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UN EXORCISTA PRIVILEGIADO 4

Había comenzado ya la Cuaresma.

El Jueves muy temprano desperté oyendo carcajadas…

Y mucha algarabía, en la terraza del huerto que estaba, justo debajo,

del balcón de mi habitación.

Así que me levante, me aseé y decidí averiguar el motivo de la fiesta.

Cuando pasé por la cocina, me enteré que mi madre había llegado de visita…

Y por ese motivo, habían decidido servir el almuerzo,

en la terraza que estaba llena de equipales y servía para las comidas informales.

Cuando llegué, estaba toda la familia reunida…

Y un escalofrío me recorrió,

al ver el entrecejo fruncido de mi madre, que era lo que más temía. 

Era evidente que estaba bastante contrariada…

Y para variar, yo era el motivo de su disgusto. 

Suspiré resignada y me dispuse  a que me llovieran los reproches.

La saludé con un beso…

Y tomé el asiento que más alejado estaba de ella.

De esta forma quedé en medio de dos de mis cuñados;

los que NO disimulaban para nada, la tremenda diversión que estaban disfrutando…

Desde que me convertí y por la manera en que Jesús me guiaba para hacer su Voluntad,

mi madre estaba muy resentida de lo que llamaba mi rebeldía para obedecerla…

Y que echaba por la borda, la esmerada educación que me había dado.

En realidad, su malestar comenzó cuando Jesús me convirtió en su apóstol…

Y me llevó a misionar a las iglesias que estaban,

en el selecto grupo social al que pertenecíamos.

Los problemas de incredulidad, recrudecían la resistencia a la aceptación del Evangelio,

como Jesús me lo estaba enseñando…

Y yo lo estaba conociendo,

y testimoniando ahora.  

En las pruebas y el dolor alaba a Dios, no importa cuán difícil sea lo que estás pasando… ALABA A DIOS, Él te dará su bendición…

Jesús me había dicho:

«Te he traído a estas parroquias, para que les enseñes a conocerMe,

a los más pobres entre los pobres;

porque lo Único que poseen es dinero y mucha soberbia.» 

Y mientras Satanás hacía talco mi prestigio;

y destruía mi ego…

Yo intentaba obedecer la Voluntad de Dios,

en medio de las constantes pruebas que me estaban acrisolando.

Porque al Dolor lo había convertido en un maestro…

Y es bien sabido que lo que NO te mata, te fortalece.

Para mi madre, esto era imposible de entender.

Y sólo veía las actitudes autodestructivas mías. (así lo consideraba ella)

Y con las que estaba consumando un suicidio social.

«Cuando la desesperación me quiere arrollar, a veces tiro la toalla al piso, Dios la toma y la coloca en mis manos. Y me dice: NO OLVIDES QUE ESTA LUCHA ES DE LOS DOS…»

Ella NO entendía, que al enamorarme de Dios, mi vida ya giraba en torno a Él.

Era lo más importante de mi vida.

Y ya NO tomaba en cuenta para nada, lo que el Mundo pudiera pensar de mí.  

Y esto había sido una penosa confrontación;

con las ideas que mi madre tenía, sobre la forma que debíamos llevar la religión…

Cómo la habían traído los españoles a nuestro país.

Y  se había practicado por siglos.

SIN CARISMAS ESCANDALOSOS, por favor

Después que yo conocí a Dios en la Renovación Carismática;

cuando viví la Unción del Bautismo del Espíritu Santo,

y experimenté mi propio pentecostés…

Cambió mi vida...

Y mi madre estaba convencida, que también la religión,

yo la había revolucionado por completo…

Afirmando en muchos la idea, de que me había vuelto loca de remate.

Pero el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. 1 Corintios 1, 18

Y ni modo.

Si por amar a Jesús tenía que soportar el estigma de la Locura de la Cruz, (1 Cor. 2,14)

decidí que ESE sería el menor de mis problemas.

A la Única Persona que me importaba agradar, era a la Santísima Trinidad…

Y fin de la cuestión.  

No admitía debates, ni cuestionamientos…

Y mientras yo estuviera satisfecha con mi propia opinión de mí misma,

eché al cubo de la basura todo lo demás. 

Así estaban las cosas, aquel primer Jueves de Cuaresma…

Apenas había empezado a probar el desayuno;

cuando ella me preguntó:

–     ¿Fuiste a tomar ceniza?

O también la Cuaresma la vas a modificar con tus locuras?

Traté de apaciguarla:

–     Mamá por favor…

Su ceño se frunció más;

y prosiguió implacable:

–        Digo esto;

porque ya que me ha sido imposible convertirte en una verdadera dama…

Ahora también me entero que eres, la Cantinflas’ con faldas del Reino Celestial;

y has perdido por completo toda compostura…

Me atraganté con el chocolate…

Y pensé angustiada: ¿A qué se refiere?

Mi desconcierto era tan patético;

que otro de mis cuñados vino en mi auxilio.

Y le dijo a mi sobrina Aracely, que estaba sentada junto a mi madre:

–    Hijita, platícale a tu tía;

lo que nos estabas contando a nosotros…

Un nuevo escalofrío me estremeció de pies a cabeza. 

¡Oh NO!

A pesar de todos mis esfuerzos…

mi madre siempre se enteraba de todo lo relacionado conmigo…

Y pensé aterrorizada en lo que diría… 

después de lo ocurrido en mi última aventura con Jesús.

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios…»

Y cuánta más limpieza que la inocencia infantil…

La niña destellaba el regocijo en su precioso rostro;

mientras empezó a detallar la experiencia que había vivido…

Y mi sobrinita de cinco años, dividió su relato en Dos Películas sobrenaturales.

La primera la disfrutó en el salón de juegos;

donde refirió a los diablos con la rosa en la boca y que no podían hablar.

También describió a los que salieron huyendo después…

Que estaban como electrocutados.

Y parecía que hubieran salido del remolino de una licuadora. Caminaban como ebrios…

Y estaban bastante maltratados.

(Fueron a los que obligué a que entraran en mí)

Y fue en ese preciso momento que una de mis hermanas,

la anfitriona y que participaba en el grupo de la parroquia,

que bautizó a la última oración que hice,: como la de la Aspiradora…  

Porque dijo que exactamente así, era como funcionaba.

Toda mi dignidad apostólica, estaba siendo vapuleada sin piedad. 

Y mi sobrinita prosiguió…

Con su lenguaje infantil y lleno de inocencia, Aracely enseguida relató,

como todos los Demonios tomaron la determinación, de ir a quejarse contra mí,

hasta el Cielo…

Para que Dios corrigiese todo… 

Y me pusiese en mi lugar.

Mi otro cuñado de los que estaban junto a mí,  

concluyó:

–          ¡Pobres diablos!

Quien te viera cuñadita, convertida en el Azote del Infierno. 

Ya decía yo que a ti hay que tratarte con mucho cuidado.

NO sólo eres una estupenda jinete,

también sabes manejar a quién Nadie se atrevería a enfrentar… 

Y todos agregaron sus propios comentarios, .

bromeando y divirtiéndose a mis costillas.

Mi madre se limitó a decir:

–      ¿De verdad NO sientes miedo, por tanto atrevimiento?

Traté de educarte para ser una gran dama…

Y lo acabaste de arruinar ahora, con tus desvaríos de ninja vengadora con Satanás.

La miré con desconsuelo y NO respondí.

Porque viéndolo fríamente,

NI siquiera yo lo comprendía.

Entretanto, mi sobrinita continúo con lo que había vivido como un sueño,

La noche anterior.

Era la segunda película.  Esa la describió en el Cielo y lo hizo de esta manera:

Que el Cielo es una ciudad grande, bellísima y hay un estadio muy grande.

Que también hay un castillo hermosísimo… 

Y tiene unas oficinas donde Dios trabaja, moldeando los destinos de cada ser humano.

Que por un lado de la ciudad, hay un túnel de cristal transparente;

por donde entran los que van a presentarle peticiones o quejas al Señor. 

Y cómo yo también veía con el Don de Ciencia Infusa,

lo que ella con su lenguaje infantil describía,

supe claramente lo que trataba de decir, cuando le faltaban palabras a su explicación…

Y pude complementar perfectamente lo que le faltaba…

Que unos soldados vestidos como generales de un ejército (oficiales nazis),

van y presentan quejas contra los cristianos que oran y ayunan…

Puntualizando sus fallas en las peticiones que presentan…

Porque les están causando demasiados estragos.

Que el Padre Celestial, preside los juicios contra ellos…

Y dicta las sentencias.

En esos juicios, hay muy poquita gente.

Pero luego hubo un alboroto muy grande…

Y todos estaban avisando que me iban a enjuiciar a mí …

Y se llenó el estadio.

Que parece que NO es la primera vez que me enjuician…

Y me he convertido en un personaje muy popular.

(Tal vez por esto lo de Cantinflas con faldas)

Por el túnel transparente iban todos los diablos vestidos como participantes del Carnaval…

Y provocaron la admiración y las risas de todos, especialmente los niños..

Los ángeles trataban de disimular su diversión y su asombro.

Y se obligaron a NO reirse.

Y que algunos habitantes del Cielo exclamaron:

¡Cuánta Imaginación!  

Que todos los niños se revolcaban de risa y nadie quería perderse mi juicio.

Que había un tribunal como se ve en las series de televisión…

Y que la Virgen María, Jesús y mi Ángel de la Guarda, eran mis abogados defensores.

Que el Juez era el Padre Celestial,

tiene una imponente Majestad y una Personalidad tan impactante,

que nos doblega en una reverencia automática,

y una adoración absoluta.

Todos los demás participantes, estábamos muy serios.

Y espectantes…

Un detalle que llamaba mucho la atención, era que yo parecía una niña muy pequeña;

porque me veía como en mi fotografía de la primera comunión. (Tenía 7 años)

Y el Juicio comenzó.

Lucifer era el Fiscal…

Aunque estaba vestido con una falda hawuiana…

Se comportó con su soberbia de siempre.

Empezó diciendo que estaba muy agraviado,

porque yo había violado el Mandamiento del Amor.

Y NO lo respetaba como mi prójimo.

Que había cometido abuso de la autoridad.

Y había hecho uso excesivo del Poder, en su perjuicio.

Además había sido muy prepotente, al humillarlo de tan tremenda forma.

Estaba enojadísimo.

Y le dijo al Padre Celestial:

–          “¡Mira cómo nos dejó!

¡Quítanos esto!”

Y Aracely describía con lujo de detalles, las vestimentas que lucían y lo graciosos que se veían.

Mientras esto sucedía al imaginarlos… 

Todos estaban desternillados de risa.

Era una verdadera fiesta de carcajadas a mis costillas…

Y hasta en mi madre, sorprendí el destello de una sonrisa.

Mientras  tanto yo me encogí en el equipal.

Y deseaba que la tierra me tragara.

El Padre Celestial me preguntó, que si tenía algo qué alegar en mi defensa…

No pronuncié una palabra.  

Entonces tomaron turno mis abogados.

Intervino la Virgen, luego Jesús, mi ángel de la Guarda,

y también el Espíritu Santo habló…en mi defensa.

Yo permanecí en silencio y muy atenta.

No había en mí, el menor rastro de miedo o de culpabilidad.

Satanás manifestó todos sus argumentos…

Y solicitó la pena máxima;

por mis trasgresiones a todos los Mandamientos del Amor… 

El Padre Celestial me miró con infinita ternura,

pero NO abandonó su seriedad y tampoco me reprochó nada.

Al final, el Padre Celestial les dijo:

Que Él NO podía hacer nada, porque yo había decretado,

que solamente yo podía revertirles el castigo. 

Además cuando pidieron permiso para zarandearnos,

Él les advirtió que se atuvieran a las consecuencias… 

Porque Él me conocía muy bién.

Y sabía que yo no me iba a quedar de brazos cruzados.

Pero que ellos hicieron caso omiso a esa advertencia.

Así que NO había nada que hacer,

hasta que yo misma decidiera una resolución adversa.

Al contrario de lo que pudiera esperarse;

esta sentencia me llenó de angustia y mi inquietud aumentó.

ORGULLO GAY

Los Demonios NO podían creer lo que había sucedido.

Protestaron ruidosamente;

pero el Padre Celestial disolvió la Asamblea…

Y ellos tuvieron que irse, más enojados todavía.

Quedaron como yo los había dejado y… 

 Mientras regresaban por el túnel;

en el Cielo había una gran algarabía…

Los ángeles empezaron a cantar y todo el Reino se llenó de Alabanzas…

En mi familia había comentarios diversos.

Y todos los expresaban según su sentir.

Yo ya NO los oía.

Cuando el relato de la niña terminó,

yo me sentía muy incómoda. 

Ni siquiera había desayunado.

Mi sobrinita me preguntó:

–      Tía,

¿Qué vas a hacer con tu prójimo?

» MI PRÓJIMO»…

Sentí como un puñetazo en el estómago;

y respondí apurada:

–      Después te lo digo corazón;

ahorita NO lo sé…

Me levanté casi sin haber tocado el delicioso platillo;

pues no pude comer una de mis comidas favoritas:

chilaquiles con pollo y frijoles con queso.

Los demás se quedaron a la sobremesa.

Llevé mi plato a la cocina y me retiré a mi recámara.

Estuve varias horas pensando en todo lo que había sucedido…

La mirada del Padre Celestial, era la que más me avergonzaba;

porque yo lo adoro.

Lamentaba mi deplorable carácter.

Y sentí en mi corazón que esta vez, había hecho algo verdaderamente mezquino.

Me urgía hablar con Jesús.

Me arrodillé y empecé mi Oración Personal.

Jesús se presentó, dulce y maravilloso como siempre…

Y yo le relaté todo, como si Él no supiera nada.

Finalmente le pregunté:

–       Señor,

¿Todas esas acusaciones tenían fundamento?

¿Realmente violé todo, lo que me acusaron?

30. y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. 31. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12

Jesús suspiró,

y dijo:

–      Sí.

Lo hiciste.

Y yo me defendí argumentando Defensa Propia:

–        Pero él se lo buscó.

Se lo advertí muchas veces y NO me hizo caso.

Además estuvo abusando de su fuerza y quería matarnos.

¿Cómo se atreve a acusarme, si él es el Culpable de todas las desgracias de la humanidad?

Alega ser mi prójimo…

¿Y las violaciones que él comete contra nosotros, NO cuentan?

Sentí como el Amor Infinito de Jesús me invadía y me rodeaba;

mientras me contestaba con una gran dulzura;

–         La Justicia de Dios equilibra todo.

Nadie puede ejercerla por sí mismo

Ustedes sólo deben obedecer el Supremo Mandamiento del Amor.

Y estar dentro de la Voluntad de Nuestra Santísima Trinidad.

Suspiré con enorme desaliento.

Esto NO contribuyó a que me sintiera mejor.

Sentía en mi pecho, un profundo dolor que me ahogaba… 

Era como si alguien me hubiese arrancado el corazón, con un enorme zarpazo…

NO podía concebir en donde había fallado…

Pero había una sola verdad: yo me sentía muy mal…   

Y la más miserable de todas las creaturas.

Si el Padre Celestial al que yo amaba tanto, NO me había reprochado nada…

¿Por qué me sentía tan mal?

Aunque NO había pronunciado una palabra…

Jesús me dijo:

–    Cuando actuaste contra el Amor, te heriste a ti misma…

Grandioso, era una aclaración, pero eso NO mejoraba el asunto.

Revisé mentalmente todo lo que había sucedido.

Y recordé algunas enseñanzas que había recibido.

Pensé: «Por eso Jesús dice que todo lo hagamos en el bien.

El simple deseo o la expresión de malos pensamientos hacia los demás,

se convierten en realidad

porque la Presencia de Dios en nosotros, les da un PODER descomunal.»

«Por eso Satanás influye tanto en que siempre estemos llenos de rencor,

de soberbia al sentirnos superiores y de Odio,

PARA QUE MALDIGAMOS Y BLASFEMEMOS.»

Cuando actuamos así, nos convertimos en Generadores de Maldad.

 

Entonces Jesús me introdujo en su Corazón,

e hizo que viera mi última confrontación con Satanás a través de Él.

Era como David y Goliath, pero al revés…

Yo era Goliath e hice con Satanás un puré de papas.

Y de manera increíble, sentí una inmensa compasión por Satanás.

Estuve contemplando el Infinito Sufrimiento que lo invade por haber perdido a Dios… 

Y ESO es lo que lo impulsa a actuar con un Odio mortal, contra nosotros.

Nos tiene una Envidia Feróz, porque nosotros SÍ tenemos la Promesa de regresar al Cielo. 

Y por eso emplea todos sus recursos, para IMPEDIR que lo logremos.

Al mismo tiempo pude ver,

mi Gran Pecado contra el Amor en esta situación tan particular,

cuando estaba cumpliendo mi misión de apóstol…

Mientras yo creía que NO me había apartado del Bien.

Recuerdo que reflexioné:

«Grandioso. ¿Entonces NADIE…? 

 ¿Quién puede ser santo delante de Dios?»

 Suspiré con desaliento y una vez más acepté mi realidad:

«Soy una pecadora en rehabilitación, que la mayoría de las veces por mis actitudes,

estoy en el suelo caída.»

«PERO DIOS ME AMA ASÍ COMO SOY

Y esta verdad me dio fuerzas para continuar por el Sendero que Dios me había marcado…

Nunca olvidar esto, me ha ayudado a seguir caminando por El Camino de la Cruz.

En aquel momento, sólo le pregunté a Jesús:

–        ¿Y ahora qué hago?

Jesús me miró cómo sólo Él puede hacerlo;

cuando espera algo grande de nosotros…

Y contestó:

–         Piensa…

Tú SABES lo que deberías hacer…

Yo suspiré y dije:

–         Está bien mi Señor.

Después que lo haga te llamaré…

311 LIBRO DE ESDRAS Y NEHEMÍAS

311 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Con la primera persona a la que se dirigen, preguntándole por Felipe de Jacob,

se dan cuenta de lo mucho que ha trabajado el joven discípulo.

La persona consultada, una viejecita llena de arrugas, que con fatiga transporta un cántaro lleno de agua,

mirando fijamente con sus ojitos hundidos por la edad al hermoso rostro de Juan,

que le ha hecho la pregunta sonriendo y precediéndola con un «La paz sea contigo»

tan dulce que la anciana ha quedado conquistada,

pregunta:

–        ¿Eres el Mesías?  

Juan responde:

–         No.

Soy su apóstol. Él viene allí.

La anciana deja en el suelo su cántaro y dirige sus pasos, renqueando, al punto indicado;;

cuando llega, se arrodilla ante Jesús.

Juan, que está con Simón frente al cántaro, que casi se ha volcado;

derramándose la mitad de su contenido,

sonríe mientras dice a su compañero:

–        Creo que es mejor que tomemos este cántaro y vayamos donde la anciana.

Toma el cántaro y se encamina, mientras,

añade: 

–       Sí.

Nos servirá para beber, porque todos tenemos sed.

Y llegando donde la viejecita, que arrodillada y no sabiendo exactamente qué decir,

repite una y otra vez:

–       «¡Bonito, santo Hijo…

De la Madre más santa!»,

Mientras bebiéndose con sus ojos la figura de Jesús;

Quien, a su vez, le sonríe, repitiendo también:

«        Levántate, madre.

¡Pero mujer, levántate!

Juan le dice:

–        Hemos cogido tu cántaro, que casi se había volcado.

Hay poca agua.

Pero, si nos lo permites, bebemos esta agua y luego te lo llenamos.

La anciana replica:

–        Sí, hijos, sí.

Lo que siento es tener solamente agua para vosotros.

Leche, como cuando alimentaba a mi Judas, querría tener en mi pecho,

para daros lo más dulce que hay en la tierra:

la leche de una madre; vino querría tener, del más selecto, para  daros fuerzas..

Pero Mariana de Eliseo es vieja y pobre…

Jesús responde:

–        Tu agua, madre, es para Mí vino y leche, porque la ofreces con amor.

Y bebe, Él el primero, del cántaro que Juan le ha acercado.

Luego beben los demás.

La anciana se ha levantado por fin.

Y ahora los mira como miraría al Paraíso;

pero al ver que han bebido todos y ahora van a tirar el agua que queda…

Y ya hacen ademán de ir a la fuente que gorgotea en el fondo de la calle,

la anciana se interpone defendiendo el cántaro,

y dice:

–        No, no.

Esta agua de la que ha bebido Él es más santa que el agua lustral.

La conservaré con esmero para que me purifiquen con ella cuando muera.

Y, aferrando su cántaro, dice:

–        Me lo llevo a casa.

Tengo otros.

Ya llenaré ésos.

Antes ven, Santo, que te enseño la casa de Felipe.

Y va dando trotecillos, ligera, toda encorvada, risueños su rostro rugoso y sus ojos avivados por la alegría.  

Teniendo cogido el borde del manto de Jesús con sus dedos,

como temiendo que se le pueda escapar.

Y defendiendo su cántaro de las insistencias de los apóstoles; que quisieran que no llevase ese peso;

Va dando trotecillos muy dichosa, mirando la calle y las casas de Arbela

(desierta la primera, cerradas éstas, en el atardecer)

Con la mirada de un conquistador feliz de su victoria.

Por fin, al pasar de esta calle secundaria a otra más céntrica, en que hay gente que se apresura a llegar a casa.

Y la gente la observa con asombro, señalándosela unos a otros y preguntándole…

Ella espera a que se forme alrededor un corro de gente,

y grita:

–         ¡Tengo conmigo al Mesías de Felipe!

Corred a decirlo por todas partes; primero a la casa de Jacob.

Que estén preparados para glorificar al Santo.

Grita hasta desgañitarse.

Sabe hacerse obedecer.

Le ha llegado, pobre ancianita lugareña, sola y desconocida, la hora de mandar.

Y ve a toda una ciudad revolucionada por su imperativo.

Jesús, mucho más alto que ella, le sonríe cuando de vez en cuando, ella lo mira;

y le pone una mano en su cabeza senil,

con una caricia de hijo que la hace desmayarse de felicidad.

La casa de Jacob está en una calle céntrica.

Abierta de par en par e iluminada, muestra tras el portal una larga entrada, en que hay

movimiento de gente con lámparas,

personas que, en cuanto Jesús aparece en la calle, corre afuera

el joven discípulo Felipe, luego su madre y su padre, parientes, domésticos y amigos.

Jesús se detiene y responde con majestuosidad al reverente saludo de Jacob,

luego se agacha hacia la madre de Felipe…

La cual, de rodillas, lo está venerando y la hace ponerse de pie, la bendice,

y le dice:

–        Sé siempre feliz por tu fe.

Luego saluda al discípulo y al otro que ha venido con él.

La anciana Mariana, a pesar de todo, no suelta el borde del manto, ni su puesto al lado de Jesús,

hasta que están ya para poner pie en el atrio.

Entonces gime:

–        ¡Una bendición para que yo sea feliz!

Ahora Tú estarás aquí… yo voy a mi pobre casa y…

¡Todo lo bonito se acabó!

¡Cuánta nostalgia en esa voz senil!

Jacob, al que su mujer le ha hablado en voz baja,

dice:

–        No, Mariana de Eliseo.

Quédate tú también en mi casa, como si fueras una discípula.

Quédate el tiempo que el Maestro esté con nosotros, y sé feliz así.

Jesús dice:

–        Dios te bendiga, hombre.

Tú comprendes la caridad.

–        Maestro…

Ella te ha traído a mi casa.

Tú me has concedido gracia y caridad.

No hago sino restituir, y, en todo caso, míseramente, lo mucho que de Ti y de ella he recibido.

Entra. Entrad.

Quisiera que encontrarais acogedora mi casa.

La multitud, afuera, en la calle, los ve entrar,

y grita:

–        ¿Y nosotros?

Queremos oír su palabra.

Jesús se vuelve:

–        Es ya de noche.

Estáis cansados.

Preparad vuestra alma con un santo descanso.

Mañana oiréis la Voz de Dios.

Por ahora, os acompañen la paz y la bendición.  

Y el portal se cierra, cubriendo con ello la felicidad de esta casa.

Santiago de Zebedeo, mientras se purifican del viaje;

hace esta observación al Señor:

–        Quizás hubiera sido mejor hablar inmediatamente y partir al alba.

Los fariseos están en la ciudad.

Me lo ha dicho Felipe.

Te van a crear conflictos.

–        Los que habrían tenido conflictos con ellos están lejos.

Los problemas que me puedan causar no tienen importancia.

El amor anulará…    

Es la mañana del día siguiente…

La salida, alegre, entre los familiares de Felipe y los apóstoles.

La ancianita va detrás.

La cita con los de Arbela, que esperan pacientemente.

El camino hacia la plaza principal,

donde Jesús empieza a hablar.

Se lee en el capítulo octavo del segundo de Esdras esto que ahora os repito aquí: «Llegado el séptimo mes…»

(Jesús me dice: «No escribas más. Repito íntegramente las palabras del libro«).

(Las palabras del libro son las de Nehemías 8, porque el primero y el segundo libro de Esdras reciben, respectivamente, en los nuevos títulos de los libros de la Biblia,

los nombres de libro de Esdras y libro de Nehemías)

270 SATANISMO VOLUNTARIO

270 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Un fariseo protesta:

–       Nos ofendes demasiado.

Pero, ¿Por qué si es así, no liberas a Israel del Demonio para que sea santo?

Jesús responde:

–        ¿Tiene Israel esta voluntad?

No.

La tienen esos pobrecillos que vienen para ser liberados del demonio

porque lo sienten dentro de sí como peso y vergüenza.

Vosotros esto no lo sentís.

Liberaros a vosotros sería inútil, porque, no teniendo la voluntad de ser liberados,

enseguida seríais de nuevo atrapados y con mayor fuerza.

Porque cuando un espíritu inmundo sale de un hombre,

vaga por lugares áridos en busca de descanso y no lo encuentra.

Observad que no son lugares áridos materialmente;

áridos porque, no recibiéndolo, le son hostiles,

de la misma forma que la tierra árida es hostil a la semilla.

Entonces dice:

«Volveré a mi casa, de donde he sido arrojado con la fuerza y contra su voluntad.

Estoy seguro de que me recibirá y me dará descanso».

En efecto, vuelve donde aquel que era suyo,

y muchas veces lo encuentra dispuesto a recibirlo,

porque, en verdad os digo que el hombre tiene más nostalgia de Satanás que de Dios,

y, si Satanás no le somete sus miembros, por ninguna otra  posesión se queja.

Vuelve, pues, y encuentra la casa vacía, barrida, aviada, con olor a pureza.

Entonces va por otros siete demonios, porque no quiere volverla a perder.

Y con estos siete espíritus peores que él, entra en ella y ahí se instalan todos.

Así, este segundo estado, de uno convertido una vez

y pervertido una segunda vez, es peor que el primero.

Porque el demonio tiene la medida de lo amante de Satanás e ingrato a Dios

que es ese hombre.

Y también porque Dios no vuelve a donde se pisotean sus gracias.

Y habiendo experimentado ya una posesión, se abren los brazos otra vez a una mayor.

La recaída en el satanismo es peor que la recaída en una tisis mortal ya curada una vez.

Ya no es susceptible de mejoramiento ni de curación.

Esto le sucederá a esta generación, la cual, convertida por el Bautista,

ha querido de nuevo ser pecadora, porque es amante del Malvado, no de  Mí.

Un murmullo, ni de aprobación ni de protesta, recorre la muchedumbre,

que se ha ido apiñando y que ya es muy numerosa, pues además del huerto y la terraza,

está llenísima de gente incluso la calle.

Hay gente sentada a caballo en el pretil.

Y subida a la higuera del huerto y a los árboles de los huertos vecinos;

porque todos quieren oír la disputa entre Jesús y sus enemigos.

El  murmullo, cual ola que del mar abierto arriba a la playa;

llega, de boca en boca, hasta los apóstoles más cercanos a Jesús.

O sea, Pedro, Juan, el Zelote y los hijos de Alfeo;

porque los otros están parte en la terraza y parte en la cocina;

menos Judas de Keriot, que está en la calle entre la muchedumbre.

Pedro, Juan, el Zelote, los hijos de Alfeo recogen este murmullo…

Y dicen a Jesús:

–        Maestro, están tu Madre y tus hermanos.

Están allí afuera, en la calle.

Te buscan porque quieren hablar contigo.

Ordena que la muchedumbre se aleje, para que puedan venir a Ti;

porque sin duda un motivo importante los ha traído hasta aquí a buscarte.

Jesús alza la cabeza y ve al final de la gente el rostro angustiado de su Madre;

que está luchando por no llorar;

mientras José de Alfeo le habla con vehemencia;.

Y ve los gestos de negación de Ella, repetidos, enérgicos, a pesar de la insistencia de José.

Ve también la cara de apuro de Simón, visiblemente apenado, molesto…

Pero no sonríe, no ordena nada.

Deja a la Afligida con su dolor

y a los primos donde están, con sus intransigencias.

Baja los ojos hacia la muchedumbre…  

Aspira profundamente.

Y respondiendo a los apóstoles, que están cerca;

responde también a los que están lejos y tratan de hacer valer la sangre más que el deber.  

La Voz de Tenor Jesús resuena como una campana:

–       ¿Quién es mi Madre?

¿Quiénes son mis hermanos?

Despliega su mirada, severa en el marco de un rostro que palidece visiblemente,

por esta violencia; que debe hacerse a Sí Mismo,

para poner el deber por encima del afecto y la sangre… 

Y para suspender el reconocimiento del vínculo con su Madre, por servir al Padre.

Y dice, señalando con un amplio gesto a la muchedumbre que se apiña en torno a Él,

a la roja luz de las antorchas,

bajo la luz de plata de la Luna casi llena…

Jesús declara con firmeza:

–       He aquí a mi madre, he aquí a mis hermanos.

Los que hacen la voluntad de Dios son mis hermanos y hermanas, son mi madre.

No tengo otros.

Y los míos serán tales si, antes que los demás y con mayor perfección que ningún otro,

hacen la voluntad de Dios hasta el sacrificio total;

de toda otra voluntad o voz de la sangre y del afecto. 

Nace entre la muchedumbre un murmullo más fuerte,

como un mar agitado por un viento repentino.

Los escribas comienzan la fuga diciendo:

–      ¡Es un demonio!

–      ¡Reniega incluso su sangre!

Los parientes, visiblemente enojados avanzan,

diciendo:

–       ¡Es un loco!

–       ¡Hasta tortura a su Madre!

Los apóstoles, admirados,

exclaman:

–       ¡Verdaderamente en estas palabras está todo el heroísmo!

La muchedumbre,

dice:

–        ¡Cómo nos ama!

No sin esfuerzo, María con José y Simón, abren la aglomeración de gente:

Ella, todo dulzura;

José, todo furia;

Simón, todo apuro.

Y llegan a Jesús.

José arremete en seguida:

–       ¡Estás loco!

¡Ofendes a todos!

¡No respetas ni siquiera a tu Madre!

¡Pero ahora estoy yo aquí y te lo voy a impedir!

¿Es verdad que vas por ahí haciendo trabajos de obrero?

Pues si eso es verdad,

¿Por qué no trabajas en tu taller para procurar el pan a tu Madre?

¿Por qué mientes diciendo que tu trabajo es la predicación, ocioso e ingrato, que es lo que eres;

si luego vas a  realizar trabajo pagado a casa ajena?

Verdaderamente me pareces como si estuvieras en manos de un demonio,

que te indujera al camino

¡Responde!

Jesús se vuelve y toma de la mano al niño José,

lo acerca a Sí y lo alza sujetándolo por las axilas.

Y dice:

–       Mi trabajo ha consistido en procurar el pan a este inocente y a su familia.

Y en convencerlos de que Dios es bueno;

ha sido predicar en Corozaín la humildad y la caridad.

Y no sólo en Corozaín, sino también contigo, José, hermano injusto.

Pero te perdono porque sé que te muerden los dientes de Serpiente.

Y te perdono también a ti, Simón inconstante.

Nada tengo que perdonar, de nada debo pedir perdón, a mi Madre;

porque Ella juzga con justicia.

Que el mundo haga lo que quiera,

Yo hago lo que Dios quiere.

Con la bendición del Padre y de mi Madre soy más feliz,

que si todo el mundo me aclamara rey según el mundo.

Ven, Madre, no llores;

no saben lo que hacen.

Perdónalos.

–       ¡Hijo mío!

Yo sé.

Tú sabes.

Nada más hay que decir…

–        Nada más,….

Aparte de decirle a la gente:

«Idos en paz».

Jesús bendice a la muchedumbre.

Y luego, llevando con la derecha a María y con la izquierda al niño Josesito; 

se dirige hacia la pequeña escalera.

Y es el primero en subirla.  

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237 LA VOCACIÓN Y EL MARTIRIO

237 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

La comitiva apostólica partió al rayar el alba y ya llevan varias horas caminando. 

La mañana serena y luminosa favorece la marcha.

Van salvando colinas orientadas hacia el oeste, o sea, hacia el mar.  

Mateo dice:

–      Hemos hecho bien en llegar a los montes a las primeras horas de la mañana.

Con este sol no habríamos podido estar en la llanura.

Aquí hay sombra y frescor.

Me dan pena los que siguen la vía romana.

Que es buena para el invierno.

Jesús agrega: 

–      Después de estas colinas…

Tendremos el viento del mar, que siempre templa el aire.

Santiago de Alfeo añade: 

–      Comeremos allá, en aquella cima.

El otro día era muy bonito.

Y desde aquí debe serlo todavía más, porque el Carmelo está más cerca.

.Y también el mar.  

Andrés exclama:  

–       ¡Es verdaderamente bonita nuestra tierra!

Judas confirma:  

–       ¡Oh! Sí.

Hay de todo en ella:

Montes nevados, suaves colinas, lagos, ríos…

Todo tipo de plantas… 

Y no falta el mar.

Realmente es la tierra de delicias celebrada por nuestros salmistas, nuestros profetas;

nuestros grandes guerreros y poetas

Tadeo: 

–      Recítanos algún fragmento,.

Santiago de Zebedeo, ruega: 

–      Hazlo tú que sabes tantas cosas.

La bien entonada y varonil voz de Judas,

parece cantar: 

“Con la belleza del Paraíso Él ha formado la tierra de Judá.

Con la sonrisa de sus ángeles ha decorado la tierra de Neftalí,

con los ríos de miel del cielo ha dado sabor a los frutos de su tierra.

La Creación entera se refleja en ti, gema de Dios,

don de Dios a su pueblo santo.

Más dulce que los pingües racimos que maduran en las laderas de tus montes,

más suave que la leche que llena las ubres de tus corderas,

más embriagadora que la miel que lleva el sabor de las flores que te visten, tierra bienaventurada,

es tu belleza para el corazón de tus hijos.

El cielo ha descendido y se ha hecho río para unir dos gemas,

se ha hecho colgante y cinturón sobre tu verde vestido.

Tu Jordán canta.

Uno de tus mares ríe, el otro recuerda que Dios es terrible,

mientras las colinas parecen danzar al atardecer,

cual donosas muchachas en un prado;

tus montes rezan en las auroras angélicas o cantan el aleluya bajo el ardor del sol.

O adoran con las estrellas tu poder, Señor altísimo.

No nos has encerrado entre apretados confines,

delante nos has dejado el abierto mar para decirnos que el mundo es nuestro».  

Lleno de orgullo nacional y amor por la patria,

Pedro comenta: : 

–     ¡Bonito, ¿Eh?!

¡Precioso!

Sólo he estado en la parte del lago y en Jerusalén;

durante muchos años no he visto nada más.

Ahora conozco sólo Palestina.

Pero estoy seguro de que no hay nada más bonito en el mundo.

Juan añade: 

–      María me decía que también es muy bonito el valle del Nilo.  

Simón Zelote: 

–       Y el hombre de Endor habla de Chipre, como de un paraíso.

–       ¡Ya, pero nuestra tierra!…

Y los apóstoles;

todos menos Judas de Keriot y Tomás, que están con Jesús, un poco más adelante,

siguen cantando las bellezas de Palestina.

Las mujeres que van las últimas en la comitiva apostólica.  

Porque son bonitas y porque serán un recuerdo de su viaje… 

No pueden contenerse de recoger semillas de flores, para plantarlas en sus huertos y  jardines. 

Hay algunas águilas y cóndores,

que dibujan amplios círculos por encima de las crestas de las colinas…

Y de vez en cuando descienden en busca de alguna presa.

Surge una lucha entre dos buitres.

Giran, giran, perdiendo plumas;

en un elegante y fiero duelo que termina con la huida del perdedor;

que quizás va a morir a lo alto de algún remoto pico;

al menos así lo juzgan todos, pues su vuelo es muy cansado, un vuelo de moribundo.  

Tomás comenta: 

–       Le ha hecho daño la avidez. 

Mateo añade: 

–       La avidez y la obstinación siempre hacen daño.  

Felipe

–      ¡También a los tres de ayer!…

Pedro:

–      ¡Misericordia eterna!  

Tadeo:

–     ¡Qué triste destino!  

Andrés pregunta: 

–      ¿No se curarán jamás?   

Mateo:

–      Pregúntaselo al Maestro.

Le preguntan a Jesús,

y responde:

–      Mejor sería preguntar si se van a convertir.

Porque en verdad os digo que es preferible morir leproso y santo, que no sano y pecador.

La lepra queda en la Tierra, en la tumba;

el pecado, en la eternidad. 

Simón Zelote: 

–      A mí me gustó mucho ayer tu discurso de por la noche.

Judas:   

–      Pues a mí no.

Era muy duro para demasiados israelitas.

Jesús: 

–      ¿Estás tú entre ellos?

–       No, Maestro.

–       ¿Y entonces?

¿Por qué esta susceptibilidad?

–       Porque te puede perjudicar.

–      Entonces… 

¿Para evitar perjuicios, debería hacer tratos con los pecadores y hacerme su cómplice?

–       No digo eso.

No podrías hacerlo.

Pero sí guardar silencio.

No buscarte la enemistad de los grandes…

–       Callar es otorgar.

No doy mi visto bueno a los pecados; ni de los pequeños ni de los grandes.

–       ¿Ves lo que le ha pasado al Bautista?

–       Su gloria.

–       ¿Su gloria?….

A mí me parece que es su ruina.

–       Persecución y muerte…

Por fidelidad a nuestro deber, son gloria para el hombre.

El mártir es siempre glorioso.

–       Pero con la muerte se impide a sí mismo ser maestro.

Y aflige a sus discípulos y familiares;

él se quita las penas, pero deja a los otros sumergidos en penas mucho mayores.

El Bautista no tiene a sus más cercanos familiares, es verdad;

pero tiene de todas formas, deberes para con sus discípulos.

–      Aunque tuviera a esos familiares sería igual.

La vocación está por encima de la sangre.

–       ¿Y el cuarto mandamiento?

–       Viene después de los dedicados a Dios.

–      Ya has visto ayer cómo una madre sufre por un hijo…

Jesús llama a María: 

–       ¡Madre! Ven.

María va donde Jesús,

y pregunta:

–      ¿Qué quieres, Hijo mío?

–      Madre… 

Judas de Keriot está perorando en defensa de tu causa, por amor a ti y a Mí.

–      ¿Mi causa?

¿En qué?

–       Quiere persuadirme de que sea más prudente;

para no caer como nuestro pariente Juan.

Y me está diciendo que hay que tener compasión de las madres y no arriesgar la propia vida, por ellas;

porque así lo quiere el cuarto mandamiento.

¿Tú qué piensas de ello?

Te cedo la palabra, Madre, para que adoctrines con dulzura a nuestro Judas.  

María declara: 

–       Yo digo que dejaría de amar a mi Hijo como Dios

que pensaría que siempre me he equivocado,

que he sufrido siempre error acerca de su Naturaleza,

si lo viera perder su perfección, rebajando su pensamiento a consideraciones humanas;

perdiendo de vista las consideraciones sobrehumanas.

O sea: redimir.

Tratar de redimir a los hombres, por amor a ellos y para gloria de Dios;

a costa de crearse penas y rencores.

Lo seguiría queriendo como a un hijo descarriado, por efecto de una fuerza maligna,

lo seguiría queriendo por piedad,

por el hecho de ser hijo mío, porque sería un desdichado;

pero no ya con esa plenitud de amor, con que lo amo ahora viéndolo fiel al Señor.   

Judas puntualiza:

–       A Sí mismo, quieres decir.

–       Al Señor.

Ahora Él es el Mesías del Señor y debe ser fiel al Señor como todos los demás.

Es más, más que ninguno.

Porque su Misión es mayor que toda otra misión que haya existido, existe y existirá, en la Tierra;

ciertamente recibe de Dios la ayuda proporcional a tan alta misión.

–       Pero, ¿no llorarías si le sucediera algún mal?

–       Todas mis lágrimas.

Pero lloraría lágrimas y sangre, si lo viera desleal a Dios.

¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y en hueco de mi mano?

Las sutilezas rabínicas de Judas insisten: 

–       Ello disminuirá mucho el pecado de los que lo persigan.

–       ¿Por qué?

–       Porque tanto Él como tú, casi los justificáis.

–       No lo creas.

Los pecados serán siempre iguales a los ojos de Dios,

tanto si nosotros juzgamos que ello es inevitable,

como si juzgamos que ningún hombre de Israel debería obrar mal, respecto al Mesías.

–       ¿Hombre de Israel?

¿Y si fueran gentiles no sería lo mismo?

–       No.

Para los gentiles sólo habría pecado hacia un semejante.

Israel sabe quién es Jesús.

–       Mucho Israel no lo sabe.

–       No lo quiere saber.

Es incrédulo voluntariamente

A la anti-caridad, por tanto, une la incredulidad y niega la esperanza.

Pisotear las tres virtudes principales no es un pecado mínimo, Judas;

ES GRAVE muy grave, espiritualmente más grave que el acto material respecto a mi Hijo.

La victoria de la Madre,

Maestra formada en el corazón de Israel:

el sagrado Templo de Jerusalén, es irrebatible.

Judas no contesta más. 

Porque ya se ha quedado sin argumentos suficientes…

Entonces se agacha para atarse una sandalia y se queda retrasado.

La caminata continúa, con los demás participando en diferentes diálogos..

Llegan a un risco que está casi en la cima y que se extiende por entero hacia adelante;

como si quisiera correr hacia la sonrisa azul del mar infinito.

Un tupido encinar proyecta una luz de color esmeralda claro, en que inciden leves agujas de sol,

en este picacho bonito, aireado, abierto a la costa ya cercana, frente a la majestuosa cadena del Carmelo.

Hacia abajo, al pie del monte del risco saliente como por anhelo de volar,

más abajo de unos pequeños campos a mitad de la pendiente,

hay un valle estrecho con un torrente profundo.

Bastante imponente por la violencia de las aguas, en tiempo de crecida;

mas ahora reducido a un espumaje de plata en el centro del lecho.

El torrente corre hacia el mar rozando la base del Carmelo.

Un camino realzado sigue su orilla derecha.

Un camino que une una ciudad construida en el centro de la bahía, con las del interior de Samaria.  

Jesús dice:

–       Aquella ciudad es Sicaminón.

Llegaremos en la noche.

Ahora descansaremos porque el descenso, aunque fresco y corto, es difícil.

Y, sentados en círculo, mientras se asa en una tosca brocheta un cordero que fue regalo de los pastores. 

Se generaliza la conversación entre todos…  

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43 ENCONTRADO EN EL TEMPLO

43 CONOCER A DIOS, ES EMPEZAR A AMARLO

La disputa de Jesús con los doctores en el Templo.

“Los padres de Jesús iban todos los años a Jerusalén para la Fiesta de Pascua.

Cuando Jesús cumplió los doce años, subió también con ellos a la fiesta, pues así había de ser.

Al terminar los días de la fiesta regresaron, pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén sin que sus padres lo supieran. 

Seguros de que estaba con la caravana de vuelta, caminaron todo un día. Después se pusieron a buscarlo ente sus parientes y conocidos, como no lo encontraron volvieron a Jerusalén en su búsqueda.

Al tercer día lo hallaron en el Templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas.

Todos los que le oían quedaban asombrados de su inteligencia y de sus respuestas. Sus padres se emocionaron mucho al verlo; su madre le decía: 

‘Hijo, ¿Por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos.’ 

ÉL les contestó: ‘¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi Padre? 

Pero ellos no comprendieron esta respuesta.

Jesús entonces regresó con ellos llegando a Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles.

Su madre por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón.

Mientras tanto, Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante los hombres. (Lucas 2, 41-52)

Dice Jesús:

Volvemos muy atrás en el tiempo, muy atrás.

Volvemos al Templo, donde Yo, con doce años, estoy disputando; es más, volvemos a las vías que van a Jerusalén.

Y de Jerusalén al Templo.

Observa la angustia de María al ver — una vez congregados de nuevo juntos hombres y mujeres — que Yo no estoy con José.

No levanta la voz regañando duramente a su esposo. Todas las mujeres lo habrían hecho. Lo hacéis, por motivos mucho menores, olvidándoos de que el hombre es siempre cabeza del hogar.

No obstante, el dolor que emana del rostro de María traspasa a José más de lo que pudiera hacerlo cualquier tipo de reprensión.

No se da tampoco María a escenas dramáticas.

Por motivos mucho menores, vosotras lo hacéis deseando ser notadas y compadecidas.
No obstante, su dolor contenido es tan manifiesto (se pone a temblar, palidece su rostro, sus ojos se dilatan) que conmueve más que cualquier escena de llanto y gritos.

Ya no siente ni fatiga ni hambre. ¡Y el camino había sido largo, y sin reparar fuerzas desde hacía horas!

Deja todo; deja al camastro que se estaba preparando, deja la comida que iban a distribuir. Deja todo y regresa.

Está avanzada la tarde, anochece; no importa; todos sus pasos la llevan de nuevo hacia Jerusalén.

Hace detenerse a las caravanas, a los peregrinos; pregunta.

José la sigue, la ayuda.

Un día de camino en dirección contraria, luego la angustiosa búsqueda por la Ciudad.

¿Dónde, dónde puede estar su Jesús?

Y Dios permite que Ella, durante muchas horas, no sepa dónde buscarMe.

Buscar a un niño en el Templo no era cosa juiciosa:

¿Qué iba a tener que hacer un niño en el Templo?

En el peor de los casos, si se hubiera perdido por la ciudad y llevado de sus cortos pasos, hubiera vuelto al Templo, su llorosa voz habría llamado a su mamá,

atrayendo la atención de los adultos y de los sacerdotes.

y se habrían puesto los medios para buscar a los padres fijando avisos en las puertas.

Pero no había ningún aviso.

Nadie sabía nada de este Niño en la ciudad. ¿Guapo? ¿Rubio? ¿Fuerte? ¡Hay muchos con esas características!

Demasiado poco para poder decir: «¡Lo he visto! ¡Estaba allí o allá!».

Y vemos a María, pasados tres días, símbolo de otros tres días de futura angustia, entrando exhausta en el Templo, recorriendo patios y vestíbulos.

Nada.

Corre, corre la pobre Mamá hacia donde oye una voz de niño.

Hasta los balidos de los corderos le parecen el llanto de su Hijo buscándola.

Mas Jesús no está llorando; está enseñando.

Y he aquí que desde detrás de una barrera de personas llega a oídos de María la amada voz diciendo:

«Estas piedras trepidarán…».

Entonces trata de abrirse paso por entre la muchedumbre…

Y lo consigue después de una gran fatiga:

Ahí está su Hijo, con los brazos abiertos, erguido entre los doctores.

María es la Virgen prudente.

Pero esta vez la congoja sobrepuja su conocimiento.

Es una presa que derriba todo lo que pilla a su paso.

Corre hacia su Hijo, lo abraza, levantándolo y bajándolo del escabel,

Y exclama:

–    «¡Oh! ¿Por qué nos has hecho esto!

Hace tres días que te estamos buscando. Tu Madre está a punto de morir de dolor, Hijo.

Tu padre está derrengado de cansancio. ¿Por qué, Jesús?».

No se preguntan los «porqués» a Aquel que sabe, los «porqués» de su forma de actuar.

A los que han sido llamados no se les pregunta «por qué» dejan todo para seguir la voz de Dios.

Yo era Sabiduría y sabía.

Yo había «sido llamado» a una misión y la estaba cumpliendo.

Por encima del padre y de la madre de la tierra, está Dios, Padre divino.

Sus intereses son superiores a los nuestros; su amor es superior a cualquier otro.

Y esto es lo que le digo a mi Madre.

Termino de enseñar a los doctores enseñando a María, Reina de los doctores.

Y Ella no se olvidó jamás de ello.

Volvió a surgir el Sol en su corazón al tenerme de la mano, de esa mano humilde y obediente; pero mis palabras también quedaron en su corazón.

Muchos soles y muchas nubes habrían de surcar todavía el cielo durante los veintiún años que debía Yo permanecer aún en la tierra.

Mucha alegría y mucho llanto, durante veintiún años, se darán el relevo en su corazón.

Mas nunca volverá a preguntar:

–    «¿Por qué nos has hecho esto, Hijo mío?».

¡Aprended, hombres arrogantes!

María revela:

“Y ¿POR QUÉ ME BUSCABAN?

¿NO SABEN QUE TENGO QUE ESTAR DONDE MI PADRE?

El Padre permitió mi angustia de madre; pero no me ocultó el profundo significado de las palabras de mi Hijo:

sobre el padre y la madre está Dios, el Padre Celestial.

Sus intereses y sus afectos están sobre cualquiera y se debe dejar todo para obedecer a Dios.

A sus llamadas nunca se pregunta: ¿Por qué?

Dice el Evangelio: “Ellos no comprendieron, lo que les acababa de decir.”

Yo ya lo sabía desde antes y entendí las palabras de mi Hijo.

Pero guardé silencio para no mortificar a  mi José, que no tenía la plenitud de la Gracia.

Yo era la madre de Dios; pero también debía ser mujer respetuosa para el que para mí, era un compañero amoroso y tierno protector. 

Nos amábamos profundamente con un amor santo y nuestra única preocupación era: nuestro Hijo.

En ninguna circunstancia nuestra familia tuvo grietas de ninguna especie.

Jesús es modelo de hijos, como José lo es de maridos.

Mucho fue el dolor que recibí del mundo…

Más mi Santo Hijo y mi Justo esposo, no me hicieron derramar otras lágrimas, que las motivadas por su dolor.

Aunque José era padre adoptivo, se hizo pedazos en el trabajo, para que no nos faltara nada.

Jesús aprendió de él, a ser un hombre trabajador y un buen carpintero.

José era la cabeza de nuestro hogar; su autoridad familiar era indiscutible y no obstante,

 ¡Cuánta humildad había en él!

 Jamás abusó de su poder y me convirtió en su dulce consejera.

Yo me tenía por su sierva y le atendía con amor y respeto.

Cuando quedé viuda, sufrí un agudo dolor… Porque perdí al compañero al que dediqué seis lustros de una  vida fiel.

José fue para mí, padre, esposo, hermano, amigo y protector.

Su ausencia me hizo sentir una terrible soledad y fue como si perdiera el muro principal de mi vida. .

Me sentí sola, como sarmiento arrancado de la vid y sólo hallé consuelo cuando me abracé de Jesús. 

 Dios era la fuerza que me sostenía en mis horas de dolor.

El día que fuimos a Jerusalén y al volver advertimos que no venía con nosotros…

Como todo lo compartíamos con amor, pensando solo en nuestro Hijo…

Nuestra preocupación y angustia fue muy grande, mientras lo buscábamos.

En este misterio mi Hijo quiso darnos una enseñanza sublime…

 ¿Podríais acaso  suponer que El ignoraba lo que Yo sufría? 

¡Todo lo contrario!

Porque mis lágrimas, mi búsqueda por haberlo perdido, mi intenso y crudo dolor se repercutía en su corazón…

Y durante aquellas horas tan penosas, El sacrificaba a la Divina Voluntad a su propia Mamá, a quien tanto amaba…

Para demostrarme que Yo también un día debía,

 SACRIFICAR SU MISMA VIDA AL QUERER SUPREMO.

En esta pena indecible no te olvidé, alma mía y pensando que ella te iba a servir de ejemplo,

la puse a tu disposición a fin de que también tú pudieras tener en el momento oportuno, la fuerza para sacrificar todas las cosas a la Divina Voluntad. 

Cuando lo hallamos en el Templo, la alegría volvió nuevamente a nuestro corazón,

al tomarlo nuevamente de la mano, humilde y obediente para volver a Nazaret.

El mundo se desquicia en ruinas porque se insiste en destruir la unidad familiar.

 Nuestra familia es el modelo que debéis imitar. 

MI PROJIMO 2

Había comenzado ya la Cuaresma.

El Jueves muy temprano desperté oyendo carcajadas y mucha algarabía, en la terraza del huerto que estaba, justo debajo del balcón de mi habitación.

Así que me levante, me aseé y decidí averiguar el motivo de la fiesta. Cuando pasé por la cocina, me enteré que mi madre había llegado de visita…

Y por ese motivo, habían decidido servir el almuerzo en la terraza que estaba llena de equipales y servía para las comidas informales.

Cuando llegué, estaba toda la familia reunida…

Y un escalofrío me recorrió, al ver el entrecejo fruncido de mi madre, que era lo que más temía. 

Era evidente que estaba bastante contrariada y para variar, yo era el motivo de su disgusto. 

Suspiré resignada y me dispuse  a que me llovieran los reproches.

La saludé con un beso y tomé el asiento que más alejado estaba de ella.

De esta forma quedé en medio de dos de mis cuñados; los que NO disimulaban para nada, la tremenda diversión que estaban disfrutando…

Desde que me convertí y por la manera en que Jesús me guiaba para hacer su Voluntad, mi madre estaba muy resentida de lo que llamaba mi rebeldía para obedecerla…

Y que echaba por la borda, la esmerada educación que me había dado.

En realidad su malestar comenzó cuando Jesús me convirtió en su apóstol y me llevó a misionar a las iglesias que estaban en el selecto grupo social al que pertenecíamos.

Los problemas de incredulidad, recrudecían la resistencia a la aceptación del Evangelio como Jesús me lo estaba enseñando…

Y yo lo estaba conociendo y testimoniando ahora.  

En las pruebas y el dolor alaba a Dios, no importa cuán difícil sea lo que estás pasando… ALABA A DIOS, Él te dará su bendición…

Jesús me había dicho:

«Te he traído a estas parroquias, para que les enseñes a conocerMe a los más pobres entre los pobres; porque lo Único que poseen es dinero y mucha soberbia.» 

Y mientras Satanás hacía talco mi prestigio y destruía mi ego…

Yo intentaba obedecer la Voluntad de Dios, en medio de las constantes pruebas que me estaban acrisolando.

Porque al Dolor lo había convertido en un maestro… Y es bien sabido que lo que NO te mata, te fortalece.

Para mi madre, esto era imposible de entender y sólo veía las actitudes autodestructivas mías (así lo consideraba ella)

Y con las que estaba consumando un suicidio social.

«Cuando la desesperación me quiere arrollar, a veces tiro la toalla al piso, Dios la toma y la coloca en mis manos. Y me dice: NO OLVIDES QUE ESTA LUCHA ES DE LOS DOS…»

Ella NO entendía que al enamorarme de Dios, mi vida ya giraba en torno a Él.

Era lo más importante de mi vida y ya NO tomaba en cuenta para nada, lo que el Mundo pudiera pensar de mí.  

Y esto había sido una penosa confrontación con las ideas que mi madre tenía sobre la forma que debíamos llevar la religión…

Cómo la habían llevado los españoles a nuestro país y  se había practicado por siglos. SIN CARISMAS ESCANDALOSOS, por favor

Después que yo conocí a Dios en la Renovación Carismática; cuando viví la Unción del Bautismo del Espíritu Santo y experimenté mi propio pentecostés…

Cambió mi vida…

Y mi madre estaba convencida que también la religión, yo la había revolucionado por completo…

Afirmando en muchos la idea de que me había vuelto loca de remate.

Pero el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Y ni modo. Si por amar a Jesús tenía que soportar el estigma de la Locura de la Cruz, (1 Cor. 2,14) decidí que ESE sería el menor de mis problemas.

A la Única Persona que me importaba agradar era a la Santísima Trinidad…

Y mientras yo estuviera satisfecha con mi propia opinión de mí misma, eché al cubo de la basura todo lo demás. 

Así estaban las cosas, aquel primer Jueves de Cuaresma…

Apenas había empezado a probar el desayuno, cuando ella me preguntó:

–     ¿Fuiste a tomar ceniza o también la Cuaresma la vas a modificar con tus locuras?

Traté de apaciguarla:

–          Mamá por favor…

Su ceño se frunció más y prosiguió implacable:

–        Digo esto, porque ya que me ha sido imposible convertirte en una verdadera dama…

Ahora también me entero que eres la Cantinflas’ con faldas del Reino Celestial y has perdido por completo toda compostura…

Me atraganté con el chocolate y pensé angustiada: ¿A qué se refiere?

Mi desconcierto era tan patético, que otro de mis cuñados vino en mi auxilio.

Y le dijo a mi sobrina Aracely, que estaba sentada junto a mi madre:

–    Hijita, platícale a tu tía lo que nos estabas contando a nosotros…

Un nuevo escalofrío me estremeció de pies a cabeza. ¡Oh NO!

A pesar de todos mis esfuerzos, mi madre siempre se enteraba de todo lo relacionado conmigo…

Y pensé aterrorizada en lo que diría, después de mi última aventura con Jesús…

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios…»

Y cuánta más limpieza que la inocencia infantil…

La niña destellaba el regocijo en su precioso rostro, mientras empezó a detallar la experiencia que había vivido…

Y mi sobrinita de cinco años, dividió su relato en Dos Películas sobrenaturales.

La primera la disfrutó en el salón de juegos, donde refirió a los diablos con la rosa en la boca y que no podían hablar.

También describió a los que salieron huyendo después…

Que estaban como electrocutados y parecía que hubieran salido del remolino de una licuadora. Caminaban como ebrios y estaban bastante maltratados. (Fueron a los que obligué a que entraran en mí)

Y fue en ese preciso momento que una de mis hermanas, la anfitriona y que participaba en el grupo de la parroquia, bautizó a esa oración como la de la Aspiradora…

Porque dijo que exactamente así era como funcionaba.

Con su lenguaje infantil y lleno de inocencia, Aracely enseguida relató como todos los Demonios tomaron la determinación de ir a quejarse contra mí, hasta el Cielo…

Para que Dios corrigiese todo…  Y me pusiese en mi lugar.

Mi otro cuñado de los que estaban junto a mí,  

concluyó:

–          ¡Pobres diablos!

Quien te viera cuñadita, convertida en el Azote del Infierno. Ya decía yo que a ti hay que tratarte con mucho cuidado.

NO sólo eres estupenda jinete, también sabes manejar a quién Nadie se atrevería a enfrentar… 

Y todos agregaron sus propios comentarios, bromeando y divirtiéndose a mis costillas.

Mi madre se limitó a decir:

–          ¿De verdad NO sientes miedo por tanto atrevimiento?

Traté de educarte para ser una gran dama y lo acabaste de arruinar ahora, con tus desvaríos de ninja vengadora con Satanás.

La miré con desconsuelo y NO respondí.

Porque viéndolo fríamente, NI siquiera yo lo comprendía.

Entretanto, mi sobrinita continúo con lo que había vivido como un sueño la noche anterior.

Era la segunda película.  Esa la describió en el Cielo y lo hizo de esta manera:

Que el Cielo es una ciudad bellísima y hay un estadio muy grande.

Que también hay un castillo hermosísimo y tiene unas oficinas donde Dios trabaja, moldeando los destinos de cada ser humano.

Que por un lado del Cielo hay un túnel de cristal transparente, por donde entran los que van a presentarle peticiones o quejas al Señor. 

Y cómo yo también veía con el Don de Ciencia Infusa, lo que ella con su lenguaje infantil describía, supe claramente lo que trataba de decir…

Y pude complementar perfectamente lo que le faltaba…

Que unos soldados vestidos como generales de un ejército (oficiales nazis),

van y presentan quejas contra los cristianos que oran y ayunan… Puntualizando sus fallas en las peticiones que presentan…

Porque les están causando demasiados estragos.

Que el Padre Celestial preside los juicios contra ellos… Y dicta las sentencias.

En esos juicios, hay muy poquita gente.

Pero luego hubo un alboroto muy grande…

Y todos estaban avisando que me iban a enjuiciar a mí y se llenó el estadio.

Que parece que NO es la primera vez que me enjuician…

Y me he convertido en un personaje muy popular. (Tal vez por esto lo de Cantinflas con faldas)

Por el túnel transparente iban todos los diablos vestidos como participantes del Carnaval…

Y provocaron la admiración y las risas de todos, especialmente los niños.

Los ángeles trataban de disimular su diversión y su asombro. Y se obligaron a NO reirse.

Y que algunos habitantes del Cielo exclamaron: ¡Cuánta Imaginación!  

Que todos los niños se revolcaban de risa y nadie quería perderse mi juicio.

Que había un tribunal como se ve en las series de televisión…

Y que la Virgen María, Jesús y mi Ángel de la Guarda eran mis abogados defensores.

Que el Juez era el Padre Celestial, tiene una imponente Majestad y una Personalidad tan impactante,

que nos doblega en una reverencia automática y una adoración absoluta.

Todos los demás estábamos muy serios y espectantes…

Un detalle que llamaba mucho la atención, era que yo parecía una niña muy pequeña;

porque me veía como en mi fotografía de la primera comunión. (Tenía 7 años)

Y el Juicio comenzó.

Lucifer era el Fiscal…

Aunque estaba vestido con una falda hawuiana…

Se comportó con su soberbia de siempre.

Empezó diciendo que estaba muy agraviado porque yo había violado el Mandamiento del Amor y NO lo respetaba como mi prójimo.

Que había cometido abuso de la autoridad y había hecho uso excesivo del Poder, en su perjuicio.

Además había sido muy prepotente al humillarlo de tan tremenda forma.

Estaba enojadísimo y le dijo al Padre Celestial:

–          “¡Mira cómo nos dejó! ¡Quítanos esto!”

Y Aracely describía con lujo de detalles las vestimentas que lucían y lo graciosos que se veían.

Mientras esto sucedía al imaginarlos… 

Todos estaban desternillados de risa.

Era una verdadera fiesta de carcajadas a mis costillas…

Y hasta en mi madre sorprendí el destello de una sonrisa.

Mientras  tanto yo me encogí en el equipal y deseaba que la tierra me tragara.

El Padre Celestial me preguntó que si tenía algo qué alegar en mi defensa…

No pronuncié una palabra.

Entonces intervino la Virgen, luego Jesús, mi ángel de la Guarda y también el Espíritu Santo habló en mi defensa.

Yo permanecí en silencio y muy atenta. No había en mí, el menor rastro de miedo o de culpabilidad.

Satanás manifestó todos sus argumentos y solicitó la pena máxima, por mis trasgresiones a todos los Mandamientos del Amor… 

El Padre Celestial me miró con infinita ternura, pero NO abandonó su seriedad y tampoco me reprochó nada.

Al final, el Padre Celestial les dijo que Él NO podía hacer nada, porque yo había decretado que solamente yo podía revertirles el castigo. 

Además cuando pidieron permiso para zarandearnos, Él les advirtió que se atuvieran a las consecuencias… 

Porque Él me conocía y sabía que yo no me iba a quedar de brazos cruzados.

Pero que ellos hicieron caso omiso a esa advertencia.

Así que NO había nada que hacer, hasta que yo misma decidiera una resolución adversa.

Al contrario de lo que pudiera esperarse, esta sentencia me llenó de angustia y mi inquietud aumentó.

ORGULLO GAY

Los Demonios NO podían creer lo que había sucedido.

Protestaron ruidosamente, pero el Padre Celestial disolvió la Asamblea…

Y ellos tuvieron que irse, más enojados todavía.

Quedaron como yo los había dejado y… 

 Mientras regresaban por el túnel, en el Cielo había una gran algarabía…

Los ángeles empezaron a cantar y el Cielo se llenó de Alabanzas…

En mi familia había comentarios diversos y todos los expresaban según su sentir.

Yo ya NO los oía.

Cuando el relato de la niña terminó, yo me sentía muy incómoda.  Ni siquiera había desayunado.

Mi sobrinita me preguntó:

–      Tía, ¿Qué vas a hacer con tu prójimo?

» MI PRÓJIMO»…

Sentí como un puñetazo en el estómago y respondí apurada:

–      Después te lo digo corazón, ahorita NO lo sé…

Me levanté casi sin haber tocado el delicioso platillo; pues no pude comer una de mis comidas favoritas: chilaquiles con pollo y frijoles refritos.

Llevé mi plato a la cocina y me retiré a mi recámara.

Estuve varias horas pensando en todo lo que había sucedido…

La mirada del Padre Celestial era la que más me avergonzaba, porque yo lo adoro.

Lamentaba mi deplorable carácter y sentí en mi corazón que esta vez, había hecho algo verdaderamente mezquino.

Me urgía hablar con Jesús.

Me arrodillé y empecé mi Oración Personal.

Jesús se presentó dulce y maravilloso como siempre…

Y yo le relaté todo, como si Él no supiera nada.

Finalmente le pregunté:

–       Señor, ¿Todas esas acusaciones tenían fundamento?

¿Realmente violé todo lo que me acusaron?

30. y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. 31. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos. Marcos 12

Jesús suspiró y dijo:

–      Sí. Lo hiciste.

Y yo me defendí argumentando Defensa Propia:

–        Pero él se lo buscó.

Se lo advertí muchas veces y NO me hizo caso. Además estuvo abusando de su fuerza y quería matarnos.

¿Cómo se atreve a acusarme si él es el Culpable de todas las desgracias de la humanidad? Alega ser mi prójimo…

¿Y las violaciones que él comete contra nosotros, NO cuentan?

Sentí como el Amor Infinito de Jesús me invadía y me rodeaba, mientras me contestaba con una gran dulzura;

–         La Justicia de Dios equilibra todo.

Nadie puede ejercerla por sí mismo

Ustedes sólo deben obedecer el Supremo Mandamiento del Amor y estar dentro de la Voluntad de Nuestra Santísima Trinidad.

Suspiré con enorme desaliento. Esto NO contribuyó a que me sintiera mejor.

Sentía en mi pecho un profundo dolor que me ahogaba…

NO podía concebir en donde había fallado…

Pero había una sola verdad: yo me sentía muy mal…   Y la más miserable de todas las creaturas.

Si el Padre Celestial al que yo amaba tanto, NO me había reprochado nada…

¿Por qué me sentía tan mal?

Aunque NO había pronunciado una palabra…

Jesús me dijo:

–       Cuando actuaste contra el Amor, te heriste a ti misma…

Grandioso, era una aclaración, pero eso NO mejoraba el asunto.

Revisé mentalmente todo lo que había sucedido y recordé algunas enseñanzas que había recibido.

Pensé: «Por eso Jesús dice que todo lo hagamos en el bien.

El simple deseo o la expresión de malos pensamientos hacia los demás, se convierten en realidad

porque la Presencia de Dios en nosotros, les da un PODER descomunal.»

«Por eso Satanás influye tanto en que siempre estemos llenos de rencor, de sentirnos superiores y de Odio,

PARA QUE MALDIGAMOS Y BLASFEMEMOS.»

Cuando actuamos así, nos convertimos en Generadores de Maldad.

Entonces Jesús me introdujo en su Corazón e hizo que viera mi última confrontación con Satanás a través de Él.

Era como David y Goliath, pero al revés…

Yo era Goliath e hice con Satanás un puré de papas.

Y de manera increíble sentí una inmensa compasión por Satanás.

Estuve contemplando el Infinito Sufrimiento que lo invade por haber perdido a Dios… 

y ESO es lo que lo impulsa a actuar con un Odio mortal contra nosotros.

Nos tiene una Envidia Feróz, porque nosotros SÍ tenemos la Promesa de regresar al Cielo. 

Y por eso emplea todos sus recursos, para IMPEDIR que lo logremos.

Al mismo tiempo pude ver mi Gran Pecado contra el Amor en esta situación tan particular, cuando estaba cumpliendo mi misión de apóstol…

Mientras yo creía que NO me había apartado del Bien.

Recuerdo que reflexioné:

«Grandioso. ¿Entonces NADIE…?  ¿Quién puede ser santo delante de Dios?» 

 Suspiré con desaliento y una vez más acepté mi realidad:

«Soy una pecadora en rehabilitación, que la mayoría de las veces por mis actitudes, estoy en el suelo caída.»

«PERO DIOS ME AMA ASÍ COMO SOY

Y esta verdad me dio fuerzas para continuar por el Sendero que Dios me había marcado…

Nunca olvidar esto, me ha ayudado a seguir caminando por El Camino de la Cruz.

En aquel momento, sólo le pregunté a Jesús:

–        ¿Y ahora qué hago?

Jesús me miró cómo sólo Él puede hacerlo, cuando espera algo grande de nosotros…Y contestó:

–         Piensa…

Tú SABES lo que deberías hacer…

Yo suspiré y dije:

–         Está bien mi Señor. Después que lo haga te llamaré…

Todo estaba condicionado al Amor al Prójimo, al que había violentado.

Estuve meditándolo un par de horas y finalmente tomé una resolución.

Prendí mi cirio pascual, recé mi Rosario a la Virgen María y las Oraciones de mi devoción diaria, además de mi devoción particular a la Preciosísima Sangre.

Y luego hice la invocación que jamás pensé que algún día haría:

Invoqué tres veces a Satanás.  

Se presentó renuente y altanero.

Me preguntó:

–       ¿Qué Quieres?

Le contesté muy seria y sin altivéz:

–          Pedirte perdón.

Levantó su rostro con un gran desplante de arrogancia,

me miró con una airada expresión de sorprendido desprecio por mi atrevimiento, que lo obligó a presentarse ante mí…

Y replicó con una gran furia contenida:

–          Sabes que NO puedo dártelo.

Yo le respondí calmadamente y poniendo énfasis en la primera frase:

–         ESE, ES TU PROBLEMA.

Sabes que yo te estoy hablando sin soberbia. Lamento mucho haberte lastimado con mi prepotencia y con mi ira.

En este momento te quito todo el castigo que te infligí. Ya NO QUIERO ser causante de tu sufrimiento…

Él me miraba con sorpresa y sin disimular su asombro…

Y yo proseguí:

–        Y junto contigo, se lo quito a Todos los de tus Huestes Infernales.

Pero TE ADVIERTO una cosa…

Soy mujer y por lo tanto muy poco predecible.

Al hacer esto NO significa que te estoy presentando bandera blanca de rendición y tampoco significa que eres intocable e invencible…

El Amor que siento por mi Señor y mi Dios, me ha hecho reflexionar y…Esto NO es una Tregua. 

Te lo advierto: Voy a ser tu peor Contrincante.

Si te vuelves a atravesar en mi camino y NO estoy en uno de mis mejores momentos, NO te garantizo que NO te cause algo peor.» 

Se paralizó completamente, por lo que consideró una audacia inconcebible y que su rostro delató sin que pudiera evitarlo.

Entonces fue mi turno de mostrarme con la dignidad que tomaba mi madre, cuando de ejercer la autoridad ancestral de la familia lo requería…

Y levantando la barbilla le dije muy solemne:

–     Las mujeres somos hormonales, ¿Sabes?

Y yo NO tengo problemas de orgullo para pedir perdón.  

Lo único que puedo asegurarte, es que cada que te metas conmigo, te voy a hacer llorar.

Y ya puedes juntarte con los demás hombres en la cantina, a llorar por las penas causadas por una mujer, porque una cosa SI te prometo:

VOY A SER TU MÁS GRANDE PESADILLA.

Y ya lárgate. Ésta entrevista ha terminado.»

Sin esperar respuesta, le dí la espalda, me acerqué a la estatuilla de la Virgen de Guadalupe que señoreaba en mi habitación…

Y elevando los brazos  empecé a alabar a la Virgencita.

Luego me postré en el piso, ante el crucifijo de la Santísima Trinidad; le pedí perdón al Señor por las faltas que cometí también contra Él…

Y proseguí con mi vida cotidiana.

Desde aquel día, tomé la determinación de que para jamás equivocarme otra vez, en cualquier situación y bajo cualquier circunstancia, la pregunta más sabia, SIEMPRE es:

«Y ahora mi Señor, ¿CUÁL ES TU VOLUNTAD? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES QUE HAGA?«

Y Obedecerlo inmediatamente…

Conociendo la capacidad y el poder de las Fuerzas Malignas, estoy plenamente consciente de que sin la Protección Divina, no estaría relatando esto.

Porque nuestras pruebas jamás son superiores a nuestra capacidad para soportarlas…

Increíblemente despues de cada batalla, mi voluntad se fortalece más, en seguir combatiendo hasta la muerte.

El camino de la Cruz es una guerra continua para pertenecer a Dios y siempre ofrezco todos mis sufrimientos unidos a los de Jesús en el Calvario, porque estoy amando mi propio calvario…

Y sólo pido fuerzas para no claudicar. 

Los consuelos divinos, son el mejor paliativo y Dios nunca nos abandona, sobre todo cuando Él toma el control de nuestra vida.

Y lo dejamos que Él sea, el que lo hace todo por nosotros. 

Las aparentes derrotas Dios las convierte en aplastantes victorias.

Porque al ser Generadores de Amor, es cuando alegramos el Corazón de nuestro Padre.

Ahora ya tengo muy claro, lo que quiso decir Jesús con eso de que las batallas con Él se ganan perdiendo. 

Cuando podemos paladear la dicha de gozar la Presencia y el Amor del Señor Único y Trino;

Las incomodidades y molestias que provoca Satanás, vale la pena soportarlas. 

Cuando nacemos, venimos sin nada…

Y cuando morimos debemos dejarlas.

Lo importante es prepararnos para ese momento crucial...

Y que NO estemos apegados a nada…

Y DEJÁNDOLO TODO, LE SIGUIERON

86 «NO TENTARÁS AL SEÑOR, TU DIOS»

86 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA 

Es un día frío de invierno. Hace sol y viento; el cielo está sereno, uniforme, sin el más mínimo vestigio de nubes.

Apenas está amaneciendo. Hay todavía una fina capa de escarcha, que esparce un polvo diamantífero sobre el suelo y sobre las hierbas.

Vienen hacia la casa tres hombres, que caminan con la seguridad de quien sabe a dónde dirigirse.

Llegando ven a Juan, que en ese momento atraviesa el patio cargado con unos cántaros de agua sacados del pozo, y lo llaman.

Juan se vuelve, deja las ánforas y dice:

–      ¿Vosotros aquí? ¡Bienvenidos!

El Maestro se alegrará al veros. Venid. Venid, antes de que llegue la gente. ¡Ahora viene mucha!…

Son los tres pastores discípulos de Juan Bautista: Simeón, Juan y Matías se van contentos detrás del apóstol. 

Cuando entran en la casa, van hasta la cocina, donde arde alegre un gran fuego de leña menuda, que expande un agradable olor a bosque y a laurel quemado.

Y  Juan dice:

–      Maestro, han venido tres amigos. Mira… 

Jesús los saluda:

–     Paz a vosotros, amigos míos. ¿Cómo es que venís a verme? ¿Le ha sucedido alguna desgracia al Bautista?

Simeón contesta:

–     No, Maestro. Hemos venido con permiso suyo.

Te envía saludos y dice que encomiendes a Dios, al león perseguido por los arqueros.

No se hace ilusiones respecto a su suerte futura, aunque por ahora sigue libre.

Está contento porque sabe que tienes muchos fieles, incluidos los que antes eran suyos.

Maestro… nosotros también lo deseamos vivamente, pero… no queremos abandonarlo ahora que lo persiguen. Compréndenos… 

Jesús afirma:

–     No sólo eso, sino que os bendigo por ello.

El Bautista merece todo respeto y amor.

Matías confirma:

–     Sí. Así es. El Bautista es grande y cada vez resalta más su figura.

Se parece al agave, que poco antes de morir produce el gran candelabro de la septiforme flor, lo ondea y perfuma.

Así es él. Y siempre dice: «Mi único deseo es volver a verlo…». Verte a ti.

Nosotros hemos recogido este grito de su alma y te lo hemos venido a traer sin decírselo.

Otro pastor agrega: 

–     Él es «el Penitente», «el Abstinente». Su santo deseo de verte y de oírte lo consume.

Yo soy Tobías, ahora Matías. Creo que el arcángel dado a Tobiolo no sería distinto del Bautista; todo en él es sabiduría.

–     ¿Quién ha dicho que no lo volveré a ver?…

Pero, ¿Habéis venido sólo para esto? Es penoso caminar durante esta estación.

Hoy hace un tiempo sereno pero, hasta hace sólo tres días, ¡Cuánta lluvia por los caminos!

El pastor Juan explica:

–     No hemos venido sólo por esto.

Hace unos días vino Doras, el fariseo, a purificarse, pero el Bautista le negó el rito diciendo:

«No llega el agua a donde hay una costra tan grande de pecado. Uno sólo te puede perdonar: el Mesías».

Entonces él dijo: «Iré a verlo. Quiero curarme. Creo que este mal es su maleficio».

Y el Bautista lo arrojó de su presencia como lo habría hecho con Satanás.

Él, al irse, vio a Juan, lo conocía desde que Juan visitaba a Jonás, con quien estaba algo emparentado.

Y le dijo que venía, que todos iban, que había venido Manahén y hasta incluso venían los ‘lameculos’. “Agua Especiosa – decía – está llena de ilusos.

Ahora, si me cura y me retira la maldición de mis tierras, que están como excavadas por máquinas de guerra, por ejércitos de topos y gusanos.

Y una tropa de plagas que horadan los granos sembrados y roen las raíces de los árboles frutales y de las vides…

Y no hay nada que los detenga, me haré amigo suyo. Si no… ¡Ay de Él!».

Nosotros le respondimos:

–       ¿Y vas con esta disposición de ánimo?».

Y él respondió:

–       Pero ¿Quién cree en ese satanás?

Además, lo mismo que convive con las meretrices puede hacer alianza conmigo».

Nosotros queríamos venir a decírtelo, para que pudieras saber a qué atenerte con Doras.

Jesús responde:

–     Ya está todo resuelto.

Los tres responden simultáneamente:

–     ¿Ya?

–     ¡Ah, es verdad!, Que él tiene carros y caballos y nosotros sólo las piernas.

–     ¿Cuándo ha venido?

–     Ayer.

–     ¿Y qué ha ocurrido?

–     Esto: que si queréis ocuparos de Doras podéis ir al duelo a su casa de Jerusalén.

Lo están preparando para la sepultura.

–     ¿Muerto?

–     Muerto. Aquí. Pero no hablemos de él.

–     Sí, Maestro… Sólo… dinos una cosa. ¿Es verdad cuanto dijo de Manahén?

–     Sí. ¿Os desagrada?

–     No, no…, nos alegra.

¡Cuánto le hemos hablado de ti en Maqueronte!

–     Y, ¿Qué otra cosa puede querer el apóstol sino que sea amado el Maestro?

–     Es lo que Juan quiere, y, con él, nosotros.

–     Hablas bien, Matías; la sabiduría está contigo.

–     Y… yo no lo creo, pero ahora la hemos visto…

Vino también a nosotros buscándote a Tí antes de los Tabernáculos.

Y le dijimos: «Quien tú buscas no está aquí, pero estará pronto en Jerusalén para los Tabernáculos».

Eso le dijimos, porque el Bautista nos había dicho:

«¿Veis a esa pecadora?: es una costra de inmundicia; pero lleva dentro una llama a la que hay que alimentar.

Así, se avivará de tal modo que surgirá impetuosamente de debajo de la costra y todo arderá. Caerá la inmundicia y quedará sólo la llama».

–     Eso dijo. Pero…

¿Es verdad que duerme aquí, como han venido a decirnos dos influyentes escribas?

Jesús rebate:

–     No.

Está en uno de los establos del capataz, a más de un estadio de aquí.

–     ¡Lenguas de infierno! ¿Has oído? ¡Y ellos!…

–     Dejadlos que hablen.

Los buenos no creen en sus palabras, sino en mis obras.

–     Esto lo dice también Juan.

Hace unos días, algunos discípulos suyos, nosotros presentes, le han dicho:

«Rabí, Aquel que estaba contigo al otro lado del Jordán, del que tú diste testimonio, ahora bautiza. Y todos van a Él; te vas a quedar sin fieles».

A lo que Juan respondió:

–     ¡Dichoso mi oído, que oye esta noticia!

¡No sabéis qué alegría me dais! Sabed que el hombre no puede tomar nada si no le es dado del Cielo.

Vosotros podéis testificar que he dicho: `Yo no soy el Cristo, si no el que ha sido enviado delante para prepararle el camino’.

El hombre justo no se apropia de un nombre ajeno.

Y aunque otro hombre quisiera alabarle diciéndole: “eres ése”, es decir: el Santo, él responde: “No, realmente no es así; yo soy su siervo”.

Y de todas formas se alegra mucho de ello, porque dice:

“Se ve que me asemejo a Él un poco, si el hombre me puede confundir con Él”.

Y, ¿Qué desea la persona que ama sino parecerse a su amado? Sólo la esposa goza del esposo.

El paraninfo no podría gozar de ella, porque sería una inmoralidad y un hurto.

Pero el amigo del novio, que está cerca de él y escucha su palabra llena de júbilo nupcial, siente una alegría tan viva que podría compararse a la que hace dichosa a la virgen casada con él,

la cual en aquella palabra comienza ya a degustar la miel de las palabras nupciales. Esta es mi alegría, y es completa.

¿Y qué hace el amigo del novio, habiéndole servido durante meses y habiéndolo conducido a la esposa a casa?

Se retira y desaparece.

¡Así hago yo! ¡Así hago yo! Uno sólo queda, el esposo con la esposa: el Hombre con la Humanidad.

¡Oh, qué palabra más profunda! Es necesario que Él crezca y que yo merme.

Quien del Cielo viene está por encima de todos.

Patriarcas y Profetas desaparecen a su llegada, porque Él es como el Sol, que todo lo ilumina y su luz es tan viva que los astros y planetas sin luz se visten de ella.

Y los que aún no están apagados quedan anulados en el supremo esplendor del Sol.

Esto sucede porque Él viene del Cielo, mientras que los Patriarcas y los Profetas irán al Cielo, pero no vienen del Cielo.

Quien viene del Cielo es superior a todos.

Y anuncia lo que ha visto y oído. Pero ninguno de entre los que no tienden al Cielo, renegando de Dios por ello, podrá aceptar su testimonio.

Quien acepta el testimonio del que ha bajado del Cielo, con este acto suyo de creer, imprime un sello a su Fe en que Dios es verdadero y no una fábula exenta de verdad.

Y escucha a la Verdad porque su ánimo está deseoso de ella.

Porque Aquél a quien Dios ha enviado pronuncia palabras de Dios, pues Dios le da el Espíritu con plenitud,

Y el Espíritu dice: “Aquí estoy. Tómame; que quiero estar contigo, delicia de nuestro amor”.

Porque el Padre ama al Hijo sin medida y todas las cosas las ha puesto en su mano.

Por eso quien cree en el Hijo tiene la vida eterna; mas quien se niega a creer en el Hijo no verá la Vida.

Y la cólera de Dios permanecerá en él y sobre él».

Matiás concluye:

–     Esto dijo. Estas palabras me las he grabado en mi mente para transmitírtelas.

–     Te lo agradezco y te alabo por ello.

El Profeta último de Israel no es Aquel que del Cielo baja;

Pero, por haber recibido el beneficio de los dones divinos ya desde el vientre de su madre, vosotros no lo sabéis

Por eso Yo os lo digo ahora: es el que más se acerca al Cielo.

Los tres dicen al mismo tiempo:

–     ¿Cómo?

–     ¿Cómo? ¡Háblanos!

–      Él dice de sí mismo: «Yo soy el pecador».

Los tres pastores se muestran ansiosos de saber, así como también los discípulos.

Jesús explica:

–     Cuando la Madre me llevaba, de Mí-Dios estando encinta,

Fue a servir, porque es la Humilde y Amorosa, a la madre de Juan: prima suya por parte de madre, que había quedado embarazada en su vejez.

Ya el Bautista tenía su alma, porque estaba en el séptimo (tenía su alma, porque estaba en el séptimo mes de su formación.

Esta afirmación no excluye el que el alma sea infundida desde el primer instante de la concepción.

La primera persona en reconocer a Jesús «¡FUE UN NIÑO NO NACIDO!»

Lo que parece más bien, es que Jesús quiere rechazar la opinión de que el individuo reciba su alma en el momento del nacimiento…

O incluso, después de haber nacido, mes de su formación.

Y este brote de hombre, dentro del seno materno, saltó de alegría al oír la voz de la Esposa de Dios.

También en esto fue Precursor; precedió a los redimidos, porque de seno a seno se efundió la Gracia…

Y penetró.

Y cayó la Culpa original del alma del niño.

Por ello Yo digo que sobre la faz de la Tierra tres son los posesores de la Sabiduría, del mismo modo que en el Cielo Tres son los que son Sabiduría:

El Verbo, la Madre, el Precursor, en la Tierra; el Padre, el Hijo, el Espíritu Santo, en el Cielo.

Simeón afirma:

–     Nuestro corazón está henchido de estupor…

Casi como cuando se nos dijo: «Ha nacido el Mesías…». Porque Tú eras la profundidad abisal de la misericordia y nuestro Juan lo es de la humildad.

–     Y mi Madre, de la pureza, de la gracia, de la caridad, de la obediencia, de la humildad, de toda virtud que sea de Dios y que Dios infunda a sus santos.

Santiago de Zebedeo dice:

–     Maestro, hay mucha gente.

Jesús los invita:

–     Vamos. Venid también vosotros.

Es muchísima la gente.

Jesús toma su lugar y saluda diciendo:

–      La Paz sea con vosotros.

Está sonriente como pocas veces.

La gente cuchichea y lo señala con gestos.

Hay mucha curiosidad en el ambiente.

Y Jesús empieza a hablar:

«No tentarás al Señor tu Dios», está escrito.

Demasiadas veces se olvida este Mandamiento.

Se tienta a Dios cuando se le quiere imponer nuestra voluntad.

Se tienta a Dios cuando imprudentemente se actúa contra las reglas de la Ley, que es santa y perfecta y en su lado espiritual, el principal.

Se ocupa y se preocupa, también, de la carne que Dios ha creado.

Se tienta a Dios cuando, habiendo sido perdonados por Él, se vuelve a pecar.

Uno tienta a Dios cuando, habiendo recibido de Él un beneficio que pretendía ser un bien para sí, algo que le moviera hacia Dios, lo transforma en un daño.

Dios no es objeto de risa ni de burla.

Demasiadas veces sucede esto.

Ayer habéis presenciado el castigo que espera a quienes pretenden mofarse de Dios.

El eterno Dios, lleno de compasión con quien se arrepiente; se muestra por el contrario,

lleno de severidad con el impenitente que en manera alguna se modifica a sí mismo.

Vosotros venís a Mí para oír la palabra de Dios. Venís para obtener un milagro. Venís para obtener el perdón.

Y el Padre os da palabra, milagro y perdón.

Y Yo no echo de menos el Cielo, porque puedo daros milagros y perdón. Y puedo haceros conocer a Dios.

Ese hombre cayó ayer fulminado, como Nadab y Abiú, por el Fuego de la divina indignación.

De todas formas, absteneos de juzgarlo.

Que lo que ha sucedido, que ha sido un nuevo milagro, solamente os haga meditar acerca de cómo hay que actuar para tener a Dios como amigo.

Él quería el agua penitencial, pero sin espíritu sobrenatural; la quería por espíritu humano:

como una práctica mágica que le curase la enfermedad y lo liberase de la desventura.

El cuerpo y la cosecha: éstos eran sus fines, no su pobre alma, que no tenía valor para él. Lo valioso para él era la vida y el dinero.

Yo digo: «El corazón está donde está el tesoro, y el tesoro donde el corazón.

Por tanto, el tesoro está en el corazón».

Él en el corazón tenía la sed de vivir y de tener mucho dinero. ¿Cómo obtenerlo?: Como fuera; incluso con el delito.

Pues bien, pedir así el bautismo ¿No era reírse de Dios y tentarlo?

Habría bastado el arrepentimiento sincero por su larga vida de pecado para proporcionarle una santa muerte.

Y lo justo en esta tierra.

Pero él era el impenitente. No habiendo amado nunca a nadie aparte de sí mismo, llegó a no amarse ni siquiera a sí mismo.

Porque el ODIO mata incluso el amor animal egoísta del hombre hacia sí mismo.

El llanto del arrepentimiento sincero habría debido ser su agua lustral. De la misma forma, para todos vosotros que estáis escuchando; porque sin pecado no hay nadie…

Y todos, por tanto, tenéis necesidad de esta agua que, exprimida por el corazón mismo, desciende y lava, da de nuevo la virginidad a quien ha sido profanado,

Levanta al abatido, da nuevo vigor a quien la culpa ha dejado exangüe.

Ese hombre se preocupaba sólo de la miseria de la tierra, cuando en realidad sólo una miseria debe apesadumbrar al hombre:

La eterna miseria de perder a Dios.

Ese hombre no dejaba de hacer las ofrendas rituales, mas no sabía ofrecer a Dios un sacrificio de espíritu;

es decir, alejarse del pecado, hacer penitencia, pedir con los hechos el perdón.

Una hipócrita ofrenda de riquezas mal adquiridas es como invitarle a Dios a que se haga cómplice de las malas acciones del hombre.

¿Es posible que esto suceda?

¿No es reírse de Dios el pretenderlo? Dios arroja de su presencia a quien dice: «he aquí que sacrifico»

y se consume internamente por continuar su pecado.

¿Ayuda, acaso, el ayuno corporal cuando el alma no ayuna del pecado?

Que la muerte de este hombre, que ha acontecido aquí, os haga meditar sobre las condiciones necesarias para gozar del aprecio de Dios.

Ahora, en su rico palacio, los familiares y las plañideras hacen duelo ante los restos mortales que dentro de poco serán conducidos al sepulcro.

¡Oh, verdadero duelo y verdaderos restos mortales!

¡Nada más que unos restos mortales! Nada más que un desconsolado duelo…

Porque el alma, precedente e irremisiblemente muerta, se verá para siempre separada de aquellos que amó por parentela y afinidad de ideas.

Aunque una misma morada los una eternamente, el ODIO que allí reina los dividirá.

Es así que entonces la muerte es verdadera separación.

Mejor sería que, en vez de los demás, fuese el propio hombre quien, teniendo muerta el alma, llorase por sí mismo; de modo que, por ese llanto de contrito y humilde corazón, le devolviera al alma la vida con el perdón de Dios.

Idos, sin odio ni comentarios, nada más que con humildad; como Yo que no con odio sino por justicia, he hablado de él.

La vida y la muerte son maestras para bien vivir y bien morir.

Y para conquistar la Vida sin muerte. La paz sea con vosotros.

No hay ni enfermos ni milagros.

y Pedro les dice a los tres discípulos del Bautista:

–       Lo siento por vosotros.

Y ellos contestan:

–     No es necesario.

Nosotros creemos sin ver.

Hemos tenido el milagro de su Natividad, que nos ha hecho creyentes.

Y ahora tenemos su palabra, que confirma nuestra Fe. Sólo pedimos servirle hasta el Cielo, como Jonás, hermano nuestro.

48 DEJARLO TODO…

48 IMITAR A JESUS ES EL EJEMPLO QUE SALVA

Jesús sale al huerto, que aparece todo lavado por el temporal de la tarde anterior y ve a su Madre inclinada hacia unas plantitas.

Va donde Ella y la saluda. ¡Qué dulce es su beso!

Jesús la ciñe los hombros con el brazo izquierdo, la acerca hacia sí y la besa en la frente, en el límite del pelo; luego se inclina para que su Madre lo bese en la mejilla.

Pero lo que completa la delicadeza es la mirada que acompaña al beso:

La de Jesús, toda amor, dentro de lo que tiene de majestuosa y protectora; la de María, toda veneración, aun siendo toda amor.

Cuando se besan así, parece como si el mayor fuera Jesús y Ella fuera la hija jovencita que, de su padre o de su hermano mucho mayor que ella, recibe el beso de la mañana.

Jesús pregunta:

–      ¿Han dañado tus flores el granizo de ayer por la tarde y el viento de la noche?

La voz un poco ronca de Pedro, responde antes que María:

–       No, Maestro. Lo único que ha sucedido es que han quedado muy desordenadas sus ramas.

Jesús levanta la cabeza y ve a Simón Pedro, que lleva sólo la túnica corta, trabajando en enderezar algunas ramas curvadas en lo alto de la higuera.

Jesús inquiere:

–      ¿Ya trabajando?

Pedro contesta:

–       Los pescadores dormimos como los peces:

A todas horas, en cualquier sitio, pero sólo el tiempo que nos dejan descansar y uno se acostumbra.

Esta mañana he oído chirriar la puerta, al alba, y me he dicho: «Simón, Ella ya está levantada. ¡Venga!, ¡Rápido! Ve a ayudarle con tus rudas manos».

Pensaba que Ella había estado preocupada por sus flores durante esta noche llena de viento. Y no me he equivocado. ¡Conozco a las mujeres!…

Mi mujer también, cuando hay tormenta, da vueltas en la cama como un pez en la red y piensa en sus plantas… ¡Pobrecilla!

Alguna vez le digo: «Estoy seguro de que das menos vueltas cuando tu Simón está en el lago a merced de las olas como una pequeña ramita». Pero soy injusto, porque es una buena esposa.

No se diría que su madre… Bien: cállate, Pedro, esto no viene a cuento.

No es correcto murmurar y dar a conocer imprudentemente lo que es bueno callar. ¿Ves, Maestro, cómo también en mi cabeza de asno ha entrado tu palabra?

Jesús responde riendo:

–       Tú te lo dices todo. A mí no me queda más que aprobar y admirar tu sabiduría de arboricultor.

María observa:

–       Ya ha atado todos los sarmientos que se habían soltado, ha apuntalado ese peral que está sobrecargado, y ha pasado esas cuerdas bajo aquel granado que ha crecido sólo por una parte.  

–       Sí, parece un viejo fariseo; sólo pende hacia donde le interesa. Yo lo he trabajado como si de una vela se tratara y le he dicho: «¿No sabes que lo justo está en el medio? Ven aquí, cabezón; si no, te rompes por exceso de peso».

Ahora me he metido con esta higuera, aunque es por egoísmo. Pienso en el hambre de todos: ¡Higos frescos y pan caliente! ¡Ni siquiera Antipas tiene una comida tan buena!

Pero hay que ir con cuidado, porque la higuera tiene ramas tan tiernas como el corazón de una jovencita cuando dice su primera palabra de amor y yo peso, y los higos mejores están arriba.

Con estos primeros rayos de sol se han secado ya. Deben ser una delicia.

Y volviéndose hacia Juan, que va saliendo del taller de carpintería,

Pedro le dice:   

–      ¡Tú, muchacho! No estés sólo mirándome. ¡Despierta! Dame ese cesto.

Juan obedece y trepa a la gruesa higuera.

Cuando los dos pescadores bajan, ya han salido también del taller Simón Zelote, José y Judas Iscariote. 

María trae pan fresco, pequeños panes oscuros y redondeados.

Y Pedro, con su navaja los abre y sobre ellos abre los higos.

Ofrece primero a Jesús, luego a María y a los demás.

Comen con gusto en el huerto refrescado, transido de hermosura bajo el sol de una mañana serena; serena incluso por la reciente lluvia que ha limpiado la atmósfera.

Pedro dice:

–     Es viernes… Maestro, mañana es sábado…

Judas Iscariote observa:

–     No has descubierto nada nuevo.

–     No, pero el Maestro sabe lo que quiero decir…

Jesús contesta:

–     Lo sé. Esta tarde iremos al lago, donde has dejado la barca. Y navegaremos hacia Cafarnaúm. Mañana hablaré allí.

Pedro está muy felíz.

Entran en grupo Tomás, Andrés, Santiago, Felipe, Bartolomé y Judas Tadeo, que pasaron la noche en casa de Alfeo, el tío de Jesús.

Se saludan.

Jesús dice:

–     Quedémonos aquí juntos; así habrá un nuevo discípulo. Mamá, ven.

Se sientan… en una piedra, en una banqueta… haciendo un círculo en torno a Jesús, quien a su vez se ha sentado en el banco de piedra que está contra la casa.

Y tiene a su lado a su Madre y a los pies a Juan, que ha elegido sentarse en el suelo con tal de estar cerca.

Jesús habla, despacio y con majestuosidad, como siempre:

–     ¿A qué compararé la formación apostólica?

A la naturaleza que nos circunda. Podéis ver cómo la tierra en invierno parece muerta, pero dentro de ella actúan las semillas y las linfas se nutren de humores, depositándolos en las frondas subterráneas, así podría llamar a las raíces;

Para luego disponer de ellos en gran abundancia, para las frondas superiores, cuando haya llegado el tiempo de florecer.

Vosotros también sois comparables a esta tierra invernal, árida, desnuda, fea. Pero sobre vosotros ha pasado el Sembrador y ha echado una semilla.

Por vosotros ha pasado el Cultivador y ha cavado alrededor de vuestro tronco, plantado en la tierra dura, duro y áspero como ella, para que a las raíces les llegase el sustento de humores de las nubes y del aire.

Y así se fortaleciera el tronco con este alimento para futuro fruto.

Y vosotros habéis acogido la semilla y aceptado la remoción de la tierra, porque tenéis la buena voluntad de fructificar en el trabajo de Dios.

Compararé también la formación apostólica a la tormenta de ayer, que azotó y plegó, aparentemente con inútil violencia. Mirad, sin embargo, el bien que ha producido.

Hoy la atmósfera está más pura, nueva, sin polvo, sin ese calor sofocante; el sol es el mismo de ayer, pero sin ese ardor que asemejaba a fiebre: hoy llega hasta nosotros a través de estratos purificados y frescos.

Las hierbas, las plantas, se sienten aliviadas como los hombres, porque la limpieza, la serenidad, son cosas que alegran.

También las discordias sirven para llegar a un más exacto conocimiento y a una clarificación; si no, serían sólo maldad. Y ¿Qué son las discordias sino las tormentas provocadas por nubes de distinta especie?

Y estas nubes ¿No se acumulan poco a poco en los corazones con los malhumores inútiles, con los pequeños celos, con las oscuras soberbias?

Luego viene el viento de la Gracia y las une para que descarguen todos sus malos humores y vuelva el tiempo sereno.

También es semejante la formación apostólica al trabajo que Pedro estaba haciendo esta mañana para alegrar a mi Madre:

Es enderezar, atar, sostener o soltar, según las tendencias y las necesidades, para hacer de vosotros «hombres fuertes» al servicio de Dios.

Enderezar las ideas equivocadas, atar los arranques carnales, sostener las debilidades, cortar si es necesario las tendencias, desligar las esclavitudes y las timideces.

Vosotros tenéis que ser libres y fuertes, como águilas que, dejado el pico nativo, son sólo del vuelo cada vez más alto: el servicio a Dios es el vuelo, las afecciones son el pico.

Uno de vosotros hoy está triste porque su padre declina hacia la muerte y declina hacia ella con el corazón cerrado a la Verdad y al hijo suyo que la sigue; no sólo cerrado, sino hostil.

Aún no le ha dicho e1 injusto «vete» de que ayer hablaba, autoproclamándose por encima de Dios, pero su corazón cerrado y sus labios sellados no son todavía capaces de decir tampoco: «Sigue la voz que te llama».

No pretenderían, ni el hijo ni quien os habla, oír decir de esos labios: «Ven y contigo venga el Maestro. Bendito sea Dios por haber elegido en mi casa un siervo suyo, creando así un parentesco más excelso que la sangre con el Verbo del Señor».

Pero al menos Yo, por su bien, y su hijo por un motivo aún más complejo, querríamos oírle palabras no enemigas.

No llore este hijo. Sepa que en Mí no hay ni rencor ni desdén hacia su padre, sino sólo piedad.

He venido, y me he detenido un tiempo, aun conociendo la inutilidad de mi permanencia, para que un día este hijo no me dijera: «¿Por qué no viniste?«.

He venido para persuadirle de que todo es inútil cuando el corazón se encierra en el rencor.

He venido también para confortar a una buena mujer que sufre por esta división de la familia, como incisión de cuchillo que le separase haces de fibras.

Pero, tanto este hijo como esta buena mujer, persuádanse de que en Mí no responde el rencor al rencor. Yo respeto la honestidad del creyente anciano fiel, aunque tenga una fe desviada,  a lo que ha sido su religión hasta esta hora.

En Israel hay muchos así… Por eso os digo: me aceptarán más los paganos que los hijos de Abraham.

La humanidad ha corrompido la imagen del Salvador, rebajando su realeza sobrenatural al nivel de una pobre idea de soberanía humana.

Yo tengo que cortar la dura corteza del hebraísmo; penetrar, herir para llegar al fondo y llevar al alma misma de tal hebraísmo la fecundación de la nueva Ley.

Sí, verdaderamente Israel, crecido en torno al núcleo vital de la Ley del Sinaí, se ha hecho símil a un monstruoso fruto, de pulpa en estratos cada vez más fibrosos y duros,

externamente protegidos por una cáscara que no sólo es impenetrable, sino que además impide, tenacísima, la expulsión del germen.

El Eterno juzga que ha llegado el momento de que Yo cree la nueva planta de la Fe en el Dios Uno y Trino.

Yo, para permitir que la Voluntad de Dios se cumpla y que el hebraísmo pase a ser cristianismo, debo mellar, perforar, penetrar, abrir camino hasta el núcleo.

Y darle calor con mi amor, para que resurja y se agrande, germine, CREZCA, crezca, crezca y venga a ser la vigorosa planta del cristianismo, religión perfecta, eterna, divina.

En verdad os digo que el hebraísmo sólo será perforable en la proporción de uno a cien.

Por tanto, no reputo réprobo a este israelita que no me acepta y que no quisiera darme a su hijo.

Por eso le digo al hijo: No llores por la carne y la sangre que sufren sintiéndose rechazados por la carne y la sangre que las engendraron. Por eso digo:

No llores tampoco por el espíritu. Tu sufrimiento actúa, más que cualquier otra cosa, en favor del espíritu tuyo y del suyo, de este padre tuyo que ni comprende ni ve.

Y digo también: No te crees remordimientos por ser más de Dios que de tu padre.

Os digo a todos vosotros: Dios es más que el padre, que la madre, que los hermanos.

Yo he venido a unir la carne y la sangre según el espíritu y el Cielo, no según la tierra.

Por ello debo desunir las carnes y las sangres para tomar conmigo a los espíritus aptos para el Cielo ya desde esta tierra, para tomar a los siervos del Cielo.

Por ello he venido a llamar a los «fuertes», a hacerlos aún más fuertes porque de «fuertes» está hecho mi ejército de mansos: mansos para con los hermanos, fuertes respecto al propio yo y el yo de la sangre familiar.

No llores, primo. Tu dolor, te lo aseguro, actúa ante Dios en favor de tu padre y de tus hermanos, más que cualquier palabra, no sólo tuya, sino incluso mía.

«El sacrificio más grato para el Señor, es el de la voluntad.»

No entra la palabra allí donde el prejuicio crea una barrera; créelo. Pero la Gracia entra y el sacrificio es imán de gracia.

En verdad os digo que cuando Yo llamo para ir a Dios, no hay obediencia más alta. Y es necesario cumplirla sin detenerse a calcular cuánto y cómo reaccionarán los demás ante vuestro ir hacia Dios.

Ni siquiera detenerse para enterrar al propio padre. Seréis premiados por este heroísmo y el premio será no sólo para vosotros, sino también para aquellos de quienes, con un grito del corazón, os separáis.

Y cuya palabra frecuentemente os hiere más de lo que hiere una bofetada, porque os acusa de ser hijos ingratos, y os maldice en su egoísmo, como rebeldes.

No. No rebeldes, santos.

Los primeros enemigos de los llamados son los familiares.

Pero, entre amor y amor, hay que saber distinguir y amar sobrenaturalmente; o sea, amar más al Dueño de lo sobrenatural que a los siervos de ese Dueño.

Amar a los parientes en Dios y no por el contrario, amarlos más que a Dios.

Jesús calla y se levanta, yendo donde su primo Judas Tadeo, el cual, con la cabeza baja, apenas logra contener el llanto.

Lo acaricia.

Y trata de consolarlo:

–      Judas… Yo he dejado a mi Madre para seguir mi misión.  

Que ello te disuelva toda duda sobre la honestidad de tu forma de actuar.

Si no hubiera sido un acto bueno, ¿Lo habría hecho Yo respecto a mi Madre, teniendo en cuenta, sobre todo, que no tiene a nadie aparte de mí?

Judas se pasa la mano de Jesús por el rostro y asiente con la cabeza, pero no puede decir nada más. 

Jesús agrega:

–      Vamos nosotros dos, solos, como cuando éramos niños y Alfeo pensaba que Yo era el más juicioso entre los muchachos de Nazaret.

Vamos a llevarle al anciano estos hermosos racimos de uva de oro. Que no crea que me olvido de él y que soy enemigo suyo.

También tu padre y Santiago se alegrarán. Le diré que mañana estaré en Cafarnaúm y que su hijo queda todo para él. Ya sabes, los viejos son como los niños:

Son celosos y sospechan siempre que se los olvida; hay que compadecerlos…

Jesús desaparece de la escena dejando en el huerto a los discípulos enmudecidos por la revelación de un dolor y de una incompatibilidad entre un padre y un hijo por causa de El.

María, suspirando apenada, vuelve de acompañar a Jesús hasta la puerta.

F51 PRIMER MANDAMIENTO II

REY Jesus Maestro (1)

¿CÓMO ENSEÑABA JESÚS EL PRIMER MANDAMIENTO EN SU PEREGRINAJE APOSTÓLICO AL PUEBLO ISRAELITA? 

En el Poema del Hombre Dios, con la Fe que ilumina nuestro entendimiento vamos a escucharle…  (En otro post les explicaremos cómo funciona el Carisma del Espíritu Santo que ha permitido que nosotros disfrutemos en este tiempo, de lo sucedido hace dos mil años)

En una hacienda de Lázaro de Bethania, hay una gran multitud con los ropajes de la época, cuando Israel es gobernado por Poncio Pilatos. Allí Jesús está enseñando su Ministerio a los apóstoles, para convertirlos en los nuevos sacerdotes de la Iglesia Naciente. 

…Desde ayer la gente se ha duplicado al menos. Hay también personas de clases menos comunes. Algunos han venido en burros y ahora están ingiriendo su comida bajo el cobertizo, en cuyos palos han atado sus asnos, en espera del Maestro.

reyes magos

El día está frío pero sereno. La gente cuchichea; los más doctos dan explicaciones de quién es y por qué el Maestro habla en ese lugar. Y en una larga exposición sostenida por varios, uno comenta:

–        Y el Niño crecía como todos, hermoso, bueno, todo amor. Luego vinieron los magos de más allá del Eufrates y el Nilo, porque habían visto una estrella y reconocido en ella la estrella de Balaam. Pero el Niño ya podía andar. El rey Herodes ordenó el exterminio por celos de poder. Pero el ángel del Señor había advertido del peligro y los pequeñuelos de Belén murieron, pero no Él, que había huido más allá de Matarea.

–     Después volvió a Nazareth, a trabajar como carpintero. Y habiendo llegado a su Tiempo, después de haber sido anunciado por el Bautista primo suyo, ha comenzado la misión y primero ha buscado a sus pastores. A Isaac lo liberó de una parálisis, después de treinta años de enfermedad. E Isaac ahora le predica incansablemente.

El primero replica disgustado:

–     ¡Pues, no obstante, los tres discípulos del Bautista me han dicho verdaderamente esas palabras!»

escribas-y-fariseos

–      Y son verdaderas. Lo que no es verdadero es la descripción del mozo de cuadra. ¿Se gloría? Haría bien en decir a los betlemitas que fueran buenos. Ni en Belén, ni en Jerusalén puede predicar.

–     Pero hombre, ¿Cómo piensas que los escribas y fariseos deseen sus palabras? Esos son víboras y hienas, como los llama el Bautista.

Uno más dice lastimero:

–      Yo querría que me curase. ¿Ves? Tengo una pierna con gangrena. He sufrido lo indecible para venir aquí en burro. Pero lo he buscado en Sión y ya no estaba…

Otro le responde:

–      Lo han amenazado de muerte…

Varios declaran:

–      ¡Perros!

–     Sí. ¿De dónde vienes?

–     De Lida.

–     ¡Un largo camino!

Un tercero dice angustiado:

–     Yo… yo quisiera expresarle un pecado mío… Se lo he manifestado al Bautista… pero me ha recriminado de tal modo, que he huido. Creo que ya no podré ser perdonado…

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–     ¿Pues qué es lo que has hecho?

–     Mucho mal. A Él se lo manifestaré. ¿Qué decís? ¿Me maldecirá?

Un anciano de aspecto grave dice:

–     No. Lo he oído hablar en Betsaida. Casualmente me encontraba allí. ¡Qué palabras! Hablaba de una pecadora. ¡Ah…, casi habría deseado ser ella para merecerlas!…

Muchos gritan:

–        ¡Ahí viene!

El hombre que se siente culpable exclama:

–       ¡Misericordia! ¡Me da vergüenza! – y trata de huir.

La Voz de tenor de Jesús, impregnada de amor lo detiene:

–      ¿A dónde huyes, hijo mío? ¿Tanta negrura tienes en el corazón, que odias la Luz hasta el punto de tener que huir de ella? ¿Has pecado tanto como para tener miedo de mí Perdón? ¿Pero qué pecado puedes haber cometido? Ni aun en el caso de que hubieras matado a Dios deberías tener miedo, si en ti hubiera verdadero arrepentimiento. ¡No llores! ¡Oh ven! Lloremos juntos.

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Jesús que alzando una mano había hecho que se detuviera el fugitivo, ahora lo tiene estrechado contra sí. Y se vuelve a quienes están esperando y dice:

–     Un momento sólo, para aliviar a este corazón. Después estoy con vosotros.

Y se aleja hasta más allá de la casa, chocándose al volver la esquina contra la mujer velada, que está en su lugar de escucha.

Jesús la mira fijamente un instante, luego continúa unos diez pasos y se detiene.

Pregunta dulcemente:

–       ¿Qué has hecho, hijo?

El hombre cae de rodillas. Es un hombre que tiene unos cincuenta años con un rostro quemado por muchas pasiones y devastado por un tormento secreto. Tiende los brazos y grita:

–        Para gozarme con las mujeres dilapidé toda la herencia paterna. ¡He matado a mi madre y a mi hermano!… Desde entonces no he vuelto a tener paz… Mi alimento… ¡Sangre! Mi sueño… ¡Pesadilla!… Mi placer… ¡Ah! en el seno de las mujeres, en su grito de lujuria, sentía el hielo de mi madre muerta y el jadeo agonizante de mi hermano envenenado. ¡Malditas las mujeres de placer! ¡Áspides, medusas, murenas insaciables! ¡Perdición, perdición! ¡Mi perdición!

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–       No maldigas. Yo no te maldigo…

–       ¿No me maldices?

–       No. ¡Lloro y cargo sobre mí tu pecado!… ¡Cuánto pesa! Me quiebra los miembros, pero aun así lo abrazo estrechamente para anularlo por ti… Y a ti te concedo el Perdón. Sí. Yo te perdono tu gran pecado.

Extiende Jesús las manos sobre la cabeza del hombre, que está sollozando y Ora:

–       Padre, mi Sangre será derramada también por él. Por ahora, llanto y Oración. Padre, Perdona porque está arrepentido. ¡Tu Hijo a cuyo juicio todo ha sido remitido, así lo quiere!…

Permanece así durante unos minutos, como si escuchara en silencio alguna respuesta y prosiguiera una especie de diálogo mental…

Luego se agacha para levantar al hombre y le dice:

–       La culpa queda perdonada. Está en ti ahora el expiar con una vida de penitencia, cuanto queda de tu delito».

–     ¿Dios me ha perdonado? ¿Y mi madre? ¿Y mi hermano?

–      Lo que Dios perdona queda perdonado por todos, quienquiera que sean. Vete y no vuelvas a pecar nunca.

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El hombre llora aún con más intensidad y le besa la mano.

Jesús lo deja con su llanto y vuelve hacia la casa. La mujer velada hace ademán como de ir a su encuentro, mas luego baja la cabeza y no se mueve.

Jesús pasa delante de ella sin mirarla. Llega hasta un improvisado púlpito…

Y cuando está en su puesto empieza a hablar:

–        Un alma ha vuelto al Señor. Bendita sea su Omnipotencia, que arranca de las circunvoluciones de la Serpiente demoníaca a sus almas creadas y las conduce de nuevo por el camino de los Cielos.  ¿Por qué esa alma se había perdido? Porque había perdido de vista la Ley.

Dice el Libro que el Señor se manifestó en la cima del Sinaí con toda su terrible potencia para valiéndose también de ella decir: «Yo Soy Dios. Ésta es Mi Voluntad. Éstos son los rayos que tengo preparados para aquellos que se muestren rebeldes a la Voluntad de Dios».

monte sinaí

Y antes de hablar impuso que nadie del pueblo subiera para contemplar a Aquel que es y que incluso los sacerdotes se purificasen antes de acercarse al umbral del altar de Dios, para no recibir castigo. Esto fue así porque era Tiempo de Justicia y de Prueba.

Los Cielos estaban cerrados como por una losa que cubría el Misterio del Cielo y el desdén de Dios. Y sólo las saetas de la Justicia alcanzaban provenientes de los Cielos, a los hijos culpables. Mas ahora no es así. Ahora el Justo ha venido a consumar toda Justicia y ha llegado el tiempo en que sin rayos y sin límites, la Palabra Divina habla al hombre para darle Gracia y Vida.

La Primera Palabra del Padre y Señor es ésta: «Yo Soy el Señor Dios tuyo». En todo instante del día la Voz de Dios pronuncia esta palabra y su dedo la escribe. ¿Dónde? Por todas partes. Todo lo dice continuamente: desde la hierba a la estrella, desde el agua al fuego, desde la lana al alimento, desde la luz a las tinieblas, desde el estar sano hasta la enfermedad, desde la riqueza a la pobreza.

los 10 mandamientos escritos por el dedo de Dios.

Todo dice: «Yo Soy el Señor. Por mí tienes esto. Un pensamiento mío te lo da, otro te lo quita. Y no hay fuerza de ejércitos ni de defensas que te pueda preservar de mi Voluntad». Grita en la voz del viento, canta en la risa del agua, perfuma en la fragancia de la flor, se incide sobre las cúspides de las montañas.

Y susurra, habla, llama, grita en las conciencias: «Yo Soy el Señor Dios tuyo». ¡No os olvidéis nunca de ello! No cerréis los ojos, los oídos; no estranguléis la conciencia para no oír esta palabra. Es inútil, Ella ES. Y llegará el momento en que en la pared de la sala del banquete, en la agitada ola del mar, en el labio del niño que ríe, en la palidez del anciano que se muere, en la fragante rosa o en la fétida tumba, será escrita por el Dedo de Fuego de Dios.

Es inútil, llega el momento en que en medio de las embriagueces del vino y del placer, en medio del torbellino de los negocios, durante el descanso de la noche, en un solitario paseo… Ella alza su voz y dice: «Yo Soy el Señor Dios tuyo» Y no esta carne que besas ávido. Y no este alimento que glotón, engulles. Y no este oro que avaro, acumulas. Y no este lecho sobre el que te gozas. Y de nada sirve el silencio, el estar solo o durmiendo, para hacerla callar.

la voz de la conciencia

«Yo Soy el Señor Dios tuyo», el Compañero que no te abandona, el Huésped que no puedes echar. ¿Eres bueno? Pues el huésped y compañero es el Amigo bueno. ¿Eres perverso y culpable? Pues el huésped y compañero pasa a ser el Rey airado y no concede tregua. Más no deja, no deja, no deja. Sólo a los réprobos les es concedido el separarse de Dios. Pero la separación es el tormento insaciable y eterno.

«Yo Soy el Señor Dios tuyo», y añade: «Que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud». ¡Oh, con qué verdad, ahora, realmente lo dice! ¿De Egipto, de qué Egipto te saca hacia la Tierra Prometida, que no es este lugar, sino el Cielo? El eterno Reino del Señor en que no habrá ya hambre o sed, frío ni muerte. Sino que todo rezumará alegría y paz. Y de paz y de alegría se verá saciado todo espíritu!

De la esclavitud verdadera ahora os saca. He aquí el Libertador. Yo Soy. Vengo a romper vuestras cadenas. Cualquier dominador humano puede conocer la muerte y por su muerte quedar libres los pueblos esclavos. Pero Satanás no muere. Es eterno. Y es él el dominador que os ha puesto grilletes para arrastraros hacia donde desea.

cadenas

El Pecado está en vosotros. Y el Pecado es la cadena con que Satanás os tiene cogidos. Yo vengo a romper la cadena. En nombre del Padre vengo y por deseo mío. He aquí que se cumple la no comprendida promesa: «Te saqué de Egipto y de la esclavitud».

Ahora esto tiene espiritualmente cumplimiento. El Señor Dios vuestro os saca de la tierra del Ídolo que sedujo a vuestros Progenitores. Os arranca de la esclavitud de la Culpa, os reviste de Gracia, os admite en su Reino. En verdad os digo que quienes vengan a Mí, podrán con dulzura de paterna voz, oír al Altísimo decir en su corazón bienaventurado: «Yo Soy el Señor Dios tuyo y te traigo hacia Mí, libre y feliz».

LIBERTAD ESCLAVITUD SATANÁS

Está escrito: «No te harás dioses en mi Presencia. No te harás ninguna escultura, ni representación de lo que hay arriba en el cielo; aquí abajo en la tierra o en las aguas que están bajo ella. No adorarás tales cosas, ni les prestarás culto.

Yo Soy el Señor tu Dios, Fuerte y Celoso, que castiga la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian. Y concede misericordia hasta la milésima, de aquellos que lo aman y observan sus Mandamientos».

«NO TE HARÁS DIOSES EN MI PRESENCIA»

0no idolatría

Habéis oído cómo Dios está en todas partes con su Mirada y con su Voz. Verdaderamente siempre estamos en su Presencia. Encerrados dentro de una estancia o entre el público del Templo, estamos igualmente en su Presencia. Ya seamos ocultos benefactores que hasta a quien recibe el favor le celamos nuestro rostro, ya seamos asesinos que asaltan y asesinan bárbaramente al viandante en un desfiladero solitario, estamos igualmente en su Presencia.

En su Presencia está el rey rodeado de su corte, el soldado en el campo de batalla, el levita en el Templo, el sabio encorvado sobre los libros, el campesino en el surco, el mercader en su banco, la madre inclinada hacia la cuna, la esposa en la cámara nupcial, la virgen en el secreto de la paterna morada, el niño pequeño estudiando en la escuela, el anciano cuando se echa para morir.

Todos en su Presencia, todas las acciones igualmente en su Presencia. ¡Todas las acciones del hombre! ¡Tremenda palabra, pero al mismo tiempo consoladora! Tremenda si las acciones son pecaminosas. Consoladora, si son santas. Saber que Dios ve: impedimento para obrar mal, estímulo para obrar bien.  

mirada jesus dios

Dios ve que me comporto bien. Yo sé que Él no olvida lo que ve. Yo creo que Él premia las buenas acciones. Por tanto, estoy seguro de obtener este premio y en esta seguridad descanso. Ella me dará una vida serena y una plácida muerte. Porque ya en vida, ya en muerte, mi alma se verá consolada por el rayo estelar de la amistad de Dios. Así razona quien obra bien.

Pero, quien obra mal ¿Por qué no piensa que entre las acciones prohibidas se encuentran los cultos idolátricos? ¡Por qué no dice: «Dios ve que mientras finjo un culto santo adoro a un dios o dioses engañadores a quienes he erigido un altar secreto ante los ojos de los hombres, pero que Dios conoce»!

¿¡Qué dioses! -diréis- si ni siquiera en el Templo hay figuras de Dios? ¿Qué rostro tienen estos dioses, si nos ha resultado imposible atribuirle un rostro al Verdadero Dios?

el verdadero Rostro_de_Jesus2 (1)

El origen de este Rostro, es una fotografía milagrosa regalada por nuestro Señor Jesucristo

SÍ, imposible atribuirle un rostro, porque el Perfecto y el Purísimo no puede ser dignamente representado por el hombre.

Sólo el espíritu vislumbra su incorpórea y sublime Belleza. Y oye su Voz y saborea su caricia cuanto Él se efunde sobre un santo merecedor de estos contactos divinos. Mas el ojo, el oído, la mano del hombre no pueden ni ver ni oír, ni representar con el sonido en la cítara o con el martillo y el cincel en el mármol, lo que es el Señor.

¡Oh, felicidad sin fin cuando los espíritus de los justos, veáis a Dios! La primera mirada será la aurora de la beatitud que por los siglos de los siglos será compañera vuestra. Y no obstante, lo que no pudimos hacer respecto al verdadero Dios, el hombre lo hace respecto a los dioses engañadores:

dios-y-dinero

Y así, uno erige el altar a la mujer, el otro al oro, el otro al poder, el otro a la ciencia, el otro a los triunfos militares. Uno adora al hombre que tiene poder, semejante a él por naturaleza, superior sólo en ímpetu avasallador o en dinero.

Otro se adora a sí mismo diciendo: «No hay quien se me iguale». Éstos son los dioses de quienes pertenecen al pueblo de Dios. No os asombréis de los paganos que adoran animales, reptiles y astros. ¡Cuántos reptiles! ¡Cuántos animales! ¡Cuántos astros apagados adoráis en vuestros corazones!

Los labios pronuncian palabras mentirosas para adular, para poseer, para corromper. ¿No son acaso éstas las oraciones de los secretos idólatras? Los corazones nutren pensamientos de venganza, de tráficos ilícitos, de prostitución. ¿Y no son, acaso, éstos los cultos a los dioses inmundos del placer, de la codicia, del mal?

idolatría

Está escrito: «No adorarás nada que no sea tu Dios verdadero, único, eterno». Está escrito: «Yo Soy el Dios fuerte y celoso».

FUERTE: Ninguna otra fuerza es más fuerte que la suya. El hombre es libre de actuar, Satanás es libre de tentar. Pero cuando Dios dice: “¡Basta!», el hombre no puede ya actuar mal y Satanás ya no puede tentar. Repelido y arrojado éste a su infierno y abatido aquél por el uso en su mala conducta, porque ésta tiene un límite más allá del cual Dios no permite que se vaya.

CELOSO: ¿De qué? ¿Con qué celos? ¿Los celos mezquinos de los pequeños hombres? NO. Los santos Celos de Dios respecto a sus hijos. Los justos celos. Los amorosos celos. Os ha creado. Os ama. Os desea para Sí. Sabe lo que os perjudica. Conoce lo que puede separaros de Él.

PECADO MORTAL

Se siente celoso de «este que» que se mete entre el Padre y los hijos y los desvía del único amor que es salvación y paz: Dios. Entendemos estos sublimes Celos; no mezquinos, ni crueles ni carceleros. Sino amor infinito, infinita bondad, libertad sin límites.

Celos que se ofrecen a la criatura finita para aspirarla perdurablemente hacia Dios, hacia dentro de Dios y hacerla copartícipe de su infinitud. Un padre bueno no quiere gozar solo sus riquezas, sino que quiere que sus hijos las disfruten con él – en el fondo las ha acumulado más para sus hijos que para sí -.

Pues así Dios; pero llevando en este amor y deseo la perfección que reside en toda acción suya. No defraudéis al Señor. Hay promesa suya de castigo sobre los culpables y sobre los hijos de los hijos culpables y Dios no miente nunca en sus promesas.

pecados ancestrales

CONSECUENCIAS DE LA IDOLATRÍA

¡Pero no se deprima vuestro ánimo, hijos del hombre y de Dios! Oíd la otra promesa y exultad: «Y concede misericordia hasta la milésima de aquellos que lo aman y observan sus mandamientos». Hasta la milésima generación de los buenos.

Y hasta la milésima debilidad de los pobres hijos del hombre, que caen no por malicia sino por irreflexión y por las celadas tendidas por Satanás. Más aún, os digo que Él os abre los brazos si con el corazón contrito y el rostro lavado por el llanto, decís: «Padre, he pecado, lo sé, me humillo por ello y a ti me confieso; perdóname. Tu perdón será mi fuerza para volver a `vivir’ la verdadera vida».

No temáis. Antes de que vosotros pecarais por debilidad, Él sabía que pecaríais. Mas su Corazón se cierra sólo cuando persistís en el pecado QUERIENDO PECAR, haciendo de un pecado en concreto o de muchos pecados, vuestros dioses de horror.

IGLESIA SOBRENATURAL

AUTOIDOLATRÍA DEL RACIONALISMO

Abatid todo ídolo, haced sitio al Dios verdadero. Él descenderá con su gloria a consagrar vuestro corazón, cuando se vea Él solo en vosotros. Devolvedle a Dios su morada, que está en los corazones de los hombres y no en los templos de piedra. Lavad el umbral de su puerta, liberad su interior de todo inútil o culpable dispositivo. Dios sólo. Sólo Él.

¡Todo es Él! Y en nada es inferior al Paraíso, el corazón de un hombre en que esté Dios. El corazón de un hombre que cante su amor al Huésped Divino. Haced un Cielo de cada corazón. Empezad a vivir con el Excelso.

ESTÁ ESCRITO: «NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS»

Ateismo cristianos PRISIONDemasiadas veces se olvida este Mandamiento. Se tienta a Dios cuando se le quiere imponer nuestra voluntad. Se tienta a Dios cuando imprudentemente se actúa contra las reglas de la Ley, que es santa y perfecta y en su lado espiritual – el principal – se ocupa y se preocupa también de la carne que Dios ha creado.

Se tienta a Dios cuando habiendo sido perdonados por Él, se vuelve a pecar. Uno tienta a Dios cuando habiendo recibido de Él un beneficio que pretendía ser un bien para sí, algo que le moviera hacia Dios, lo transforma en un daño. Dios no es objeto de risa ni de burla. Demasiadas veces sucede esto.

Ley de Dios rota

Ayer habéis presenciado el castigo que espera a quienes pretenden mofarse de Dios. El Eterno Dios, lleno de compasión con quien se arrepiente, se muestra por el contrario, lleno de severidad con el impenitente que en manera alguna se modifica a sí mismo. Vosotros venís a mí para oír la palabra de Dios. Venís para obtener un milagro. Venís para obtener el perdón.

Y el Padre os da palabra, milagro y perdón. Y Yo no echo de menos el Cielo, porque puedo daros milagros y perdón. Y puedo haceros conocer a Dios. Ese hombre cayó ayer fulminado, como Nadab y Abiú, por el fuego de la divina indignación. De todas formas, absteneos de juzgarlo. Que lo que ha sucedido, que ha sido un nuevo milagro, solamente os haga meditar acerca de cómo hay que actuar para tener a Dios como amigo.

Él quería el agua penitencial, pero sin espíritu sobrenatural; la quería por espíritu humano: como una práctica mágica que le curase la enfermedad y lo liberase de la desventura. El cuerpo y la cosecha: éstos eran sus fines, no su pobre alma, que no tenía valor para él. Lo valioso para él era la vida y el dinero.

-Pedir-perdon sin arrepentimiento es tentar a dios

Yo digo: «El corazón está donde está el tesoro, y el tesoro donde el corazón. Por tanto, el tesoro está en el corazón». Él en el corazón tenía la sed de vivir y de tener mucho dinero. ¿Cómo obtenerlo?… Como fuera; incluso con el delito. Pues bien, pedir así el bautismo ¿No era reírse de Dios y tentarlo?

Habría bastado el arrepentimiento sincero por su larga vida de pecado para proporcionarle una santa muerte y lo justo en esta tierra. Pero él era el impenitente. No habiendo amado nunca a nadie aparte de sí mismo, llegó a no amarse ni siquiera a sí mismo.

Porque el odio mata incluso el amor animal egoísta del hombre hacia sí mismo. El llanto del arrepentimiento sincero habría debido ser su agua lustral. De la misma forma, para todos vosotros que estáis escuchando; porque sin pecado no hay nadie…  

arrepentimiento verdadero

Cuando amamos verdaderamente a Dios, nos duele mucho Ofenderlo…

Y todos por tanto, tenéis necesidad de esta agua que exprimida por el corazón mismo, desciende y lava, da de nuevo la virginidad a quien ha sido profanado, levanta al abatido, da nuevo vigor a quien la culpa ha dejado exangüe. Ese hombre se preocupaba sólo de la miseria de la tierra, cuando en realidad sólo una miseria debe apesadumbrar al hombre: la eterna miseria de perder a Dios.

Ese hombre no dejaba de hacer las ofrendas rituales, mas no sabía ofrecer a Dios un sacrificio de espíritu. Es decir, alejarse del pecado, hacer penitencia, pedir con los hechos el perdón. Una hipócrita ofrenda de riquezas mal adquiridas es como invitarle a Dios a que se haga cómplice de las malas acciones del hombre.

traicion e hipocresia

¿Es posible que esto suceda? ¿No es reírse de Dios el pretenderlo? Dios arroja de su presencia a quien dice: «he aquí que sacrifico» y se consume internamente por continuar su pecado.

¿Ayuda acaso el ayuno corporal cuando el alma NO ayuna del pecado?

Que la muerte de este hombre, que ha acontecido aquí, os haga meditar sobre las condiciones necesarias para gozar del aprecio de Dios. Ahora, en su rico palacio los familiares y las plañideras hacen duelo ante los restos mortales que dentro de poco serán conducidos al sepulcro.

¡Oh, verdadero duelo y verdaderos restos mortales! ¡Nada más que unos restos mortales! Nada más que un desconsolado duelo, porque el alma precedente e irremisiblemente muerta, se verá para siempre separada de aquellos que amó por parentela y afinidad de ideas.

las puertas del infierno

Aunque una misma morada los una eternamente, el Odio que allí reina los dividirá. Es así que entonces la muerte es verdadera separación. Mejor sería que en vez de los demás, fuese el propio hombre quien teniendo muerta el alma, llorase por sí mismo; de modo que por ese llanto de contrito y humilde corazón, le devolviera al alma la vida con el perdón de Dios.

Idos, sin odio ni comentarios, nada más que con humildad. Como Yo, que no con odio sino por justicia, he hablado de él. La vida y la muerte son maestras para bien vivir y bien morir. Y para conquistar la Vida sin muerte.

En vuestro eterno mañana ese vivir con El PADRE QUE OS AMA se perfeccionará en potencia y alegría, mas aquí tendrá ya tal entidad, que dejará atrás la temblorosa turbación de Abraham, Jacob y Moisés.

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No será ya en efecto el encuentro incisivo como rayo y aterrador con el Poderoso, sino la permanencia con el Padre y el Amigo que descienden para decir: «Mi alegría es estar entre los hombres. Tú me haces feliz. Gracias, hijo».

Venid. Volved al Señor corazón y rostro, oración y voluntad. La Hora de la Gracia ha Llegado.  

La Paz sea con vosotros.

Los presentes tardan algo en salir de su estado de encantamiento. Hay quien se da cuenta de que está llorando o sonriendo por la misma esperanza de gozo. Finalmente parece que se despiertan, emiten un murmullo, un fuerte suspiro y terminan gritando como sintiéndose liberados.

Jesus sanando

Luego los apóstoles ayudan a Jesús a Bautizar y Él se dispone a sanar enfermos y consolar…

Todo termina.

ABBA: DAME MÁS AMOR PARA AMARTE MÁS Y ADORACIÓN, PARA ADORARTE ETERNAMENTE… (Oracion diaria)

enamorarse

F50 PRIMER MANDAMIENTO I

padre y rey del Universo

ABBA: DAME MÁS AMOR PARA AMARTE MÁS… Y ADORACIÓN, PARA ADORARTE ETERNAMENTE… (Oración diaria)

A quien esté  interesado en identificar cuál es el verdadero ídolo o cuales forman el panteón idolátrico de su corazón, hagan el siguiente ejercicio:

¿En qué piensan cuando se levantan? ¿En qué piensan a lo largo del día y también qué les absorbe la atención al retirarse a descansar? Y ¿En qué piensan los siete días de la semana?…

En un descubrimiento que les sorprenderá, esos pensamientos tienen un nombre y ese o esos nombres, son sus ídolos personales.  

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Con todo respeto para mis hermanitos protestantes, ESTO NO ES LA VERDADERA IDOLATRÍA…

Si se descubren pensando en la forma de autocomplacer un egoísmo desenfrenado, la autoidolatría es el dios más tiránico y que Satanás maneja con maestría sin igual. Y la única manera de soltar sus cadenas, es reconociéndolo humildemente y solicitándole a nuestro Abba, que nos ayude a reorganizar nuestros afectos.

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ESTO TAMPOCO ES IDOLATRÍA… SON FOTOS TRIDIMENSIONALES DE MI MAMÁ CELESTIAL, A QUIÉN ERRÓNEAMENTE RECHAZAN… Si renunciaran al Odio que Satanás les comunica, conocerían Su Ternura Sublime que gozamos los católicos y la Protección Incomparable con la que hace HUIR A LUCIFER…

Es muy doloroso, sí. Pero increíblemente gratificante. Y experimentarlo es tocar un pedacito de Cielo…

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CÓMO NO ES IDOLATRÍA, LA GALERÍA DE FOTOS DE LA FAMILIA QUE RECONOCEMOS Y AMAMOS… 

EL PRIMER MANDAMIENTO

Yo, vuestro Padre y vuestro Dios, os dije: “No tendréis otro Dios fuera de Mí” Y ahora os lo quiero explicar.

Todo lo que esté fuera de Mí, tiene sus raíces en lo humano y por ser así, todo es imperfecto. Todo aquello que esté basado en el materialismo humano o peor aún, en el orgullo humano, nunca va a poder igualar a las obras de vuestro Dios.

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Ved, observad todo y a todos aquellos que están fuera de Mí y que no se guían por Mí Santa Voluntad. Todo se corrompe, corrompen a los que los siguen y terminan con todo y no de muy buena forma. 

ALEJANDRO MAGNO

LOS TRES ÚLTIMOS DESEOS DE ALEJANDRO

Recordad en la antigüedad a los pueblos idólatras, a los pueblos soberbios, a los pueblos ricos de los bienes de la tierra, ¿En dónde están ahora?

Tanto ellos como sus ídolos de piedra o de metal han desaparecido, sólo queda su recuerdo… Recuerdo con el cual debéis aprender, para forjar vuestro futuro. No puede haber ningún dios fuera de Mí, porque ninguno podrá actuar con el Amor y con la Misericordia con la que Yo actúo.

Sí Mis pequeños, Mí Amor y Mí Misericordia son inigualables y nadie puede actuar con ellos, si antes no ha sido escogido por Mí, vuestro Dios.

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Sólo Yo puedo amar más que nadie. Sólo Yo puedo amar, de igual modo al bueno que al malo, al que está cercano a Mí Corazón como al que está alejado, al hombre justo como al injusto.

Sólo Yo persigo hasta encontrar al alma perdida en el pecado, para rescatarla y hacerla vivir.

Sólo Yo puedo cambiar el corazón destruido por el Pecado del pecador arrepentido, por un corazón digno para ser llamado hijo de Dios.

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Alejandro, César, Carlo Magno y yo, fundamos imperios. Pero ¿Sobre qué cimentamos las creaciones de nuestro genio? Sobre la Fuerza. Sólo Jesucristo fundó su Reino sobre el Amor. Y hoy día millones de hombres morirían por ÉL... Napoleón Bonaparte

No puede haber ningún dios fuera de Mí,JUAN 3 16 copiaPorque ninguno os puede dar al Hijo que Yo os di. 

Sí, existen pueblos basados en las enseñanzas de hombres buenos, de hombres sabios, de hombres iluminados; pero al fin y al cabo, hombres. Quienes fuera de su vida ejemplar, seguían cayendo en los errores propios de la naturaleza humana. Sí, su amor era grande en algunos de ellos, pero su fragilidad humana pronto los delataba.

No puede haber otro dios fuera de Mí, porque nadie ha hecho, ni hará, las grandes obras y portentos que Yo, vuestro Dios y Creador, puedo hacer.

Han existido y existirán guías espirituales basados en el Mal, respaldados por Mí Enemigo y que han podido hacer “obras grandes a ojos humanos”, pero siempre están rubricados con las señales de él, obras cuya finalidad son por lo general el ganar fama, fortuna, soberbia, reconocimiento puramente humano.

mandamiento, biblia amor

Son en pocas palabras, obras intranscendentes y fútiles. Sólo lo Míos perdura; sólo lo Míos libera; sólo lo Mío sana, sólo lo Míos os da lo que tanto necesita vuestra alma.

Sólo Yo Soy Amor en pleno. Sólo Yo Soy Misericordia Infinita. Sólo Yo Soy Divinidad perfecta e inmutables. Yo Soy el mismo Dios ayer, hoy y siempre y no Soy de una forma de ser para unos y de otra forma de ser para otros, adecuándoMe a deseos o exigencias humanas. Yo Soy Dios y no hay otro sobre Mí.

La naturaleza humana está acostumbrada a manipular a sus semejantes según le convenga. Yo, como Padre y Creador de todos vosotros y de todo cuanto existe, Mí única “conveniencia” es la de haceros regresar al Hogar Eterno, para amaros con Mí Amor infinito y desinteresado.

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Desinteresado porque nunca vais a poderMe dar más de lo que Yo os pueda dar. Mi deseo es solamente manteneros en la calidad en la que fuisteis creados: santos.

Sólo Yo vuestro Dios, busco vuestro bien, el bien de cada uno de vosotros. Porque de Mí salisteis y lo Mío, todo lo Mío, debe estar sellado por la perfección del Amor. Todo aquello que no esté sellado de Amor no puede ser Mío ni pertenecer a Mí y todo lo que es Mío, todo lo que sale de Mí, produce frutos en el Amor.

Por eso, no puede haber otro dios fuera de Mí. Porque Yo Soy el verdadero Dios del Amor, pero del Amor Divino, NO del amor carnal, humano, al que ahora muchos de vosotros seguís.

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No es dejéis confundir por aquellos que os hablen de amor. Tened la sabiduría de preguntaros: ¿A dónde me quieren llevar con lo que me están proponiendo? ¿Buscan mí crecimiento interior o sólo me están buscando para darme frutos de la tierra?

Vuestra corrompida naturaleza tiende fuertemente a unirse a las cosas del mundo y por ello vuestro discernimiento deber ser más profundo… Y éste sólo se consigue a través de la Oración y la oración sólo os lleva a Mí.

Por eso, si realmente queréis crecer en el Amor verdadero, vuestra Oración debe ir en Mí búsqueda y es ahí en donde encontraréis la Verdad.

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La Verdad, Mí Verdad, habita en vosotros. Pero debéis encontrarla a través de la Oración profunda y HUMILDE. Os remarco, humilde. Porque nunca Me podréis encontrar si no Me buscáis a Mí y a Mís intereses, antes de buscar los vuestros.

No busquéis otro dios fuera de Mí, porque en lugar de haceros crecer, os disminuirá. El ser humano no fue creado para que su humanidad fuera grande en sí misma. Sino para que las obras que salieran de él, dirigidas por un corazón amoroso, les dieran la calidad de hijo de Dios.

Es vuestra alma, envuelta en Mí Amor y en Mís Virtudes, la que debe dar a cada ser humano su dignidad y su reconocimiento y sólo así prevaleceréis por los siglos de los siglos.

siervos e hijos

Si vuestro dios es un dios de barro –vuestra carne- o de metal –las riquezas de este mundo-, estáis sentenciados a durar tanto como lo material dura en esta tierra. Sólo lo Divino, sólo lo Santo, sólo lo que está basado en el Amor de vuestro Dios, puede perdurar. Entended bien esto, Mís pequeños.

 Cuando os he pedido que le pidáis al Espíritu Santo por vuestra purificación interior y exterior, esto os lo he dicho para que no sufráis más de lo que se os va a venir. Cuando Me refiero a esto Mis pequeños, es que en la Purificación os estoy pidiendo el desarraigo de todo aquello que os separa de Mí.

Sí, Mis pequeños, para muchos de vosotros ya no Soy quien debo Ser. Enfatizo, en los Diez Mandamientos, el primero, en donde Yo debo Ser primero antes que nada y que nadie: «Amarás a tu Dios sobre todas las cosas”

enamorarse de Dios

Y esto es porque Soy vuestro Padre, Soy vuestro Creador, Yo Soy lo primero en vuestra vida. Yo os di el don de la vida, Yo os doy  todo lo que necesitáis en lo material y en lo espiritual, Yo estoy al cuidado de vuestra existencia.

Yo os cuido para que vuestro píe no tropiece, para que vuestra alma no se condene. Yo os doy alimento para vuestro cuerpo y para vuestra alma, Yo os doy alegrías, Yo os doy TODO, todo lo que tenéis de bueno y os protejo del Maligno.

Por eso, cuando os pido que sigáis Mis Mandamientos y especialmente el Primero, es para vuestra perfección y para que os deis cuenta de que estáis viviendo una vida espiritual.

PRIMER MANDAMIENTO

La vida material que lleváis, la vida humana que todos tenéis sobre la Tierra, es secundaria. Vuestro cuerpo es vehículo para que llevéis a vuestra alma, que es la que guía. Pero es el cuerpo el que tiene que dar el ejemplo santo que debéis estar viviendo en vuestro interior.

Cuando os he pedido la purificación y pese el desarraigo y que lo hagáis ya desde ahora; es para que paulatinamente, vayáis quitándoos todo aquello que os separa de Mí.

Para que después de un período de tiempo estéis perfectamente sanos de desarraigos y sobre todo, de hacerMe a un lado de vuestra vida. Y así os presentéis ante Mí, totalmente sueltos a Mí Voluntad.

dos amos

Cuando vosotros hacéis esto por vuestra libre voluntad, el cambio es paulatino y el dolor es menor que cuando se vaya a dar para todos vuestros hermanos. Porque será de golpe, el desarraigo será de golpe.

Se les quitarán riquezas, bienes materiales y aún amores insanos como os he dicho. Amores, en donde estaban ocupando Mi lugar y ése dolor hará que vuelvan a Mi ésas almas que estaban errando su camino.

Haced pues lo que os pido, Mis pequeños. Entrad en vuestro corazón, pedidle a Mi Santo Espíritu de Amor que os vaya transformando, que os vaya mostrando Mis Bienes, que os vaya enseñando Mis Riquezas; para que cambiéis vuestro arraigo de lo que no sirve del mundo a todos Mis Bienes Celestiales.

Family sitting on roof of house floating in sea

Family sitting on roof of house floating in sea       CUANDO LO ÚNICO QUE NOS QUEDA ES LA VIDA, ES TIEMPO PARA REFLEXIONAR…

Que os arraiguéis perfectamente a Mí, vuestro Dios y así estaréis preparados para ser verdaderos mensajeros, apóstoles e hijos Míos; para que podáis dar al cien por uno de lo que se os da, para que seáis verdadero ejemplo de hijos de Dios.

Hijitos Míos, a pocos de vosotros y digo pocos, porque sois el Rebaño Escogido que estáis atentos a lo que está sucediendo en estos tiempos. Lo que Yo les revelo a través de Mis enviados, son regalos especiales que doy a los consentidos de Mi Corazón.

Vosotros y muchos que buscan cosas sensacionalistas, estáis preocupados por Mis advertencias y profecías, de lo que está sucediendo o de lo que va a suceder en el mundo.

TRIBULACION

Mis advertencias, Mis profecías, sabéis que pueden ser cambiadas, disminuidas o anuladas de acuerdo a como vosotros os comportéis Conmigo.

De acuerdo a la misión que he concedido a cada alma.

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Muchos otros de vuestros hermanos, que hasta alejados de Mí están, se preocupan inmensamente con lo que está sucediendo: ya sea en la economía, ya sea en los cambios climáticos, en los ganados, en tantas cosas adversas a vuestra vida que están sucediendo alrededor del mundo.

Veis el exterior, veis lo que está pasando y os puede afectar u os está afectando fuertemente, pero no veis hacia vuestro interior.

Tanto os he explicado esto, Mis pequeños y no entendéis que la raíz de todos vuestros males está en vuestro interior. En las Escrituras se os dice que vuestros labios hablan de lo que tenéis en vuestro corazón.

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Y añado también que vuestros actos, también se dan de acuerdo a lo que tenéis en vuestro interior. Realmente vuestro interior queda reflejado ante vuestros hermanos con lo que tenéis internamente: la forma en que pensáis, la forma en que os movéis internamente, cómo os relacionáis Conmigo.

Sí Mis pequeños, ésa es una parte fundamental de vuestra existencia. Cómo estáis relacionados Conmigo, ¿Me estáis dando vuestro ser? ¿Yo estoy Presente continuamente en vosotros? ¿Soy lo primero en vuestra vida, como os lo pedí en el Primer Mandamiento de Mis Leyes?

O acaso no Me tomáis en cuenta y estáis vacíos… Y así os mostráis ante vuestros hermanos. Cuando no es Mi Sabiduría la que os guía, vosotros dais patadas de ahogado. No os movéis correctamente en el mundo, no sabéis aconsejar correctamente a vuestros hermanos, a vuestros hijos, a los que os rodean.

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No habláis sabiamente, ni vosotros mismos hacéis lo que debierais hacer de la mejor forma.

Entrad en vuestro interior. PedidMe, Mis pequeños, que Yo os enseñe, que Yo os guíe, para que podáis moveros en el mundo como personas sensatas, personas inteligentes. Como hijos de Dios, que lo sois.

Vosotros mismos criticáis a vuestros hermanos al verlos, porque al ver sus acciones, os dais cuenta de lo que hay en su interior.

cristianismo y testimonio

Si vosotros os mantenéis Conmigo, necesariamente los demás Me percibirán. Os respetarán, porque Me estarán respetando a Mí, que habito en vuestro ser.

Pero si es Mi Enemigo, vuestro Enemigo Satanás el que habita libremente en vuestro ser; veis también en vuestros hermanos, la presencia de lo que llevan dentro… Y así, estáis viendo cómo alrededor del Mundo, Satanás está actuando a través de algunos hermanos vuestros.

Tenéis la droga, la corrupción, la Maldad a grados que antes no teníais. Sexo desenfrenado, sin respeto, sin amor.

mundo pecado sexualidad ENMEDIO DE UN ATENTADO

Cuando es Satanás el que os habita, Mi Amor no existe. No hay respeto, que es una de las respuestas del Amor. Vosotros no vivís para ayudar a vuestros hermanos, sino para destruirlos, que eso es lo que quiere Satanás. Os he dicho varias veces que él quiere destruir toda la Creación, os tiene envidia y es una realidad.

Él, tontamente perdió el Cielo y os quiere llevar a vosotros también a ésa tontería, que se llama Soberbia. Y la soberbia no permite que Yo habite en vuestro corazón. Los soberbios son pagados de sí mismos, son gente auto-suficiente no necesitan de nadie…

Y muchos, muchos hermanos vuestros están así, en toda la humanidad.  Almas vacías, almas que responden solamente a lo humano. Almas faltas de Virtud, de amor y de deseos de servirMe a Mí, vuestro Padre y vuestro Dios.

sal

Os vuelvo a repetir, el mundo está así porque no estáis viendo hacia vuestro interior, no Me estáis dando Mi lugar. NO Me habéis entronizado en vuestro corazón. ¿Cómo vais a dar lo que no tenéis? No Me podéis dar a los demás, porque Yo no reino en vuestro corazón.
Vosotros debéis ser sal en el mundo y al decir sal, Me estoy refiriendo a que vosotros debéis hacer que vuestras obras se divinicen. Cuando falta ésa sal o cuando la sal ya no da el sabor como dicen las Escrituras se tira, uno se deshace de ella, no sirve.

Y así sucede con vosotros, si vosotros no estáis divinizando vuestras obras, no servís. Vuestras obras son vanas, no las estáis ofreciendo, no están llegando a Mí.

conversion obras maria

Vuestra vida tiene una razón de ser, vuestra vida vale muchísimo ante Mis Ojos. Vosotros estáis en la Tierra para quitarle poder a Satanás  Y ¿cómo se hace esto, Mis pequeños? Precisamente como os explico, divinizando vuestras obras.

Él las toma si vosotros no Me las ofrecéis y él echa a perder lo que pudiera ser grande para otros. Si vosotros no Me las ofrecéis a Mí, vuestras obras quedan en el aire y os vuelvo a repetir, las puede tomar Satanás. 

Y así, éstas se van a la basura, no sirven. Y así vosotros vivís en el mundo sin ser verdaderos servidores Míos y echando a perder vuestras obras, que a veces mucho os cuestan.

OBRAS

Mis pequeños, Yo no quiero grandes obras, Yo no espero que vosotros luchéis por hacer algo extraordinario en vuestra vida, para que Me lo podáis ofrecer. Que ciertamente os lo voy a agradecer, porque ya desde el preciso momento en que vosotros estáis pensando en darMe algo grande y luchando por eso, ya lo voy gozando. Porque estáis pensando en darMe algo que sale desde vuestro corazón, desde lo más profundo, donde Mi Amor habita.

Mis pequeños, Yo quiero lo de todos los días. Un ejemplo grande y santificador, es el de la familia. Por eso he permitido que vosotros hagáis en la Tierra, familia. Y la familia, es el ejemplo por excelencia de la donación.

Mi Hijo Jesucristo, os dijo que el que quisiera ser grande en el Reino de los Cielos, debiera ser primeramente servidor aquí en la Tierra y qué mejor que los padres hacia los hijos.

al vencedor

Sois servidores, Mis pequeños. Os dais por los hijos a tal grado que os sacrificáis innumerables veces por servirles y darles lo mejor. Muchos de vosotros padres y madres, lloráis en secreto porque os quitasteis de la boca un bocado o porque queríais algo para vosotros.

Pero ése dinerito lo guardasteis para alguno de vuestros hijos y darles a ellos una alegría. Muchas veces preferís que vuestros hijos tengan lo mejor aún a pesar de vuestra salud, de vuestro cansancio, de vuestras penas.

Escondéis todo eso en vuestro corazón ante los hombres, pero no ante Mí vuestro Dios… Y todo eso va a tener un pago inmenso en el Reino de los Cielos. Os disteis por un semejante que es vuestro hijo… Yo Soy ése semejante y así también os lo digo en las Escrituras.

obra hijos amor

Mis pequeños, padres de familia, sois de Mis elegidos para entrar en el Reino de los Cielos cuando hacéis correctamente vuestra misión, especialmente cuando Me transmitís a vuestros hijos. Cuando les enseñáis que tienen un Padre, una Madre y muchos hermanos en el Reino de los Cielos que les están esperando.

Cuando les enseñáis a rezar. Pero sobre todo, cuando les enseñáis a confiar en Mí, plenamente. Eso es lo mejor que les podéis dar a vuestros hijos: enseñarles que vosotros sois insignificantes, que vosotros no podéis darles todo el soporte, ni material ni espiritual aquí en la Tierra y que tienen que acudir a Mí, para que Yo se los conceda.

Si os dais cuenta, seguís siendo pequeños servidores. Os hacéis a un lado para que Yo brille en la vida de vuestros hijos. Pero sobre todo, para que Yo brille en vuestra familia.

FE ORACION Y EJEMPLO

Ciertamente, cuando vosotros Me dais Mi lugar en vuestra familia os uno, os protejo y os voy dando lo que necesitáis. Sí, Yo velo por vosotros, porque vosotros estáis esperando eso, porque Yo os lo he prometido y Yo siempre cumplo Mis Promesas.

Bendigo vuestras familias, Bendigo vuestro ser, os Bendigo, Mis pequeños, porque os hicisteis servidores, pequeñitos, para luego ser grandes en el Reino de los Cielos.

Mis hijitos, Mis pequeños, vosotros cuando habláis del amor decís que tiene que ser recíproco. Que si dais, lo menos que debe hacer la persona a la que amáis, es la de responder cuando menos en una mínima parte.

amor total

Si vosotros Mis pequeños imperfectos, así pensáis; imaginad lo queMi sensible Corazón quiere de cada uno de vosotros.

Cuantos sois los que pasáis por el Mundo sin daros cuenta que durante toda vuestra vida habéis tenido un Padre, un Dios que os ha amado al máximo sin importarle vuestro agradecimiento; pero sí esperando vuestra conversión para lograr vuestra salvación.

Sí, en verdad hay hijos Míos que desde temprana edad se dan cuenta, gracias al amor que sus padres Me tienen, que cuentan con un Padre Celestial que los ama infinitamente y que busca el darles todo lo mejor para su alma.

CORAZON AMOR DE DIOS

Estas pequeñas almitas son las que harán mucho bien en lo futuro, ya que no solo vivirán amándoMe y agradeciéndoMe por ellos mismos, sino también por todos sus hermanos. El Amor con el que los cuido es ampliamente reconocido por ellos y también difundido a todos los que los rodean.

Es por ellos y gracias a ellos que Mi Amor se alegra y con más ganas Me sigo derramando en todas las almas.

Yo Soy el único que dá sin esperar respuesta. Porque el amor cuando es verdadero se dá para bien de los demás, sea o no recibido con agrado; sea o no agradecido. Yo doy porque os amo, porque espero que con él crezcáis, porque así os preparo para que volváis a vuestro Hogar Eterno, en donde todo lo que se habla y se vive está envuelto de puro Amor.

CIELO APOSTOLADO

Sí, doy en plenitud sin esperar respuesta, pero cuando la recibo de vosotros Mi Corazón se alegra sobremanera y Me derramo más sobre aquellas almas agradecidas, porque sé que están apreciando Mis regalos, Mis cuidados y todo lo que Yo hago por ellas y por su familia. Estas almas agradecidas Me poseen y son la delicia de Mi Corazón.

También aprecio mucho a todas aquellas almas que viviendo en el error, al recibir Mi llamado lo han aceptado; han cambiado de vida y se vuelven a Mí completamente.

Entre éstos hay muchos grandes pecadores que hicieron mucho Mal a Mi Iglesia o a sus hermanos. Que atacaron de diferentes maneras a Mi Amor, viviendo según el mundo les enseñaba.

CONVERSION-MUNDO

Son almas fuertes, pero equivocadas. Tuvieron mala guía en su infancia y se dedicaron en cuerpo y alma a hacer el mal, porque eso fue lo que aprendieron. Pero al momento en que Yo los toco y conocen la Verdad y Mi Amor, cambian radicalmente y se levantan a la nueva Vida. A estas almas las amo mucho porque reaccionan favorablemente a la Gracia.

Estas almas en su mayoría, se vuelven grandes ejemplos y soldados del Amor, defendiéndoMe fuertemente. Porque conociendo la bajeza, llegaron a la virtud y la defienden aún a costa de su propia vida.

Y por las almas que lloro son aquellas por las que Me doy y Me doy, las busco y no se dejan encontrar; les pongo toda clase de ocasiones para lograr su conversión y no desean escucharlas ni seguirlas. Se entercan en su error y así mueren, ganando su perdición eterna.

alma vencida

Por éstas almas os pido que oren «exageradamente» porque aún a pesar de su situación de pecado, las amo. No permitan Mis pequeños escogidos del Mundo, que se pierdan. Yo las amo mucho, tanto como a vosotros; porque también son parte de Mí.

Oren, oren, OREN por ellas y por su salvación eterna.

No os imaginéis Mis pequeños, que por ser quién Soy: vuestro Dios Amor y Misericordia, podréis todos ganar Mi Reino, cuando terminéis vuestra tarea sobre la Tierra. Os he dado Mis Leyes y Preceptos, en Mis Mandamientos y todos aquellos que los han respetado y han vivido el ejemplo de Mi Amor, serán los grandes escogidos.

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Recordad lo que Mi Hijo os dijo: «No todo aquel que Me diga Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos».

Yo os amo y os Bendigo en Mi Amor, en el de Mi Hijo, que se dió por cada uno de vosotros con el Amor del Espíritu Santo. Yo os Bendigo en Mí Santo Nombre, en el Nombre de Mí Hijo Jesucristo y en el Nombre del Amor de Mí Santo Espíritu.

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