él no soporta escuchar Mi Nombre, Mi Nombre sencillo: María. 

Cuando vosotros lo hacéis de corazón, Satanás va perdiendo fuerza y es por eso que os lo he pedido alrededor del Mundo,

para que Yo, siendo vuestra Madre, vuestra Guía y Protectora, vayaMos, entre todos, venciendo a esta Serpiente Antigua, llamada Satanás.

Os tenéis que unir Mis pequeños. Y qué mejor que a través de las cuentas del Santo Rosario,

ellas os dan protección pero, también vida y crecimiento espiritual.

Cuando vais meditando los Misterios, dejáis que Mi Esposo, el Santo Espíritu de Dios, os dé lecciones de Amor, lecciones de la Vida de Mi Hijo, lecciones que os van a santificar, Mis pequeños.

Cuando realmente vivís el Santo Rosario, estáis viviendo la Vida de Mi Hijo, la estáis meditando y le dais un gozo inmenso.

 Y así entre los dos, os vaMos cuidando y os vaMos santificando.

Vivir unidos al Santo Rosario, os va dando un camino seguro para llegar al Reino de los Cielos, pero no llegáis como todas las almas que no lo quieren rezar,

sino como os dije: llegáis santificados, llegáis con un Amor inmenso hacia vuestro Dios, Mi Jesús, Mi Hijo y hacia Mí, vuestra Madre, la Siempre Virgen María.

Es tanto el Amor que os teneMos Mis pequeños, es tanto el Amor y rezar el Santo Rosario, es una forma en que vosotros Nos dais vuestro amor.

Y así, Nos compartiMos el Amor los unos a los otros, viviMos el Cielo en la Tierra.

Por eso os pido nuevamente Mis pequeños, que recéis el Santo Rosario, con el mayor fervor posible, entregados totalmente a la meditación.

Que cada una de vuestras palabras salga de vuestro corazón y que llegue directamente al Corazón de Mi Hijo y al Mío. 

Meditad, meditad cada Misterio.

Antes de que empecéis el Misterio, nombradlo y llevadlo a vuestro corazón, poneos en el preciso lugar y en ese preciso momento de la Vida de Mi Hijo y de la Mía, acompañadNos.

¿Qué haríais vosotros en esos momentos? ¿Cómo viviríais vosotros esos momentos de cada Misterio? 

Recordad que para Nosotros no hay tiempo y si vais a estar con Nosotros, estaréis en ese tiempo.

A momentos, alabaréis el Santo Nombre de Mi Hijo en Su Nacimiento.

A momentos, Me agradeceréis a Mí, vuestra Madre, haber sido la Madre del Salvador.

A momentos, Me acompañaréis con Mi Hijo en momentos de Gloria o en momentos dolorosos.

El Santo Rosario, no es para rezarse rápido y sin sentido, es para que os acerquéis a la Vida de Mi Hijo y a Mi Vida, Mis pequeños. 

El Santo Rosario os debe acercar a Nuestra Vida: una Vida salvífica, una Vida de Amor, pero también de Dolor y a una Vida de Triunfo.

A eso os lleva el Santo Rosario, Mis pequeños. Triunfaréis junto con Nosotros, con la Resurrección de Mi Hijo, con Su Ascensión y Mi Asunción.

Vosotros como os dije, estaréis preparados para también, tener vuestra Gloria, en el Reino de los Cielos, por haber sido fieles al Santo Rosario. 

Mis hijos, Mis hijos verdaderos están Conmigo y se unen a Mí en el Santo Rosario.

No os separéis de él, invitad siempre a las almas del Cielo, del Purgatorio, uníos a las de la Tierra y a las del Universo entero,

NO ESTÁIS SOLOS Mis pequeños, ¡No estáis solos! 

Con tu Rosario Madrecita, convertido en la Red Divina de la salvación, te entrego con cada Ave María, LAS ALMAS DE…

Juntos vencereMos a la maldad y dareMos camino para la nueva realidad, que pronto se ha de manifestar a la Tierra y al Universo entero.

¡El Triunfo, el Triunfo de Mi Hijo, el Triunfo del Amor de la Santísima Trinidad!, también, vuestro triunfo, por ser fieles al Amor.

J. V. dice: Veo a la Santísima Virgen y de Su Corazón sale mucha Luz.

Hijitos Míos, Mi Hijo, Mi Dios y Señor, Me ha dado Su Corazón,

Yo Soy Su Madre, sufriMos juntos la Pasión, Su Muerte y gocé inmensamente Su Resurrección.

La Luz que sale de Mi Corazón, llega a todas las almas, toca a todas las almas, pero no todas reciben esta Luz de igual forma.

Aquellas almas que han sido tocadas anteriormente por Mi Hijo, que han recibido Su Luz y  han cuidado esa Luz en su corazón,

al ser tocados por Mi Luz, aumentan de Gracia, aumentan su amor por Mi Hijo y por Mí. Y gozosos están, porque saben lo que esto significa, Mis pequeños.

Os preguntaréis qué significa y es el Retorno de Mi Hijo, es la Luz de Salvación, es la Luz transformadora que al salir de Nuestros Dos Sagrados Corazones,

purificará todo aquello que ha sido afectado por el pecado, que ha sido afectado por Satanás, que ha sido afectado por el error que vosotros Mis pequeños, habéis dejado entrar a vuestro corazón.

(Se dirige a J.V.) Ciertamente Mi pequeño, no ves Mi Rostro, es tanta la Luz que sale de Mí, que no te permite verMe bien.

Pero entended Mis pequeños, es Luz de Amor, que brota inmensamente, de una Madre que os ama infinitamente.

¡Cómo quisiera que esta Luz que proviene de Mi Dios y Señor, os transformara, para que Yo os pudiera tomar y regresaros al redil de Mi Hijo!

Porque ciertamente hay almas que, a pesar de recibir esta Luz transformadora y purificadora, no hace mella en su corazón, no hace mella en su alma, no hace mella en su arrepentimiento.

NO buscan ser mejores, no toman en cuenta todo lo que Mi Dios y Señor ha hecho por ellos y tampoco, toman en cuenta lo que Yo trato de hacer con sus almas.

Los cristianos que viven el evangelio de San Evangelista: un evangelio que NO EXISTE, pero que ellos han acomodado a su manera de vivir. Con la Palabra de Dios que les gusta, DESECHANDO lo que les disgusta….(Porque se NIEGAN A OIR LO QUE NO LES CONVIENE)

Almas necias, almas pecadoras, almas que no quieren dejar entrar esta Luz en su ser y ser transformados, para que puedan gozar de los bienes que Nuestro Dios y Señor tiene preparados para todos vosotros.

A ese grado llega Satanás a destruir las almas, a convencerlas de que NO deben recibir la Luz de Mi Hijo, ni la Luz que sale también, de Mi Corazón de Madre Amorosa.

Es un dolor muy grande el que Nos producen estas almas.

Ya no son portadoras de Amor, ya no son portadoras de Vida, son almas que se han dejado tomar plenamente, por Satanás y mucho mal causan a otras almas.

Por eso viene esta Purificación Universal, para que no sean afectadas tantas almas que aún dudan, que todavía no tienen bien cimentadas las Virtudes, el Amor, la vida íntima con Mi Dios y Señor.

Estas almas malas, son como un cáncer que va destruyendo almas buenas; almas que pueden dar mucho, pero no están muy convencidas de la vida de la Gracia que de Mi Dios y Señor, brota.

Os amo tanto Mis pequeños, y Satanás sabe que éstos son Mis tiempos en que voy a recuperar la mayor cantidad de almas; para que no se condenen.

Y por eso Me ataca tanto, ataca Mi Santo Nombre, ataca a las Iglesias, ataca todo aquello que lleva Mi Presencia. 

Soy su enemiga y trata de evitar que esta Luz Amorosa, que esta Luz de Madre que os ama tanto, llegue a vuestros corazones

y os pueda mover hacia el camino de la felicidad, que se da cuando volvéis a recibir, en vuestro corazón, la Gracia de Nuestro Dios.

Orad Conmigo, Mis pequeños, ¡Os he pedido tanto el rezo del Santo Rosario! 

Orad Conmigo para que juntos, rezando el Santo Rosario, podaMos vencer a las fuerzas de Satanás, que se han desatado a unos niveles altísimos y por eso, estáis viendo tanto mal alrededor vuestro.

Con el Santo Rosario, podeMos y quiero recalcar esto, PODEMOS, porque Yo estaré siempre con vosotros, destruir las fuerzas de Satanás, doblegarlo, humillarlo, que esto es lo que más le duele a él, por su soberbia.

Él se siente vencedor, pero será vencido por una Mujer y por todos aquellos que aman a esta Mujer, que Soy Yo, Mis pequeños.

No os separéis de Mí, juntos oremos, sirvaMos a Nuestro Dios.

En la Cruz, Mi Hijo pedía almas, acompañadMe, Mis pequeños, a dárselas.

Vivió y murió por vosotros, vivió y murió por las almas y de todos los tiempos.

Vivió y murió para ver una transformación y de esta forma, regresara la humanidad a ser como al Principio, antes del Pecado Original.

Oremos juntos Mis pequeños, para que, al vencerlo, no pueda seguir moviendo a tantas almas al error y a la maldad, como las tiene ahora;

Y al perder fuerza, muchas almas se liberen de esa maldad que les está quitando su libertad, que les está llevando por caminos de obscuridad-

Y que no les permite ver la Luz que emana de Nuestros Corazones Sacratísimos.

AcompañadMe, y ayudadMe a salvar estas almas que, aparentemente, no sufren, pero Satanás las engaña a tal grado y les promete tantas cosas,

que ciertamente no se las va a cumplir, pero que serán atormentadas eternamente si no se las quitaMos.

Confiad, pues, Mis pequeños, en esta oración tan sencilla, pero tan poderosa, que es el rezo del Santo Rosario.

Recordad, la sencillez y la Humildad, cuando están ante los Ojos de la Santísima Trinidad, se vuelven armas poderosísimas contra la soberbia de Satanás.

Seguid siendo Mis pequeños hijitos, obedientes, amadísimos de Mi Corazón, que Me ayudáis a darLe almas a Mi Hijo.

QuitémosLe esa sed que Le agobia tanto en la Cruz, dándoLe las almas que Él quiere, porque Se dio por todas.

Visión: Veo a San Miguel Arcángel, está luchando contra muchos demonios, se ve hasta pequeño ante esos demonios tan poderosos, pero no pueden contra él.

Se ven de formas feas, no les alcanzo a ver una forma exacta, pero se ven como cosas negras, algo grandes, sin formas exactas, pero no lo pueden vencer.

Hijitos Míos, la batalla es fuerte en los Cielos y vosotros estáis sintiendo esta fuerza de Satanás entre vosotros.

Sabed que estáis siendo protegidos contra la fuerza total de Satanás.

San Miguel, junto con los Ejércitos Celestiales, lucha contra esas fuerzas satánicas; él puede vencerlos, pero vosotros sois muy pequeños y débiles

porque os falta una vida más profunda en la Oración, que con ella podéis vencer más fácilmente a los demonios y a todo aquello con lo cual os quieren llevar a la perdición de vuestra alma.

Estad atentos también, Mis pequeños, como se os ha pedido antes, en mantener una devoción muy grande por las benditas ánimas del Purgatorio. 

Ellas tuvieron ya su tiempo sobre la Tierra, padecieron lo que vosotros estáis padeciendo, conocen lo que el pecado produce en el hombre, en su alma, en todo su ser;

conocen la afectación que su pecado causa en el Cielo y lo que su pecado causa con la relación entre hermanos.

Ahora están en tránsito de purificación para poder llegar al Cielo, cuando estén purificadas y aptas para gozar eternamente el regalo que Mi Dios y Señor tiene preparado para cada una de ellas. 

Ciertamente ellas, como se os ha enseñado, no pueden orar por ellas mismas y necesitan de vuestras oraciones, vuestra donación, vuestros sacrificios,

para que vosotros podáis acelerar ese tránsito y que puedan gozar ya las delicias del Reino de los Cielos, pero mucho se os ha olvidado pedir por ellas,

En el Purgatorio tenemos que APRENDER a AMAR HASTA ALCANZAR LA SANTIDAD, completamente SOLOS, sin la ayuda Divina…

son pocas las almas que les ayudan a que su purificación sea más rápida.

Sabéis, porque se os ha explicado, que ellas, cuando ya entren al Reino de los Cielos, os ayudarán en vuestra lucha propia y contra Satanás para que lleguéis prontamente al Reino de los Cielos.

Tenéis esa lucha doble, el venceros a vosotros mismos, el vencer vuestras pasiones, el vencer vuestras debilidades que os llevan a pecados graves y menos graves,

pero también ciertas almas sufren de ataques más fuertes de parte de estos enemigos del Bien y por eso, Mis pequeños, debéis estar preparados continuamente para poder vencer sus tentaciones

y poder vencer toda la maldad que ellos provocan a vuestro alrededor y también en vosotros mismos, desviándoos de diversas formas para que no os mantengáis en el camino del Bien.

La oración es imprescindible, Mis pequeños, para que se vayan agudizando vuestros sentidos, porque Satanás cada vez se vuelve más sutil para engañaros y llevaros hacia el mal.

 Ahí debéis poner más atención, en esa sutileza maligna que os puede afectar gravemente a vosotros y a vuestros hermanos.

Del Cielo tenéis mucha ayuda, siempre y cuando la pidáis, porque también a muchísimos de vosotros se os olvida que estaMos Nosotros prestos a ayudaros

en cualquier forma y en diferentes momentos de vuestra existencia, pero queréis hacer todo con vuestras pobres capacidades espirituales. 

Sufrís mucho y podría decir que por vuestra culpa, porque os apartáis de la Gracia de Mi Dios y vuestro Dios al no pedir continuamente Su ayuda.

El Cielo entero tiene como misión, también, el ayudaros en todo momento y esa ayuda es constante.

Sabiendo que vosotros no acudís continuamente a Nosotros, la tenéis, pero en casos especiales y aun graves, poco os acordáis de que estaMos para serviros. 

La Comunión de los Santos es imprescindible ya, en estos momentos que se avecinan, no podéis caminar solos.

Has visto, Mi pequeño, esa fuerza de satanás luchando contra San Miguel, él puede vencerlos, pero vosotros, os repito, no podéis estando solos, tenéis que estar conscientes de esto, Mis pequeños. 

La unión espiritual en la Comunión de los Santos os dará la fuerza para poder vencer lo que traéis vosotros en vuestro interior y todo aquello que pueda atacaros en el exterior.

Orad, ayunad, sacrificaos para poder vencer las fuerzas de Satanás.

Ya no son tiempos fáciles los que estáis viviendo, se vendrán tiempos muy difíciles que aun los mismos ministros de la Iglesia no podrán vencer, si no se acercan más a Mi Hijo y a Mí, vuestra Madre.

Debéis tomar en cuenta estos Consejos que os doy, Mis pequeños, la lucha es fuerte y vosotros sois débiles.

Mantened esa Humildad y dejaos guiar por la Sabiduría Divina para que satanás no os venza, ni a vosotros ni a vuestros hermanos en la Tierra y en el Universo entero.

Mí Dios y Señor, Padre de todo lo creado, os bendiga; que Mí Hijo, bendición de Mí Dios y Señor, a Mí Corazón y a Mí Vientre Virginal, os bendiga y que Mí Esposo, el Santo Espíritu del Amor, la Sabiduría, la Palabra, el Amor, también os bendiga

y recibíd, también de Mí, Vuestra Madre Celestial, Mis Bendiciones y Mí Ternura y preparád vuestra voluntad a una libre donación para ser guiados al triunfo de la Verdad y del Amor.

PODEROSO SANTO ROSARIO 2

Dice J.V:

El Santo Rosario y la Santa Misa en sí tienen un gran valor y éste se irá aumentando de acuerdo a la devoción que pongamos…

Y  a nuestro grado de profundización en la Oración y de petición que tengamos; pero la siguien­te experiencia nos hará entender mejor como debemos hacer nuestras oraciones.

La Santísima Virgen María nos había pedido que después de la Santa Misa rezáramos el Rosario a mi compañera de misión y a mí.

Solíamos empezar invocando a la Santísima Trinidad y Les ofrecíamos nuestras oraciones con la intercesión, ya fuera de la Santísima Virgen o del Señor San José, a quienes les pedíamos que lo presidieran.

Así lo hicimos varias veces hasta que un día, al empezar EL Credo, de repente tuve una visión (dada por el Espíritu Santo), teniendo mis ojos cerrados yo “veía” con otros ojos (del alma),

vi en lo alto el Cielo abierto, se veía como un agujero redondo y muchas personas de pie se asomaban por el y nos estaban observando.

En­tonces escuché una voz interna que me decía: ¿Por qué no nos invitan a no­sotros los Ángeles y los Santos a rezar con ustedes el Santo Rosario?

De inmediato le conté a mi compañera lo que me habían dicho y como respuesta le dijimos a la Santísima Trinidad que también invitábamos a los Án­geles y a los Santos a orar con nosotros.

Los sufrimientos en el Purgatorio expían nuestros propios pecados, PERO YA NO TIENEN MÉRITOS DE CORREDENCIÓN, porque éstos se terminan con la muerte…

Pasó un momento y de repente se me presentaron unas almas del Purgatorio y me hicieron la misma peti­ción y también le presentamos a la Santísima Trinidad ésta petición de unirse con nosotros.

Y como acto seguido: “mi compañera dijo: Y también nos unimos a todos los Rosarios que se estén rezando en éstos momentos en to­da la Tierra.»

Seguimos rezando y de repente vuelvo á escuchar una voz del Cielo que me decía: 

“Cuando ustedes dos rezan el Santo Rosario, su Rosario vale por dos, pero cuando nos invitan a todos (Cielo, Purgatorio y Tierra) sus Rosarios valen por millones”.

Desde ese día procuramos invitarlos a todos y ya no solamente para el Santo Rosario,

sino también al ir a Misa o a cantar o a cualquier cosa que hagamos para darle gloria y alabanza a la Santísima Trinidad y a la Santísima Virgen María.

Con respecto a la Santa Misa tengo 3 experiencias muy bellas.

La pri­mera sucedió cuando un día llegamos a Misa mi compañera y yo. Y llegamos aventándole besitos a la Santísima Virgen de Guadalupe,

¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y en el hueco de mi mano?

porque el día anterior, Dios Padre le había dicho a mi compañera que ésta misión nos la había concedido Él a nosotros dos, porque la Santísima Virgen de Guadalupe había intercedido por nosotros para que nos la otorgara.

Imagínense la a­legría que teníamos.

Pero prosigamos, íbamos entrando a la iglesia lanzándole besitos a la Sma. Virgen cuando nos para en seco y me dice:

“No hijo mío, cuando ustedes entren a la Iglesia, primero saludan a Mi Hijo y lue­go a MÍ. 

Y te voy a indicar los puntos que deben de seguir al ir a Misa:

1o.  Primero saludan a Mi Hijo y luego a Mí.

2o.  Se olvidan de todo lo de afuera (para no distraernos).

3o. Se ponen en Presencia de Mi Hijo (esto es sabiendo que esta presente tanto en el Tabernáculo como en nuestro cora­zón).

4o.  Atienden a la Misa con el mayor fervor posible.

5o.  Y que NUNCA se les olvide, dar gracias por todas las bendiciones que se reciben en una Misa.  

La segunda experiencia que les quiero compartir, va en íntima relación con la Misa.

Estando en Oración me veo en el espació y veo a lo lejos a la Tierra.

Así la vi un momentito y de repente veo saliendo de lo profundo del espacio y viniendo de la derecha hacia la izquierda y hacia la Tierra, un rayo de luz azul el cual llega a la Tierra y hace que toda ella se ponga azul.

Y en ese instante se me da el conocimiento de que ca­da vez que hay una consagración (en una Misa) en cualquier parte del mundo TODA la Tierra recibe bendiciones.

Esto lo explicará mejor la tercera experiencia.

Estando un día ayudando al sacerdote a la Misa, cierro mis ojos para invitar al Cielo, Purgatorio y Tierra y en eso tengo una visión.

La Iglesia desaparece, tal como es. Y aparece mucho más grande y sin pa­redes, vi mucha gente vestida de blanco y con palmas en las manos y en fi­las largas viniendo a la Iglesia.

Arriba vi tres tronos, en medio a Dios Pa­dre, a Su derecha vacío y a Su Izquierda el Espíritu Santo.

Me llamó la atención ver que Dios Padre y Dios Espíritu Santo eran igualitos a co­mo hemos visto a Nuestro Señor, pero ellos dos tenían sobre Sus cabezas una llamita de fuego.

Al ver vacío el trono de Nuestro Señor Jesucristo, pregunte en donde estaba y me hicieron voltear al altar y lo vi junto al sacerdote que estaba oficiando.

Así nos podemos explicar el por qué tantas bendiciones se obtienen en una Misa, es el mismo Jesús ahí presente.

«Oh Jesús Sacerdote, guarda a tus sacerdotes en el recinto de tu Corazón Sacratísimo, donde nadie pueda hacerles daño alguno; guarda puros sus labios, diariamente enrojecidos por tu Preciosísima Sangre. Entregamos en tus divinas manos a TODOS tus sacerdotes. Tú los conoces. Defiéndelos, Ayúdalos y SOSTENLOS, para que el Maligno no pueda tocarlos. Amén

Habla La Santísima Virgen María

Hijitos Míos, estáis en una época de la humanidad en la cual, Satanás, la Serpiente Antigua, va a tratar de destruir a la humanidad, a todos vosotros, a toda la Creación.

A todo lo que Dios, Nuestro Padre, Nuestro Dios, creó con Amor.

Va a utilizar todas las armas posibles, tanto físicas, como espirituales para destruiros.

También ésta es la época en la cual Yo, como Madre vuestra, entro en acción fuertemente lo sabéis, para luchar contra ésta Serpiente y con Mi Calcañar, le aplastaré la cabeza.

Mis pequeños, ni aún sus ardides, sus armas más poderosas, sus trucos, su Maldad, van a poder destruir a todos aquellos que han sido marcados en la frente con el Amor.

Os repito, quienes han sido marcados con el Amor.

Las almas que se han acercado al Amor de Nuestro Padre, al Amor de la Santísima Trinidad, son aquellas almas que van a ser mantenidas en éste tiempo de Purificación.

Ciertamente, algunas almas serán tomadas como sacrificio, como holocausto, para la salvación de muchas otras almas, para su salvación; pero es el Amor el que va a perseverar para la Tercera Etapa de la Humanidad.

Y ALMA DE NIÑO…

Y como os digo, ninguna arma va a ser más poderosa que el Amor.

Yo, en todas Mis Apariciones, os di el Secreto para poder vencer en éstos momentos: el Santo Rosario, Mis pequeños.

Os lo vuelvo a repetir, porque muchos de vosotros os vais a ir involucrando en los Acontecimientos, os vais a ir atemorizando con lo que vaya sucediendo en vuestras vidas y esto NO DEBE SER, Mis pequeños.

Conocéis perfectamente los Acontecimientos, conocéis cómo se van a ir sucediendo, porque se os ha avisando a lo largo de la historia.

Y en éstos momentos vosotros no debéis tomar parte en ellos, en el sentido de que no os atemoricéis, pero sí toméis partido en cuanto a que oréis para que vuestros hermanos puedan entender y se puedan zafar de los acontecimientos.

Y orar y también pedir por vuestros hermanos, como lo deberéis hacer vosotros y ayudar en la salvación de muchos que no están con Nosotros todavía.

Mis pequeños, son tiempos difíciles, pero por otro lado, son tiempos de salvación, son tiempos para pescadores de hombres y vosotros sois pescadores de hombres.

COMO LO FUERON LOS PRIMEROS APÓSTOLES,

SOIS LOS PESCADORES DE ÉSTOS ÚLTIMOS TIEMPOS,

TIEMPOS EN DONDE LA PESCA VA A SER INMENSA.

Debéis salvar a muchos, muchos de vuestros hermanos que están apartados, que negaron la Vida de Mi Hijo, todos Sus Méritos, Su Amor, Su Muerte, Su Resurrección, han desperdiciado todo lo que se les dio.

Los primeros, aquellos que vivieron en la época de Mi Hijo tuvieron el Apostolado de Mi Hijo, no habían tenido instrucción por parte de Él, solo la Ley y los profetas, luego lo escucharon y muchos lo despreciaron.

Los pueblos anteriores a Mi Hijo no han pecado lo que los pueblos actuales han pecado, porque ahora sí habéis tenido la Predicación de Mi Hijo intensamente y alrededor del mundo.

 El Juicio para los pueblos actuales será más severo, pero por otro lado se cuenta con vuestra actuación, con vuestra intercesión, con vuestra ayuda, con vuestros méritos.

No os hagáis sordos a Mi Llamado, es tiempo de que os deis al cien por ciento, son tiempos difíciles en que os deberéis dar como Yo, vuestra Madre Me di por Mi Hijo,

como los apóstoles después del Pentecostés se dieron y como se han ido dando muchos, muchos de Mis hijos alrededor del mundo después.

Mis pequeños, sois pescadores de hombres, pescadores de almas, es una misión grandemente loable para el Reino de los Cielos, no despreciéis éste regalo que se os da.

Manteneos firmes, Satanás no podrá contra vosotros, tened siempre con vosotros el Santo Rosario.

Unid a vuestros hermanos con el Rezo del Santo Rosario, unid a la humanidad entera al Rezo del Santo Rosario y pronto,

PRONTO TERMINARÁ ÉSTE ATAQUE SATÁNICO QUE TENDRÉIS ALREDEDOR DEL MUNDO…

Con ésta arma poderosísima, que Yo os he dado, VENCEREMOS, no dudéis, Mis pequeños, venceremos.

Hijitos Míos, Yo, como Madre vuestra, os voy cuidando, Soy la Protectora de todos los pueblos de la Tierra, porque todos vosotros sois Mis hijos, porque así Me lo pidió Mi Hijo.

Me pidió que os protegiera y que buscara vuestra salvación.

Ciertamente Satanás, va tratando de destruir la obra de Mi Hijo y va atacando Mi protección Materna sobre todos vosotros, Mis pequeños.

En una familia la madre vela más por los hijos débiles, desvalidos o aquellos que necesitan más amor.

Vosotros, los que sois padres de familia, conocéis a vuestros hijos y os dais más por unos que por otros, pero NO porque améis más a unos que a otros;

Sino porque sois diferentes y así, vais midiendo vuestro amor y vuestra donación para repartir correctamente vuestro corazón hacia ellos.

Se les ama por igual, pero es el alma de los pequeños la que necesita mayor o menor atención….

Y así voy alrededor del mundo, Mis pequeños.

Cuidando a los pueblos de la Tierra, porque los ataques de Satanás van creciendo…

Y esto debido Mis pequeños, a que vosotros no acabáis de entender que la protección que se os puede dar del Cielo, debe venir primeramente de vuestra petición.

Sí Mis pequeños, vosotros contáis con la Fuerza de protección del Cielo, de vuestro Dios en Su Santísima Trinidad,

la Mía de vuestra Madre, de Mi Esposo San José, Mi esposo terrenal, que también os ama tanto y os conoce, de los ángeles, de los santos, de las benditas almas del Purgatorio.

Mis pequeños, todo esto se os ha explicado tantas veces, pero estáis tan distraídos por el mundo y no estáis inmersos en la vida espiritual en la que debierais estar,

porque vuestra vida terrena tiene que estar inmersa en la vida espiritual, porque de ahí tomáis vuestra fuerza para llevar a cabo, correctamente, vuestra misión terrena.

Aquellos que se están basando solamente en vida terrena, que quieren tomar sus fuerzas y su protección solamente en lo terreno, terminan sucumbiendo, Mis pequeños.

PORQUE SATANÁS, QUE ES TAMBIÉN UN SER ESPIRITUAL,

OS ENGAÑA, OS LLEVA A QUE OS ENAMORÉIS SOLAMENTE DE LO TERRENO

Y CUANDO ESTÁIS YA EMBEBIDOS EN LO TERRENO,

ATACA VUESTRA PARTE ESPIRITUAL Y OS DESTRUYE…

No os habéis percatado de ello la gran mayoría de vosotros, los que estáis inmersos en el mundo; él no quiere lo terreno que vosotros le podéis dar, a él no le interesan los bienes de la Tierra, de los cuales os enamoráis,

él ataca vuestra alma, la debilita, la destruye y os lleva a la condenación eterna. Pero es vuestra alma, vuestra parte espiritual la que se condena eternamente.

No es vuestra parte carnal, humana, material, la que va a sufrir eternamente; sino vuestra parte espiritual de la cual os separó y vosotros ni cuenta os disteis de sus Mentiras.

Caísteis en sus redes, no os percatasteis de ésa inteligencia satánica que os estaba envolviendo y os estaba destruyendo.

Soy vuestra Madre Mis pequeños, y lloro también, como Mi Hijo, la pérdida de un alma que se condena.

Y por eso le pido a Mi Esposo, el Santo Espíritu de Amor que se derrame sobre vosotros, para que vosotros podáis entender éstas realidades, de las cuales, una gran mayoría de vosotros no queréis reconocer…

Y es más, hasta las atacáis, porque os ciegan las cosas del mundo y no os permiten ver la realidad de vuestra existencia.

¿Qué acaso estáis tan ciegos que no veis la realidad que han vivido vuestros antepasados, vosotros los que estáis inmersos en las cosas del mundo?

¿Acaso algunos de vuestros antepasados, que tuvieron muchos bienes del mundo, se pudieron llevar con ellos al menos una pequeña monedita?

NO Mis pequeños y ni así entendéis, porque vosotros como buitres voraces, esperáis solamente que el alma termine su vida sobre la Tierra y que vosotros os podáis quedar con sus bienes materiales,

LOS CUALES ATESORÁIS TONTAMENTE,

PORQUE NI SIQUIERA LOS APROVECHÁIS PARA GANAR EL CIELO,

AL COMPARTIR PARTE DE ELLOS CON VUESTROS HERMANOS NECESITADOS.

Si esto hicierais Mis pequeños, muchos de vuestros hermanos, que están llenos de bienes materiales, se salvarían; porque habrían actuado en Caridad, viendo la necesidad de sus hermanos a su alrededor.

Pero no Mis pequeños, Satanás os pone un velo ante vuestros ojos y hace que vuestro corazón se vuelva de piedra para que no compartáis aquello de lo cual, ni un centavo os llevaréis a la otra vida.

Son bienes desperdiciados que pudieron haber hecho mucho bien entre vuestros hermanos al compartirlos, pero se quedan para otra alma de corazón duro, para que los siga atesorando, que se siga llenado de poderes de la Tierra.

Pacto con Lucifer a cambio de poder, dinero y fama… O de venganzas insatisfechas….

Porque para eso sí, compráis poderes de la Tierra, que todavía os van a llevar a una condenación más profunda, porque os asociáis con Satanás para destruir lo espiritual de vuestros hermanos.

Os insisto Mis pequeños, Soy vuestra Madre y seguiré orando y pidiendo Oración por todos vosotros Mis pequeños, los que más lo necesitáis, para vuestra salvación eterna.

Entended Mi Llamado antes de que sea tarde para vuestra Vida Eterna.

Ya que en todos los pueblos de la Tierra, Me he mostrado a todos los pueblos de la Tierra como Madre vuestra y en diferentes Advocaciones; para con esto, mostraros que estoy con vosotros.

Que no Me aparto de ninguno de vosotros.

Creáis o no en Mí o en Mi Hijo, os estamos cuidando y os estamos llevando hacia la perfección, que es la santidad de las almas.

Ciertamente estáis en proceso de purificación, que va a ser un bien supremo que Nuestro Dios os está dando a cada uno de vosotros.

Vosotros ciertamente lo entendéis mal, porque veis que va decreciendo vuestra economía.

Ya no podéis obtener los bienes materiales tan fácilmente como antes los obteníais y no en la cantidad que vosotros quisierais.

Y en muchos de vosotros, vuestros hogares han quedado destruidos, ya sea por el viento, por las aguas, por los terremotos, por el fuego.

Muchos de vosotros estáis siendo atacados por fuerzas malignas de gente armada, que van destruyendo vidas y que van causando mucho pánico en vuestra vida diaria.

Y así cada país va siendo probado de diferentes formas, pero Yo os he dado el remedio en cada una de Mis Apariciones y el remedio ha sido el mismo, Mis pequeños: la vida en la Gracia y el rezo del Santo Rosario.

Tenéis estas armas poderosísimas contra las Fuerzas de Satanás y las estáis desperdiciando…

Las habéis venido desperdiciando porque os habéis alejado de la vida espiritual que tanto necesitáis, ya sea para vuestra vida diaria, para vuestra misión y para protegeros contra las Fuerzas de Satanás.

Al vosotros negar toda esta fuerza espiritual que se os ha ofrecido y que Yo os he traído como Madre que os cuida y os ama, vosotros estáis sufriendo de más.

Vosotros no queréis aprovechar toda esta fuerza espiritual, que quizá la menospreciáis, porque os falta Fe…

Procura conformarte siempre y en todo a la Voluntad de Dios EN TODOS LOS ACONTECIMIENTOS y NO tengas miedo. Esta conformidad, es el camino seguro para llegar al cielo.

Pero recordad que todo lo que viene de Nuestro Dios es sencillo, siempre y cuando lo hagáis con una Fe absoluta y con un grande amor.

Nuestro Dios no os pide cosas extraordinarias para vuestra salvación,.

Él se va a lo sencillo y es lo mismo que os estoy pidiendo que hagáis, Mis pequeños; también para vuestra protección contra las Fuerzas de Satanás.

En vuestras capacidades humanas, no podéis comprender que el rezo del Santo Rosario, algo aparentemente sencillo, pueda doblegar las fuerzas poderosas de Satanás.

(En los exorcismos APRENDIMOS lo que esto significa:

Para DOBLEGAR las fuerzas satánicas; con el Santo Rosario y el Rosario de la Preciosísima Sangre..

No hubo Demonio, incluído Lucifer, que NO SE SOMETIERA…)

Pero así es Mis pequeños y por eso, Nuestro Dios os da el ejemplo de David y Goliat.

Un niño luchando contra un gigante poderoso, extremadamente fuerte.

Un guerrero entrenado para destruir y ése niño aparentemente indefenso, con un arma sencilla, que hasta risa le dio al mismo Goliat.

Cuando se presenta a luchar contra él, pero era un arma que tenía la Fuerza Divina.

EL SANTO ROSARIO ES ÉSA HONDA DE DAVID…

Es un arma aparentemente sencilla, pequeña, contra el poderío de Satanás, que también lo palpáis.

Pero que os falta Fe para saber que con el Santo Rosario lo podéis destruir.

Os he dado un ARMA PODEROSÍSIMA, es el Santo Rosario y si os unís, Mis pequeños en confianza, en Fe, en amor; podréis doblegar las fuerzas de Satanás y destruir su Poder Maligno sobre todos vosotros…

Sobre el mundo entero, sobre el Universo Infinito.

Con el Santo Rosario Meditamos TODA LA VIDA de Jesús y el Amor del Padre, que lo envió para salvarnos…

El Santo Rosario es realmente un Arma de Amor poderosísima…

Y si lo rezáis con ésa Fe con la que se presentó David contra Goliat, veréis que el Mal se irá terminando sobre la Tierra.

Tenéis que poner de vuestra parte Mis pequeños, en la Redención del género humano; sois parte de él y también, tenéis que poner ése deseo y ése granito de amor para sacar adelante a vuestros hermanos…

Al mundo entero, a la humanidad que se os ha dado para que vosotros la fuerais renovando en el Amor que Mi Hijo os enseñó, confiad más en lo que se os da del Cielo.

Sois pequeños y se os dan cosas pequeñas que podáis entender para destruir aquello inmenso que os rodea y que no podéis entender, simplemente confiad. 

SOIS ÉSOS PEQUEÑOS DAVIDES,

QUE LUCHARÁN CONTRA EL GOLIAT, QUE ES SATANÁS. 

Venceréis Mis pequeños, porque vuestro Dios está con vosotros, como lo estuvo todo el tiempo con David.

Que la Paz de vuestro Dios en Su Santísima Trinidad quede en cada uno de vosotros.

Os bendigo, Mis pequeños y os tengo muy dentro de Mi Corazón.

Yo os bendigo en Nombre de  Mi Padre, en Nombre de Mi Hijo, en Nombre de Mi Esposo, el Santo Espíritu de Dios y en Mi Nombre, María, la Sierva del Señor.

http://diospadresemanifiesta.com/

PODEROSO SANTO ROSARIO 1

Octubre 13 2020

Habla Dios Padre

Hijitos Míos, hoy os quiero hablar sobre el grandísimo favor concedido a Mi Hija Santísima, la Siempre Virgen María, el Santo Rosario.

Todas las culturas, antiguas y modernas, tienen y han tenido la necesidad de alabar, agradecer, pedir, ofrecer holocaustos y sobre todo, AMAR A UN DIOS DETERMINADO. 

El alma tiene ésa necesidad intrínseca, la de buscar y tratar de hallar su espiritualidad, ya que ella tiende a lo eterno, a lo sublime, a lo que no es de la Tierra.

Toda alma encarnada sufre una transformación, está aprisionada por el cuerpo y sus debilidades.

Y así el alma, tiene necesidad de concentrarse más en las cosas espirituales para poder vencer los desvíos, pasiones, pecado, a donde el cuerpo la quiere arrastrar.

El alma inteligente, el alma que discierne, el alma buena, va a tender a luchar por mantener ésa espiritualidad con la que bajó.

Y así, el esfuerzo por mantenerse en ése estado, será grande, porque grandes son los ataques del Maligno por conquistar las almas hacia el Mal.

Por lo tanto el alma, después de discernir en la verdad, llega a la conclusión de que no hay otro camino para mantenerse en la salud espiritual;

que a través del alimento espiritual, el cuál consiste en la Oración y en la Vida de Amor.

Mi Hijo Jesucristo, antes de instituir la Sagrada Eucaristía, daba ejemplo grandísimo de lo que la Oración significa y debe también, significar para todos vosotros.

Las Sagradas Escrituras os lo exponen y os dicen: “Y Jesús, después de predicar se apartaba para orar al Padre”

Y también dicen: “Y Jesús se retiró a solas a orar” y en otro pasaje dice: “Jesús pasó toda la noche orando”, etc.

Muchos son los pasajes en los cuáles se os habla del valor de la Oración, tanto como alimento espiritual, como ayuda a prepararse ante las pruebas fuertes y así os lo narran las Escrituras:

Cuando iba a dar comienzo a Su Vida Pública, Jesús se apartó a orar y ayunar en el desierto durante 40 días.

Cuando iba a ser apresado os dicen las Escrituras: Y Jesús se retiró, junto con Sus apóstoles, en el Huerto de los Olivos.

Y así y en muchas otras ocasiones, tanto El cómo Mi Hija, la Virgen, Madre de Mi Hijo, os enseñan cómo orar a Mí, a Su Padre.

Siempre Su Oración iba dirigida a Mí y podía ser, oración de agradecimiento, oración de amor, oración de unión íntima, oración de petición, oración de intercesión, como la tenemos en las Bodas de Canaán.

Mi Hija intercediendo por los novios ante Su Hijo-Dios, así como todos aquellos que intercedían por algún semejante, para alcanzar sanación y vida, en cuerpos y almas.

Oración de Comunión Divina, al instituir la Sagrada Eucaristía.

Su Vida era Oración y así también vosotros debéis alimentar a vuestra alma, con la Oración continuada a vuestro Dios, de Quién todo recibís.

Hijitos Míos, a través de la Oración humilde, sencilla, confiada, podréis obtener todo de Mí,

siempre y cuando sea para la obtención y crecimiento de vida espiritual y para el mejor cumplimiento de vuestra misión sobre la Tierra.

Recordad que os he dicho que no desperdiciéis vuestro tiempo de oración pidiendo cosas materiales superfluas,

Yo velo constantemente por vuestras necesidades básicas y de vez en cuando os doy “regalitos extras”

para mantener vuestro cuerpo en el mejor estado para que podáis cumplir vuestra misión.

Cuando bajáis a la Tierra a servirMe y cuando buscáis primero Mi Reino, Yo os doy la añadidura, la cuál es la que concierne a vuestro cuerpo y sus necesidades.

La Oración en manos de un alma amorosa, olvidada de sí misma y que sólo vé por Mis necesidades para con vosotros, es poderosísima.

Así lo han entendido los grandes santos, por eso os he dicho que no importa la posición humana que tengáis, son vuestros deseos y vuestros actos los que cuentan,

porque son los deseos del alma, por servir a su Dios, los que valen.

Ha habido, entre vosotros almas encarnadas en reyes, en gente sencilla y hasta en mendigos…

Y la santidad, en altos niveles, se ha dado en todos ellos.

No es el dinero, ni la posición social la que va a dar poder a la Oración ni a la santidad del alma,

son los actos amorosos del alma, para Conmigo y para con sus hermanos, lo que la va a santificar.

Es la vida de Oración la que le va dando al alma el triunfo y el premio final y así,

ahora conocéis de almas que no salieron durante muchísimos años, de un pequeño cuarto, por estar postrados en cama y que son ahora grandes santos.

Por el contrario, también conocéis de grandes guerreros, defensores de la Fé, que dieron su vida o en batalla o al misionar otras tierras

llevando la Palabra de Mi Hijo a sus semejantes y que ahora son grandes santos.

SIN LA ORACIÓN HIJITOS MÍOS, NO SÓIS NADA. 

Tenéis lo más grande que os puedo dar el ALMA, pero sin la Oración SIN ELLA no puede crecer. 

Y así existen adultos de cuerpo pero con alma desnutrida, que no ha crecido, porque no le han dado alimento espiritual.

Ya que sólo se han dedicado a buscar la añadidura, esto es, sólo lo material.

En cambio, hay niños de cuerpo con alma adulta, madura, robusta, porque han entendido el grandísimo valor de la Oración,

la viven, la han puesto en práctica y han dado fruto abundante.

SÓLO YO

PUEDO VER LAS ALMAS Y SU DESARROLLO. 

Y qué sorpresas os llevaríais, si pudiérais vosotros también verlas… Y así veríais el alma de los que consideráis entre vosotros “grandes hombres”.

Gente “importante” a ojos humanos, gente “popular” que conocéis por sus méritos artísticos, deportivos ó humanos,

En los que su alma está raquítica o prácticamente muerta…

Porque, además de no haberle dado vida viviendo y transmitiendo el Amor limpio y sincero, 

LE HAN MATADO A LA GRACIA,  por su vida en el Pecado.

Ayúdame Señor Jesús a encontrarTe, para conocerTe y amarTe como debo hacerlo en la Eternidad

En cambio, podríais ver el alma de gente sencilla, “común y corriente y aún mendiga…

O haciendo labores despreciables, para la gran mayoría de vosotros,

que poseen almas bellas, almas grandes, almas heroicas en la virtud.

Esto os debe enseñar a no dejaros llevar pos las apariencias humanas que véis, sino que debéis respetar la vida real, verdadera, la que no alcanzáis a ver perfectamente,

ya que, por lo general, las almas que viven en estado de Gracia y en Oración, vosotros las notáis diferentes, raras, a ojos humanos.

Debéis comprenderlas, agradecerlas y apoyarlas, porque gracias a ésas almas de Oración, muchos males son detenidos y aún, anulados.

Cuánto mal se podría detener y destruir, si fuerais todos almas de Oración,

Viviríais el Cielo en la Tierra, porque el vivir en la Oración, es vivir Conmigo y Yo Soy vuestro Cielo, Yo Soy vuestro Dios.

Mi grande Amor Me ha llevado a daros la Gracia, a través de vuestra Madre Santísima, de regalaros el Santo Rosario.

Después de la Sagrada Eucaristía, el rezo del Santo Rosario ocupa un lugar grandísimo en Nuestro Corazón.

Es a través del rezo del Santo Rosario y a la devoción de Mi Hija, la Siempre Virgen María, que una gran mayoría de los santos que conocéis, alcanzaron ésa santidad que poseen.  

Es a través del rezo del Santo Rosario que se han obtenido Gracias inmensas para pueblos enteros y aún para toda la humanidad.

Es a través del rezo del Santo Rosario, que el Cielo se ha acercado a la Tierra y así, con la ayuda de su rezo, la Tierra se va a purificar.

No podéis apartar la devoción, el amor grandísimo que le tenéis a Mi Hija Santísima, con el rezo del Santo Rosario.

Aquellos que han sido llamados a ser Mis hijos consentidos, Mis hijos en los cuáles Yo puedo confiar más íntimamente,

han venido a través del Corazón de Mi Hija Santísima y por consiguiente, a través del rezo de Santo Rosario.

Es tan poderoso su rezo, que será a través de él, que el maligno será vencido y luego encadenado.

Es a través del rezo del Santo Rosario, máximo exponente de la Oración, el que muchos de los acontecimientos adversos a la humanidad, se van a aminorar o a cancelar.

Es a través del rezo y devoción al Santo Rosario, que una gran cantidad de las almas actuales sobre la Tierra, se van a santificar.

Es a través del amor al Santo Rosario, que llegaréis a alcanzar al Sumo y Eterno Amor, para toda la Eternidad.

Reúne: Oración Activa, Meditación y Contemplación. Además de ACCIÓN GUERRERA por objetivos concretos; con los cuales SOMOS los guerreros de élite mas letales, contra las Huestes Infernales, comandadas por Lucifer.

El rezo del Santo Rosario es la Oración más completa que existe.

Sacrificáis vuestro tiempo en su rezo, para dármeLo a Mí, a través de Mi Hija.

Hacéis penitencia al rezarlo de rodillas y con toda delicadeza y amor.

Ayunáis a vuestras bajas pasiones, al permitir que sea vuestra alma la que ore en vosotros y así detenéis y obstruís, con vuestra concentración amorosa, las acechanzas del Enemigo.

Ofrecéis holocausto divino, al nombrar varias veces, con amor y respeto, Mi Nombre y el de Mi Hija.

Crecéis espiritualmente, con la ayuda de Mi Santo Espíritu, al meditar cada uno de los Misterios del Santo Rosario.

Os volvéis corredentores con Mi Hijo, al acompañarLo y viviendo, cada uno de Sus Momentos, en los Misterios que rezáis.

Me agradecéis profundamente las Gracias que recibís, al daros cuenta del regalo tan grande que habéis obtenido por la vida que os concedí.

Y por todos los méritos de Mi Hijo Jesucristo y de Mi Hija, la Virgen María, para vuestra salvación y para vuestra Gloria Eterna.

Vivís momentos místicos durante su rezo, ya que cuando lo rezáis unidos al Cielo, al Purgatorio y con vuestros hermanos sobre la Tierra.

YO ESTOY ENMEDIO DE TODOS VOSOTROS

y si Yo estoy con vosotros, Mi Vida está con vosotros y me manifiesto en vosotros y a vosotros en múltiples formas, como muchos lo habéis constatado.

El rezo del Santo Rosario os envuelve de Cielo aún en la Tierra.

Hijitos Míos, os he dado un Gran Poder que no debéis desperdiciar, un gran poder al alcance de todas las edades y de todas las condiciones sociales,

un gran poder que os alcanzará el triunfo final, si lo usáis con respeto, amor y confianza, el poder de la Oración y el del rezo del Santo Rosario.

Hijitos Míos, ensanchad vuestra vida espiritual, vosotros sois parte de Mí, vosotros, debéis hablar el mismo idioma que Yo.

Mi Amor en pleno os espera en el Reino de los Cielos pero, también, Me manifestaré a vosotros.

AHORA NO ESTÁIS PREPARADOS PARA LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS POR VENIR,

DEBERÉIS ORAR MUCHO, SI ES POSIBLE, AYUNOS, MUCHA ORACIÓN, REZO DEL SANTO ROSARIO,

PARA QUE OS FORTIFIQUÉIS PARA LOS MOMENTOS DE LA PRUEBA. 

Si NO estáis Conmigo, os he dicho que sucumbiréis.

Satanás ya os está atacando. Muchos de vosotros, estáis sintiendo, de alguna forma, sus asechanzas.

Deberéis uniros como verdaderos hermanos, ayudándoos los unos a los otros, en el momento de la Tribulación y de la falta de alimentos,

Ahí es donde realmente se verá de qué está lleno vuestro corazón.

Cada milagro en la Biblia, fué originado por un problema que FUE RESUELTO CON LA FE

Os deberéis soltar plenamente a Mi Voluntad, con una confianza a toda prueba 

Y el cómo salgáis de ella, os llevará a reflexiones profundas, que os ayudarán a alcanzar los Cielos Nuevos y las Tierras Nuevas prometidas.

Todo esto que Yo permitiré en vuestra vida, os llevará a una Purificación profunda, hasta llegar a las raíces del Mal.

Raíces que se empezaron a dar, desde el Pecado Original.

Desde el Principio de los Tiempos habéis sufrido y debéis poner ya un alto.

En la vida, en estas Tierras Prometidas que os daré, viviréis en una naturalidad espiritual perfecta,

amándoos los unos a los otros, pero con un amor que no conocéis aquí en la Tierra.

Mucho bien tendréis, cuando ACEPTÉIS vuestra maldad y Me pidáis perdón. 

Hacedle saber a vuestros hermanos.

Momentos sobrios tendréis y apreciaréis, porque lo superfluo desaparecerá.

Os daréis cuenta que con mucho menos de lo que ahora tenéis, viviréis más a gusto.

Os habéis llenado de lastre, de cosas superfluas que NO os han permitido crecer espiritualmente.

Será un nuevo comienzo, pero para pocos de vosotros, porque una gran mayoría, será eliminada.

Yo os estaré guiando en todo momento.

Los que estáis Conmigo, escucharéis Mi Voz y reconoceréis Mi Presencia en vosotros,

Alegraos Mis pequeños, alegraos, por estos momentos difíciles que se presentarán en vuestra vida. 

Dios NO le da las batallas mas duras a sus soldados más fuertes, ÉL FORMA A SUS SOLDADOS DE ÉLITE, a través de las batallas más duras.

Hijitos Míos, daos cuenta que todo esto que voy a permitir en vuestra vida, en vuestro Mundo, en el Universo entero, es para una renovación espiritual que, además, os unirá a todos. 

Vivís rodeados de mentira y falsedad, vivís llenos de temores y de ataques de Satanás en múltiples formas.

Vuestros hijos han perdido el contacto Conmigo, Satanás se ha encargado de distraerlos para que no estén Conmigo.

Lo que es bueno para vuestra alma, ya no se busca, buscáis solamente lo que va a agradar a vuestros sentidos, aunque sea por un poco tiempo.

Ya no buscáis lo que os va a dar gozo aquí, en ésta Vida y eternamente.

Mucho Bien de parte Mía, os está esperando; vuestras necesidades espirituales, son grandes y no las estáis satisfaciendo. 

Estáis viviendo, muchos de vosotros, una vida espiritual MEDIOCRE.

NO buscáis vuestro crecimiento espiritual, ¿Así cómo ayudaréis a vuestros hermanos a encontrarlo y a hacerlo crecer?  

EL SEXO ES DESEO, NO AMOR

Queréis amar y no sabéis cómo, puesto que Satanás se ha encargado de distorsionar, aún lo más bello, que es el Amor.

Mis pequeños, no os canséis de buscar vuestro bien, basados en Mi Amor, en Mis Enseñanzas.

Habéis tenido momentos valiosos en vuestra existencia.

Cuando Me he manifestado a los hombres, os he dejado conocimiento; pero también obligaciones que tenéis qué cumplir.

El Mal caerá, veréis actuar a Mi Justicia Divina.

Los que están ahora actuando en el Mal, se sienten protegidos por Satanás y, ¡Qué error tan grande! 

Buscad lo que a vuestra alma la hace crecer y desechad ¡YA!, en una forma imperante, lo que os lleva hacia el Mal.

El tiempo que YA NO es tiempo, os alcanzará de golpe; deseo que vuestras almas estén limpias y preparadas para lo que Yo os pueda pedir.

Con tu Rosario Madrecita, convertido en la Red Divina de la salvación, te entrego con cada Ave María, LAS ALMAS DE…

Os estaré guiando y protegiendo, NO DUDÉIS Mis pequeños; entended que solamente quiero vuestro bien y os quiero de regreso Conmigo.

Aquellos que llevan mucho tiempo desobedeciendo, tendréis pruebas mayores.

Lamentaréis no haber puesto años atrás, de vuestra parte para vuestro cambio espiritual.

BuscadMe en todo momento y Yo Me dejaré encontrar. 

Uníos fervientemente a Mi Hija, la Siempre Virgen María, para que apoyados en vuestra Madre, SALVÉIS AL MUNDO, 

Que ahora parece estar más en manos de Mi Enemigo, MÁS que en Mis Manos.

Vuestra oración sincera, humilde, amorosa, hará arder Mi Corazón en Misericordia y sus frutos de protección y de Salvación para todas las almas, los podréis ver de inmediato.

Confiad en Mí, confiad en Mi Amor, confiad en Mi Misericordia, confiad en el poder de la oración.

Os bendigo, Mis pequeños y agradeced toda esta preparación que Yo os daré para que quedéis purificados.

Yo os bendigo en Mi Santísimo Nombre de Eterno Dios de Amor, en el de Mi Hijo Jesucristo, donación perfecta en el Amor, en el de Mi Santo Espíritu, Voz y Guía del Amor y en el de Mi Santísima Hija, la Siempre Virgen María, donación perfecta al Amor.